[El presente artículo fue redactado ahora hace exactamente un año, tras las grandes huelgas de los mineros, enseñantes y regiones campesinas y mineras, así como de las jornadas de huelga general de 11 y 12 de julio de 2007, convocadas por la CGTP para - como explicábamos entonces - intentar dar fecha de caducidad a la efervescencia social.
Hoy, 1 de julio de 2008, mientras decenas de miles de mineros se encuentran de nuevo en huelga indefinida y numerosos sectores entran o salen de una auténtica marea de huelgas y movilizaciones que cubre todo el Perú, a la clase obrera se le continúan planteando exactamente los mismos problemas que en julio de 2007. Incluido el hacer frente a una nueva convocatoria de jornada de huelga el próximo 9 de julio, respuesta traidora de los aparatos sindicales a la necesidad imperiosa de centralizar todos los combates en un solo puño hasta tirar abajo el gobierno del APRA y alcanzar las reivindicaciones de todos los sectores de la clase obrera y las capas de trabajadores pauperizados del campo y la ciudad.]
Perú vive desde hace unos meses un proceso de creciente convulsión social contra el gobierno aprista de Alán García.
El proletariado minero, los maestros, los trabajadores de numerosos sectores, los campesinos pobres, la población pauperizada de la ciudad y de las regiones campesinas, la juventud escolarizada, cada cual con reivindicaciones que centralizan su combate contra el poder político del estado, tienen hoy en jaque al gobierno burgués de Alán García, cuya respuesta ha sido decretar, el 11 de julio, la intervención del ejército en el mantenimiento del ‘orden interno’ del país durante el próximo mes.
El proletariado minero
Desde principio de año, la ola de huelgas mineras que está recorriendo país por país toda América Latina, ha tomado cuerpo también en Perú, levantando especialmente a las capas más explotadas del proletariado minero, el que está sometido al sistema de subcontratación (‘services’) bajo condiciones salariales, laborales y de beneficios sociales muy inferiores a las de los mineros de plantilla. La efervescencia de movilizaciones en las grandes cuencas mineras, por reclamos salariales y beneficios sociales o contra despidos, ha llevado a la cabeza de las reivindicaciones más sentidas la necesidad de acabar con este régimen de división y sobreexplotación de la clase, que levanta entre los obreros de una misma unidad económica una espesa red de empresas intermedias de mucho menor tamaño, tras las que se protege el auténtico propietario de la explotación.
La dirección del sindicato minero hegemónico, obligado a responder de alguna manera a la situación de alta presión obrera en las minas, convocó a partir de 30 de abril una huelga general indefinida de la minería para exigir al gobierno que legisle en contra de los ‘services’. con más de de 50.000 mineros en huelga desde hacía cinco días, esta misma dirección sindical, que explicaba que en realidad se conformaría con que el gobierno ‘limitara’ la subcontratación, rompía la huelga sin consultar a las bases y aceptaba vagas promesas del gobierno que, por supuesto, no se han materializado en nada concreto. Sin embargo, la traición no ha sido suficiente para quebrar la lucha, desde entonces otra vez atomizada. Continuó en Southern Copper, una de las mayores productoras de cobre mundial, en Shougang Hierro Perú, en el yacimiento Marcona, donde toda la población está alzada en bloque alrededor de la lucha minera, en Yanacocha (la mayor mina de oro de Latinoamérica), en Casapalca.... La represión brutal contabiliza ya cuatro mineros muertos y decenas de heridos y detenidos, entre ellos el Secretario General del sindicato, Ronnie Cueto. Es la respuesta del gobierno nacionalista del APRA al proletariado minero, de cuyo trabajo procede más del 60 % del valor de las exportaciones anuales del país.
Las regiones campesinas y mineras
Los focos de conflicto social contra el gobierno del APRA se han extendido por todas las regiones más postergadas del país. Alán García, antes de su primer año de ejercicio, ya ha conseguido acabar con la paciencia de las masas, porque toda su palabrería populista ha demostrado en la práctica no significar otra cosa que la continuación, e incluso el desarrollo, de la sumisión política y económica de los anteriores gobiernos burgueses al imperialismo. De hecho, en esa línea, no ha tenido dudas en hacer aprobar al parlamento la firma de un entreguista Tratado de Libre Comercio (TLC) con los EEUU, en medio de las movilizaciones de oposición, especialmente campesina.
En Moquegua, Puno, Arequipa, Ucayali, Huancavelica, se han declarado huelgas generales indefinidas de carácter regional. Los campesinos, que suponen un tercio de la población de este país, se movilizan por decenas de miles, ocupan ciudades (como en Andahuaylas), bloquean carreteras, se enfrentan a la policía, asaltan comisarías para liberar a detenidos, etc. La dirección de estos movimientos es normalmente un amasijo de organizaciones interclasistas ‘cívicas’ y campesinas. Pero lo que expresan es la rabia social acumulada del campesinado pobre abandonado a la miseria extrema y a la depredación del capital, mayoritariamente extranjero, que se apodera de la importantísima riqueza minera y contamina sin miramientos la tierra y el agua. Rabia de ver el pago puntual de la deuda externa, mientras sus condiciones sociales de pobreza, de déficit impensables de servicios básicos, no merecen la menor atención del estado burgués.
