15. La lucha política contra el revisionismo lambertista

Materiales en CASTELLANO 

para un balance de la lucha contra el revisionismo lambertista

 

El Grupo Germinal acordó en su reunión plenaria del 6 de mayo de 2006 hacer públicos en castellano diversos textos del COMITÉ POUR LE REDRESSEMENT POLITIQUE ET ORGANISATIONNEL DU P.C.I. (POUR LA RECONSTRUCTION DE LA IVè INTERNATIONALE) y del, después, COMITÉ POUR LA CONSTRUCTION DE PARTI OUVRIER REVOLUTIONNAIRE, LA CONSTRUCTION DE L'INTERNATIONALE OUVRIERE REVOLUTIONNAIRE. Comenzamos la labor con esta primera entrega.

 

Desgraciadamente los materiales políticos de esta organización, hasta la muerte de Stéphane JUST, son desconocidos en lengua española y, por tanto, inaccesibles a los militantes que, bien reagrupados en diversas organizaciones, bien aislados, intentan luchar por hacer pervivir el programa de la revolución permanente, la lucha por el mantenimiento de los principios bolcheviques y, por tanto, del marxismo.

 

(Están accesibles EN FRANCÉS los sumarios y algunos artículos on line de los números de Combattre pour le Socialisme - órgano del Comité - publicados bajo la dirección de Stéphane Just:

 

 

 

1984. Cómo el revisionismo se apoderó de la dirección del PCI, Stéphane JUST

Cómo el revisionismo se apoderó de la dirección del PCI, Stéphane JUST, 1984

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Cómo el revisionismo se apoderó de la dirección del PCI.pdf247.88 KB

1984. Dónde está y hacia dónde va la dirección del PCI, Stéphane JUST, 1984

Dónde está y hacia dónde va la dirección del PCI, Stéphane JUST, 1984

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Dónde ésta y hacia dónde va la dirección del PCI, S. Just, 1984.pdf125.53 KB

1986. Contribución a la preparación del XXXI Congreso del PCI

Contribución a la preparación del XXXI Congreso del PCI, número especial de Combattre pour le Socialisme, 18 de abril de 1986, Comité por el enderezamiento político y organizativo del PCI, por la reconstrucción de la Cuarta Internacional

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1986-04-18-contri-31congrepci.pdf118.04 KB

1986. Despúes de la huelga del 21 de octubre de 1986

Despúes de la huelga del 21 de octubre de 1986, Editorial de Combattre pour le Socialisme, nº 12, 23 octubre de 1986

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1986-10-23-despues-ug21oct.pdf47.85 KB

1986. Informe sobre la situación internacional aprobado por el Comité Nacional el 26 de septiembre de 1986

INFORME SOBRE LA SITUACIÓN INTERNACIONAL APROBADO POR EL COMITÉ NACIONAL EL 26 DE SEPTIEMBRE DE 1986; Editado por el COMITÉ POR EL ENDEREZAMIENTO POLÍTICO Y ORGANIZATIVO DEL PCI,POR LA RECONSTRUCCIIÓN DE LA CUARTA INTERNACIONAL

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Informe sobre la situación Internacional, septiembre 1986, Comité.pdf393.72 KB

1987. Caracas: en peligro la existencia de la Cuarta Internacional - CIR

Caracas: en peligro la existencia de la Cuarta Internacional - CIR, suplmento al nº 15 de Combattre pour le Socialisme, 30 marzo de 1987

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Comité, Caracas, 30 de marzo de 1987.pdf110.05 KB

1987. Informe sobre la Cuarta Internacional, Comité por la construcción del Partido Obrero Revolucionario

Informe sobre la Cuarta Internacional, Comité por la construcción del Partido Obrero Revolucionario, por la construcción de la Internacional Obrera Revolucionaria

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Informe sobre la Cuarta Internacional.pdf274.67 KB

1991. A propósito de dos Conferencias y Declaración del Comité (mayo y noviembre de 1991)

A PROPÓSITO DE DOS “CONFERENCIAS MUNDIALES”
Publicado en Combattre pour le Socialisme, suplemento al nº 37, 15 de mayo de 1991, páginas 1-10
COMITÉ POUR LA CONSTRUCTION DU PARTI OUVRIER RÉVOLUTIONNAIRE (POUR LA RECONSTRUCTION DE LA IVè INTERNATIONALE)
DECLARACIÓN DEL COMITÉ POR LA CONSTRUCCIÓN DEL PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO, POR LA CONSTRUCCIÓN DE LA INTERNACIONAL OBRERA REVLUCIONARIA
Publicado en el suplemento a Combattre pour le socialisme nº 40, 22 de noviembre de 1991, COMITE POUR LA CONSTRUCTION DU PARTI OUVRIER REVOLUTIONNAIRE, LA CONSTRUCTION DE L’INTERNATIONALE OUVRIERE REVOLUTIONNAIRE

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A propósito de dos conferencias mundiales (mayo 1991) y Declaración del Comité (noviembre de 1991).pdf148.7 KB

1992. Del oportunismo... al revisionismo... al liquidacionismo

DEL OPORTUNISMO... AL REVISIONISMO... AL LIQUIDACIONISMO, Suplemento nº 2 a COMBATTRE POUR LE SOCIALISME nº 41, 10 de marzo de 1992
(COMITE POUR LA CONSTRUCTION DU PARTI OUVRIER REVOLUTIONNAIRE, LA CONSTRUCTION DE L'INTERNATIONALE REVOLUTIONNAIRE)

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CPS 41, Suplemento nº 2, 10 marzo 1992.pdf117.28 KB

1995. Artículos y declaraciones publicadas en Germinal, 2ª época, nº 1, febrero 1996

Declaración del COMITÉ POUR LA CONSTRUCTION DU PARTI OUVRIER RÉVOLUTIONNAIRE, LA CONSTRUCTION DE L'INTERNATIONALE OUVRIÈRE RÉVOLUTIONNAIRE : Defender la Seguridad Social (30 de octubre de 1995
Declaración del COMITÉ POUR LA CONSTRUCTION DU PARTI OUVRIER RÉVOLUTIONNAIRE, LA CONSTRUCTION DE L'INTERNATIONALE OUVRIÈRE RÉVOLUTIONNAIRE: Salvar la Seguridad Social exige romper con el gobierno Chirac-Juppé, iniciar el combate contra él para vencerlo y derribarlo (17 de noviembre de 1995)
Declaración del COMITÉ POUR LA CONSTRUCTION DU PARTI OUVRIER RÉVOLUTIONNAIRE, LA CONSTRUCTION DE L'INTERNATIONALE OUVRIÈRE RÉVOLUTIONNAIRE: Dirigentes de las Federaciones sindicales: romped con el gobierno y la patronal, realizad el Frente Único, Llamad a la Huelga General de toda la clase obrera (1 de diciembre de 1995)
Declaración del COMITÉ PÒUR LA CONSTRUCTION DU PARTI OUVRIER RÉVOLUTIONNAIRE, LA CONSTRUCTION DE L'INTERNATIONALE OUVRIÈRE RÉVOLUTIONNAIRE: El gobierno Chirac-Juppé persiste y firma (14 de diciembre de 1995)

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1996. Argelia. Contra la dictadura militar, contra la reacción islamista, por una auténtico Partido Obrero

ARGELIA. CONTRA LA DICTADURA MILITAR, CONTRA LA REACCIÓN ISLAMISTA, POR UN AUTÉNTICO PARTIDO OBRERO (Combattre pour le socialisme, nº 62, abril 1996) (Publicado en Germinal, 2ª época, nº 5, julio 1996, páginas 23 a 28)

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1996. Defender el marxismo, defender el materialismo dialéctico

