Brasil, 2003-2004 Dos años de austeridad del gobierno Lula-Alencar

Artículo publicado en Révolution Socialiste nº14 de octubre de 2004. Órgano del Groupe bolchevik (Francia)

CUANDO SE TEME IR AL SOCIALISMO EL ÚNICO MUNDO POSIBLE ES LA EXPLOTACIÓN Y LA REPRESIÓN

Los ‘altermundistas’ designan como adversario al ‘neoliberalismo’. Como no se atreven a pregonar claramente ante los trabajadores y los jóvenes que defienden el capitalismo, su alternativa es más bien vaga: ‘Otro mundo es posible’, repiten en coro Le Monde Diplomatique, Carré Rouge, Témoignage Chrétien, L’Humanité, Charli Hebdo, Rouge… pero nunca otro modo de producción, porque todos se reafirman en la mejora, la regulación del capitalismo.

Con ocasión del Foro Social Mundial de febrero de 2002, en Porto Alegre, tuvieron la ocasión de concretar su visión, porque el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) que controlaba el Foro, ‘Lula’, acababa de tomar las riendas de la 11 ª economía del mundo.

Porto Alegre quedará marcado por la llegada de invitados muy especiales. Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva, el nuevo presidente de Brasil, y Hugo Chávez, presidente de Venezuela. En un continente en plena ebullición, estas visitas tomaron un sentido muy especial. Brasil acababa de conocer un cambio político histórico, con la victoria del Partido de los Trabajadores (PT). Es una victoria de las clases populares contra el imperialismo y las clases dominantes. Pero el nuevo gobierno –en el que participan nuestros camaradas de Democracia Socialista- está en el momento de optar. Debe escoger entre Porto Alegre y Davos. (Rouge, órgano de la LCR, 6 de febrero de 2003)

‘Lula’ ha demostrado muy pronto que Porto Alegre era perfectamente compatible con el Foro Económico Mundial de Davos: anda con ambos. Nada de extraño, el Foro Social Mundial es una especie de kermesse organizada por las iglesias cristianas, ATTAC, ONGs y ecologistas con fracciones de la Internacional ‘socialista’, la burocracia castrista, los restos del estalinismo y la mayoría de los seudo-trotskistas (LCR y GR franceses, SWP y WP británicos, PTS y PO argentinos, PSTU y CST brasileños…). En septiembre de 2004, Lula desempaquetó en la ONU, con su compadre Chirac –que en Francia ataca todas las conquistas obreras- un plan de reformitas inspiradas de los altermundialistas, a saber, impuestos internacionales menores que probablemente no verán jamás el día…

Elegido con el 61 % de los sufragios junto a Alencar, un empresario, senador del Partido Liberal (PL), como vicepresidente, el nuevo presidente Lula ha puesto en funcionamiento, por cuenta de los explotadores locales y del imperialismo, un gobierno burgués contra las aspiraciones de las masas. Millones de trabajadores asalariados y de campesinos, en efecto, habían votado PT, un partido que emergió en 1980 de sus propias luchas, para obtener la satisfacción de sus reivindicaciones, por una sociedad desembarazada del capital, de los grandes terratenientes, de la dominación extranjera. La alianza PT-PL ha gobernado después para la minoría privilegiada de la sociedad, de los capitalistas y de los latifundistas. La coalición de colaboración de clases Lula-Alencar ha golpeado a la clase obrera y a los campesinos pobres: la reforma de las pensiones de los funcionarios adoptada en agosto de 2003 a pesar de las potentes huelgas y manifestaciones, las leyes sobre la fiscalidad y los impuestos. Y lo que prepara contra los derechos sindicales y el derecho del trabajo, contra los salarios, para la privatización de las universidades.

UN FRENTE POPULAR LEVANTADO CONTRA LAS ASPIRACIONES DE LOS TRABAJADORES Y DE LOS CAMPESINOS

Los mismos partidos que sostuvieron la coalición con la burguesía que impidió lal revolución chilena en 1973, que realizaron en Francia más de una coalición gubernamental para gestionar lealmente el capitalismo, no han tardado en saludar la colaboración de clases en Brasil:

Querido amigo, los comunistas franceses comparten su alegría, con el anuncio de su elección a la presidencia de Brasil…Una nueva etapa se abre para Brasil y su pueblo, pero también para las fuerzas populares, de izquierda y progresistas de América Latina. (R. Hue y M.G. Buffet, ‘Mensaje a Luiz Inácio Lula da Silva’, 28 de octubre 2002)

Mientras que el frente popular en Chile (‘Unidad Popular’) accedió al poder en 1969 frente a un ascenso revolucionario, en Brasil, un sector de la burguesía ha comprendido que la alianza Lula-Alencar […], serviría perfectamente a sus intereses: las tareas a acometer para mantener a flote la economía capitalista e intentar convertir a Brasil en una potencia regional, tienen el riesgo de precipitar una reacción incontrolable de las masas. Utilizar, para infligir golpes decisivos al proletariado más potente de Latinoamérica, el prestigio de un antiguo metalúrgico y del partido obrero de masas surgido de las grandes luchas de los años 70 se ha revelado, hasta el momento, rentable.

En menos de un año, el gobierno ha conseguido, auténtica hazaña, introducir reformas que el gobierno precedente no había conseguido llevar a cabo. (Amérique latine 2004, La Documentation Française, p. 38)

Todos los partidos reformistas brasileños son aliados del PT para tender la mano a la burguesía y gobernar a su favor: el Partido Socialista Brasileño (PSB), Partido Comunista Brasileño (PCB) y Partido Comunista de Brasil (PCdoB). El viejo partido socialdemócrata (PSB), los partidos ex estalinista versión rusa (PCB) o refrito chino-albanés (PCdoB), aportan su cooperación a los laboristas del PT, igual que los castristas y los seudo-trotskistas. El ministro PT Berzoini dirigió el ataque contra las pensiones. Palucci, un ex ‘trotskista’, ayuda a Mireilles en el ministerio de economía. El ministro de la reforma agraria es Miguel Rossetto, de la corriente pablista Democracia Socialista del PT, la organización hermana de la LCR.