La huelga indefinida de los 300.000 trabajadores de la enseñanza pública
Sumado a todo lo anterior, desde el 5 de julio se desarrolla una huelga indefinida de todo el magisterio contra la nueva ley de carrera pública magisterial que desarrolla la ‘municipalización’ de la enseñanza pública, flexibiliza el trabajo docente, y ataca gravemente el derecho de huelga de los trabajadores de la enseñanza.
La convocatoria de esta huelga es producto en sí misma de un largo combate de la base del sindicato SUTEP por forzar al aparato burocrático que lo dirige a centralizar un sinfín de huelgas y movilizaciones dispersas en defensa de la enseñanza pública y de las conquistas laborales y sindicales del sector. Durante meses, y una y otra vez, la Comisión Ejecutiva Nacional (CEN) del SUTEP (que apoyó inicialmente la precandidatura de Alán García) se ha dedicado a entretener a los trabajadores con jornadas dislocadas de un día o dos, con seudo negociaciones con el gobierno, con treguas y componendas. Finalmente la olla había alcanzado tal presión que la CEN del SUTEP se ha visto literalmete obligada a convocar huelga indefinida en todo el país, aunque sin dejar de declarar que su objetivo no es la retirada de la ley, recién aprobada en plena huelga, sino que “García amplíe el debate de la norma antes de su publicación” (La República, 12-07-2007). Los maestros conocen bien estas maniobras desde hace muchos años. En 2003, la CEN del SUTEP dejó pasar la ley marco de educación, que abrió la puerta a la privatización y dislocación de la enseñanza pública vía ‘municipalización’ semejante a la implantada en chile. Y lo hizo traicionando una huelga nacional contra la ley y aceptando como un hecho irremediable la aprobación de ésta.
La gran combatividad, organización y extensión de esta huelga docente, su capacidad para enfrentarse con las fuerzas represivas, su decisión de vencer a pesar de la evidente decisión de traicionar de sus dirigentes, han levantado las simpatías de toda la clase obrera peruana, de todas las capas trabajadoras de la población, en un momento en que, como explicábamos antes, numerosos sectores se movilizan, encabezados por el proletariado minero. Las marchas convocadas en Lima y en las otras ciudades son de gran envergadura. Alán García ha acudido a la ayuda del ejército para ejercer la represión. Como en el caso de los mineros y de las huelgas regionales y campesinas, ha habido varios muertos, los heridos y detenidos se multiplican, pero ello, de momento, no consigue arredrar a las masas, sino enardecerlas. También los maestros se enfrentan con piedras, palos, hondas y cócteles molotov a las fuerzas represivas. También, en ocasiones, sitian las comisarías para obtener la liberación de los detenidos...
La convocatoria de las jornadas de huelga el 11 y 12 de julio
La situación es tan explosiva y las movilizaciones tan generalizadas, que la dirección de la central sindical más poderosa, la CGT, convocó dos jornadas de huelga general nacional en solidaridad con los maestros, los días 11 y 12 de julio, a las que, por cierto, no quiso sumarse la dirección del sindicato minero. Mientras que la convulsión social que pide a gritos centralizarse para golpear en un único puño contra el gobierno, contra el estado burgués, contra el poder del capital extranjero y local, el objetivo de la CGT es justo lo contrario: con estas jornadas pretendió dar una salida controlada y con fecha de caducidad a la efervescencia social. Luego, todos de vuelta al trabajo el 13, dejando de nuevo solos a los maestros, como se dejó solos a los mineros subcontratados. El gobierno está acorralado por las masas, pero protegido por los aparatos que controlan sus organizaciones y trabajan para cerrar el paso a la huelga general indefinida de todos los sectores, en todo el país, hasta la satisfacción de las reivindicaciones de todos.
Las acciones de las masas, espontáneas e incontrolables la mayor parte de las veces, mostraron durante estas dos días que la crisis social y política que vive Perú es de envergadura mayor. Y la continuidad de todos los conflictos el día 13 y más allá demuestra que las maniobras de los aparatos sindicales ya no son suficientes para encauzar el proceso por derroteros inocuos al orden burgués.
La clase obrera necesita tomar el control de su propia lucha y constituirse en clase que aspira al poder
Es este uno de los ejes que van a determinar la evolución de la situación. La clase obrera peruana tiene una larga y amarga experiencia de traiciones de las direcciones enquistadas en sus sindicatos, y los aparatos burocráticos que someten a las organizaciones obreras a la colaboración con el estado y la connivencia con la patronal. En Perú (como en todos los demás países, por otra parte), conseguir utilizar el sindicato para el combate requiere siempre un esfuerzo ímprobo (y normalmente de resultados temporales) contra la acción de las direcciones corruptas. Pero hacerlo es necesario, porque los sindicatos (cuando existen) son la organización de masas más elemental que se posee y muchas veces la única. Sin embargo, no son suficientes. Siglo y medio de historia consciente del movimiento obrero, en todos los países del mundo y en el propio Perú, demuestran que para conseguir aunar en un único frente de lucha a las masas (mayoritariamente no sindicadas) y para que alcancen y mantengan el control total del propio movimiento, se requiere otro tipo de organización: las asambleas de delegados elegibles y revocables, que según cada país toman el nombre de consejos obreros, soviets, comités, juntas, o, como es muy frecuente en América Latina, Asambleas Populares.