DEFENDER EL MARXISMO, DEFENDER EL MATERIALISMO DIALÉCTICO
(Publicado en Combattre pour le socialisme nº 64, 16 de septiembre de 1996)
(Publicado en Germinal, Segunda Época, número 6, 21 de noviembre de 1996, páginas 14 a 24)
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DEFENDER EL MARXISMO
DEFENDER EL MATERIALISMO DIALECTICO (1)
(CPS 64, 16 de septiembre de 1996)
Este artículo es una introducción a una serie de artículos que publicará CPS [y, por tanto, GERMINAL] en “defensa del marxismo”. Su objetivo es precisar el núcleo del combate a emprender en defensa del marxismo, en defensa del método elaborado por Marx y Engels, el materialismo dialéctico. Este primer artículo no puede estudiar en profundidad las obras o artículos citados. En otros artículos volveremos sobre los aspectos particulares que toma la ofensiva actual contra el marxismo. En ellos se criticarán obras o artículos cuyos autores son calificados por la prensa (o por los autores mismos) de “neo-marxistas”, “marxianos” o “marxólogos”. Es conveniente precisar que estos términos, salidos de la Universidad, han sido difundidos por la prensa burguesa y aceptados por la prensa y los organismos ligados al movimiento obrero. No han sido inventados sino para mejor traicionar,en nombre del propio marxismo (o de una referencia más o menos vaga al marxismo) la obra de K. MARX y de F. ENGELS. Más allá de sus divergencias, estos “neo-marxistas”, “marxianos” o “marxólogos” tienen en común su rechazo del materialismo dialéctico. Es el caso, particularmente, de todos los revisionistas, es decir, de todos los que desde el interior del movimiento obrero son partidarios de la revisión del marxismo con un espíritu de colaboración y reconciliación de las clases. En enero de 1940 Trotsky presentaba “algunos ejemplos instructivos”:
“Siempre se puede defender la vieja sociedad con los métodos materiales e intelectuales heredados del pasado. Es absolutamente impensable que se pueda derribar esta vieja sociedad y edificar una nueva sin un previo análisis crítico de los métodos en vigor (…).
Quien conozca las luchas de tendencias en el interior de los partidos obreros sabe que el tránsito al campo del oportunismo e incluso al de la reacción burguesa comienza por el rechazo de la dialéctica. Los intelectuales pequeño burgueses consideran a la dialéctica como el punto más vulnerable del marxismo y especulan al mismo tiempo sobre el hecho de que les es más difícil a los trabajadores verificar las divergencias en el plano filosófico que en el político. Todo el testimonio de la experiencia confirma este hecho tan conocido (…).
Los ejemplos de Bernstein, Kautsky y Franz Mehring son extremadamente instructivos. Bernstein rechazaba categoricamente la dialéctica como “escolástica” y “misticismo”. Kautsky manifestaba su indiferencia respecto a ella (…) Mehring fue un propagandista y un defensor incansable del materialismo dialéctico (…) el destino político de estos tres hombres es bien conocido. Bernstein acabó sus días como un obtuso demócrata pequeño burgués. Kautsky de centrista se transformó en vulgar oportunista. En cuanto a Mehring, murió comunista y revolucionario.”
TROTSKY. Carta abierta a Burnham (En defensa del marxismo)
Los revisionistas y los intelectuales pequeño burgueses reaccionarios de hoy en día beben en las mismas fuentes de los viejos métodos en defensa de la sociedad burguesa en putrefacción.
El centenario de la muerte de K. MARX (1818 - 1883) dio lugar a diferentes publicaciones y manifestaciones. La que más eco tuvo en la prensa fue el congreso internacional Cent ans de marxisme - Bilan et perspectives que tuvo lugar en la universidad de París X (Nanterre) del 27 al 30 de septiembre de 1995. Otro coloquio titulado Friedrich Engels, savant et révolutionaire se celebró del 17 a 20 de octubre. Otras manifestaciones como el debate del 14 de mayo de 1996 a la Mutualidad, del que dio cuenta ampliamente l’Humanité, la publicación de revistas y de numerosas obras parecen poner a la orden del día “la actualidad del marxismo” en el inicio de los 90. La lectura de los informes hechos públicos por los periódicos, la de los artículos aparecidos en revistas “especializadas” y el contenido de las obras de intelectuales que se dicen “marxistas” muestran una base común. Esta “conmemoración” del centenario de la muerte de K. Marx es de hecho un cuestionamiento fundamental de su obra, de la teoría científica que necesita el proletariado para vencer y que elaboró en colaboración con F. Engels. ¿Cómo, en nombre del marxismo, puede acreditarse la idea de que la crisis de la humanidad puede resolverse “reformando”, “sobrepasando” el capitalismo? Tal es el eje central que se desprende de estas publicaciones.
“EL PASADO DE UNA ILUSION” DE FRANÇOIS FURET
Por parte de los intelectuales al servicio de la burguesía, el combate abierto contra el marxismo viene ya de antiguo. Así, en su obra “El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea del comunismo”, François Furet cree poder demostrar que con la “caída de la URSS” es “la idea misma de revolución” la que muere. Apoyándose en los escritos de Hannah Arendt (Le système totalitaire, 1961) afirma que el estallido de la URSS prueba que la concepción materialista de la historia elaborada por K. Marx no sería más que una ilusión.
“La quiebra del régimen nacido de octubre de 1917 y puede que más aún el carácter radical que ha tomado privan en efecto a la idea comunista no sólo de su país de adopción sino también de toda salida: lo que ha muerto ante nuestros ojos, con la Unión soviética de Gorbachov, engloba todas las versiones del comunismo, desde los principios revolucionarios de octubre hasta su historia y hasta la ambición de humanizar su curso”.
(p. 54)
Furet exulta: se trata del “fracaso absoluto” de la revolución proletaria. Y este fracaso
“obliga a repensar convicciones tan viejas como la izquierda occidental e incluso la democracia. Comenzando por el famoso “sentido de la historia”, mediante el que el marxismo-leninismo pretendía conferir garantía de ciencia al optimismo democrático. ¿Si el capitalismo se ha convertido en el porvenir del socialismo, si es el mundo burgués el que sucede al de la “revolución proletaria”, en qué queda esta seguridad con el tiempo? El final de las prioridades canónicas deshace el encaje de las épocas en la ruta del progreso. La historia vuelve a ser ese tunel donde el hombre se adentra en la oscuridad sin saber a dónde conducirán sus acciones, sin conocer su destino, desposeido de la ilusoria seguridad de una ciencia de lo que hace. Privado de Dios el individuo democrático ve temblar sobre sus bases, en este fin de siglo, la divinidad histórica: angustia que va a necesitar conjurar.
A esta amenaza de la incertidumbre se une en su espíritu el escándalo de un futuro cerrado. Habituado a conferir un poder ilimitado a la sociedad, puesto que le promete que es libre como todos e igual a todos, aún falta, para que pueda un día sobrepasar el horizonte del capitalismo, ir más allá de ese universo donde existen ricos y pobres. Mas el fin del comunismo le devuelve, por el contrario, al interior de la antinomia esencial de la democracia burguesa, que redescubre como si fueran de ayer mismo los términos complementarios y contradictorios de la ecuación liberal, los derechos humanos y el mercado; por ahí compromete el fondo mismo de lo que ha constituido el mesianismo revolucionario desde hace dos siglos. La idea de otra sociedad se ha convertido en algo casi imposible de pensar, y es más, nadie avanza a este respecto en el mundo actual ni el esbozo de un nuevo concepto. Henos aquí condenados a vivir en el mundo en que vivimos.”
(p. 54)
El capitalismo es pues el único porvenir posible y las masas no tienen otra salida que someterse a su explotación. Para Furet, en efecto, el capitalismo “no pude ser la cabeza de turco de las desgracias del siglo XX”. Las guerras mundiales no han sido guerras imperialistas: “lo que la hecatombe tiene de extraordinario encuentra con Lenin sus responsables y sus cabezas de turco a escala de la masacre: el imperialismo, los monopolios capitalistas, la burguesía internacional”.
Según Furet, la destrucción de la URSS haría caduca esta tesis. Pero el plumífero de la burguesía no tiene otra explicación: “la primera guerra mundial es el acontecimiento más enigmático de la historia”. Las masas serían pues responsables del alineamiento de los jefes socialdemócratas a la unión sagrada y a la defensa de los intereses de su propio imperialismo. ¡Las masas labran su propia desgracia!
Por lo que respecta a la segunda guerra mundial, nos encontraríamos frente a una “guerra ideológica”. Furet retoma y asume el término de Hannah Arendt de “estado totalitario” para cualificar tanto al estado hitleriano como al régimen estalinista. Tanto el uno como el otro serían el producto de una revolución. Furet recurre incluso a la moral cristiana: “En el siglo XX el hombre ha reemplazado a Dios como dueño de su destino”. Y las “locuras políticas” (fascismo y estalinismo) han nacido de esta substitución. El proletariado sólo tiene una solución: someterse a la explotación capitalista y creer… ¡en el más allá!
Furet, “especialista” universitario en Historia de la Revolución francesa, desea exorcizar completamente la revolución que comenzó en 1917 en Rusia, la revolución proletaria. Es por ello que dice: “La voluntad de enlazar con el carácter universal de la Revolución francesa lleva a la catástrofe”.
La revolución rusa demostró que la historia puede “realizarse por la voluntad de los hombres”. La caída de la URSS revelaría la ilusión que encierra esta proposición. Para los que no pueden resignarse con “el mundo en que vivimos” no queda más que un remedio implícito: Dios.
Este discurso reaccionario ciertamente no es nuevo, solamente se adapta a las necesidades de la burguesía en crisis para la defensa de sus intereses.
DEL COMUNISMO A LA “REFUNDACION DE LA DEMOCRACIA”, PHILIPPE HERZOG
Lo que es nuevo es que en el seno del movimiento obrero sea tan abierta y sistematicamente retomado el discurso reaccionario de la burguesía. “Neomarxistas”, “marxianos”, “marxólogos”, se refieren, cada uno a su manera, a esas tesis reaccionarias y plantean la misma cuestión que Furet: “¿Qué hay que conservar de Karl Marx?”.
Un artículo de Philippe Herzog, aparecido en “La Lettre de confrontation” de marzo de 1995, llamaba a L’Humanité y al PCF a reconocer los trabajos de Furet, H. Arendt y compinches:
“El libro de F. Furet ‘El pasado de una ilusión’, apasionante y esclarecedor, tiene una amplia audiencia. Espero que lo lean muchos comunistas (…) Desconocedores de la obra fundamental de Hannah Arendt y tantos otros trabajos, los comunistas no aceptan de ningún modo el concepto de ‘sistema totalitario’. Sin embargo, H. Arendt elucida lo esencial que retoma Furet: un sistema de poder totalitario es aquél que tiende a cumplir una lógica de la historia, sirviéndose para ello de un partido y de un aparato de estado y policiaco que ejerce una dominación total sobre los individuos hasta destruirlos (…) En este sentido puede hacerse la comparación entre comunismo, bolchevismo y fascismo”.
Buen “demócrata” burgués, Philippe Herzog caracteriza un estado según su forma y no según su naturaleza de clase. En 1939, a propósito de la naturaleza de la URSS, Trotsky se refería a las proposiciones de los que identificaban estalinismo y fascismo:
“Por una parte, la burocracia soviética ha asimilado los métodos políticos del fascismo; por otra, la burocracia fascista, que de momento se limita a ‘medidas parciales’ de intervención gubernamental, tiende hacia la estatización de la economía, a la que pronto llegará”.
Y comentaba:
“La primera afirmación es perfectamente justa; pero es falso afirmar (…) que el ‘anticapitalismo’ fascista sea capaz de llegar a expropiar a la burguesía. Las medidas ‘parciales’ de intervención del estado y de nacionalización difieren en realidad de la economía estatizada y planificada tanto como las reformas difieren de la revolución. Mussolini y Hitler no hacen más que ‘coordinar’ los intereses de los propietarios y ‘regularizar’ la economía capitalista, y ello, en lo esencial, con fines militares”.
Esta aparentemente radical condena del estalinismo por parte de Herzog no es más que palabrería. Philippe Herzog y el PCF combaten tanto, hoy como ayer, la revolución proletaria y la democracia obrera. Los artículos publicados por L’Humanité con motivo del film de Ken Loach “Tierra y libertad” son esclarecedores: justificar y defender la política contrarrevolucionaria de Stalin y de los PCs que estranguló la revolución española.
Con el fin de ceñirse abiertamente al sistema capitalista y a la defensa del orden burgués, P. Herzog nos propone “revisar” a Marx.
“Paul Ricoeur tiene razón al señalar que los marxistas no han comprendido las aportaciones históricas de la democracia liberal, producto de las luchas populares. El mismo Marx debe ser coregido a este respecto por Tocqueville. La negación por los bolcheviques del mercado, de la iniciativa privada y del estado de derecho ha llevado a la quiebra del socialismo ‘real’. La ética no ha quedado a salvo: los excesos del odio al empresario capitalista, la cerrazón de cara al otro, son evidentes. Lo he dicho en numerosas ocasiones a los comunistas: según mi parecer la ética del poder de Ghandi es muy superior a la de Lenin”.
Furet podría reclamar derechos de autor:
“La crítica radical de la burguesía nace, fundamentalmente, de la idea socialista, del hegelianismo de izquierda del que saldrá Marx (…). El odio hacia la burguesía no es mas que en apariencia el odio hacia el otro… el odio a uno mismo.”
Philippe Herzog fija al PCF y a los comunistas un nuevo objetivo:
“Sé que los comunistas han empezado a considerar el valor de la democracia y a defenderla. Pero queda mucho camino por andar aún para asimilar una dimensión más amplia: enriquecerse de los otros, de sus valores, de sus experiencias. Pueden intentar buscar un nuevo mensaje de alcance universal. Pero, por mi parte, no creo que sea fecundo pretender sólo una refundación comunista. Creo en la necesidad de un cruce de las diferentes aportaciones históricas, y por tanto del comunismo, en una obra plural de refundación de la democracia y de su base económica cuyas dimensiones serían: reparto y difusión de los poderes, gestión de la eficacia social, cooperación dentro de una conflictualidad abierta y constructiva. Como señala F. Furet para imaginar un futuro más allá del comunismo, tenemos la obligación de reelaborar las herencias”.
Teniendo en cuenta su lugar en el aparato del PCF P. Herzog juega el papel de punta de lanza para que el PCF continúe y redoble su energía en una acción de desarmamiento teórico de la clase obrera. Los comunistas, la clase obrera, deberían “enriquecerse de los otros”. ¿Pero quiénes pueden ser “los otros” sino la burguesía? El objetivo, pues, es que el PCF abra la vía en el interior del movimiento obrero a la asociación capital-trabajo. La preparación del XXIX congreso del PCF, que debe celebrarse a finales de año, muestra que los consejos de Herzog han sido escuchados (CPS volverá sobre el tema). Las diferentes fracciones salidas del ex-aparato estalinista se han convertido hoy en punta de lanza de una nueva ofensiva generalizada contra el marxismo.
EL CONGRESO “MARX INTERNACIONAL”
La prensa ha saludado como un acontecimiento el congreso Marx internacional que se ha realizado bajo la iniciativa de la revista Actuel Marx dirigida por Jacques Bidet y Jacques Texier. Su programación ha sido presidida por un comité constituido por las diez revistas siguientes: Alternative économique, Raison Présente, La Pensée, Futur Antérieur, Nouvelles questions féministes, L’Homme et la société, Critique communiste, Écologie politique, Revue M, Politis la revue. Un centenar de revistas e instituciones académicas le han aportado su apoyo. Entre ellas se encuentra: Actuel Marx Argentine, Actuel Marx Brésil; numerosas revistas de Europa accidental: Cahiers d’histoire IRM Paris, Les temps modernes Paris, L’association des amis de Louis Althusser, les cahiers Léon Trotsky, Grenoble; instituciones y revistas de Atenas, Roma, Milán, Florencia, Barcelona, Madrid, Lisboa, Bruselas, Londres, Frankfurt, Bremen…; instituciones y revistas de Europa del Este y de la ex URSS, de América latina, de Asia (Tokio, Seúl, una delegación vietnamita).
La revista Sciences humaines nº 63, de julio de 1996, publica un dossier titulado Le destin du marxisme. Veamos la presentación que hace de algunas de las principales revistas francesas:
“Actuel Marx’: creada en 1987 por J. Bidet y J. Texier, propone proceder a una relectura crítica del marxismo. Los filósofos Etienne Balibar, Geoges Labica, Mickaël Löwy (…) figuran en su comité de redacción.
‘Futur Antérieur’: revista bimensual publicada por las ediciones Harmattan. Dirección J. Marie Vincent (París VIII).
‘La pensée’: decana de las revistas marxistas, fue fundada en 1939 por el Institu de Recherche Marxiste (convertido en ‘Espace Marx’ en 1995).
‘Revue M’: M por ‘Mensuel, marxiste, mouvement’; creada en 1986, cuenta con la colaboración de profesores de París VIII (Michèlle Riot-Sarcey, Denis Berger), de ex comunistas (el antiguo ministro Anicet Le Ports), del historiador Gilles Pérault, del ecologista Alain Lipiet”.
Se trata fundamentalmente de intelectuales ligados al aparato estalinista del PCF o salidos de él. En otro artículo de la misma revista (encabezado: Intellectuels: les chemins de la reconversion) podemos leer:
“La crisis de los partidos comunistas nos obliga a replantearnos los postulados fundadores de la doctrina marxista (…) los pensadores y corrientes influenciados por el marxismo han divergido en cuanto a la actitud a adoptar. En Europa continental unos han emprendido un inventario del marxismo procediendo a una relectura crítica de la obra de Marx, otros han levantado acta de la obsolescencia del marxismo observando nuevos horizontes intelectuales. Ironía de la historia, actualmente es en los países anglosajones, tradicionalmente refractarios al pensamiento marxista, donde se observa una renovación del pensamiento marxista.
El marxismo de inventario es en Francia esencialmente el que hace la revista Actuel Marx (..), reúne a intelectuales que al igual que G. Labica, E. Balibar, Y. Quinion. O. L. Sée, han pertenecido, o pertenecen aún, al PCF pero que pretenden realizar una reflexión independiente, libre de toda carga partidista”.
Dejemos que sea Actuel Marx quien precise sus objetivos y de qué “independencia” se trata:
“Las sociedades llamadas ‘comunistas’ se hunden. Las organizaciones de referencia marxista están en crisis y al mismo tiempo al margen de toda ortodoxia se desarrolla especialmente en los grandes países desarrollados una importante producción intelectual que renueva las tradiciones marxistas y las confrontan con otros componentes mayores de la cultura contemporánea.