El frente popular recibe también el apoyo de las direcciones de la confederación sindical

CUT, de la organización campesina MST, la organización estudiantil UNE. Contra cualquier desbordamiento, el gobierno y la iglesia católica han puesto en pie, desde finales de 2003, la Coordinadora de Movimientos Sociales (CMS) con la CUT, la UNE, y el MST, la Comisión pastoral obrera y la comisión pastoral campesina. Su objetivo oficial es: ‘garantizar la posibilidad de cambio de la política económica’ del gobierno. Tal estructura lo que intenta es prevenir la emergencia de órganos de autoorganización.

Apoyándose sin ninguna reticencia sobre el Estado burgués y su aparato represivo, el PT vertebra el gobierno y asume el trabajo de traición que la burguesía le ha encomendado, contra la aspiración revolucionaria de las masas que han creído votar por su representante, votando por su candidato. Lula levanta un gobierno de colaboración de clases PCdoB-PCB-PT-PL-PMDB contra los obreros, la juventud y los campesinos.

UN FRENTE POPULAR SIN LÍMITE A LA DERECHA

Las nominaciones para el nuevo presidente corresponden a su programa: a programa capitalista, gobierno burgués. El presidente del banco central elegido por Lula, Meirelles, es un hombre del imperialismo, un ex dirigente del banco americano BankBoston. Es también un cargo electo del PSDB, el partido burgués del candidato vencido en la segunda vuelta. El ministro de industria, Furlan, es un dirigente de la organización patronal de Sao Paulo (la FIESP), empresario exportador ligado especialmente al banco holandés Amo Bank. El ministro de Agricultura, Rodrigues, es un gran terrateniente ligado a la industria agroalimentaria.

Lula presentó, con el apoyo de todos los partidos burgueses, ‘la Carta de Brasilia’. Convocándolos a inicios del 2003 a los 27 gobernadores de los Estados, el nuevo presidente los asoció en una voluntad de unión nacional a las reformas de los impuestos y de las pensiones. La primera redujo el impuesto sobre el capital, la segunda se ha hecho contra los que Lula llama los ‘privilegios’ de los funcionarios.

Para legitimar esta carta reaccionaria, el gobierno fundó un órgano de colaboración de clases, el Consejo de Desarrollo Económico y Social. Está compuesto de 80 miembros: 2/3 de los puestos para los empresarios; el resto para los burócratas sindicales de las dos centrales, la CUT (que apoya el frente popular) y el FS (que apoya la oposición burguesa al gobierno).

Estas reformas necesitaban un retoque de la Constitución y el gobierno tuvo necesidad de más de 2/3 de los votos del Parlamento (Cámara de diputados y Senado), donde el PT (91 diputados de los 513) y el PL no eran mayoritarios. Esto se consiguió en febrero de 2004:

Lula dispone, en la Cámara federal de Diputados, del apoyo de 319 electos (62.2%): los diputados del Partido de los Trabajadores (PT), del Partido Liberal (PL), del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del Partido Socialista Brasileño (PSB), del Partido Popular Socilista (PPS), del Partido Comunista de Brasil (PCB), del Partido Verde (PV), del Partido Social Liberal (PSL) y del Partido Laborista Brasileño (PTB). En el Senado, Lula puede contar igualmente con 46 senadores de los 81…(Amerique Latine 2004, La Documentation Française, p.71)

El Partido del movimiento democrático brasileño es uno de los viejos partidos burgueses. Aportó su apoyo a la dictadura militar. Accedió a la presidencia con Sarney en 1985, conocido por haber impuesto a las masas brasileñas un plan de austeridad draconiano.

El Frente Popular es una coalición de partidos. Toda coalición, es decir, toda alianza política duradera, tiene necesariamente como programa de acción el programa más ajustado de los partidos coaligados. (L. Trotsky, ‘la hora de la decisión se aproxima’, 1938, ¿Dónde va Francia?, p.117)

AL SERVICIO DE LOS CAPITALISTAS

Desde el principio de la campaña electoral de 2002, Lula y el PT se comprometieron a pagar loas deudas del Estado burgués. Fue cosa hecha en 2003 y 2004, gracias a la reducción drástica de los presupuestos sociales, ya muy limitados. El 54% de presupuesto federal del año 2003 fue consagrado al pago de la deuda y de sus intereses. El proletariado brasileño y el campesinado pobre han trabajado en parte para enriquecer más aún a los vampiros de los bancos multinacionales. Esto explica los numerosos cumplidos y las acogidas calurosas que recibe Lula en sus visitas a las principales capitales imperialistas, entre ellas París. Un reciente acuerdo entre el Fondo Monetario Internacional (FMI y el gobierno brasileño prevé continuar en esta vía de la dependencia respecto al imperialismo.

Toda economía capitalista está sometida a fluctuaciones coyunturales, sin hablar de las grandes crisis económicas. Las economías dominadas son especialmente vulnerables. En 2003, la economía brasileña estaba estancada, lo que el proletariado pagó con altas tasas de paro: el 13 % de la población activa en diciembre de 2003, descenso del poder de compra, etc. En 2004, el crecimiento se retomó.[…] El saldo comercial continua mejorándose. Pero el ejército de reserva sigue siendo importante, con una tasa de paro del 11,3 % en julio.