El ejemplo más reciente y desarrollado de este tipo de organización se está viviendo desde hace un año en la Oaxaca revolucionaria, con su Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). La APPO agrupa delegados elegidos de todo tipo de sectores en combate contra el estado burgués y ha sido el instrumento que ha permitido en un sinfín de ocasiones que los maestros y toda la población trabajadora a su alrededor contrarrestaran las constantes maniobras de la dirección del sindicato docente, y de todo tipo de agentes políticos y sindicales de la burguesía, empeñados (como en el caso de las direcciones de los sindicatos peruanos y de los partidos a que pertenecen) en dividir, desviar las reivindicaciones, desmovilizar, desmoralizar.... La APPO en manos de las masas oaxaqueñas, y muy a pesar de las organizaciones políticas que controlan la dirección estatal, ha mostrado que la clase obrera actual sigue teniendo toda la capacidad para aglutinar a su alrededor y bajo su dirección a todas las clases sociales explotadas, oprimidas, pauperizadas por el capitalismo decadente, es decir, que sigue teniendo todo el potencial necesario para constituirse en clase dominante y echar abajo el viejo sistema de explotación capitalista.
Pero de Oaxaca, como todas las grandes experiencias revolucionarias de la historia desde la Comuna de París, pasando por la revolución rusa y todos los procesos revolucionarios de América Latina, se saca otra lección: la victoria duradera sólo es posible cuando un partido revolucionario cristaliza en la lucha por un programa que representa los intereses históricos del proletariado, cuando ese partido alcanza la dirección mayoritaria de la clase y la dirige decididamente a la toma del poder. Construir ese partido, hacerlo de manera dialéctica en un proceso de construcción de la Internacional Obrera Revolucionaria, esa es la gran tarea que se le plantea de manera inmediata a la vanguardia consciente del proletariado en el Perú.
Acabar con la subcontratación y los 'services' en toda la economía:
¡Todos fijos en plantilla! ¡A trabajo igual, salarios y condiciones laborales iguales!
Por una salario mínimo interprofesional que garantice la canasta de la vida
Escala móvil de salarios en relación a la inflación real
Ni un solo despido, ni un solo parado. ¡Escala móvil de horas de trabajo!
En defensa de la enseñanza pública, laica, gratuita y de calidad:
¡Abajo la Ley Marco de Educación!
En defensa de las condiciones de trabajo y de los derechos sindicales de los maestros:
¡Fuera la Ley de la Carrera Pública Magisterial!
¡Desconocimiento de la deuda externa! ¡No a la firma del TLC!
¡Nacionalización sin indemnización y bajo control obrero de todos los recursos mineros y petroleros!
¡Nacionalización, sin indemnización y bajo control obrero, de la energía, el agua, las telecomunicaciones, la banca, el gran capital de los servicios turísticos, de los grandes medios de comunicación y todas las grandes empresas!
¡Nacionalización de todos los latifundios para su entrega a los campesinos!
Plan de ayudas económicas y materiales para los campesinos pobres
Plenos derechos democráticos para todos los pueblos originarios
Plan de obras y servicios públicos para las regiones campesinas y mineras
Para acabar con la hipertrofia del chabolismo urbano:
Plan público de viviendas para toda la población pauperizada.
¡Liberación inmediata y sin cargos de todos los luchadores obreros, campesinos, sociales, detenidos y encarcelados!
Repliegue inmediato del ejército a sus cuarteles
Organización de la autodefensa de las luchas de los trabajadores bajo control de las asambleas de delegados
¡Desarme y disolución de todos los cuerpos represivos!
Para acabar con las burocracias traidoras de los sindicatos obreros:
Elegibilidad y revocabilidad en todo momento y a todos los niveles de las direcciones sindicales.
Por la independencia absoluta de los sindicatos respecto a la burguesía y sus organizaciones (como el APRA) , respecto al estado burgués.
Para que las masas explotadas y oprimidas puedan controlar sus propias luchas, defenderse de los agentes de la burguesía dentro del movimiento y constituirse en alternativa de poder al poder del capital:
Por la creación, extensión y centralización de las asambleas de delegados elegidos y revocables a todos los niveles y por todos las regiones del Perú.
Contra el gobierno del APRA, contra cualquier gobierno burgués de recambio:
¡Por un gobierno obrero y campesino, basado en asambleas de delegados centralizadas, que ponga en marcha este programa!
¡Por la revolución proletaria en Perú, por la Federación de los Estados Unidos Socialistas de América!
Valencia. 19 de julio de 2007
GRUPO GERMINAL- EN DEFENSA DEL MARXISMO
estado español
germinal@yahoo.es
http://grupgerminal.org/
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