Actuel Marx se propone, desde su fundación en 1987, ser un laboratorio de estas nuevas reelaboraciones (subrayado nuestro). Su objetivo es el de abrirse a la constitución de una verdadera comunidad científica. Revista internacional dedicada a la recepción y discusión de cuestiones teóricas fundamentales y de problemáticas nuevas, se dirige a un amplio público de disciplinas diversas: filosofía, historia, economía, derecho, ciencias sociales.
Actuel Marx ofrece cada año dos números, en realidad dos verdaderos libros con un tema propio cada uno de ellos, así como firmas regulares que cubren lo esencial de la literatura marxista mundial.
Actuel Marx se inscribe en el contexto del centro de filosofía política, económica y social en el Centre National de la Recherce Scientifique (CNRS) adcrito a la universidad de París”.
Estas líneas precisan de algunas aclaraciones:
a) Hay que destacar el lugar central del PCF (y de los PCs en general) y de los hombres y organismos que han surgido de la actividad emprendida por Actuel Marx desde 1987. Bajo una cobertura “científica” esta revista se fija el objetivo de centralizar y federar cualquier investigación o estudio sobre el “marxismo”. Bajo un aspecto reemplaza el papel jugado en otros tiempos por la internacional estalinista cuando los PCs se alineaban en defensa de los intereses de la burocracia del Kremlin. En la actualidad esta “renovación de las tradiciones marxistas” se afirma como una supeditación abierta a la ideología burguesa que es “el componente más importante de la cultura contemporánea”. De hecho el aparato de estado de la burguesía, a través de la universidad y de los centros de investigación se ocupa del combate contra el marxismo con la excusa de actualizarlo; la universidad suministra la cobertura científica y los medios financieros.
b) La adhesión a esta empresa de Crítica comunista (revista oficial de la LCR) de Daniel Bensaïd (miembro de la dirección de la LCR) que multiplica las “comunicaciones” a Actuel Marx y las intervenciones en los coloquios o foros del PCF se hace en nombre de la IV Internacional. El revisionismo pablista, del que salió la LCR, está en el origen de la destrucción de la IV Internacional. Pero hoy en día este aval no es inocente: busca asimilar el combate llevado por Trotsky y la IV Internacional a esta ofensiva generalizada contra el marxismo. La participación oficial en el congreso de Pierre Broué, la Contribution au débat sur le cours du capitalisme à la fin du Xxème. Siècle aportada por Marc Chesnais refuerzan esta empresa. Conviene intentar destruir lo que queda del combate llevado en defensa del marxismo por la reconstrucción de la IV Internacional. El lugar que ocupan algunos en este dispositivo debe menos al mediocre valor actual de sus trabajos que a la etiqueta de trotskystas que ostentaban hasta hace bien poco.
Se trata, pues, fundamentalmente del reagrupamiento de la “comunidad científica” de los intelectuales al servicio de la ideología burguesa: CPS publicará ulteriormente un estudio preciso de determinados artículos u obras mostrando que “el laboratorio de estas nuevas reelaboraciones” se sitúa en el marco de un combate abierto por la destrucción del marxismo y el desarmamiento de la clase obrera.
LOS FALSIFICADORES
Se impone una aclaración. Todos estos “acercamientos” al marxismo reposan sobre falsificaciones: el “marxismo-leninismo” es una. Fueron los estalinistas os que tras la muerte de Lenin, y para mejor falsificar a Marx (y a Lenin), utilizaron esta caracterización y especialmente a fin de desarrollar la “teoría” de “la construcción del socialismo en un solo país”. Los marxistas, en aquella ocasión Trotsky, han combatido esta teoría y emitido el pronóstico histórico correcto. A propósito del “proyecto de programa de la IC”, escribía en 1928:
“el peligro político de la nueva teoría reside en la comparación errónea establecida entre las dos palancas del socialismo mundial: nuestras realizaciones económicas y la revolución proletaria mundial. Sin la victoria de esta última no construiremos el socialismo. Los obreros de Europa y del mundo entero deben comprender claramente esto. La construcción económica tiene una importancia enorme. Si la dirección se equivoca, la directura del proletariado se debilita; su caída sería un golpe tal para revolución internacional que ésta no se repondría durante una larga serie de años. Pero la decisión del proceso histórico entre el mundo del socialismo y el mundo del capitalismo depende de la segunda palanca, es decir, de la revolución proletaria mundial. La importancia gigantesca de la Unión Soviética proviene de que es la base de apoyo de la revolución mundial, y no de su capacidad para construir el socialismo independientemente de la revolución mundial”.
(Trotsky, Obras tomo I - La Internacional Comunista después de Lenin, Akal editor 1977, pp. 143-144).
La afirmación: el socialismo, y a mayor abundamiento el comunismo, se realizó en la URSS y en los otros países en los que el capital fue expropiado es una falsificación. En el prefacio francés a su libro “La revolución permanente” el marxista Trotsky explicaba:
“El marxismo parte del concepto de la economía mundial, no como una amalgama de partículas nacionales, sino como una potente realidad con vida propia, creada por la división internacional del trabajo y el mercado mundial, que impera en los tiempos que corremos sobre los mercados nacionales.
Las fuerzas productivas de la sociedad capitalista rebasan desde hace mucho tiempo las fronteras nacionales. La guerra imperialista fue una de las manifestaciones de este hecho. La sociedad socialista ha de representar ya de por si, desde el punto de vista de la técnica de la producción, una etapa de progreso respecto al capitalismo. Proponerse por fin la edificación de una sociedad socialista nacional y cerrada, equivaldría, a pesar de todos los éxitos temporales, a retrotraer las fuerzas productivas deteniendo incluso la marcha del capitalismo.”
(León Trotsky, Obras escogidas tomo I, Edit. Fundamentos, 1976, pp.91-92)
Otra falsificación: la voluntad revolucionaria de Stalin, la burocracia estalinista y sus agentes. Sóllo los marxistas, y una vez más Trotsky, han establecido el porqué y el cómo el estado obrero de la URSS degeneró, como se formó una burocracia parasitaria y contrarrevolucionaria y el papel que ésta jugó. Sólo los marxistas han puesto de relieve y han combatido la acción contrarrevolucionaria de la burocracia del Kremlin.
La burocracia del Kremlin y su aparato internacional alcanzaron su máxima pujanza a finales y recién concluida la segunda guerra mundial. En estrecha colaboración con el imperialismo dividieron Europa en dos zonas de influencia, y Alemania en cuatro de ocupación, a fin de contener y hacer retroceder la oleada revolucionaria producto de la guerra y del hundimiento del imperialismo alemán y, en el caso de Alemania, para paralizar y aplastar al proletariado alemán. Los que condenan el marxismo pasan todo esto a beneficio de inventario.
Han sido los marxistas (Trotsky) los que han establecido que, en el caso en el que una revolución política no derribara en la URSS a la burocracia contrarrevolucionaria y el capital no fuera expropiado por el proletariado en los países imperialistas dominantes de Europa, la burocracia restauraría el capitalismo.
“Sin embargo, admitamos que ni el partido revolucionario ni el contrarrevolucionario se adueñen del poder. La burocracia continúa a la cabeza del Estado. La evolución de las relaciones sociales no cesa. Es evidente que no puede pensarse que la burocracia abdicará en favor de la igualdad socialista. Ya desde ahora se ha visto obligada, a pesar de los inconvenientes que esto presenta, a restablecer los grados y las condecoraciones; en el futuro, será inevitable que busque apoyo en las relaciones de propiedad”.
(León Trotsky, La revolución traicionada, Edit. Fontamara, 1977 p. 239)
Con otras palabras, la burocracia del Kremlin es en última instancia el factor restauracionista decisivo en la URSS, lo que no impidió a Trotsky apreciar justamente, en 1940, que el Kremlin debería expropiar el capital en los países que como consecuencia del pacto germano-ruso de 1939, el ejército de la URSS ocupaba en la parte este de Europa. Pero señalaba, al mismo tiempo, el contenido contrarrevolucionario a escala de Europa y del mundo de la política del Kremlin. En un texto titulado “Nuevamente y una vez más sobre la naturaleza de la URSS” Trotsky escribía:
“La ocupación de Polonia oriental por el Ejército Rojo es, por supuesto, un “mal menor” en comparación con la ocupación del mismo territorio por las tropas nazis. Pero este mal menor se obtuvo porque se aseguró a Hitler la conquista de un mal mayor”.
(León Trotsky, En defensa del marxismo, Edit. Fontamara 1977, p. 50)
Al final de la segunda guerra mundial el ejército de la burocracia del Kremlin ocupó, de acuerdo con las potencias imperialistas victoriosas, toda la parte este de Europa. Alemania fue repartida en cuatro zonas de ocupación. Para las potencias imperialistas victoriosas en aquel tiempo lo importante era contener y después hacer retroceder la oleada revolucionaria que ascendía en Europa y particularmente aplastar políticamente al proletariado alemán, evitando que se produjera en Alemania, como al final de la Primera guerra mundial, una revolución proletaria. Tal fue el principal papel de la ocupación por el ejército del Kremlin de la parte este de Europa y de Alemania.
La burocracia del Kremlin decidió expropiar el capital, según sus propios métodos y medios, en los países que ella controlaba sólo cuando se vio enfrentada, por una parte, a la incipiente “guerra fria” declarada por las potencias imperialistas bajo la batuta del imperialismo USA, y, por otra, a la incompatibilidad entre la economía planificada de la URSS (sobre la base de la propiedad estatal de los medios de producción) y el mantenimiento de la economía capitalista en aquellos países que controlaba. E hizo todo esto con unas condiciones y bajo una línea (la susodicha “construcción del socialismo en un solo pais”) que al final no podía más que concluir con… la restauración capitalista. Esto sólo los marxistas lo han analizado y previsto, combatiendo por la revolución proletaria en el este y en el oeste (revolución social y revolución política). Los marxistas son aquellos que han sido y continúan siendo fieles al programa y a las posiciones elaboradas por Trotsky concentradas en el programa de la IV Internacional que Trotsky fundó.
A fin de cuentas la burocracia del Kremlin y sus satélites han estallado bajo las presiones contradictorias del imperialismo y del proletariado. Cada una de sus fracciones se ha revelado como “restauracionista”. El imperialismo, y de forma notoria el estadounidense, ha ejercido una enorme presión sobre la URSS y los países de la parte este de Europa en el curso de la “guerra fría” , aislando su economía del mercado mundial y de la división internacional del trabajo, mediante la carrera de armamentos (sobre todo desde que Reagan accedió al poder en 1981). Todo ello ha multiplicado las desastrosas consecuencias de la gestión por las burocracias de la economía planificada sobre la basa de la propiedad estatal de los medios de producción, en función de sus intereses y de la defensa y el acrecentamiento de sus privilegios, sobre la base de la pretendida “construcción del socialismo en un solo país”.
DEFENDER EL MARXISMO
DEFENDER EL MATERIALISMO DIALECTICO (2)
(CPS 64, 16 de septiembre de 1996)
LA REINTRODUCCION DEL CAPITALISMO EN LA EX URSS EXIGE INTENTAR DESTRUIR EL MARXISMO.
La caída del muro de Berlín en 1989 es el final de un largo proceso de una cadena de explosiones revolucionarias cuyo punto de salida fue el movimiento revolucionario de Berlín este en 1953. Este combate del proletariado de Europa del este combinado con el movimiento de masas en la misma URSS fue un potente factor de dislocación de la burocracia del Kremlin. El conjunto de este proceso puso a la orden del día la revolución política. Esto significa que sobre la base de la propiedad estatal de los medios de producción, del monopolio del comercio exterior, el proletariado tenía la posibilidad de orientar su combate hacia la liquidación de la burocracia parasitaria, hacia la restauración de la democracia de los Soviets, hacia la instauración de su dictadura o la restauración (URSS).
En ausencia de partido obrero revolucionario, la movilización de masas no ha podido desembocar en la revolución política. La destrucción de la IV Internacional, la liquidación de toda posibilidad de combate para reconstruirla ha sido un factor determinante. La presión del imperialismo se ha ejercido potentemente. En ninguna parte el proletariado ha tenido la posibilidad de plantear su candidatura al poder y combatir para instaurar este poder político. En dichas condiciones, la dislocación de la burocracia del Kremlin ha llevado a la dislocación de la URSS, del estado obrero degenerado salido de la Revolución de Octubre de 1917. En las repúblicas de la ex-URSS las fracciones de la burocracia del Kremlin han emprendido la liquidación de la propiedad estatal de los medios de producción, del monopolio del comercio exterior y han dirigido la restauración del capitalismo.
Si bien la restauración del capitalismo está muy avanzada en la ex-URSS el orden burgués, los estados burgueses, no pueden ser verdaderamente restaurados y estabilizados más que enfrentando al proletariado. Esta restauración del capitalismo en la ex-URSS, en el este de Europa (como en China) implica, tal y como lo explicaba Trotsky, “un descenso catastrófico de la economía y de la cultura”. Por otra parte, según las estimaciones del BIRD, el PIB del la CEI alcanzará con dificultad en la actualidad el 48% del de 1989; la esperanza de vida ha retrocedido.
Sin embargo los principales ataques se aplazaron para después de las elecciones presidenciales en Rusia de junio de 1996. Los desarrollos políticos que han tenido lugar desde 1989 han mostrado que los proletariados de la parte este de Europa y de la URSS han sido cortados de su propia historia. El proletariado ruso ha sido cortado de la Revolución de Octubre de 1917: la burocracia estalinista exterminó a capas enteras de proletarios afirmando que ella era la heredera y la continuadora de la Revolución de Octubre. Para el proletariado de la Europa occidental la dislocación de la URSS sin que la revolución política haya estallado es un considerable factor de desconcierto. Por primera vez desde hace casi 80 años, la clase obrera se ve despojada del formidable apoyo que representaba Octubre de 1917; expropiación del capital, destrucción del Estado burgués, construcción de un Estado obrero: tal era la perspectiva sobre la cual era posible combatir.
Hoy en día, la ofensiva generalizada que los imperialismos europeos ya han desencadenada contra los proletariados de la Europa occidental y que se ven obligados a acentuar considerablemente, la ofensiva que el gobierno de Yeltsin salido de las elecciones de junio de 1996 debe lanzar, bajo la presión del imperialismo estadounidense, contra el proletariado ruso ponen a la orden del día enormes enfrentamientos de clase. A través de estos enfrentamientos los proletariados de Europa, el proletariado unificado de Alemania, el proletariado ruso, buscarán la forma de abrirse una salida política a través de estos enfrentamientos volviendo a enlazar con su propia historia. Tanto el imperialismo como sus aparatos a sueldo tienen una clara consciencia (el encarnecido combate para impedir la simple llegada al poder de un gobierno del SPD lo muestra). Los ataques actuales contra el marxismo se inscriben en el intento de impedir esa maduración política, lo que requiere intentar desposeer al proletariado del arma teórica y política del marxismo del marxismo.
Las diferentes fracciones salidas del aparato estalinista juegan un papel central en esta empresa. Teniendo en cuenta la historia del movimiento obrero francés, el PCF y las diferentes fracciones que de él han salido tienen una tarea particular que cumplir: la decisión de hacer aparecer desde 1987 la revista Actuel Marx no es producto del azar ni la simple preparación de una conmemoración. Fue en 1987 cuando Gorbachov hizo votar una ley esencial cuestionando la propiedad estatal de los medios de producción.
¿QUE ES EL MARXISMO?
LA LUCHA DE CLASES ES EL MOTOR DE LA HISTORIA
El análisis de la historia de la lucha de clases y de sus causas, la utilización de lo que Lenin llamó “las tres fuentes del marxismo” (la filosofía alemana, la economía política inglesa, el socialismo francés) radicalmente refundidas en el fuego de la lucha de clases del proletariado ascendente, permitieron a Marx y a Engels elaborar la “ciencia”, la teoría que necesita el proletariado para emanciparse. No fue por azar que entre 1845 y 1847, en vísperas de la Revolución europea de 1848, elaborasen la concepción materialista de la historia.
“La historia de toda sociedad hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases”. Esta tesis afirmada al principio del Manifiesto del Partido Comunista, redactado en 1847 como programa de la Liga de los Comunistas, constituye la más importante conclusión de la concepción del materialismo histórico. El motor de la historia es la lucha de clases, la lucha por los intereses materiales. Karl Marx precisa por otra parte en 1852 en una carta a Weydemeyer:
“… por lo que a mí se refiere, no es a mí a quien corresponde el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna, como tampoco la lucha que libran entre sí en esa sociedad… Lo que yo he aportado de nuevo es: 1º, demostrar que la EXISTENCIA DE LAS CLASES no está vinculada más que a FASES HISTORICAS DETERMINADAS DEL DESARROLLO DE LA PRODUCCION; 2º, que la lucha de clases lleva necesariamente a la dictadura del proletariado; 3º, que esa misma dictadura no representa más que una transición hacia LA ABOLICION DE TODAS LAS CLASES y hacia una SOCIEDAD SIN CLASES. [Marx/Engels, Cartas sobre El Capital, Edit. Laia, 1974 p.50] La condición vital de toda sociedad basada en el antagonismo de clases es la existencia de una clase oprimida (…) La condición para la liberación de la clase trabajadora es la abolición de las clases al igual que la condición para la liberación del tercer estado, del estamento burgués, fue la abolición de todos los estados y estamentos (…) Entretanto, el antagonismo entre el proletariado y la burguesía es una lucha de clases contra clases, lucha que, llevada a su máxima expresión, es una revolución total (…) Hasta en las vísperas de cada transformación general de la sociedad, el último grito de la ciencia social siempre será: ‘el combate o la muerte, la lucha sanguinaria o la nada, así se plantea invenciblememente la cuestión’ (cita de George Sand)”.
(Marx/Engels, op. cit., traducimos del francés la segunda parte de la cita al carecer de versión castellana publicada)
El materialismo histórico ha estado sujeto a virulentos ataques por parte de la burguesía. Cuando Furet explica que el odio al capitalista es el odio al otro expresa la necesidad que tiene la burguesía de impedir a la clase obrera el combate por la destrucción del modo de producción y de explotación capitalista. Para ello precisa impedir que la clase obrera se constituya en clase independiente, es decir en “partido político distinto, opuesto a todas las antiguas formaciones de partidos de las clases poseedoras”.