Brasil se beneficia del dinamismo de sus exportaciones y sobre todo del bajo valor de la fuerza de trabajo en el que se empeña el gobierno: la congelación del salario de los funcionarios, el descenso del poder de compra de los trabajadores, el trabajo en negro para el 55 % de la población, ausencia de seguridad social para el 60 % de la población. El candidato Lula prometió doblar (+100%) el salario mínimo interprofesional durante su mandato (4 años). El gobierno decidió en junio un aumento del 1,2 % del salario mínimo, es decir, 260 reales mensuales (74 euros) mientras que la inflación fue del 6,3% en un año… La política de Lula-Alencar es, pues, la reducción organizada del poder de compra de los bajos salarios. Sin embargo, los cómplices sindicales de Lula se niegan a combatir por un aumento del poder de compra de los asalariados con salario mínimo y por la escala móvil de los salarios, contra la política salarial de gobierno.

En una sociedad ya muy desigual, se han acrecentado las diferencias de rentas entre los más pobres y os más ricos. Esto es lo que el PT y sus aliados burgueses han alimentado y desarrollado a cuenta de los capitalistas.

NI SIQUIERA LA REFORMA AGRARIA DEL GOBIERNO PRECEDENTE

La alianza del PCdoB-PCB-PSB-PT-PL ampliada al PDMB ha defendido la propiedad privada de las tierras y de las construcciones, tanto en las ciudades como en los campos, en detrimento de los arrendados, de los campesinos pobres y de los obreros agrícolas.

Hay más de 4,5 millones de familias sin tierra en Brasil, mientras que el 3 % de la población posee más del 55 % de las tierras cultivables. El Movimiento de los Sin Tierra está históricamente ligado al PT. La Iglesia católica, que jugó un gran papel en la creación del PT como partido obrero burgués, controla ampliamente el MST. Éste se esfuerza por frenar a los campesinos y los obreros agrícolas que quieren ocupar tierras. La dirección del MST intenta mantenerlos en los límites del derecho burgués, ‘constitucional’, de acceso a la tierra. El programa del MST es la aplicación de la reforma agraria limitada del precedente gobierno Cardoso.

El gobierno Lula ni siquiera alcanza los objetivos fijados por esta última, es decir, dotar 400.000 familias en 4 años de tierras de barbecho. El año 2003 ha visto beneficiarse de ello a menos de 10.000. Los pocos propietarios afectados han sido indemnizados por el Estado. Durante este tiempo, los policías del Estado o privados han reprimido a unas 200.000 familias campesinas que ocupaban propiedades ‘ilegalmente’. En 2003, más de 60 militantes fueron asesinados y 17 encarcelados por la ‘justicia social’ de Lula y Alentar. Un dirigente histórico del MST, José Rainha, cumple actualmente una pena de prisión por su actividad reivindicativa. El 19 de agosto la policía atacó con 300 agentes y helicópteros a 80 familias que ocupaban tierras en Fazenda Salitre (estado de Minas Gerais) por iniciativa del la Liga de los Campesinos Pobres.

Esto no impide que João Pedro Stédile, la dirigente actual del MST que reagrupa a centenares de miles de campesinos pobres, apoye al gobierno multiplicando las frases huecas típicas de los demócratas pequeño-burgueses:

Por parte del gobierno, sería necesario en primer lugar, que se decida claramente a favor de un nuevo proyecto de desarrollo del país. La reforma agraria no es un fin en sí, sino un medio para democratizar la propiedad de la tierra y, ante todo, para ser parte activa de un nuevo proyecto de desarrollo que tendría como centro de gravedad la redistribución de la riqueza. (O Pasquim 21, 27 de marzo 2004)

Así, Stédile le hace el juego a la burguesía latifundista porque ésta no tiene la intención de ‘democratizar’ la tierra. Apoyadas por el ministro de Agricultura, las policías privadas reprimen y expulsan a los campesinos que ocupan tierras. Para dar la tierra a quienes la trabajan, hay que quitar el poder a la burguesía. Sin dictadura del proletariado no hay verdadera distribución de la riqueza.

Por su parte, el ministro ‘trotskista’ de la reforma agraria, Miguel Rossetto, explica regularmente que hay que respetar las decisiones de los tribunales burgueses de defensa de la propiedad privada, de ahí las expulsiones de los campesinos pobres, aplicadas con celo por la policía.

El país dispone de un poder judicial, de una fiscalía pública. Las tensiones deben ser arregladas mediante el diálogo…La ocupación de las tierras es un tema de envergadura. Nosotros hablamos de propiedades privadas en espacios públicos. La Justicia es la que debe determinar lo que es legal o no. (M. Rossetto, Folha de São Paolo, 16 de marzo de 2003, Inprecor nº 481)

A pesar de Rossetto y el gobierno, a pesar de la orientación de sus cómplices de la dirección del MST, las ocupaciones de tierras han progresado en 2004.

TRABAJADORES DESARMADOS, MERCENARIOS DEL CAPITAL ARMADOS HASTA LOS DIENTES

La máquina del Estado, el aparato y el órgano de administración son los de siempre: ejército permanente, policía, cuerpos de funcionarios prácticamente irrevocables, privilegiados, situados por encima del pueblo. (V. Lenin, Las tareas del proletariado en nuestra revolución, 1917, Oeuvres t. 24, p. 60)

Contra la policía, de Estado o privada, las organizaciones obreras y campesinas deben organizar la autodefensa armada constituyendo milicias.

Lejos de armar a los trabajadores, el gobierno Lula-Alencar tolera las bandas mafiosas privadas de los empresarios de las ciudades y de los grandes terratenientes. Cubre los gastos colosales de los mercenarios oficiales de la clase dominante, de las policías de los Estados, que han acosado durante décadas a los huelguistas y protegido a los asesinos pagados por los latifundistas. Ese gobierno defiende el presupuesto federal de los servicios secretos que han espiado, acorralado y torturado a los militantes obreros de Brasil y de toda América Latina, y el del Ejército, que ha ejercido la dictadura contra la clase obrera.