En el interior del movimiento obrero los revisionistas de toda calaña son partidarios de la colaboración y reconciliación entre las clases (verbi gratia: política de la “unión sagrada” de la socialdemocracia en 1914; política de Frentes Populares en los años 30…). Hoy en día, en respuesta a las exigencias de la burguesía, el PS, el PCF , predican la cogestión como media de mantener a la clase obrera bajo la dominación económica y política de la burguesía. Este es el sentido de la nueva definición del nombre “comunista” presentado por el PCF en su 28 congreso:
“Desde su aparición esta palabra ha sido amalgamada a un colectivismo nivelador (sic) (…)¡En nuestro país tiene una larga tradición! (…) el comunismo es una tendencia de nuestro pueblo por la libertad y la igualdad (…). En el siglo XIX, los fundadores del marxismo la han ligado al proletariado, a la clase obrera (…). Más de un siglo después las cosas han cambiado, la clase obrera se ha transformado, diversificado, ampliado (…). Liberar la sociedad de la dominación capitalista no implica privilegiar los intereses de una clase particular (…).
Para nosotros el término comunista significa: (…) la autogestión y nuevas relaciones entre ciudadanos y política, estado y sociedad… “
En el marco de la preparación de su 29 congreso, el PCF se orienta abiertamente en la vía de la cogestión. Y D. Bensaïd, que tiene bien aprendida su lección, repite que la lucha de clases no es (¡el único!) motor de la historia:
“Los conflictos que surgen de las relaciones sociales no son reductibles únicamente a relaciones entre clases. Se dan contradicciones entre los sexos, entre el ser humano y la naturaleza, entre naciones ricas y dominadas, etc… En lo que concierne al proletariado, es posible que nos encontremos ante un problema de vocabulario por lo ligado que está el término a estereotipos”.
(entrevista con Futurs communisme autrement, mayo de 1996)
Una vez más Bensaïd falsifica: no se trata de enumerar los diferentes tipos de conflictos que existen en la sociedad. La cuestión es saber cual es el motor de la historia. Las contradicciones fundamentales de las que parten los otros “conflictos” son los antagonismos de clase: la lucha de clases es el motor de la historia.
ABOLIR EL MODO DE PRODUCCION CAPITALISTA O “SUPERARLO”
Si los “neomarxistas”, “marxiologos” y “marxianos” se complacen en tomar prestados tal o cual concepto de K. Marx no es sino para rechazar su aspecto fundamental, al que lleva todo el análisis de Marx:
“El monopolio del capital se convierte en grillete del régimen de producción que ha crecido con él y bajo él. La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Esta salta hecha añicos. Ha sonado la hora final de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados.”
(K. Marx, El Capital, tomo I edit. Fondo de Cultura Económica, 1972 pp. 648 y 649)
“Lo que distingue al comunismo no es la supresión de la propiedad en general, sino la abolición de la propiedad burguesa.
Pero la propiedad privada burguesa moderna es la expresión última y más perfeccionada de la producción y apropiación de los productos, la cual se basa en los antagonismo de clase, en la explotación de los unos por los otros.
En este sentido, los comunistas pueden resumir su teoría en la expresión “abolición de la propiedad privada”.
(K. Marx, El Manifiesto Comunista, OME Obras Marx-Engels-9, edit. Grijalbo, l978 pp 150)
La defensa de la “propiedad burguesa”, de la propiedad privada de los medios de producción es el leiv-motiv de los revisionistas de todos los tiempos. El PCF coloca “la exigencia de democracia”, “las libertades burguesas” “en el corazón de todas las encrucijadas contemporáneas”. Durante mucho tiempo el PCF ha pensado “que la sociedad no podía liberarse del capitalismo mas que por medio de la dictadura del proletariado y de la estatalización de la economía (…). Pero la experiencia de la URSS muestra que no basta con abolir el capitalismo para superarlo. Querer construir una sociedad que le sea superior, no significa hacer tabla rasa de la sociedad existente para edificar otra completamente nueva de pies a cabeza (…).” (28 congreso del PCF)
En contacto con los intelectuales del PCF, D. Bensaïd convierte a Marx en un osado “contrabandista de lo posible” (echa mano del titulo de una obra de Michel Vadée). Afirma en la introducción de su libro Marx l’intempestif que “fidelidad crítica no es piedad conservadora”. Entre las numerosas “lecturas posibles” de K. Marx, afirma haber escogido su camino y compañía: la de Walter Benjamin y Antonio Gramsci. ¿Cual es la interpretación de Marx que hace D. Bensaïd?
“¿Una tentación determinista en el pensamiento de Marx?.
Estamos tentados de responder que ‘sí’ cuando habla de ‘leyes científicas’. Pero al mismo tiempo se autocorrige.
El objeto de su crítica -el capitalismo- no funciona como un reloj mecánico. “La teoría de Marx desemboca en lo posible, lo deseable: no se cierra en un sistema de predicciones. Tratandose del mercado, hoy en día es el discurso del liberalismo el que es determinista. Me atreveria a decir: tan necesaria es la planificación como posible el mercado”. Lo que le lleva a considerar ‘que el término superación del capitalismo es indudablemente más apropiado que el de abolición’ (L’Humanite, 17 de mayo de 1996)
No es Marx quien se “corrige”; es D. Bensaïd quien reduce la concepción materialista de la historia al concepto mecanicista del determinismo a fin de negar el carácter ineluctable de la revolución proletaria que se deduce de todo el análisis hecho por Marx sobre el funcionamiento del sistema capitalista. Las “interpretaciones” del marxismo de D. Bensaïd completan las de sus acólitos salidos del aparato estalinista contrarrevolucionario y participa de la empresa de destrucción del marxismo. La “posible superación del capitalismo”, que se ha convertido en un leiv-motif del PCF, ha sido retomada por D. Bensaïd. Es de hecho la defensa de la propiedad privada burguesa y de la libertad de empresa. ¡Y todo ello en nombre de K. Marx!
¿DICTADURA DEL PROLETARIADO O DEMOCRACIA BURGUESA?
Muchos de los que pretenden referirse a K. Marx no dudan en utilizar el hecho de que no escribiera la parte de El Capital que pretendía consagrar al Estado para afirmar que sus posiciones a este respecto son vagas o se prestan a diferentes interpretaciones. En realidad, pero, desde 1852, Marx y Engels afirmaron que el proletariado debe destruir la máquina del estado burgués por cuanto es el instrumento de su explotación.
La experiencia de la Comuna permitió precisar a Marx:
“… verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa, no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático militar, como venía sucediendo hasta ahora sino demolerla (subrayado por Marx; en el original: zerbrechen), y ésta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente.”
(Citado por Lenin en El estado y la revolución, Obras Escogidas tomo II, Edit. Progreso, 1970 pp.322 - 323)
El proletariado debe constituirse en clase dominante. Para ello se servirá:
“… su hegemonía política para despojar paulatinamente a la burguesía de todo su capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del estado, es decir del proletariado organizado como clase dominante…” ( Karl Marx, Manifiesto Comunista, OME-9 Obras de Marx-Engels, Edit. Grijalbo, 1978 pág. 156) “La lucha de clases lleva necesariamente a la dictadura del proletariado” (Carta a Weydmeyer, 1852)
Las fracciones que han salido del aparato estalinista intentan hoy hacer creer que la “dictadura del proletariado” fue una invención de Lenin y de los bolcheviques, que conduce a los “horrores del estalinismo”, y que se opone al pensamiento de K. Marx. Pero las precisiones que aportó Lenin están en total armonía con la teoría de Marx. Y así, en El estado y la revolución (agosto-septiembre de 1917), Lenin escribe a propósito de la carta de Marx a Weydemeyer (1852) que citamos más arriba:
“Lo fundamental en la doctrina de Marx es la lucha de clases. Así se dice y se escribe muy frecuentemente. Pero no es exacto (…) Porque la teoría de la lucha de clases no fue creada por Marx, sino por la burguesía, antes de Marx, y es, en términos generales, aceptable para la burguesía. Quien reconoce solamente la lucha de clases no es aún marxista (…) circunscribir el marxismo a la teoría de la lucha de clases es limitar el marxismo, tergiversarlo, reducirlo a algo que la burguesía pude aceptar. Marxista sólo es el que hace extensivo el reconocimiento de la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado. En ello estriba la más profunda diferencia entre un marxista y un pequeño (o un gran) burgués adocenado. En esta piedra de toque es en la que hay que contrastar la comprensión y el reconocimiento real del marxismo.”
(Lenin, El estado y revolución, Obras Escogidas, Tomo II, Edit. Progreso 1970, p. 720)
Para K. Marx no existe la democracia en general. Es partidario de la supresión del parlamentarismo burgués por el proletariado. La democracia burguesa no es más que decidir cada tres o seis años qué miembros de la clase dirigente “representarán y pisotearán al pueblo en el Parlamento…” La dictadura del proletariado es la democracia obrera, la que Lenin describió así:
“Democracia para la mayoría gigantesca del pueblo y represión por la fuerza, o sea, exclusión de la democracia para los explotadores, para los opresores del pueblo: he ahí la modificación que sufrirá la democracia en la transición del capitalismo al comunismo.”
(Lenin, op.cit. p. 363)
Las numerosas declaraciones de Marx (conclusiones de Miseria de la filosofía, del Manifiesto, de la Crítica del programa de Gotha y de Erfurt), proclaman con orgullo, abiertamente, que es ineluctable una revolución para que el estado burgués ceda lugar al estado proletario (la dictadura del proletariado). Para los “relectores de Marx” esto es absolutamente intolerable. L’Humanité informaba sobre el debate sostenido en la Mutualité:
“no se puede cortocircuitar la historia del siglo XX, que obliga a leer a Marx de otra manera”. Lucien Sève explicaba en la tribuna: “Durante mucho tiempo he estado preso de la idea -en el fondo una especie de ‘atentismo’- de que nada cambiaría sin la toma del poder político por la clase obrera”. Debate. Mientras que D. Bensaïd se interrogaba sobre el “doble aspecto de la revolución: acto de ruptura y proceso de transformación” (…) Jacques Bidet ponía el acento sobre la “rehabilitación de Marx como pensador democrático”.
No es preciso señalar que para J. Bidet se trata de la democracia burguesa:
“Marx es el más grande demócrata de su siglo pero, sin que le alcance responsabilidad alguna por el estalinismo, es preciso reconocer que cometió algunos errores teóricos. Mas no hay otra teoríaque pueda reemplazar la suya y es de ella de la que hay que partir, mas fundamentalmente corregida y transformada”.
Defender el orden burgués y su estado, combatir contra la toma del poder por la clase obrera, contra la democracia obrera (la dictadura del proletariado) contra la constitución de la clase obrera en clase para sí (la construcción del partido obrero revolucionario) tales son los fundamentos de la estafa que suponen las “relecturas” de Marx. Relecturas alineadas sobre los actuales objetivos del PCF (tal como aparecen, por ejemplo, en la preparación del 29º congreso) y que le proporcionan material “científico” para sus “revisiones” teóricas. El Comité nacional del PCF afirma, por ejemplo, que el partido no puede “privilegiar los intereses de una clase particular”, que son necesarias “transformaciones” para “superar las contradicciones de clases y progresar”; y contra los que evocan la necesidad de abordar la cuestión de la propiedad colectiva de los grandes medios de producción e intercambio, el Comité nacional propone reflexionar en una perspectiva nueva sobre las relaciones entre poderes, gestión y formas de propiedad a fin de evitar estatalismo y colectivismo.
Esto sucede a casi 65 años de la sumisión del PCF a la burocracia del Kremlin (tal como sucedió con los demás PCs) y su conversión en un partido contrarrevolucionario. Pero el mantenimiento de la propiedad estatal de los medios de producción surgida de la Revolución de Octubre de 1917 (a pesar de la degeneración del Estado obrero) le obligaba a referirse al menos de palabra a la perspectiva del socialismo. Hoy en día se compromete en un combate abierto contra la expropiación del capital, contra el Estado obrero, la economía planificada, la propiedad estatal; hoy combate públicamente contra el socialismo.
La reflexión “independiente de los intelectuales que pertenecieron o pertenecen aún al PCF” proporciona un barniz científico a esta ofensiva de liquidación del marxismo. Las referencias trucadas a Marx y Engels el núcleo de esta operación de desarme de la clase obrera. En esta empresa se empeñan intelectuales pequeñoburgueses fraudulentamente calificados de trotskystas: quienes, claro, son recibidos con los brazos abiertos. D. Bensaïd tiene el honor de concluir “el intercambio de puntos de vista entre cuatro intelectuales” a propósito del “comunismo” (o mejor de lo que queda de él) publicado por Futurs-communisme autrement:
“A pesar de historias y tradiciones diferentes, tenemos bastantes puntos en común para comprendernos y avanzar. Más allá del debate general, sería preciso para ello discutir detalladamente sobre las grandes cuestiones actuales: como la jornada laboral y el empleo, universalización y democratización, mundialización y Europa, relaciones hombres/mujeres. Y sobre todo iluminar esta reflexión con una práctica común tan a menudo como sea posible”.
DEFENSA DEL MATERIALISMO DIALECTICO
Al igual que el “marxismo de inventario”, el “marxismo analítico” se califica fraudulentamente de marxismo. Veamos la presentación que hace la revista Sciences humaines:
“El marxismo analítico designa una corriente de pensamiento nacida a finales de los años 80 en los países anglosajones. Su intención es aplicar a la teoría de Marx las críticas de la filosofía analítica (…) Para J. Elster, uno de los portavoces del marxismo analítico, esto significa desprenderse de explicaciones funcionalistas (el estado es un instrumento al servicio de una clase dominante) que reclaman una lógica dialéctica (la contradicción entre relaciones de producción y fuerzas de producción es el motor de la historia), o a conceptos colectivistas (las clases concebidas como actores homogéneos y conscientes). Para Eltser, sólo el método del individualismo metodológico (que parte de los individuos y de su lógica de acción) está en condiciones de explicar los hechos sociales”.
Ahora bien,el método de Marx rechaza la opción analítica que separa los términos. Todo su pensamiento en El Capital (y sus demás obras) descarta esta opción que separa los elementos de un todo complejo para analizarlos uno a uno. K. Marx se apoyó en la dialéctica hegeliana que hace de la contradicción y su superación la ley del movimiento, del cambio y de la realidad. Pero igualmente hizo una despiadada crítica del idealismo hegeliano, del lado “místico de su dialéctica”:
“Mi método dialéctico no sólo es fundamentalmente distinto del método de Hegel, sino que es, en todo y por todo, la antitesis de él. Para Hegel, el proceso del pensamiento, al que él convierte incluso, bajo el nombre de idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo real, y esto la simple forma externa en que toma cuerpo. Para mi, lo ideal no es, por el contrario, más que lo material traducido y traspuesto a la cabeza del hombre.
(…)
La dialéctica mistificada llego a ponerse de moda en Alemania, porque parecía transfigurar lo existente. Reducida a su forma racional, provoca la cólera y es el azote de la burguesía y de sus portavoces doctrinarios, porque en la inteligencia y explicación positiva de lo que existe abriga a la par la inteligencia de su negación, de su muerte forzosa; porque, crítica y revolucionaria por esencia, enfoca todas las formas actuales en pleno movimiento, sin omitir por tanto, lo que tiene de perecedero y sin dejarse intimidar por nada.”
(K. Marx, El Capital, tomo I edit. Fondo de Cultura Económica, 1972 pp. 23 y 24.)
Lo que tienen en común los F. Furet, H. Ardent, J. Bidet, E. Balibar, L. Sève, P. Herzog, D. Bensaïd, etc… es ser adversarios conscientes del materialismo dialéctico pues en la concepción del mundo marxista, la “necesaria destrucción” de la burguesía se desgaja de la misma realidad objetiva (la contradicción entre la socialización de la producción y la apropiación privada de los medios de producción). Para prolongar la vida de la vieja sociedad, de la burguesía, se hace necesario intentar desarmar teórica y políticamente al proletariado.
Para su total cumplimiento, esta tarea debe ser acometida desde las propias filas obreras. En ausencia de Partido Obrero Revolucionaria, la clase obrera utiliza sus viejas organizaciones para unirse como clase contra la burguesía e intentar ofrecerse una salida política. Impedir a la clase obrera toda expresión política propia levantando combinaciones políticas para disolver los partidos obrero-burgueses en formaciones burguesas tipo OLIVO (Italia), esa es la orientación actual del PS y del PCF. Y les es preciso además acompañar este desarme político con una ofensiva contra la teoría que le es indispensable al proletariado, el marxismo. De ahí la alianza de los intelectuales salidos del PCF (con la etiqueta de marxistas) con los teóricos tradicionales de la burguesía en el marco de la Universidad burguesa.
Porque “el marxismo es la teoría del movimiento liberador del proletariado” (Lenin), los militantes obreros que siguen fieles a su clase, los proletarios conscientes y la fracción más consciente de la juventud estudiantil deben prestar gran atención a estos “relectores” del marxismo que intentan falsificarlo. Los progresos de la ciencia han proporcionado abundante material probatorio de la justeza de los análisis de Marx y Engels. Esta es la razón por la que hipócritamente hacen como sí los reconocieran, precisamente para mejor combatirlos. Reconocimiento que no solamente llega a vaciarlos de su contenido, sino incluso a intentar justificar, en nombre de Marx, las teorías más reaccionarias e impedir la emancipación del proletariado. Para tomar el poder, para construir el socialismo, el proletariado necesita un Partido Revolucionaria, una Internacional revolucionaria. Ahora bien, ambos no se pueden construir sin la teoría de la Revolución proletaria que constituye el marxismo.
Más que nunca les es indispensable a los militantes obreros revolucionarios utilizar el pensamiento, el método de Marx y Engels para hacer trizas a estos ‘relectores’ y desmontar sus elaboraciones. Frente a la ofensiva organizada y centralizada de desarme político y teórico del proletariado, la ofensiva que lleva el Comité por la Construcción del Partido Obrero Revolucionario en defensa del marxismo, del materialismo dialéctico, es indispensable a fin de que en los enfrentamientos de clases por venir pueda desarrollarse el combate por la construcción del Partido Obrero Revolucionario.
20 de agosto de 1996

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1996. El proletariado alemán: proletariado decisivo en Europa. El imperialismo alemán: líder político

EL IMPERIALISMO ALEMÁN: LÍDER POLÍTICO
Publicado en Combattre pour le socialisme, nº 64, septiembre de 1996 bajo el título de "LE PROLÉTARIAT ALLEMAND: PROLÉTARIAT DÉCISIF EN EUROPE", páginas 10 a 19
Publicado en Germinal, 2ª época, nº 7/8, abril de 1997, páginas 27 a 37.
EL PROLETARIADO ALEMÁN: PROLETARIADO DECISIVO EN EUROPA. EL IMPERIALISMO ALEMÁN: LÍDER POLÍTICO
*Khol fuera
*El plan de austeridad del gobierno Kohl: "kohl the knife"
*"Recesión" o "estancamiento"
*Crisis generalizada del sistema capitalista
*¿Por qué combatió el SPD contra la reunificación de Alemania?
*La movilización del proletariado de toda Alemania choca contra la política de los aparatos
*Las reivindicaciones patronales
*Los sindicatos negocian la flexibilidad y la desregulación
*Del 18º Congreso de la IG-Metall al Pacto por el Empleo
*El proletariado alemán es el proletariado decisivo en Europa
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EL IMPERIALISMO ALEMAN:
‘LIDER POLITICO’
La lucha emprendida por el proletariado alemán reunificado concierne al conjunto de los proletariados de Europa. “Kohl, the Knife” (Kohl, el cuchillo), titulaba Bussiness Week para simbolizar los profundos recortes en las conquistas obreras decididos por el plan del canciller Kohl. Al tiempo presentaba así las necesidades de la burguesía: “entre los gobiernos europeos y los líderes de la economía toma cada vez más fuerza la convicción de que ha llegado la hora de adoptar medidas económicas drásticas”. El director de Siemens expresa de esta forma el lugar y el papel que debe jugar el imperialismo alemán en Europa:
“Por doquier, en Europa resuena la demanda de un verdadero líder político. Lo que es preciso ahora es imponer la aplicación de medidas impopulares”.
Combatiendo por la reunificación de Alemania, por su propia reunificación, el proletariado alemán se ha vuelto a convertir en el proletariado decisivo de Europa. El desenlace de los enfrentamientos abiertos entre el imperialismo alemán y su propio proletariado afectará al conjunto del viejo continente.
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La burocracia del Kremlin y el imperialismo se pusieron de acuerdo para instaurar el orden de Yalta y Postdam con el fin de contener la ola revolucionaria en Europa. La pieza esencial de ese dispositivo era el desmembramiento y la ocupación de Alemania. Tras haber aplastado bajo las bombas (en el marco de la “guerra total”) al proletariado alemán era preciso ahora dividirlo: la fracción del Este fue sometida a la represión de las tropas de ocupación del ejército del Kremlin, sus organizaciones obreras apenas reconstituidas fueron destruidas; la fracción occidental se mantuvo bajo la dominación de las tropas de ocupación de los imperialismos americano, inglés y francés. A partir de esas zonas de ocupación, en 1949, se constituyeron des estados alemanes.
Para someter a los intereses de la patronal a la fracción occidental de la clase obrera alemana, que a pesar de la ocupación entra en acción sobre su propio terreno de clase (ola de huelgas en el Oeste durante el invierno de 1946-47: en numerosas ciudades se lanzan consignas de control obrero, de publicar las cuentas), los imperialismos, con la ayuda de la socialdemocracia reconstituida y de los aparatos sindicales que controla, instauran la cogestión en la empresa. El Consejo de vigilancia compuesto por representantes elegidos por los asalariados y por los del capital tiene como objetivo contribuir a la “salvaguardia de las paz en las instalaciones”.
De 1947 a la caída del muro todas las relaciones sociales en la RFA se han visto encerradas en este marco (1947: acuerdo entre los jefes de empresa y los sindicatos instituyendo la cogestión en las empresas siderúrgicas de la zona de ocupación británica; 1951: ley que declara obligatoria una cogestión análoga para la industria siderúrgica y minera; 1952: ley modificada en varias ocasiones relativa a la “constitución social de las empresas”; 1976: ley ampliando la cogestión). La cogestión (Mitbestimmung) implica el consenso y la aceptación por los dirigentes sindicales de la legitimidad de los planes patronales. En 1993, frente a un congreso hostil que le reprochaba el haber cedido en la negociación, Monika Wylf Matthis, entonces presidenta del sindicato de los Servicios públicos, afirmaba: “No debemos jamás intentar anular a nuestro interlocutor. El tiene su posición legítima, tal y como nosotros tenemos la nuestra y nuestra legitimidad”. El derecho de huelga está estrictamente reglamentado. Si la RFA conoció 5 grandes huelgas de 1951 a 1957, su número se redujo después. Una comparación internacional del número de días perdidos ofrece los siguientes resultados para 1980-88: USA 11172; Italia 9499; RU 7557; RFA 666; Suiza 1. Si se relativizan las cifras respecto al número total de asalariados el palmarés es diferente: Grecia 754 jornadas perdidas cada 1000 asalariados; los USA se sitúan en mitad de la tabla con 114/1000; la RFA se encontraría en el último cuarto con 31/1000; Suiza 1/1000.
En la parte oriental de Alemania, la expropiación del capital tuvo lugar de forma contrarrevolucionaria. Como en los demás países del Este de Europa, la planificación fue organizada en orden a las necesidades esenciales de la burocracia de Kremlin y bajo su control. El ‘sindicato’ constituido por el aparato estaliniano (el FDGB) ocupaba una posición clave: su función era movilizar y estimular a las masas para llevar cabo las directivas de la burocracia. La huelga estaba prohibida.
La caída del muro de Berlín fue la conclusión de un largo proceso marcado por explosiones revolucionarias (movimiento revolucionario del Este de Alemania en 1953; revolución húngara de los Consejos en 1956; movilización el mismo año en Polonia; movimiento checoslovaco de 1968; huelga general de agosto de 1980 en Polonia). En ausencia de partido revolucionario, la reunificación de Alemania, producto de la movilización de las masas, se operó en el cuadro del estado imperialista de la RFA. Pero la reunificación del proletariado alemán trastoca el dispositivo establecido, las relaciones sociales producto de la posguerra, y ello en una situación de crisis generalizada se traduce en una severa amenaza de recesión en Alemania (y puede que a escala mundial).
Es en Europa donde el proletariado concentra aún hoy en día las conquistas económicas, sociales y políticas más importantes. Para los imperialismos europeos (y para el capitalismo internacional), la ofensiva generalizada emprendida por los estados burgueses contra sus proletariados debe doblar su intensidad. Es una necesidad imperiosa el que el imperialismo alemán se convierta en un verdadero ‘líder político’, que machaque económicamente al proletariado alemán e intente infligirle una derrota política. La situación política en Alemania se convierte así en la pieza central de los desarrollos de la lucha de clases en Europa. Es preciso reubicar en este marco la consigna “Kohl fuera” que surgió en la manifestación del 15 de junio pasado en Bonn. Conviene también poner de evidencia las fuerzas y debilidades del proletariado alemán.
“KOHL FUERA”
El 15 de junio de 1996, 350.000 personas convergen sobre Bonn: cifra que supera la propia población de una ciudad cuya elección como capital de la RFA, en 1949, se debió al hecho de mantenerse al margen de las grandes concentraciones obreras. Se trató de la mayor manifestación de la posguerra organizada por la confederación alemana de sindicatos, la DGB. 350.000 asalariados llegados en 75 trenes y 5400 autobuses especiales desfilaron contra el plan de austeridad del gobierno CDU-CSU del canciller Helmut Kohl. Toda la prensa ha puesto de manifiesto la importancia de las consignas contra Kohl, consignas que expresaban la necesidad de derrocarlo. Pero esa no es la orientación del aparato de la DGB, aunque se haya visto obligado a llamar a esta manifestación centralizada de los trabajadores de toda Alemania.
La iniciativa de la DGB fue apoyada por el SPD (el partido socialista, único partido obrero de la Alemania unificada), formaciones burguesas y pequeñoburguesas como el PDS (el ex-partido estalinista SED rebautizado, del que lo esencial de sus cuadros ha sido integrado en el aparato de estado de la República burguesa federal), las Iglesias, los Verdes. Las declaraciones del Presidente de la DGB, Dieter Schulte muestran que el aparato no contempla la posibilidad de combatir para derribar el gobierno burgués reaccionario de H. Kohl:
“El canciller Kohl no debe ser solo el canciller de la unificación, debe ser también el de la justicia social.
Pido a cada diputado del Parlamento alemán que vote no al plan de Kohl”.
Así Schulte deja entender que las masas podrían obtener satisfacción de la mayoría burguesa CDU-CSU que ha definido un programa de ataques sin precedentes contra las conquistas obreras. Aporta de esta forma su sostén al gobierno de Kohl y, dejando creer que podría hacer otra política, afirma de hecho que debe mantenerse. Lo mismo hace el SPD cuya política tiende a cegar toda perspectiva política, a impedir la constitución de un gobierno en solitario del SPD. Si Barbara Diekmann, alcalde SPD de Bonn, se vio obligada a afirmar que “aquí y ahora se celebra el Parlamento del pueblo”, frente a miles de trabajadores que corean la consigna de noviembre de 1989 “Somos el pueblo”, no recoge, como tampoco lo hacen los demás dirigentes de su partido, la consigna inscrita sobre las banderas y coreada por la muchedumbre: “Fuera Kohl!”.
La dirección de Fuerza Obrera, que en noviembre / diciembre de 1995 combatió contra la huelga general en Francia, se ve obligada a informar en el periódico FO / Hebdo que para el proletariado alemán la huelga general está a la orden del día: “Huelga general ahora’, se podía leer sobre las pancartas”. En efecto, desde hace algunas semanas, las huelgas y las manifestaciones se ha multiplicado a pesar de la estricta reglamentación del derecho de huelga y manifestación: la huelga no está autorizada más que cuando en el curso de una negociación una o las dos partes declaran rotas las negociaciones, después si la proposición de mediación es rehusada aún será preciso que la consulta que deben organizar los sindicatos recoja al menos un 75% de los votos favorables a la huelga; en su defecto, la obligación de paz se impone; ciertas manifestaciones han sido “legalmente” prohibidas pues las autoridades han juzgado que tenían “carácter político”.
En la primavera del 96, la movilización del proletariado unificado de toda Alemania puso a la orden del día la huelga general para derribar el gobierno de Kohl. Que la ÖTV llame a la huelga general de los trabajadores de los servicios públicos, que la DGB (y cada una de sus federaciones) llame a la huelga general al conjunto de los trabajadores de Alemania, contra el plan de austeridad, para derribar al gobierno de Kohl. Tal exigencia iba tomando forma desde hacía meses afirmándose particularmente el 15 de junio. Dieter Schulte era consciente de ella cuando una semana más tarde advierte al gobierno:
“Las huelgas de noviembre / diciembre en Francia no serán más que una pálida copia de lo que se prepara en Alemania si usted se obstina en no dar marcha atrás”.
Tal haciendo, no expresa sino el temor del aparato, temor compartido por la burguesía, de que el proletariado alemán reunificado consiga apartar los obstáculos políticos y se ponga en movimiento sobre su propio terreno de clase. Más aún, el diálogo con el gobierno buscaba permitir a Kohl una maniobra táctica. La multiplicación de huelgas de advertencia en los servicios públicos contra los aspectos particulares que atañen a este sector en el plan de Kohl ponía a la orden del día la huelga general de la función pública. El gobierno (por sus mediadores) ha reculado provisionalmente descartando provisionalmente la amenaza de congelación salarial y reducción de las indemnizaciones por enfermedad para los trabajadores de los servicios públicos. En vísperas de la manifestación del 15 de junio, Libération, podía escribir:
“Si se llega al acuerdo la próxima semana en la función pública, sobre la base de este arbitraje, como es previsible, la amenaza de conflicto social en Alemania parece desde ahora descartada.”
Porque se encuentran ligadas a la defensa del orden burgués, las direcciones de la DGB y el SPD han comprometido todas sus fuerzas para que la manifestación del 15 de junio no pueda abrir la vía a la huelga general de los servicios públicos, a la huelga general de todas las corporaciones de Alemania para derribar al gobierno Kohl.
EL PLAN DE AUSTERIDAD DEL GOBIERNO KOHL: “KOHL THE KNIFE”
El número 524 de L’Expansion de mayo de 1996 hacía la siguiente presentación:
“No se trata de un programa económico, sino de una verdadera refundación del Estado social alemán lo que emprende el canciller Kohl. Por su amplitud (vastísima), por su calendario (muy apretado), por los sacrificios que impone (a todos), la tentativa no tiene precedente en Europa. El objetivo ha sido anunciado a bombo y platillo y el país puesto en estado de alerta; ¡se trata ni más ni menos que de suprimir 74.000 millones de marcos de gasto público, o sea más de 250.000 millones de francos [más de 6 billones y medio de pesetas] desde 1997! Y ello en tres frentes: el presupuesto federal (-25.000 millones de marcos), el presupuesto de los Länder y los presupuestos sociales (paro, retiro, sanidad, -24.000 millones)”.
El plan tiene dos objetivos: reducir el déficit público y “descargar a las empresas que financian el grueso del sistema social a fin de disminuir el coste del trabajo”. El semanario Business Week (27 de mayo de 1996) informa del alcance:
“Los recortes presupuestarios propuestos por Kohl - el equivalente al 2% del PIB - son mucho más profundos que los efectuados por la primera ministro Margaret Thatcher (…) aunque su programa esté destinado a revitalizar la economía alemana, su objetivo más amplio se dirige a modificar el perfil de los problemas económicos en Europa”.
Tal es el rol de “verdadero jefe político” y económico en Europa asignado al imperialismo alemán. Business Week constataba que en esta carrera, el gobierno español de J.M. Aznar iba a “hacer recortes más duros en las finanzas públicas” y L’Expansion exclamaba: “Francia contra la pared (el plan de economías del gobierno Juppé es 6 veces inferior al de Kohl)”.
Las medidas que contiene el plan de Kohl muestran la amplitud del ataque lanzado contra la clase obrera alemana:
 congelación durante dos años de los salarios en los servicios públicos.
 reducción de 10% a 80% de las indemnizaciones salariales por enfermedad.
 disminución del reembolso de ciertos cuidados,
 elevación progresiva de la edad de jubilación a los 65 años, disminución de la pensión en caso de retiro anticipado,
 disminución de las indemnizaciones por paro; las personas sin empleo deberán aceptar trabajos con salarios inferiores a su último salario neto,
 congelación del alza prevista de un 10% en las prestaciones familiares,
 abaratamiento del despido para las PME,
 reducción de un 0,40% en las cotizaciones sociales abonadas por los empleadores a las cajas públicas,
 reforma fiscal que contiene importantes bonificaciones para las empresas.
El programa del gobierno Kohl es una cuestionamiento fundamental del sistema de protección social, de salud, de la enseñanza (los Länder son responsables de la enseñanza, de las universidades, de la ayuda social…) y de los convenios colectivos. Marca las pautas a seguir por el conjunto de las burguesías de Europa occidental. Golpear al proletariado alemán hoy es tanto más importante para el imperialismo alemán (y para el capital internacional) cuanto que se anuncia una recesión en Alemania en el cuadro de una situación económica mundial particularmente amenazante.
“RECESION” O “ESTANCAMIENTO” EN ALEMANIA
El Institut der deutschen Wirtchaft ofrece las siguientes estadísticas:
Tasas de crecimiento anuales del PIB de la RFA (en %)
RFA 1950-75
1980-90
1985-90 5,5
2,2
3,4
OESTE 1990
1991
1992
1993
1994* 5,7
4,5
1,6
-1,9
2,3
ESTE 1993
1994* 7,1
9,2
ALEMANIA UNIFICADA 1993
1994*
1995
1996 (prev) -1,2
2,9
1,9
0,75** o 0,50*
*Estadísticas de los grandes institutos de investigación económica
** Previsiones del gobierno alemán
(Fuente: citado por A. Losser L’économie allemande (PUF)
En 1994, el inicio de la recuperación se debió al tirón de las exportaciones (+7,2%), la inversión y los nuevos Länder (+9,2% del PIB). Este éxito de las exportaciones se debió por una parte a una coyuntura exterior favorable (la recuperación de la inversión internacional benefició a las industrias alemanas de bienes de equipo) y a los esfuerzos de productividad sobre todo en la industria del automóvil. Pero el 22 de mayo de 1996 el Financial Times hacía notar:
“La economía alemana ha retrocedido durante dos trimestres consecutivos. Según las definiciones en uso en Estados Unidos y en Gran Bretaña, el país se encuentra en recesión”.
El PIB retrocedió un 0,5% en el primer trimestre de 1996; retroceso que se añadía a dos trimestres consecutivos (el tercero y el cuarto de 1995) de crecimiento nulo. Sin entrar en las disputas de estadísticas y definiciones (el gobierno alemán contesta esta apreciación), basta dar los resultados de la producción industrial para constatar que las tendencias a la recesión parecen confirmarse. Retroceso desde mediados de 1995; pérdida de 1,5% a 1,8% al comienzo de 1996 en comparación con el mismo período del año precedente; la tasa de utilización de las capacidades industriales retrocede desde el otoño de 1995; la demanda industrial retrocede un 4,3% en marzo de 1996 con relación a marzo de 1995.