Lula intenta hacer creer que se trata de trabajadores como cualesquiera otros, bautizando a los policías como ‘trabajadores de la seguridad’. En función de las ambiciones de la burguesía brasileña como potencia regional, el gobierno de Lula ha enviado al Ejército para funciones de mantenimiento del orden en Haití, junto a los ejércitos y las policías imperialistas franceses y americanos. Los escuadrones de la muerte compuestos por policías armados prosiguen impunemente su obra criminal, especialmente asesinando los jóvenes de los barrios pobres.

LA REFORMA LULA-ALENCAR CONTRA LAS PENSIONES…

En mayo y junio de 2004, los funcionarios brasileños iniciaban su lucha contra la ley Lula-Alencar que responde a la exigencia de los capitalistas de reducir el salario diferido pagado en forma de pensión.

Después de las negociaciones con los ‘agentes sociales’, la ley brasileña encara el incremento de las cotizaciones, el retraso de 7 años de la edad de jubilación ( de 48 a 55 años para las mujeres, de 53 a 60 años para los hombres) y establece la pensión mensual máxima en 514 €. Además, grava con un impuesto del 11 % las pensiones de jubilación superiores a 320 € mensuales. Prevé también el cálculo de la pensión por media salarial y no ya sobre la base del último salario percibido. Igual que en Francia, crea fondos de pensiones que cogestionarán dirigentes sindicales pagados por hacerlo.

… PONE EN MOVIMIENTO LA RESPUESTA DE LOS TRABAJADORES DE LA FUNCIÓN PÚBLICA

El 11 de junio en Brasilia más de 30.000 trabajadores se manifestaron convocados por la Confederación de los sindicatos del sector público (CNESF), de la federación de docentes (CNTE, afiliada a la CUT) y exigieron la retirada del proyecto. Una parte de los manifestantes gritó: ‘¡Lula, has traicionado!’. Pero el movimiento quedó dentro del marco establecido por el aparato sindical de la CUT, ligado al PT. En ningún momento la CUT llamó a la huelga general, al contrario, continuó negociando el proyecto del gobierno.

Con ocasión de su 8º congreso, del 2 al 7 de junio de 2003, la burocracia de la CUT validó esta actitud. Pilar del frente popular, la CUT rechazó la consigna de retirada del proyecto antiobrero. Propuso enmiendas declarándose ‘solidaria’ con los huelguistas. En este congreso, las tendencias que se reclaman del trotskismo lo único que harán será acompañar, por la izquierda, a la traición de la dirección sindical, combatiendo contra la huelga general.

La corriente lambertista O Trabalho del PT (OT), organización hermana del PT francés de Lambert & Gluckstein propuso la retirada de algunos puntos. Los pablistas de DS, la organización hermana de la LCR francesa de Krivine et Besancenot, también propusieron enmendar la ley. Estos últimos votaron a favor del nuevo portavoz de la CUT, el muy lulista Luiz Marinho. En fin, la tendencia sindical de los morenistas del PSTU (expulsados del PT en 1992) se conformará con pedir la retirada del proyecto, sin exigir la convocatoria de la huelga general. Estas políticas de los seudo-trotskistas se asemejan en todo a las de LO, la LCR y el PT en mayo y junio de 2003 en Francia: aceptación del calendario de las jornadas de acción y de las negociaciones, ninguna batalla contra las direcciones sindicales y por la huelga general.

LAS JORNADAS DE ACCIÓN DE LA DIRECCIÓN DE LA CUT CONTRA LA HUELGA GENERAL

Las negociaciones continuaron gracias a la complicidad de los dirigentes de la CUT y su política de ‘jornadas de acción’. De nuevo, el 8 de julio fueron 400.000 funcionarios, es decir, la mitad, quienes hicieron huelga durante 72 horas. Durante el mes de julio, la política de colaboración de clase condujo a romper el movimiento con huelgas escalonadas, con la división por sectores y con jornadas de acción de 24 horas.

El 6 de agosto, el proyecto del PT fue aprobado por una mayoría de diputados. La burocracia sindical permitió votar al parlamento el texto antiobrero de desguace de las pensiones. En el parlamento, la aplastante mayoría de los diputados del PT votó a favor. Una fracción de los huelguistas, que comprendió la naturaleza contrarrevolucionaria del PT al que una parte estaba afiliada, buscó vencer al gobierno.

La aceptación de negociar el proyecto, la división sector público-sector privado, la huelga prorrogable sector por sector y las jornadas de acción impidieron la huelga general y protegieron al gobierno. Faltó un partido que trazara la vía de la victoria de los trabajadores, decidido a infligir una derrota al gobierno: ¡Ninguna negociación de la reforma! ¡Huelga general hasta la retirada del proyecto! ¡Derogación de la ley contra las pensiones! ¡Ruptura de la CUT con la burguesía! ¡Autoorganización de los huelguistas y centralización de sus órganos en un comité central de huelga! ¡Fuera los ministros burgueses! ¡ Por un gobierno al servicio de los trabajadores!

LA CLASE OBRERA BRASILEÑA TIENE NECESIDAD DE ORGANISMOS DE LUCHA Y DE UN NUEVO PARTIDO, DE UN PARTIDO REVOLUCIONARIO

Sólo un partido que lucha por la toma del poder por los trabajadores, por la expropiación de los latifundios y de los bancos, de los grandes grupos de la industria y del comercio, es capaz de desplegar toda la energía del proletariado frente a un gobierno apoyado por todos los agentes de la burguesía en el seno de la clase obrera, desde el PT hasta los seudo-trotskistas, pasando por todas las variantes de la socialdemocracia y del estalinismo. Esto incluye a todos los centristas, que hacen creer que el gobierno de frente popular, gobierno de coalición con la burguesía, podría servir a los intereses de las masas.

Desde la primavera de 2004, una ola de huelgas sacude al país: metalúrgicos de Audi-Volkswagen y de General Motors, trabajadores de la banca que exigen el 25 % de aumento salarial, de funcionarios y empleados municipales que exigen más del 50 %, trabajadores de Petrobras, principal grupo petrolero brasileño, contra la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y en defensa de sus condiciones de trabajo…Contra los despidos, los obreros y obreras de CIPLA, Interfiera, Flaskô, Diamantina, Flakepet, ocupan sus fábricas y piden al gobierno que las nacionalice. Los estudiantes, a pesar de la traición de los dirigentes de la UNE (Unión Nacional de Estudiantes) ligada a la CUT, se manifiestan masivamente contra la privatización de las universidades.

En septiembre, los trabajadores de banca rechazan la aceptación por la dirección del sindicato CNB-CUT de únicamente el 8,5 % de incremento salarial, es decir, de la propuesta de la patronal bancaria brasileña (FUNABAN).

Los trabajadores y los campesinos demuestran su disponibilidad para el combate contra la patronal y los grandes propietarios, su desconfianza creciente respecto al PT, igual que respecto a las burocracias sindicales que están ligadas a él…Brasil puede relanzar en cualquier momento la revolución en América Latina.

EL ASCENSO REVOLUCIONARIO EN LATINOAMÉRICA

A pesar de la contraofensiva de la burguesía mundial de los años ’80 que hizo recular al proletariado en todos sitios, desencadenó la guerra contra los países oprimidos como Granada, Afganistán e Irak, restablecido el capitalismo en Rusia, Latinoamérica sigue siendo hoy un continente inestable.

Allí, las masas han expulsado, en varios países, presidentes burgueses elegidos, y abierto situaciones revolucionarias: en Argentina, en diciembre 2001, en Bolivia en octubre de 2003. Sin embargo, los explotados no han podido derrocar a la burguesía e instaurar su Estado, ni siquiera crear organizaciones de tipo soviético que puedan unificar a las masas en lucha y aspirar al poder.

En Argentina, los trabajadores industriales jugaron un papel muy débil en las manifestaciones de diciembre de 2002, mientras que su papel fue decisivo en 1969 y los años siguientes. Tras la caída de De la Rua, el proletariado estuvo dividido y paralizado: por los dirigentes peronistas de las dos CGT, por los radicales burgueses de la CTA, por los estalinistas de todo tipo, por los seudo-trotskistas de las organizaciones de parados (‘piqueteros’) que han separado de los trabajadores con empleo y de los trabajadores de las fábricas ocupadas, transformadas aplicadamente en cooperativas . Todas estas corrientes se han negado a luchar por la unidad de todos los trabajadores, la centralización de todos sus órganos de combate (ver Révolution Socialiste nº 1, nº 2-3).En Bolivia, la huelga general y las manifestaciones que consiguieron expulsar a Lozada se apoyaron en asambleas en los barrios obreros y en los campos. Pero la dirección de la COB, el MAS y el MIP impidieron la generalización de las milicias obreras y campesinas contra el ejército y declararon una tregua para liquidar los órganos de autoorganización.

La marcha adelante del proletariado latinoamericano está frenada por la ausencia de partidos obreros revolucionarios. El imperialismo y las fracciones principales de la burguesía brasileña cuentan, además, con la existencia de un partido de base obrera sometido a ellos: el PT.

EL PT, PARTIDO OBRERO DE MASAS NACIDO BAJO LOS AUSPICIOS DE LA IGLESIA CATÓLICA

Aunque nacido de las luchas obreras de los años 70 contra la dictadura militar, el PT no ha sido nunca un partido revolucionario. Desde su origen, este partido de masas guardó durante un tiempo, un carácter relativamente democrático. Pero el principal dirigente del PT, ahora presidente, es un católico militante, como el antiguo dirigente del sindicato polaco Solidarinosc, Lech Walesa (ver Révolution Socialiste nº 7-8). Además, desde su nacimiento, el programa del partido lleva la marca de la Iglesia Católica, vieja organización reaccionaria que ha defendido desde hace casi 2000 años todos los tipos de explotaciones (esclavismo, servidumbre y el trabajo asalariado), lo mismo que la colonización y las guerras imperialistas…

El acceso al poder de ‘Lula’ es el fruto de más de veinte años de trabajo político con origen en la lucha sindical bajo la dictadura y en la doctrina social de la Iglesia. (Amérique Latine 2004, La Documentation Française, p.6)

El PT se constituyó como partido obrero burgués, es decir como una organización salida de la clase obrera, pero con un programa para mejorar el capitalismo, y cuya dirección es cómplice de la burguesía.

Únicamente la intervención resuelta de una fracción bolchevique-leninista, que luche por un partido obrero revolucionario y sobre la base del programa del marxismo, habría podido evitar la constitución de un partido reformista tan implantado y popular, que sitúa a los trabajadores bajo la tutela del capital y de la iglesia. A falta de un partido revolucionario, era legítimo para los comunistas revolucionarios intervenir en la gestación y en la proclamación de este partido de masas, relativamente democrático, que aceptaba todas las tendencias del movimiento obrero. El objetivo de los leninistas hubiera sido conseguir el máximo de fuerzas para un partido claramente revolucionario, firmemente delimitado de los reformistas. En otras palabras, la adhesión al PT no podía constituir más que una táctica pasajera, subordinada a la construcción de un partido revolucionario.

LOS ENTERRADORES DE LA IV INTERNACIONAL, ALA IZQUIERDA DEL PT

Pero las corrientes que se reclaman fraudulentamente de Lenin y de Trotsky y que han intervenido en el PT eran incapaces de trabajar allí en la perspectiva de la toma del poder y de la insurrección, por un partido del tipo bolchevique. Todo lo contrario, estos entreguistas han devuelto, a lo largo de los años, a muchos elementos de vanguardia al seno del partido reformista y han avalado el dominio de ‘Lula’ sobre el PT. Con el acceso de éste a la más alta posición del Estado burgués, mantenerse en el PT tiene un precio: el apoyo al frente popular.