Hecho notable: por primera vez “Los Länder del Este no arrastran al alza la economía alemana” titula un artículo de Le Monde del 3 de julio:
“En 1996 las transferencias públicas netas en beneficio del Este alcanzarán 131.000 millones de marcos. Estas transferencias no son muy elevadas según la opinión unánime de los economistas, aún están demasiado dirigidas a financiar el consumo a expensas de la producción.
En el primer trimestre de 1996 el retroceso del PIB este-alemán (-2,5% en relación al primer trimestre de 1995) ha hecho retroceder a la economía alemana mientras el Oeste del país conocía un ligero crecimiento del 0,5% con relación al primer trimestre de 1995. Todo indica que esta inversión de tendencia continuará. Los seis principales institutos económicos alemanes, en su último informe de primavera programan para 1997 ‘un crecimiento inferior en Este con respecto al Oeste pro primera vez desde 1991’. En el mismo documento estos organismos temen que ‘los nuevos Länder se conviertan en un desierto económico (…)”.
Los síntomas de la crisis son múltiples: insolvencia de las empresas del Este dos veces superior a la del Oeste; la productividad alcanza el 75% de la del Oeste… Cada vez más claramente, como lo hace notar Hans Hogel Hartel del instituto HWWA de Hamburgo, “es notorio que las dificultades del Este residen en un aumento demasiado rápido de las rentas no seguidas por un aumento de la productividad”.
El diferencial entre el Oeste y el Este se ahonda. En el primer trimestre de 1996 la tasa de paro (en datos depurados) ha pasado del 14,8% al 15,9% en el Este. La renta bruta oriental es un 74,5% de la occidental. Para calificar la desindustrialización que se produce en el Este Le Monde habla del “efecto Mezzogiorno” (se ha pasado de 3,4 millones de asalariados en la industria antes de la unificación a 600.000 hoy día). Los seis institutos proponen un remedio simple: la disminución de los salarios en los cinco Länder del Este.
El aumento de la masa de parados pesa sobre los salarios (el número oficial de parados es de más de 3,8 millones en mayo de 1996, número ciertamente inferior al real, un importante subempleo reina sobre todo en la parte Este del país). El Instituto de investigaciones económicas ha dejado claro que los salarios no sobrepasan en un 3% a los de 1980. Ahora bien, los salarios reales han bajado en 1996. Si a ello juntamos que el paro en la Alemania del Oeste ha aumentado en 2,3 millones, no se puede por menos que concluir que la renta de los hogares ha descendido desde 1980.
CRISIS GENERALIZADA DEL SISTEMA CAPITALISTA
Le Monde sigue:
“A la inversa (de la industria) el sector de la construcción y obras públicas sostenido por múltiples medidas fiscales gubernamentales, se ha llevado la parte del león en la actividad económica dela región. Se ha construido de tal manera en la ex-RDA que hoy día en Dresde, Leipzig o Erfurt inmensas superficies de oficinas siguen desesperadamente vacías”.
De manera general la quasi-recesión que sufre Alemania hoy está ligada a la crisis general del sistema capitalista. La economía alemana siente de lleno la retracción del mercado mundial, de la expansión mundial. La evolución de las tasa de crecimiento muestra que la recuperación anunciada en 1993 en Estados Unidos no parece haber sido más que una breve oscilación al alza en el curso de la crisis recurrente del sistema capitalista.
En esta situación, la concurrencia inter-capitalista se agudiza, tanto más cuanto que el imperialismo americano - única potencia mundial tras el hundimiento de la URSS - ha emprendido una fuerte ofensiva contra los imperialismos europeos y japonés con el fin de recuperar cuota de mercado e imponer a sus oponentes la asunción del grueso de los costos que gravan un sistema capitalista en putrefacción. Le Figaro del 20 de abril de 1995 anunciaba una pérdida de un 30% de cuota de mercado para Alemania en el curso de los diez últimos años.
En un informe sobre un viaje oficial a los Estados Unidos del ministro alemán de Asuntos Exteriores en mayo de 1996 se puede leer: “En un tono grave e inhabitual en las relaciones entre Bonn y Washington Klaus Kinkel ha advertido contra una guerra comercial trasatlántica”. Los Estados Unidos decretaron sanciones comerciales contra Cuba, Irán y Libia (las leyes Helms-Burton). Exigen de sus partenaires (traducir: sus concurrentes) el poner fin a sus intercambios comerciales con esos países. De lo contrario amenazan con someter al derecho americano a las empresas de terceros países, es decir, por ejemplo, demandar a la empresa alemana Krupp por proveer de motores a Cuba para su industria azucarera. La Unión Europea, y el gobierno alemán a su cabeza, intentan obtener u acuerdo de libre cambio entre la UE y México. De esta forma intentan los europeos tantear en el seno del ALENA, utilizando para ello el eslabón más débil, México.
La amenaza de un crac bolsista, financiero, bancario en general es al menos tan grave, si no lo es más, para la economía capitalista que lo antedicho. En la primavera de 1995 el dólar sufría un descenso histórico (una pérdida de un 25% con respecto a las demás monedas): esta rápida caída amenazaba con abocar al Japón al hundimiento financiero. El G7, reunido en abril, decidía una estrategia de “recuperación ordenada de los cambios”: los bancos centrales intervinieron masivamente para sostener el dólar. Tras ello la moneda estadounidense recuperó un 34% de su valor respecto al yen y casi un 10% respecto a las monedas europeas. Tras la reunión de los ministros de finanzas del G7 en Lille - mayo de 19966 -, el secretario americano del Tesoro consideró que les tocaba a París y Bonn tomar las medidas necesarias para la revalorización del dólar a fin de facilitar la recuperación europea disminuyendo las tasas de descuento y controlando eficazmente sus déficit presupuestarios.
Golpear económica y políticamente al proletariado alemán se ha convertido en una imperiosa necesidad para el imperialismo germano (y para el capital internacional) con vistas a imponer un descenso drástico del valor de la fuerza de trabajo a escala europea. Los objetivos del imperialismo alemán son claros: no solamente recuperar lo que se ha visto obligado a conceder para mejorar el poder adquisitivo de las masas de la ex-RDA, sino cuestionar las conquistas fundamentales arrancadas por el proletariado alemán (lo esencial de las cuales está garantizado por convenios colectivos). Reducir el valor de la fuerza de trabajo en toda Alemania, multiplicar los despidos, crear una masa permanente de parados, tales son sus objetivos inmediatos: el plan de austeridad de Kohl va acompañado con los 60.000 despidos que reclama la privatización de Deutsche-Telekom, con los 32.000 despidos de ferroviarios en el marco de la privatización de las vías férreas, con los 60.000 previstos en la minería, con los 30.000 asalariados que ‘sobran’ en Volkswagen, etc…
Pero, ¿qué es lo que permite al gobierno de la CDU/CSU-FDP de Kohl emprender tal ofensiva seis años después de que la movilización de las masas impusiera la reunificación de Alemania y del proletariado alemán?
¿POR QUÉ COMBATIÓ EL SPD CONTRA LA REUNIFICACIÓN DE ALEMANIA?
Mientras que en 1987 y 1989 el gobierno Kohl se encontraba con el agua al cuello, el SPD encaminó sus esfuerzos contra la movilización de las masas del Este de Alemania. Combattre pour le socialisme, en su número especial del 24/12/1990 declaraba:
“El pujante movimiento en la parte Este de Alemania de finales de 1989 ha aterrorizado a las grandes potencias imperialistas y a la burocracia del Kremlin. Temen a la reunificación de Alemania. ¿Hasta dónde podría conducir este movimiento? Nadie estaba en condiciones de responder a esta cuestión. Pero el gobierno Kohl explotó hábilmente las aspiraciones a la unificación. Canalizándolas hacia la RFA. Los dirigentes del SPD se opusieron. Frenaron mientras les fue posible. Se enfrentaron abiertamente a la voluntad de la gran mayoría del pueblo alemán. Las consecuencias han sido que por tres veces los partidos burgueses han triunfado en las elecciones de forma aplastante, como lo hicieron el 2 de diciembre, elecciones en las que fueron elegidos los representantes de toda Alemania en el Bundestag”.
Ya en septiembre de 1989, cuando comenzaron las manifestaciones de los lunes en Leipzig (en las que surgieron las consignas: “Somos el pueblo”, el 9 de octubre, y “Somos un pueblo”, el 20 de noviembre), Willy Brandt declaraba:
“Si como ya podemos entrever que en los próximos decenios se irá borrando poco a poco la división de Europa, tenemos que plantearnos la cuestión de cómo los alemanes podemos estrechar nuestros lazos (…) Pero ello no debe traducirse necesariamente en la existencia de un solo Estado”.
Tras las legislativas de 1990, Oscar Lafontaine centró toda su campaña sobre los peligros de una reunificación precipitada y sus costes: el SPD perdió el 4% de sus votos con relación a 1987 mientras los resultados de numerosas elecciones parciales parecían anunciar que lograría la mayoría en el Bundestag.
Ligado a la defensa del orden burgués, a la defensa de la propiedad privada de los medios de producción, el SPD ha combatido el proceso de reunificación política del proletariado alemán. La supervivencia hoy de un renadío del antiguo partido estalinista en el Este de Alemania, el PDS, es en gran medida su consecuencia. El SPD sabía que si se comprometía por la reunificación el proletariado del Oeste podía ponerse en movimiento e iniciarse un proceso de fusión de revolución política y revolución social. El SPD ha comprometido todas sus fuerzas para cerrar toda salida política a las masas, para impedir el que la movilización de las masas del Este pueda sacar a la luz la cuestión del poder. La existencia de una mayoría del SPD en el Bundestag habría conducido inmediatamente a un gobierno en solitario del SPD para toda Alemania.
Una vez que la CDU/CSU fue aupada a la victoria, el SPD se comprometió en una política de sostén al gobierno de Kohl y su programa político de defensa de los intereses del imperialismo alemán. Ello le permitió preparar su ofensiva contra las masas.
LA MOVILIZACION DEL PROLETARIADO DE TODA ALEMANIA CHOCA CONTRA LA POLITICA DE LOS APARATOS
Contra las fracciones del ex-aparato estalinista que se han puesto al servicio del gobierno Kohl, contra la FDGB, el ‘sindicato’ estalinista que ha intentado su ‘renovación’ proponiendo una FDGB-Este opuesta a la DGB-Oeste, las masas han combatido a favor de un solo sindicato obrero para toda Alemania: la DGB (IG-Metall, con sus 2,8 millones de miembros, es el primer sindicato de rama a escala mundial). Contra el gobierno de Kohl, las masas del Este imponían el primero de julio del 90 la paridad entre el Deutschemark y el Ostmark, emprendiendo inmediatamente el combate por los mismos salarios y las mismas conquistas.
Hoy Kohl y la patronal deben cuestionar la equiparación salarial de los trabajadores del Este. Les es preciso emprender la ofensiva contra las masas y utilizar la reestructuración de la economía del Este para “definir una política industrial innovadora (…) En los nuevos Länder la crisis juega un papel de catalizador de la innovación. Además, esta renovación acelerada coincide generalmente con la aparición de sobrecapacidades de producción en el conjunto de Alemania. La ex RDA se convertiría en una especie de laboratorio para la modernización de las estructuras de producción de la antigua RFA” (“L’unification sans miracles”, CIRAC octubre de 1995).
Utilizar los nuevos Länder para cuestionar las conquistas obreras de toda Alemania, impedir la extensión al Este de los convenios colectivos que desde hace decenios garantizan estas conquistas a los obreros en la RFA, tal es el eje de la ofensiva.
A partir de 1991, la movilización de proletariado de toda Alemania, aunque comportando aspectos diferenciados, se ordena sobre un objetivo central: defensa el valor de la fuerza de trabajo, extensión y defensa de los convenios colectivos. En el Este, por ejemplo, en junio de 1991, los trabajadores se movilizaron para exigir la anulación de los despidos (huelgas con ocupación de fábricas) mientras en el Oeste 2500 mineros del Ruhr se manifestaban (junto a una delegación de obreros de Sajonia) contra las supresiones de empleo y la reestructuración de las minas. Otros 30.000 trabajadores se declaran en huelga por un aumento del 6,7% a fin de recuperar la pérdida de poder adquisitivo debida al ‘impuesto para la unificación’.
En marzo de 1992 se produjo la huelga con ocupación de los astilleros navales de Rostock; en el Oeste, en abril, los dirigentes de la ÖTV hubieron de llamar a los trabajadores de los servicios públicos a la huelga para exigir un 9,5% de aumento (mientras que los de la IG-Metall conseguían evitarla firmando un compromiso con la patronal). Pero la ÖTV organiza la dislocación con la táctica de las huelgas alternadas. El voto contra el acuerdo salarial y la vuelta al trabajo de un 55,9% de trabajadores expresa el conflicto entre trabajadores y dirigentes. Finalmente el capital alemán y el gobierno de Kohl no pudieron imponer el descenso del poder adquisitivo que esperaban pero los trabajadores alemanes no obtuvieron sus reivindicaciones iniciales.
El aparato de la DGB, como el del SPD, defendiendo la propiedad privada de los medios de producción protege al gobierno de Kohl. Esta colaboración con el régimen burgués se expresa en todos los terrenos. Así la oficina de la privatización ha cristalizado el odio de las masas del Este golpeadas por el paro (su primer director fue asesinado el 1 de abril de 1991). Pero el SPD era favorable a las privatizaciones. Otto Schilly que presidía la comisión parlamentaria de control de la Treuhand justificaba así las privatizaciones:
“No se puede rechazar totalmente el argumento según el cual es el saneamiento de las estructuras este-alemanas la causa del paro y no las privatizaciones”.
A fines de 1992, la Treuhand hubo de modificar su método de privatización: el único sostén de las autoridades de Bonn no era suficiente. Los Länder (algunos de ellos dirigidos por el SPD) debían colaborar en la tarea de privatización-reestructuración financiando los planes regionales de ayuda a sectores en crisis y los sindicatos fueron asociados a las medidas tomadas. La Treuhand, por su parte, subordinó su “sostén a los planes de reestructuración” (períodos de reconversión reemplazan a los despidos ‘secos’) al respeto por las organizaciones sindicales de una disciplina salarial que éstas aceptaron.
LAS REIVINDICACIONES PATRONALES
En 1993 la patronal de la metalurgia de Sajonia denuncia el acuerdo salarial firmado dos años antes previendo la igualación de los salarios del Este con los del Oeste en 1995. Huelgas masivas y manifestaciones estallan por toda Alemania. Cierto que el 14 de mayo la patronal renuncia a la anulación del convenio colectivo, pero mientras que la huelga amenaza con extenderse a los otros Länder, la dirección de la IG-Metall acepta la proposición patronal: 9% de aumento en lugar del 26% y retraso en la igualación de los salarios hasta 1997.
La movilización de los metalúrgicos chocó con la política de consenso de los aparatos ligados a la cogestión. Así presentaba lo presentaba F. Batoil en un número especial (septiembre de 1995) de la revista Autrement: l’autre Allemagne:
“Mientras que todas las condiciones estaban reunidas para que las reivindicaciones se vieran satisfechas, el sindicato retrocede y acepta las condiciones patronales (…) ¿Cómo se explica esto? En realidad la Treuhand ha puesto todo su peso en la balanza, el peso del empleador más importante de Alemania del Este. Amenazó con suspender todas las formas de apoyo a las sociedades de empleo y otras ayudas sociales que aporta a los trabajadores que perdieron su empleo, si se hacía efectiva la nivelación del 26%. En la medida en que gestiona la gran mayoría de las empresas metalúrgicas, es el empleador de numerosos metalúrgicos. Está pues sometida al acuerdo tarifario que fija los montantes salariales. Todo aumento salarial penaliza tan gravemente las finanzas públicas que no ha dudado en practicar el chantaje obligando a los sindicatos a aceptar sus condiciones; a cambio de lo cual se ha comprometido a continuar gestionando las empresas incluso las parcialmente deficitarias. Este ejemplo ilustra no sólo la capacidad que tiene la oficina de privatización de obligar a sus partenaires a adoptar determinados comportamientos instaurando nuevas reglas, sino igualmente la de los agentes sociales para integrar las diferencias y participar en la elaboración de compromisos tanto locales como generales”.
De hecho la DGB ha aceptado integrarse en el nuevo dispositivo puesto en marcha por la Treuhand y el gobierno. Este dispositivo de cogestión implica que los sindicatos se pliegan al respeto y defensa de la propiedad privada de los medios de producción, a la racionalización capitalista de la explotación de la fuerza de trabajo. La ‘abundancia’ de los 30 gloriosos contribuía a enmascarar esta realidad. Hoy en día la política de consenso lleva a los aparatos a negociar la liquidación de las conquistas obreras. El verdadero contenido de la ‘Mitbestimmung’ de la ‘Sociale Markwirtschaft’ (economía social de mercado) sale ahora claramente a la luz. La patronal no puede tolerar la cogestión de los años fastos y por otra parte numerosas PME-PMI se separan de las organizaciones patronales a fin de no estar ligadas a los convenios nacionales.