La corriente lambertista O Ttrabalho está en el PT […]. Ha hecho de todo para impedir la aparición de un partido revolucionario. Exigiendo ‘recuperar el PT’ mediante la organización de ‘una conferencia del PT de los orígenes’, cada número de su órgano O Trabalho explica que el gobierno de frente popular está en una encrucijada, que puede modificar su política. En el seno de la CUT, la fracción sindical de OT protege a la burocracia vendida contra los sindicatos y sindicados que quieren romper con el apoyo al frente popular.

La corriente pablista Democracia Socialista va todavía más lejos. Está presente en el interior del gobierno de frente popular, junto a los ministros capitalistas. Su dirigente Rossetto lleva a cabo la reforma agraria de F.H. Cardoso. Igual que OT, DS participa en la dirección de la CUT junto a los lulistas. Tras un año y medio de sumisión al frente popular, ante el descontento creciente de las masas, una fracción de DS ha participado en la revuelta de los cuatro parlamentarios contra el proyecto Lula-Alencar-Rossetto contra las pensiones, y después en la constitución en abril de 2004 del ‘movimiento por un nuevo partido’. Mientras que la minoría excluida del PT se reclama de la última conferencia de DS, que justificaba la participación en el gobierno, la mayoría de DS prefiere los puestos ministeriales sindicales, municipales… a la solidaridad más elemental con sus propios camaradas víctimas del aparato corrupto del PT.

OT y DS se hacen pasar, ambos, por la sección en Brasil de la 4ª Internacional fundada por el dirigente bolchevique Trotsky.

La 4ª Internacional no tiene, ni puede tener, sitio en ninguno de los frentes populares…(La agonía del capitalismo y las tareas de la 4ª Internacional , 1938, GB, pg 48)

Desgraciadamente, esta falsificación es generalizada. La 4ª Internacional, que estalló en 1952-53, vio sucumbir a todas sus secciones a las presiones de la burguesía mundial, vía burocracias estalinistas, aparatos sindicales o fuerzas nacionalistas. Desde entonces, en todo el mundo, se desgarra y mancilla la bandera del ‘trotskismo’ y de la ‘4ª Internacional. A finales del siglo XX, la mayoría de los ‘trostskistas’ apoyaba de hecho el restablecimiento del capitalismo en Rusia. En este principio del siglo XXI, en Francia, la LCR pablista ha votado por Chirac, LO hardista ha preparado y aprobado la ley Chirac contra las muchachas árabes y turcas, el PT lambertista se niega a defender a los obreros inmigrantes. En otros sitios el asunto no va mejor: el PO altamirista está a favor de una asamblea constituyente, el SWP cliffista de Gran Bretaña opera con bloques duraderos con los islamistas, el PT lambertista de Argelia se pronuncia contra los derechos de los bereberes, etc.

En estas condiciones, que no son especiales de Brasil, la pretensión de sanar la 4ª Internacional sucumbida desde hace mucho tiempo a enfermedades tan mortales como la adhesión a los frentes populares, proviene del charlatanismo de los viejos manipuladores centristas. ¿Cómo se puede aspirar a defender el Programa de Transición sin hacer el balance de Lora y Moreno, sin rechazar el ‘frente único antiimperialista’ pablo-lambertista, sin combatir contra el refuerzo de las fuerzas de represión de la burguesía y contra todo pacto gubernamental con los representantes de los capitalistas? ¿Cómo regenerar, refundar, reconstruir una internacional sin apoyarse en siquiera una sección?

Durante los años ’30, los bolcheviques leninistas partidarios de una 4ª Internacional le arrancaban los trabajadores de vanguardia a los partidos de la 2ª y 3ª Internacional, dedicadas a la colaboración de clases. Los epígonos contemporáneos de la difunta 4ª Internacional hacen el trabajo inverso: le proveen de cuadros a todos los partidos reformistas o los sustituyen en caso de necesidad. Esto es verdad en Brasil, tanto dentro como fuera del PT.

EL PSTU CONTRA UN PARTIDO REVOLUCIONARIO BASADO EN EL PROGRAMA DEL MARXISMO

El PSTU proviene de la escuela del caudillo argentino Nahuel Moreno, quien capituló sucesivamente ante el nacionalismo burgués y el castrismo. Los fundadores del PSTU fueron excluidos del PT hace unos diez años por haberse atrevido a poner en cuestión al presidente reaccionario Collor antes del fin de su mandato. Este partido reagrupa a más de 2.000 militantes y obtuvo más del 0.5 % de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

En la segunda vuelta de esas elecciones, el PSTU desistió a favor del tándem Alentar-Lula, es decir, votó frente popular como, en Francia, la LO y la LCR votaron Union de la Gauche en las segundas vueltas en 1981. Los centristas no tienen principios, se adaptan.

Así, en 2004, el PSTU parece que busca crear sus propios sindicatos, basándose en que una fracción de los trabajadores ha perdido sus ilusiones respecto a Lula. Si lo hace volverá la espalda a las organizaciones de masas de la clase obrera, lo que de hecho significa dejarlas en manos de las burocracias cómplices de Lula y de Alentar.

Por el contrario, los bolcheviques lucharían en el seno de toda organización de masas, especialmente en la CUT, la UNE, el MST, contra sus direcciones, por la defensa de sus reivindicaciones, por la ruptura con el gobierno, por la huelga general. Con su izquierdismo de fachada, el PSTU le permite al gobierno proseguir sus negociaciones con la CUT para hacer la política que necesitan los capitalistas. Zé Maria tiene buen cuidado de no dirigir contra el frente popular a la vanguardia que influencia el PSTU; no propone nunca la constitución de un gobierno obrero y campesino, no explica jamás que únicamente el armamento de los trabajadores y la toma del poder abrirán la vía al socialismo.

El oportunismo del PSTU se revela en su actitud ante las fuerzas de represión, ante el corazón del Estado burgués. Igual que LO en Francia,(ver Révolution Socialiste, nº2-3), el PSTU apoya las reivindicaciones de los perros de presa de los capitalistas y de los latifundistas.

Evidentemente, los bolcheviques apoyarían toda revuelta de los soldados profesionales y de los policías contra su jerarquía y toda negativa a cumplir las órdenes de represión de un gobierno burgués contra las masas. Pero se oponen a las reivindicaciones ordinarias de aumento de los salarios, de reducción del tiempo de trabajo, de aumento de los efectivos, sin hablar ya de las frecuentes exigencias de equipamientos suplementarios y de facilidades jurídicas. Las ‘reivindicaciones’ y las ‘acciones sindicales’ de los policías civiles y militares brasileños, de los gendarmes y policías franceses, conducen a incrementar los impuestos que pagan los trabajadores, y ello para pagar y armar, para equipar a los mercenarios de los explotadores que reprimen a los revolucionarios, las manifestaciones, las huelgas y las insurrecciones. Aunque los fundamentos de la dominación de clase reposan en la economía, las clases se mantienen gracias a los aparatos y órganos del Estado político: ejército, policía, partidos, tribunales, etc.

El aparato gubernamental con su ejército capitalista, situado bajo el comando de un cuerpo de oficiales burgueses y de junkers, con su policía y su gendarmería, sus carceleros y sus jueces, sus curas, sus funcionarios, etc., constituye, entre las manos de la burguesía, el más potente instrumento de gobierno. (1er congreso de la IC, Plataforma de la Internacional Comunista, 1919, Los cuatro primeros congresos de la IC, p.19)

El proletariado sólo paralizará el aparato de represión de la burguesía y de los grandes terratenientes mostrando su fuerza:

Para impedir el restablecimiento de la policía sólo hay un medio: crear una milicia popular constituida en ejército (armamento general del pueblo substituyendo al ejército permanente). V. Lenin, Las tareas del proletariado en nuestra revolución, 1917, Oeuvres t.24, p. 63)

EL PSoL SE NIEGA A COMBATIR REALMENTE CONTRA EL FRENTE POPULAR

Hace diez años que la corriente morenista fue expulsada del PT. Sus fracciones más derechistas renegaron de sus camaradas y escindieron para poder quedarse en el Partido de los Trabajadores. DS y OT se plegaron a las decisiones de la dirección de ese partido.

Hoy, para mantenerse en el gobierno del frente popular, la mayoría de DS acepta las expulsiones de sus propios camaradas que se han negado a votar a favor de la ley contra las pensiones: OT cierra los ojos a las expulsiones de los parlamentarios morenistas y pablistas que han osado desafiar a Lula y al FMI. Quienes no luchan, en el seno de sus pretendidas 4ª Internacionales, contra estas vergonzosas capitulaciones y contra el soporte al frente popular, están muertos para la revolución.

El 5 y el 6 de junio de 2004, los 4 parlamentarios ‘radicales’, seguidos de sus corrientes en el seno del PT (DS-LR, MES, CST) y junto a una escisión del PSTU (Socialismo y Libertad), constituyeron el ‘partido Socialismo y Libertad’ (PSoL), con varios centenares de militantes.

Todas estas corrientes tienen el mismo origen, el pablismo que inició la destrucción de la 4ª Internacional hace medio siglo. Pablo había resucitado, en el congreso de 1951 de la 4ª Internacional, ‘el frente único antiimperialista’, contra el programa de la 4ª Internacional, el de la revolución permanente. El FUAI servía para justificar el apoyo a las burguesías nacionalistas, siendo el frente popular la forma consagrada para ello desde los años 30. Cegado por la dirección misma de la 4ª Internacional, el POR traicionó la revolución boliviana de 1952, capitulando de manera estalino-menchevique ante el MNR (partido burgués). Todos los que [a lo largo del tiempo se han convertido en] liquidadores de las organizaciones bolchevique-leninistas de Latinoamérica, los argentinos Posadas y Moreno, el boliviano Lora, el francés Lambert, el belga Mandel… son los herederos de la capitulación del congreso de 1951 ante el nacionalismo burgués y, consecuentemente, partidarios del ‘frente único antiimperialista’.

Desde el estallido de la 4ª Internacional de 1952-53, los pablistas versión Moreno y los pablistas versión Mandel fueron peronistas cuando Perón estaba en la cumbre de su carrera de demagogo burgués, castristas cuando la revolución cubana entusiasmó al continente, sandinistas cuando Somoza caía, altermundialistas con los éxitos de los foros sociales mundiales…

Como la cotización de Lula baja entre los trabajadores de Brasil, la minoría Libertad Roja de DS, el MES y la CST piensan que ha llegado el momento de separarse. Para justificar este tardío descubrimiento, el PSoL dice que el gobierno ‘se ha transformado en una agencia de defensa de los intereses del capital financiero’. Como si no lo hubiera sido de entrada, por su composición y su programa.

Pero ellos no fundan un partido radicalmente diferente del PT, un partido que encare dirigir la insurrección y permitir a la mayoría trabajadora la toma del poder. Además, se niegan a fusionarse con el PSTU porque lo encuentran demasiado radical. El eslogan hueco de los altermundialistas, ‘otro mundo es posible’, es adaptado localmente y convertido en ‘otro Brasil’, voluntariamente impreciso:

En la medida en que el gobierno acelera su curso hacia el precipicio, se abre una vía para una alternativa de izquierda consecuente, socialista y democrática, capacitada tanto para arrastrar e influenciar sectores de masas como para ofrecer una salida positiva a los que creen en otro Brasil. (Bases programáticas del PSoL, 6 de junio de 2004)

En consecuencia, el nuevo partido es incapaz de enfrentar el frente popular y el gobierno burgués, de llamar a todas las organizaciones obreras a la ruptura con la burguesía, a constituir organismos de tipo soviético.