Al mismo tiempo el SPD se comprometía políticamente junto al gobierno Kohl participando, a mediados de marzo de 1993, con la coalición CDU/CSU-FDP en un cónclave de 3 días que concluyó con la firma de un Pacto de solidaridad. Pacto que ponía las bases del saneamiento de las finanzas públicas: se trataba de hacer pagar a las masas la reunificación mediante un ‘impuesto de solidaridad’ del 7,5%, el aumento de los impuestos y de las cotizaciones sociales.
Para el proletariado de la metalurgia hacer ceder a la patronal exigía imponer a la IG-Metall la ruptura con la política de consenso, que llamara a la movilización contra el gobierno de Kohl. En efecto, en la legislación alemana, un acuerdo firmado por los agentes sociales se impone a los firmantes: la decisión de la patronal sajona de denunciar el acuerdo firmado en 1991 era un precedente y de hecho una amenaza contra el conjunto del dispositivo de los convenios que garantizan las conquistas obreras. La amplitud de la movilización de los metalúrgicos de toda Alemania muestra que el proletariado tenía clara conciencia de ello. Pero no consiguió imponer al aparato de la IG-Metall la ruptura con la política de consenso y gestión de la sociedad burguesa, que llamara a la huelga general de metalúrgicos de toda Alemania, que exigieran del SPD la ruptura con el gobierno proclamándose candidato al poder.
En septiembre de 1993 el gobierno podía presentar el Standort Deutschland (el informe sobre la competitividad industrial alemana). Según A. Minc, el conjunto de los responsables estatales patronales y sindicales han mostrado unanimidad sobre los temas abordados. ¿Cuál es pues este “nudo de valores económicos y sociales comunes” que llevó a la comisión Minc a admirar el “consenso germánico”? Tomemos una muestra:
“Cambiar el comportamiento de los ciudadanos (…) volver al espíritu de iniciativa y de responsabilidad, abandonar el comportamiento reivindicativo para proporcionar un nuevo impulso a Alemania (…)
Limar las rigideces legislativas y reglamentarias: (…) mejor utilización de los factores de producción a fin de aligerar los costes y crear empleo; la reforma de la jornada de trabajo (duración general, anual, semanal) y la reducción de los estudios generales deben contribuir a esta optimización; la modulación de los salarios y reducción de las cargas sociales, permitidas tanto por el control de los gastos sanitarios como por el de la cobertura social, debía restaurar el atractivo del locus industrial alemán y reducir el paro (…)”
En la introducción, el informe marca las responsabilidades:
“La competitividad de Alemania nos concierne a todos: el Estado, los Estados Federales y las comunidades, al igual que los partidos, los agentes sociales , los sindicatos y las Iglesias, a éstos y a las escuelas, las instituciones culturales y hasta a los medios de comunicación”.
La reivindicación central de la patronal es la “reducción de los costos laborales” por la flexibilidad y aumento de la duración de la jornada laboral (bien por la vuelta a las 40 horas, bien por la extensión de la edad laboral u otras modalidades). Varios Länder han dado ejemplo prolongando la duración del servicio de los enseñantes o de los funcionarios en 1993 y 1994. IBM ha negociado en 1994 un acuerdo que prevé pasar de 36 a 38 horas de trabajo semanal por el mismo salario.
LOS SINDICATOS NEGOCIAN LA FLEXIBILIDAD Y LA RESREGULACION
En 1994 la patronal de la metalurgia de los Länder del Oeste anuncia que no prorrogará el acuerdo vigente sobre los salarios. Reivindica un ‘giro’ en la Tarifa autonómica, un descenso de un 10% de los ‘costes salariales’. Mientras los metalúrgicos se declaran en huelga por la defensa de sus salarios, mientras que los carteros hacen huelga contra la privatización, es sin embargo la política del aparato la que prevalece: las negociaciones se circunscriben a los límites que exige el informe Standort (se negocia la flexibilidad en nombre del empleo); por otra parte la DGB acepta la privatización de Deutsche-Telekom en tres etapas a cambio de algunas ‘garantías’.
En la metalurgia el acuerdo salarial firmado logra un aumento de 1,16%, o sea una pérdida de poder adquisitivo; integra además la flexibilidad de trabajo (la disminución del tiempo de trabajo puede llegar a una pérdida salarial del 17%). El aparato de la IG-Metall acepta la ‘cláusula de apertura’ en la negociación colectiva (en ciertos casos, la patronal puede desligarse del contenido de la convención). En la metalurgia, en la química, la convención autoriza nuevos contratos con sueldos inferiores a los tarifados.
El acuerdo firmado en Volkswagen en el 93 y que entró en vigor el 1 de enero de 1994 significó un importante punto de apoyo para la patronal. Willy Scherer, sindicalista de IG-Metall escribe en la revista Page 2 (julio-agosto de 1996):
“Con el acuerdo que entró en vigor el primero de enero de 1994 para dos años, la duración semanal pasó de 36 a 28.8 horas (para 4 días), lo que representa una reducción del 20%. Los partidarios del ‘modelo VW’ han subrayado que el salario mensual no disminuiría tanto. Sin embargo, si se considera el salario anual, la caída efectiva alcanza de un 15% a 20%: las compresiones simlemente han sido repartidas sobre las diferentes componentes del salario anual (…)
Los costos salariales de las fábricas VW de Alemania han disminuido así un 20%, o sea 1.800 millones de DM al año. Simultáneamente, los nuevos equipamientos combinados con la flexibilidad del horario de trabajo facilitada por el acuerdo, has hecho explotar la productividad (…) Existen unos 150 horarios diferentes en las 6 fábricas VW (…) abundan las reglamentaciones particulares. Se ha introducido una extrema flexibilidad del personal (…)”
El artículo precisa que en gran número de empresas se ha pasado a 35 horas sobre 5 días; habiéndose mantenido el acuerdo que fija la semana de 28.8 horas, la jornada de trabajo ha sido recortada. 1150 obreros y aprendices has sido transferidos de Edem (Baja Sajonia) a Hannover; 7.000 personas trabajan en 4 equipos. Asalariados de Edem han sido ‘prestados’ (sic) a la fábrica de Hannover: se ha alojado a las personas en condiciones deplorables (en cuarteles o habitaciones privadas, 3 mujeres por habitación…), sin poder volver a casa más que el fin de semana. Toda negativa equivaliendo al despido inmediato. En el Este, en Mosela (Sajonia) una moderna fábrica construye los Golf en 15 horas (en lugar de 30) utilizando empresas subcontratadas.
Tras la renegociación del acuerdo en 1996, la dirección de VW anunció su intención de reducir sus efectivos en Alemania de 105.000 a 84.000 en 1998. La IG-Metall ha aceptado firmar la acentuación de la flexibilidad, el incremento de las horas extraordinarias, los sábados suplementarios, la extensión de la jornada laboral de 28,8 a 30 horas. El mismo artículo prosigue:
“un asalariado de Kassel escribe en el boletín Arbeiterstimme, órgano de los militantes sindicales de izquierda, con mucha presencia en las grandes empresas industriales, que este acuerdo representa la más grande estafa salarial desde que existe VW (…) En Hannover más de 50 obreros han invadido una asamblea de delegados sindicales para protestar contra el resultado de las negociaciones. ‘Jamás se habían dado tales protestas en VW contra un acuerdo’, declara un delegado de taller de la fábrica de Hannover”.
El combate emprendido por el proletariado unificado de Alemania choca hoy frontalmente con la política de apoyo al capitalismo en crisis del aparato sindical, de la DGB y de sus federaciones. El enfrentamiento entre las masas y los aparatos para intentar imponerles otra política (romper con la burguesía) es inevitable.
DEL 18º CONGRESO DE LA IG-METALL AL PACTO POR EL EMPLEO
Del 30 de octubre al 4 de noviembre de 1995 se celebró el 18º congreso de la IG-Metall. Según Le Monde del 3 de noviembre, el discurso del presidente del sindicato, Klaus Zwickel
“ha sido saludado por la patronal de la metalurgia alemana que habla de un discurso ‘notable y corajudo’ (…) ‘Nosotros congelamos los salarios, ustedes los despidos’: tal es, en esencia, la espectacular proposición que acaba de hacer la IG-Metall a la patronal alemana”.
Klaus Zwickel propone un cuestionamiento global del convenio de la metalurgia que concierne a 3,5 millones de asalariados: se trata no solamente de congelar los salarios, sino de aceptar salarios de inserción por debajo de los tarifados, de borrar de las reivindicaciones la disminución del tiempo de trabajo y de “adaptar el convenio nacional de manera más flexible” a las realidades de las empresas, lo que es la negación misma de un convenio nacional. Y ello en nombre de la creación de 300.000 empleos, y de la contratación de aprendices. Le Monde indica que ciertas de estas proposiciones han provocado las protestas de la base y de la fracción del aparato que califica de ‘tradicionalista’.
Asumiendo abiertamente las reivindicaciones patronales y con el apoyo de la DGB, la IG-Metall se ha lanzado a las negociaciones salariales: “un verdadero laboratorio social”, se puede leer en la prensa. La patronal ya puede reclamar abiertamente el 2 de enero la instauración de un nuevo sistema: un salario mínimo inferior a los mínimos actuales, sustituyendo a los acuerdos salariales de ramo y una parte del salario individualizada según el rendimiento del asalariado.
El 29 de enro la DGB firmó con la patronal un Pacto por el empleo bajo el patrocinio del canciller Kohl. Pacto que comporta, entre otras cosas, un descenso del 30% de las ayudas a los parados, el principio de la desreglamentación, de la flexibilidad de los salarios y de los horarios, de las cláusulas de apertura, el cuestionamiento de las pensiones, la reestructuración de la Seguridad Social, la disminución de los impuestos patronales, la adaptación de la educación y formación de los aprendices a los cambios estructurales. Pero contrariamente a la proposición de la IG-Metall, la patronal no creará ningún puesto de trabajo: ¡concede una ‘prórroga’ (sic) para los 110.000 despidos previstos!
Se trata de un verdadero pacto político con la patronal y el gobierno Kohl en una situación en la que lo que está al orden del día para el imperialismo alemán es el imponer un descenso importante y global del valor de la fuerza de trabajo. La DGB se compromete así a imponer este programa a la clase obrera por cuenta de la patronal. El ministro de trabajo Blüm puede expresar su satisfacción al día siguiente de la firma:
“Una iniciativa sin precedente en Europa (…) un gigantesco paso adelante que nos permitirá ahorrarnos los sucesos que acaba de conoce Francia”.
Kohl podía así anunciar su plan de austeridad el 25 de abril de 1996.
EL PROLETARIADO ALEMAN ES EL PROLETARIADO DECISIVO EN EUROPA
Tras la manifestación de 15 de junio Kohl afirmó: “ya se ha escuchado bastante a los profesionales de la reflexión y la queja”. Le Monde del 20 de junio comentaba:
“Gracias a la práctica de las mesas redondas, el canciller Kohl ha logrado anestesiar el cuerpo social para proceder, llegado el momento, a la intervención quirúrgica que se imponía. Desde ahora el debate se desarrolla en el Parlamento”.
El 29 de junio el Bundestag aprobó lo esencial del plan de Kohl. El debate proseguirá ahora en el Bundesrat, donde el SPD tiene la mayoría.
El aparato de la DGB y el de sus federaciones, en particular la ÖTV, han logrado impedir la huelga general en junio. Mientras los trabajadores de los servicios públicos exigían que la ÖTV llame a la huelga general para la retirada del plan Kohl, el 13 de junio el aparato firmó un acuerdo para hacer descender el aumento salarial del 4,5% al 1,3% para 1997 congelando en el 85% la nivelación de los salarios del Este sobre los del Oeste.
La DGB y sus federaciones hacen uso de todo su peso para intentar contener el conflicto abierto entre el proletariado unificado de Alemania y la patronal y su Estado dentro del marco de relaciones establecidas por la Mitbestimmung y la Sozial Marktwirstchaft: el consenso, es decir la sumisión del proletariado a los intereses de la burguesía. Pero la cogestión, tal como ha funcionado durante los años de crecimiento económico ya no es posible. La asociación, con voz deliberatoria, de los representantes elegidos por los asalariados a las decisiones de los dirigentes y a las principales decisiones económicas de la empresa implica hoy que los representantes consideren como legítimas las exigencias de la patronal. Los aparatos ya no pueden negociar aumentos salariales, mejoras en las condiciones de trabajo a cambio de la ‘paz social’. La política de los aparatos se muestra claramente como política defensa de los intereses burgueses. He ahí el origen de la crisis que los atraviesa.
Sin embargo, incluso si en esta etapa los obstáculos no han podido ser apartados, la manifestación centralizada del 15 de junio no tuvo precedente en la historia del proletariado alemán tras la guerra. El plan Kohl cristaliza la movilización de los proletariados del Este y del Oeste. A la orden del día está la cuestión de la huelga general por su retirada. Pero aún así es preciso que el proletariado alemán se abra una perspectiva política: derribar el gobierno CDU/CSU del canciller Kohl para aupar su propia representación política. En el estado actual de las relaciones políticas eso significaría imponer el gobierno del único partido obrero: el SPD.
En 1989, combatiendo contra la reunificación, el SPD impidió que el movimiento de las masas del Este de Alemania se combinara con la movilización del proletariado del Oeste contra el gobierno de Kohl y, de esta forma, impedía que el proletariado unificado de Alemania emprendiera la lucha por su propio poder. Combatiendo contra el movimiento de las masas el SPD ha contribuido a que la reunificación de Alemania se haya dado en el marco del Estado burgués alemán. Ha permitido también las victorias electorales sucesivas de la mayoría burguesa CDU/CSU dirigida por Kohl. Ha taponado toda perspectiva política y junto al aparato de la DGB ha confinado el movimiento de la clase durante varios años en el tradeunionismo. En realidad lo esencial de la fuerza del gobierno Kohl reposa sobre el apoyo político del SPD y del aparato de la DGB.
Un artículo de Le Figaro del 16 de abril de 1996 titulado Cizaña en el seno del partido socialista explica cómo la nueva derrota electoral del SPD en las elecciones en tres Länder el pasado 24 de marzo ha sido el origen de una crisis en el partido. Crisis que no ha hecho sino amplificar la que apareció en el congreso de Mannheim de noviembre de 1995. Oscar Lafontaine fue elegido presidente sobre la base de un discurso de apariencia más izquierdista; al mismo tiempo el congreso adoptaba un programa cuyo tema no displacería a la burguesía: “Empleos para Alemania”. Estas posiciones de apoyo al gobierno de Kohl no son ajenas a la nueva derrota electoral del SPD; continúa pagando su oposición a la unificación.
Las diversas posiciones de las fracciones del aparato del SPD expresan todas ellas el rechazo a romper con la burguesía. Hans Apel, antiguo ministro de defensa de Helmut Schmidt se ha declarado por la conciliación con los patronos. Schmidt mismo ha animado a Kohl a efectuar economías draconianas, al igual que Schröder que se pronunció por negociar con Kohl “la amputación de los privilegios sociales”. He ahí la muestra de cuan ligado está el SPD al capital y al Estado burgués alemán. A la reivindicación de la ruptura con el gobierno de Kohl, Oscar Lafontaine responde proponiendo la alianza con otras fuerzas burguesas: los Verdes y el PDS; la alianza con el PDS en algunos Länder del Este contribuye a legitimar este partido burgués a los ojos de los trabajadores del Este.
En el fondo el SPD jamás se ha opuesto al plan de austeridad de Kohl: sólo está por un diferente reparto de los sacrificios. ¿Cuál será su posición en el Bundesrat, donde tiene la mayoría? La movilización masiva del proletariado alemán el 15 de junio pone a la orden del día la posibilidad de una campaña política para que las masas impongan al SPD la ruptura con Kohl, con su gobierno y su mayoría CDU/CSU. En la DGB, sus federaciones, en la ÖTV, es preciso combatir para que llamen a la huelga general para derribar al gobierno Kohl; para que interpelen al SPD y le exijan que se pronuncie contra el plan de Kohl en su totalidad, por su retirada; que le reclamen el combatir por un gobierno en solitario del SPD para toda Alemania; que le exijan utilizar su mayoría en el Bundesrat en este sentido. Teniendo en cuenta las actuales relaciones políticas, es la única forma de abrir una perspectiva política al proletariado.
Sólo esta orientación política puede permitir la construcción del Partido obrero revolucionario que necesita la clase obrera alemana, pues no puede haber solución a la crisis actual salvo si el proletariado toma el poder, expropia al capital para instaurar una planificación racional elaborada y puesta en práctica bajo contro obrero. Una planificación que no será completamente satisfactoria más cuando se integre en un conjunto más vasto: los Estados Unidos socialistas de Europa.
La historia ha mostrado que el proletariado alemán es el proletariado decisivo de Europa, el resultado del enfrentamiento entre el proletariado unificado y el líder de los imperialismos europeos vendrá preñado de consecuencias para el conjunto de los proletariados de Europa.
CPS 15 de julio de 1996