Además, el PSoL no exige ni siquiera la derogación de la ley contra las pensiones. Estos semi-reformistas reivindican una ‘reforma agraria verdadera’ y ‘reformas sociales’. Su objetivo de un ‘socialismo democrático’ no tiene nada que envidiar al proyecto ‘pacifista’ de la UP de Allende…Con un siglo de retraso, el PSoL está por ‘una verdadera constituyente’. Dicho de otra manera, el PSoL respeta el poder de la minoría explotadora. Más todavía, su programa pide la ‘democratización de las fuerzas policiales’: sin embargo, estas últimas constituyen el núcleo de base del Estado burgués. El proletariado armado deberá liquidarlas. Esto sitúa al PSoL muy a la derecha del POUM, que desarmó políticamente al proletariado durante la revolución española. El PSoL semi-reformista no tiene otro objetivo que constituirse en ala izquierda del frente popular. No aspira en absoluto, aun menos que el PSTU, a edificar un partido revolucionario con un programa claro, ni a luchar por el poder de los trabajadores. PSTU y PSoL quieren hacerse un lugar junto al PT, en el seno de la sociedad capitalista.

¡POR LA REVOLUCIÓN PERMANENTE! ¡POR UN PARTIDO BOLCHEVIQUE!

DS, OT el PSoL y el PSTU son otros tantos obstáculos en la vía de la revolución. Su programa común es el rechazo de la insurrección y del partido revolucionario, la mejora del capitalismo y la reforma del Estado burgués. Epígonos de la difunta 4ª Internacional, ayudan, directa o indirectamente, a Lula y al frente popular.

Los elementos de vanguardia están dispersos y confusos. Además de los revolucionarios que se han extraviado en el PT, el PSoL y el PSTU, existe a su izquierda un cierto número de organizaciones más pequeñas. Seis de entre ellas han respondido a la Convocatoria de los 21 puntos de una conferencia internacional lanzada por el Colectivo en el que participa el Grupo bolchevique: CC, FT, OO, POM, RL; TM. Otra más, la LBI, ha publicado textos del GB y de Lucha Marxista de Perú, que igualmente es miembro del Colectivo.

Su responsabilidad es inmensa, porque el tiempo cuenta. Hay que arrancarse las secuelas oportunistas del pablismo sin zozobrar en las desviaciones simétricas del sectarismo: abandono de la intervención en las organizaciones de masas, rechazo del frente único obrero, negativa a participar en las elecciones, etc.

Para acabar con la dominación capitalista no sólo hay que romper con el FMI, y el ALCA del imperialismo americano, sino con la burguesía nacional y las potencias imperialistas europeas. Él único medio de no pagar la deuda es movilizar a los asalariados de las ciudades y a los parados, los soldados de constricción y los estudiantes, los obreros agrícolas y los campesinos pobres, las mujeres trabajadores y las de las favelas.

La lucha de las masas proletarias y semi-proletarias no se parará con la independencia nacional. Desembocará naturalmente en la expropiación de todos los medios de producción, de todos los latifundios, de los bancos, de las grandes empresas industriales y de las cadenas de distribución, sean nacionales o extranjeras, instaladas sobre suelo brasileño.

Pero la coalición gubernamental cuyo eje es el PT defiende esta propiedad privada. Toda organización revolucionaria debe decir: ¡Ningún apoyo al gobierno Lula-Alencar! ¡Abajo el frente popular PCdoB-PT-PL-PMBD! ¡Ni un voto para las listas donde figuren los candidatos burgueses! ¡Ruptura de todas las organizaciones obreras con la burguesía, su Estado, su gobierno! ¡Gobierno sólo de los partidos obreros! ¡Verdadero gobierno obrero y campesino!

A la coalición abierta o enmascarada entre la burguesía y la socialdemocracia, los comunistas oponen el frente único de todos los obreros contra la burguesía, la coalición política y económica de todos los partidos obreros contra el poder burgués, por el derrocamiento definitivo de este último. (Resolución sobre la táctica, 1923, Los cuatro primeros congresos de la IC, p 158)

Un gobierno obrero y campesino sólo puede emerger por la generalización de los órganos de masas en lucha, su armamento, su insurrección para destruir el aparato del Estado burgués, desarmar las policías y el cuerpo de oficiales.

La revolución brasileña sólo podrá sobrevivir y avanzar hacia el socialismo extendiéndose. Sin ninguna duda, la victoria del proletariado tendría un eco mundial y continental, incluidos los Estados Unidos. La creación de los Estados Unidos Socialistas de toda América aseguraría la victoria de la revolución socialista mundial.

Para esto es necesario un partido distinto del PT, también del ‘de los orígenes’: un verdadero partido comunista, que confíe en la clase obrera, resuelto a echar abajo a la burguesía, basado en el marxismo.

Es esta la perspectiva para dirigirse a la base del PT y de la CUT, al PSTU y al PSoL. La base política para hacer frente a los acontecimientos: elecciones municipales de octubre, ocupaciones de tierras, huelgas obreras, insumisión de jóvenes trabajadores que cumplen su servicio militar, luchas de las mujeres por el derecho al aborto y por la igualdad… este es el eje sobre el que los militantes revolucionarios brasileños podrían reagruparse y podrían avanzar hacia la construcción del Partido obrero revolucionario y de la Internacional obrera revolucionaria.

30 de septiembre de 2004.