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1996-06-15, El imperialismo alemán lider político, julio de 1996.pdf73.98 KB

1996. Ex Yugoslavia; el imperialismo americano adquiere una posición estratégica

EX-YUGOSLAVIA: EL IMPERIALISMO AMERICANO ADQUIERE UNA POSICIÓN ESTRATÉGICA (Combattre pour le socialisme nº 62, mayo de 1996)(Publicado en Germinal, 2ª época, nº 5, julio de 1996, páginas 6-11)

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1996. La bota de hierro (terror en Palestina), Comité pour la construction du parti ouvrier révolutionnaire

LA BOTA DE HIERRO (TERROR EN PALESTINA)
Publicado en Combattre pour le socialisme nº 65, noviembre de 1996, páginas 22 a 27
Publicado en Germinal, 2ª época, nº 7/8, páginas 20 a 27
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PALESTINA. LA BOTA DE HIERRO
TERROR EN PALESTINA
El 25 de septiembre de 1996, cuatro meses después de la elección de Benjamin como primer ministro de Israel, el ejército israelí abrió fuego sobre los manifestantes cerca de Ramallah resultando muertos cinco palestinos y heridos unos centenares. Al día siguiente los enfrentamientos se extendieron a Gaza y a toda la Cisjordania: los manifestantes se enfrentaron al ejército israelí que utilizó tanques, ametralladores pesadas y helicópteros Cobra. Según “Le Monde” del 29 de septiembre:
“Los combates más duros y que se han saldado con un mayor número de muertos (24) y de heridos (140) se han producido en la banda de Gaza. El mismo escenario se produjo el día anterior y el mismo día en Ramallah, Naplos y otros lugares. Millares de jóvenes armados con piedras se abalanzan sobre barricadas israelís. Se producen muertes acompañadas por la rabia que escapa de las gargantas de la masa impotentes, después dos, veinte policías palestinos dejan estallar la suya y abren fuego. M. Arafat, mostrando toda la apariencia de seguir más que dirigir el movimiento, ha ordenado a su policía armada que ‘proteja al pueblo, la nación y las conquistas de los palestinos’. Pero, que se sepa, esta orden se ha recibido tarde, bastante después que los disparos de sus hombres hayan comenzado.”
El viernes 27 se han producido otros combates, particularmente en Jerusalén, en la explanada de las mezquitas: en pocos minutos han sido muertos tres palestinos y heridos varias decenas.
El detonante de estos enfrentamientos, que se han saldado con un total de 80 muertos y 1.300 heridos, no ha sido otro que la decisión tomada por B. Netanyahu de abrir un nuevo acceso al túnel turístico-religioso que discurre bajo la explanada de las mezquitas en Jerusalén , decisión sentida como una clara provocación por los palestinos. Las manifestaciones no tardaron en estallar: sólo tras tres días de feroz represión se acabaron. El gobierno israelí rechaza cualquier concesión y el túnel seguirá abierto
UN GOBIERNO DE COMBATE
La prensa ha hecho recaer la responsabilidad de estos acontecimientos, de forma casi unánime sobre el gobierno de Netanyahu, acusándolo de cuestionar los “acuerdos de Oslo”. El editorialista de Liberation explicaba, el 28 de septiembre, que Netanyahu ‘se ha empleado a fondo desde su llegada al poder en violar tanto el espíritu como la letra de los acuerdos de Oslo’. Le Figaro del día siguiente comentaba bajo el título “Los malos cálculos de Benjamin Netanyahou” ‘Si hubiese querido enterrar el proceso de paz B. Netanyahou no habría podido actuar de otro modo’.
La mayor parte de los dirigentes de las organizaciones obreras también hacen recaer toda la responsabilidad sobre el primer ministro recientemente elegido. ‘Creo que el gobierno de Benjamin Netanyahu es verdaderamente el responsable de lo que está pasando’ afirma Jospin. La dirección de la CGT se hace eco de sus palabras al denunciar ‘el doble lenguaje del primer ministro israelí ‘ y al pedir la recuperación de una ‘verdadera negociación’ entre palestinos e israelíes. Todos ellos exigen la aplicación de los “acuerdos de Oslo”. La LCR por su parte se somete respetuosamente al acuerdo impuesto por el imperialismo americano y reclama ‘el respeto a los acuerdos tomados’.
Sobre esta base se ha organizado un reagrupamiento “por la paz y la justicia en Palestina” en Trocadero, el 27 de septiembre, bajo la iniciativa del PS, del PCF y, especialmente, de la CGT.
Es un hecho que Netanyahu ha lanzado un ofensiva contra el pueblo palestino desde el mismo momento de su elección como primer ministro y de acuerdo con el programa que lo llevó a ser elegido, programa que fue reafirmado el 18 de junio en el Knesset.
Dicho programa se resume con frecuencia mediante la fórmula del triple no: no a un estado palestino (incluso bajo la forma de pequeños enclaves controlados por el Estado de Israel); no a cualquier concesión en los altos del Golán , ni a cambio de un acuerdo de paz con Siria (y de aquí la fórmula: la tierra por la paz); no a la partición de Jerusalén cuyo sector oeste, conquistado en 1967, reclama Arafat basándose en las resoluciones de la ONU convertidas en papel mojado desde hace ya treinta años.
Este programa reafirmado lo presentó Le Monde el 19 de junio en estos términos:
“El nuevo gobierno promete retomar las negociaciones interrumpidas a principios de marzo por Simón Peres- ‘sin precondiciones’ salvo que ‘la base de cualquier arreglo con Siria será el mantenimiento del Golán bajo soberanía israelí’. Conquistados en 1967 y anexados en 1981, los altos del Golán, cuya devolución es la primera condición siria para llegar a la paz, alojan en la actualidad a una quincena de colonias judias que ‘serán consolidadas y desarrolladas’ con la ayuda del estado.
La continuación, ‘refuerzo, ampliación y desarrollo’, de la colonización judia ‘sobre los altos del Golán, el valle del Jordán, Judea, Samaria y Gaza’, es decir en todos los territorios que aún ocupa Israel desde la guerra de los seis días en 1967, son considerados por el nuevo gobierno como un objetivo ‘de interés nacional para la defensa de Israel y una expresión de la realización sionista’. El gobierno ‘destinará a estas regiones los recursos necesarios para esta empresa’ y ‘salvaguardará los recursos hidraúlicos vitales para el Golán y Judea-Samaria’ (Cisjordania).
Si Yaser Arafat, jefe de la OLP y presidente electo de la Autoridad Palestina Autónoma, desea continuar las negociaciones con “Bibi” Netanyahou tendrá que aceptar este programa.”
Las condiciones están claras : los palestinos son libres… para vivir en las jaulas que les han designado.
“El artículo 7 del primer capítulo del programa de B. Netanyahu indica que el gobierno de Israel propondrá a los palestinos un arreglo basado en que éstos podrán vivir libremente dentro del marco de la autonomía. El gobierno se opondrá al establecimiento de un Estado Palestino o de cualquier otra autoridad soberana extranjera en el oeste del Jordán.” (Cisjordania)
“El nuevo gobierno también se opondrá al ‘derecho al retorno’ de la población árabe a cualquier parte de Eretz Israel (el Gran Israel) en el oeste del Jordán.”
En todo lo que concierne “Jerusalén, la capital de Israel, una e indivisible, seguirá bajo la soberanía de Israel”. En Jerusalén. donde pretende erigir Arafat “la capital” de un “estado independiente”, será vigilada de forma particular. “El gobierno evitara toda acción opuesta a la soberanía exclusiva de Israel sobre la ciudad”. Han sido prohibidas todas las visitas de dignatarios extranjeros a la Casa de Oriente, último símbolo de la presencia política palestina y de la OLP en la parte árabe de la ciudad santa.
A los diplomáticos se les ha puesto ante el brete de escoger entre o bien dejar de realizar visitas de alto nivel a la Casa de Oriente o convertirse en los responsables del cierre de la misma. El gobierno israelí ‘destinará recursos especiales’ al ‘Gran Jerusalén’ que se extiende más allá de los límites municipales, ampliados en 1967, que devoran ya un buena quinta parte de Cisjordania ocupada e incluye a una media docena de colonias-dormitorios reservadas a los ciudadanos judíos.”
Las primeras decisiones están de acuerdo con este programa del partido del Likoud apoyado por los partidos religiosos: la colonización en Cisjordania se ha acelerado y se mantiene el bloqueo sobre Gaza agravando hasta el límite la inmensa miseria de los palestinos. El 27 de agosto las fuerzas israelíes destruyeron un inmueble palestino en Jerusalén mientras que se anunciaba la construcción de una nueva colonia de 1.800 alojamientos en Cisjordania.
¿Todo esto representa alguna novedad fundamental? ¿Es preciso recordar las masacres de palestinos perpetradas por el gobierno de Rabin y después por el de Peres, primeros ministros “laboristas” así como la continuación por estos mismos gobiernos del proceso de colonización? ?Hay que recordar las declaraciones de Rabin en septiembre de 1993 tras la firma del acuerdo de Washington?. Afirmaba que, respecto a la seguridad, “continuará en nuestras manos por entero” y que “ninguna colonia será desmantelada” y que “Jerusalén sigue siendo la capital unificada de Israel y continuará bajo nuestra soberanía”.
Que existan diferencias entre la política seguida por gobierno de Netanyahu y la de sus predecesores no carece de importancia, pero acusar solo a Netanyahu es ocultar lo esencial. El mismo Jospin, que critica ahora al gobierno de Netanyahu, prestaba su apoyo el pasado 15 de abril a la operación militar dirigida por el gobierno de Simón Peres contra los palestinos refugiados en el Libano. Tras la masacre contra la población civil de Cana (18 de abril) encontraba el modo de hablar sobre la “legítima defensa” ejercida por el gobierno israelí. Lo que ocultan tanto Jospin como aquellos que sostienen su mismo planteamiento es que no existe diferencia de naturaleza entre el Likoud y el partido llamado “laborista” israelí, tanto el uno como el otro están ligados orgánica e históricamente al Estado de Israel, estado que Jospin y sus pares protegen al criticar únicamente a Netanyahu y respaldar la política proestadounidense de Simón Peres.
Las diferencias entre estos dos partidos israelíes no giran alrededor de los “derechos” del pueblo palestino: el Likoud y el partido laborista están fundamentalmente de acuerdo para prohibir el derecho del pueblo palestino a recuperar su propia tierra. Están de acuerdo en aplastar al pueblo palestino desde el mismo momento en que intentó resistir. La diferencia reside en la mejor manera de asegurar la perennidad del Estado de Israel y la toma de posición - más o menos intensa - en función de los intereses del protector estadounidense.
La política del gobierno laborista y la sumisión de Yasser Arafat a esta política han preparado el terreno a la del actual gobierno. Cuando Netanyahu se convirtió en primer ministro el bloqueo sobre Gaza y algunos territorios de Cisjordania era ya un hecho. La política del gobierno laborista ha consistido en utilizar a la policía de Yasser Arafat como tropas indígenas, como guardianes de esos gigantescos campos de internamiento en que se han convertido los territorios confiados a la “Autoridad” de Arafat. El partido del Likoud prefiere utilizar directamente su propia policía, su propio ejército en los campos, ahí reside la diferencia. Bajo el título “La esperanza bloqueada de los palestinos de Gaza. La zona autónoma se ha convertido en una vasta prisión a cielo abierto”, Liberation del 5 de octubre explica que: “El prolongado bloqueo sobre los territorios, impuesto por Israel después de cada atentado, ha contribuido en gran medida a cambiar el estado de ánimo de los palestinos transformando su zona autónoma no es espacio de libertad sino, todo lo contrario, en vasta cárcel a cielo abierto en la que se alcanza casi el 70 % de parados. Sentimiento que se ha acrecentado tras la segunda fase de Oslo y la extensión de la autonomía a las principales ciudades de Cisjordania: con los acontecimientos de la semana pasada las autoridades israelíes han impuesto un bloqueo sin precedentes, prohibiendo esta vez los movimientos entre las ciudades y pueblos de Cisjordania. De esta forma cada nueva etapa del proceso de paz ha reducido el espacio de libertad de los palestinos en lugar de ampliarlo.”
En la parte de Gaza, donde se concentran cerca de un millón de palestinos, reinan el paro, la miseria, la ausencia de higiene y de servicios sociales dignos de tal nombre así como la prohibición de salir. Gaza y las zonas de Cisjordania puestas bajo el control de la OLP son la mortaja de todo un pueblo. La policía de Arafat se encarga de que reine el orden en ese cementerio.
UN ESTADO OPRESOR, LADRON Y ARTIFICIAL
No debe olvidarse que el Estado de Israel fue construido a sangre y fuego con el apoyo del imperialismo estadounidense y de la burocracia del Kremlin, aplastando al pueblo palestino. Desde 1948 setecientos mil palestinos debieron huir y sus tierras fueron confiscadas. En sucesivas oleadas el estado de Israel fue extendiéndose, mediante la guerra y el terror, obligando a millones de palestinos a exiliarse o vivir, miserables y oprimidos, bajo la férula de un ejército de ocupación. No existen “dos pueblos para una misma tierra” como, engañosamente, nos dice L’Humanité como otros muchos más, sino un pueblo oprimido, aplastado, dislocado y un Estado colonizador. Este Estado no puede existir mas que mediante el sostén financiero, político y militar del imperialismo estadounidense (acaba de concederle una nueva ayuda de 3 millardos ). Este Estado le es indispensable al imperialismo estadounidense para ejercer su control político y militar sobre el Próximo como sobre el Medio Oriente y sus formidables reservas petrolíferas.
Solo combatiendo y destruyendo el Estado colonial pueden las masas palestinas acabar con el exilio, la opresión y recuperar su tierras. Las masas palestinas no han dejado nunca, de hecho, de combatir por sus derechos nacionales y por reconquistas su país.
La juventud de Gaza y de Cisjordania desató, el 19 de diciembre de 1987, la terrible batalla de la Intifada. Miles de palestinos han caido muertos por el ejército israelí mientras otros muchos han sido heridos, encarcelados y torturados. En seis años han pasado por la cárceles israelíes, oficialmente, más de 120.000 palestinos, por las cárceles en las que la tortura esta “legalmente” autorizada. Para poner fin a ese combate legítimo e incesante es para lo que se ha firmado el acuerdo de Washington.
EL ACUERDO DE WASHINGTON: ACUERDO DE TRAICION
En 1991 Irak fue aplastado por el ejército estadounidense (con la colaboración de otros imperialismos). Por muy reaccionaria que fuera la política de Sadam Husein esta victoria imperialista supuso una derrota para las masas árabes, para la palestinas de forma particular. La Intifada sufrió un reflujo. El gobierno israelí de Isaac Rabin aprovecho la situación y entabló negociaciones con la OLP de Arafat que culminaron con los “acuerdos de Oslo”, en realidad acuerdos de Washington firmados en la capital americana el 13 de septiembre de 1993 bajo el control exclusivo del gobierno de los EEUU (hablar de “Oslo” permite soslayar esta realidad): la OLP, Organización para la Liberación de Palestina, renunciaba a todo combate por la liberación de Palestina; la OLP obtuvo la gestión administrativa de Gaza y algunos otros enclaves. La policía de Yaser Arafat, convertida en apéndice del ejército de Israel, fue encargada de controlar a las masas en dichos enclaves. Los exiliados fueron abandonados a su suerte. Se hizo creer que, después, se establecería un “estado” palestino: estado apéndice, inviable, constituido a base de fragmentos miserables en los que aparcar a los palestinos. No era mas que una engañifa de poca monta. Mientrastanto la policía de Arafat se comportaba como la porra de Israel en el interior de los enclaves multiplicando las detenciones arbitrarias y liquidando a los opositores. La OLP demuestra a las claras lo que siempre fue: una organización nacionalista pequeñoburguesa profundamente reaccionaria. Pero, en tanto que durante años capto la aspiración de los palestinos a la liberación de su país, el acuerdo de Washington constituye una traición y su puesta en práctica un nuevo golpe contra las masas palestinas. La juventud palestina rechaza a la OLP en provecho de organizaciones también reaccionarias, tales como Hamas.
PAX ESTADOUNIDENSE
Para los USA este acuerdo tiene la finalidad de estabilizar las relaciones políticas en la región, enfeudada a los USA, la liquidación definitiva de Palestina en provecho de Israel. Todo ello implica para Israel algunas pequeñas concesiones como una pseudoautonomía para algunos fragmentos territoriales y un arreglo de la cuestión del Golán con Siria. El gobierno “laborista” de Isaac Rabín fue el encargado de poner en marcha la “pax estadounidense”. Pero para una creciente masa de colonos israelíes cualquier concesión, por mínima que sea, es inaceptable. Son conscientes de que nunca los pueblos palestinos y árabes aceptarán el hecho colonial israelí. Por ello los colonos, y con ellos el Likoud y los partidos religiosos, quieren ir aún más lejos hacia la realización del Gran Israel, expulsar a los palestinos de toda la región, el acuerdo de Washington debe sufrir las consecuencias y eso es lo que ha traducido el voto en favor del Likoud y los partidos religiosos así como la elección de B. Netanyahu: la voluntad de que los palestinos sean expulsados de los territorios ocupados, tanto como ello sea posible. Es la exigencia de proseguir lo más lejos posible en la expulsión del pueblo palestino comenzada en 1948.
UN PUEBLO ENJAULADO
Entre 1993 y 1996 los acuerdos de Washington han permitido encadenar al pueblo palestino y desarmarlo políticamente, los palestinos llaman a Gaza “la jaula”. Los territorios pretendidamente autónomos no son, también, mas que jaulas en las que están encerrados los palestinos. La puesta en práctica de los acuerdos ha facilitado la nueva ofensiva israelí.
El 4 de noviembre de 1995 un joven israelí, siguiendo las “instrucciones de Dios” mató al primer ministro “laborista” Isaac Rabín. Simón Peres le sucedió. En las elecciones de mayo de 1996 Simón Peres era el candidato sostenido por Clinton. Pero la mayoría de electores israelíes ha votado al Likoud y a su ofensivo programa. Israel disfruta, de hecho, de una cierta autonomía en relación con su padrino estadounidense. Por muy contrariado que haya quedado Clinton no tiene más remedio que prestar su apoyo incondicional a Israel e Israel no tiene otro futuro mas que el de desarrollar una incesante y despiadada guerra contra el pueblo palestino.
De todas formas el margen de maniobra del nuevo gobierno no carece de límites, teniendo en cuenta los estrechos lazos existentes entre los Estado Unidos e Israel que necesita el apoyo militar y financiero de los Estados Unidos. Pero también éstos precisan de Israel y, de hecho, en numerosas ocasiones en el pasado ésta ha demostrado que puede realizar acciones contra la voluntad del gobierno estadounidense como sucedió durante la participación de Israel en la operación de Suez en 1956.
Una reciente entrevista a Y. Shamir en L’Humanité del 25 de junio indica en qué marco se sitúa la política de Netanyahu de la que el mismo es inspirador; el antiguo primer ministro explica con toda crudeza porque no tiene otra salida mas que la de la guerra y porque necesita conseguir momentos de paz: “Sabemos muy bien porque, hasta la fecha, la sociedad árabe no ha aceptado la existencia del Estado de Israel. Saben que es difícil liquidarla pero mentalmente la rechazan, lo que no significa que no haya que intentar como mínimo conseguir la paz. Yo mismo comencé a intentarlo en 1991.Porque la cuestión se plantea así: estamos rodeados de árabes y no podemos estar siempre en guerra si queremos desarrollarnos y hacer venir más inmigrantes judíos. Hay cerca de cuatro millones y medio de judíos en Israel pero no es bastante, hacen falta más para defenderse de la oleada árabe. Hay que hacer venir aquí a la mayoría de los trece millones de judíos que hay en el mundo. Para ello trabajamos y para ello es preciso firmar la paz.” Pero para establecer a los nuevos colonos hacen falta tierras. “Nos hace falta un mínimo. Los palestinos no necesitan ni tierras ni estado: tienen Jordania.
Y cuando el periodista le recuerda su pasado de terrorista responde tranquilamente: “Sí, pero entonces era normal”. Si se le objeta que los palestinos pueden decir lo mismo, replica: “Entonces es la guerra. Si quieren la paz deben aceptar compromisos. Y la base de dichos compromisos es que Israel pertenece al pueblo judío. Es así porque nosotros hemos vencido (…) lo que importa es ser el ganador (…) lo que hace falta es ser el más fuerte.”
En ese marco se sitúa la política de Netanyahu. después de la llegada masiva de una reciente oleada de inmigrantes se plantea la guerra.
Aunque Clinton haya manifestado cierto despecho por la derrota electoral de su ahijado sabe que el Likoud es proimperialista (por otra parte una fracción de la burguesía estadounidense y de sus dirigentes sostienen al Likoud).
PREPARACION DEL ENFRENTAMIENTO
Los dirigentes de los estados árabes han comprendido perfectamente el sentido de la elección de Netanyahu. El 21 de junio la mayoría de ellos se reunieron en el Cairo con el objetivo de presionar a los USA: para que éstos ejerzan, a su vea, toda la presión posible sobre el gobierno israelí.
El 25 de junio Waren Christofer, secretario de estado estadounidense, visitó Israel para entrevistarse con el nuevo primer ministro: evidentemente no obtuvo nada.
El 8 de julio fue Netanyahu quien visitó Washington para entrevistarse con Clinton. El primer ministro volvió a mostrarse inflexible con gran pesar por parte de Clinton.
La víspera de su viaje Netanyahu nombró a Ariel Sharon ministro para las “infraestructuras nacionales”; nominación que, por sí sola es todo un programa. Sharon es conocido por haber ordenado, entre otras cosas, el bombardeo en 1982 sobre Beirut y hacer posible que las milicias falangistas pudieran volver a entrar en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila en los que, con total impunidad, cometieron una masacre sistemática de centenares de mujeres, niños y hombre.
Como decía el diario Le Monde “A la cabeza de un ministerio que engloba la administración de tierras, vías y obras, carreteras, construcción en zona rural, rutas que contornean a las aglomeraciones palestinas de Gaza y Cisjordania ocupadas, la red viaria y ferroviaria, el comisariado para el agua y a otras muchas administraciones como, por ejemplo, la del desarrollo nacional, la del Neguev y Galilea, se puede contar con total seguridad con M Sharon para •preparar Israel para el año 2.000• como el mismo se encarga de precisar. Israel incluye, en el espíritu del antiguo general, todos los territorios árabes conquistados en 1967, ocupados y colonizados des de entonces.”
El programa no tardo nada en ponerse en práctica: el 27 de agosto mediante la demolición de un inmueble palestino de varios pisos construido con la ayuda de donativos internacionales para albergar una guardería infantil, un centro para inválidos y una casa de retiro en Jerusalén Este. Una elección decidida y voluntariamente simbólica. El mismo día se anunciaba la construcción de una nueva colonia de 1.800 casas.
Para Arafat y la OLP la situación es insostenible desde el mismo momento en que justificaron los acuerdos de Washington en base a que en ellos existía la posibilidad de un futuro estado palestino. Ahora nadie puede seguir creyendo en tal ficción, incluso bajo la forma de un pseudoestado, de un estado-apéndice.
Yaser Arafat no tuvo más remedio que llamar a una huelga general el 29 de agosto y a una concentración de masas, durante la plegaria de los viernes, en la explanada de las mezquitas… lo que no inmutó a Netanyahu que, después de entrevistarse con Arafat el 4 de septiembre, anunció el 18 del mismo mes un nuevo programa de colonización: 1.800 nuevas casas para 10.000 colonos.
Es evidente que lo que persigue el gobierno israelí es subir la apuesta hasta el punto en el que Yasser Arafat, acorralado, deba tomar la iniciativa de romper las negociaciones y el acuerdo de Washington. Pero la capacidad de Arafat para la capitulación parece no tener límites: el mismo 18 de septiembre aceptó volver a entrevistarse con el ministro israelí de defensa a fin de discutir la evacuación parcial de Hebrón por parte de las tropas israelíes, que estaba programada para marzo, hasta ahora Arafat afirmaba que esta parte del acuerdo era innegociable. Ya no es el caso.
“• ¿Acepta usted la modificación de los acuerdos concernientes a Hebrón?• le preguntaron el miércoles por la noche •el comité de seguimiento pondrá en práctica todos los detalles• respondió •¿Pero acepta …?• se empeñó un periodista •Lo que he dicho está claro• contestó el jefe de la OLP.” (Le Monde 20/09)
Arafat se traga todos los sapos incluso el del anuncio, el mismo día, de: “la confiscación, por razones de seguridad, de numerosos terrenos palestinos en pleno corazón de Hebrón a fin de construir una ruta que una la gran colonia judía de Kiryat Arba con los tres lugares de poblamiento judío instalados en el corazón de la ciudad, ruta que irá hasta el interior de la antigua casba árabe. Tendrán que destruirse muchas casas árabes para poder construir la carretera que estará •reservada•, según el ejército, a los colonos y soldados israelíes encargados de protegerlos, siguiendo el modelo de la otra carretera •reservada• que se ha inaugurado entre el •bloque• de Goush Etzion y Jerusalén la semana pasada y que simboliza la introducción de una especie de apartheid.” (Le Monde 20/09).
El gobierno de Netanyahu acentúa la presión: en la noche del 23 al 24 de septiembre abrió un nuevo acceso al túnel turístico que desemboca en pleno barrio musulmán. Sabía de sobras el carácter provocador de dicha decisión. Otra vez más Arafat llamó a una “huelga general de los comerciantes”… Pero está vez, dando la espalda a sus platónicas protestas, fue la población palestina, la juventud en particular, quien reaccionó: de forma espontánea los manifestantes atacaron en comandos a la policía israelí. El mismo día se enfrentaron al ejército israelí violentamente. “…en la ciudad árabe ocupada de Hebrón fueron numerosos centenares de palestinos que se manifestaban para obtener de las autoridades de ocupación la reapertura de la antigua souk, cerrada por la autoridad de Israel en febrero de 1994 tras la masacre de 29 palestinos por un comando judío, Barouch Goldstein. El souk es reivindicado como •propiedad privada• por los 450 colonos instalados alrededor del lugar, en pleno corazón de esta ciudad de 120.000 habitantes árabes. Tsahal que debería haberse retirado fuera de la villa, según los acuerdos firmados con la OLP, hace ya seis meses ha vuelto a reforzar su presencia y la tensión no cesa de aumentar.”
Durante tres días las manifestaciones contra el ocupante israelí se multiplicaron y el ejército israelí se dio rienda suelta: “ El baño de sangre que se ha producido está fuera de toda proporción. Las fuerzas israelíes han abierto fuego sin compasión sobre niños armados con cayados; han entrado en el interior de los enclaves autónomos palestinos; cuando la policía de Yasser Arafat ha respondido el Tsahal a desplegado tanques y helicópteros de combate. Si Benjamín Netanyahu quería enterrar el proceso de paz no lo hubiera hecho de otra forma.”
Pero hay que repetirlo una vez más: esta “paz” no es más que la paz imperialista, la paz de los cementerios y campos para un pueblo enjaulado, un tiempo de respiro que permita la llegada de una nueva oleada de colonos y la preparación de nuevas ofensivas.
RIVALIDADES INTERIMPERIALISTAS
El 29 de septiembre Clinton convoca en Washington a Netanyahu y Arafat así como también el rey Hussein de Jordania. Lo que quiere Clinton es una suspensión de los enfrentamientos, por lo menos hasta las elecciones estadounidenses, mientras se busca un eventual compromisos entre su protegido Israel y los estados árabes de la región, vasallos del imperialismo estadounidense.
La cumbre se desarrolla según las “reglas de Dayton” que se aplicaron durante las negociaciones sobre Bosnia: a los participantes se les aplica un silencio total hasta el final y los demás imperialismos, entre ellos en el francés, son marginados de la reunión a pesar de sus quejas y de las demandas árabes encaminadas a romper la tenaza israelí-estadounidense. Pero los USA desean conservar su dominio sobre la región y sus recursos.
En dicha cumbre no se ha alcanzado ningún resultado mas que el de reemprender las discusiones en Erez, en la frontera de Gaza, el 6 de octubre.
Yasser Arafat, buscando un punto de apoyo, se dirige a Chirac solicitándole la “presencia de la Unión Europea en las negociaciones que tendrán lugar” en Erez entre la Autoridad Palestina e Israel. Pero la Unión Europea carece de una política común sobre la cuestión y los estadounidenses dejan muy claro que no desean que los europeos les coloquen ningún bastón en las ruedas.
Un viaje de Jacques Chirac al Próximo Oriente, a partir del 19 de octubre, es la ocasión para el imperialismo francés de volver a asentarse en la región aprovechándose de las dificultades, relativas, del gobierno estadounidense: mediante importantes concesiones financieras a Siria (condonación de parte de la deuda siria) y la aceptación del papel, de facto, que Siria juega en el Líbano, Chirac consigue ser recibido calurosamente en Damasco.
Un incidente en Jerusalén entre el servicio de orden israelí y Jacques Chirac así como algunas declaraciones sobre “los palestinos convertidos en un pueblo sin tierra” le permiten a Chirac barnizarse con la pose de un jefe de estado celoso con los derechos del pueblo palestino. Es evidente que lo que interesa a Chirac, que no se preocupa en absoluto de los derechos del pueblo palestino al igual que tampoco de los derechos de los trabajadores inmigrados en Francia, es hacer un “hueco político” para el imperialismo francés y los contratos que de ello pueden derivarse. Por otra parte el imperialismo francés piensa igualmente preservar la seguridad del Estado colonial israelí.
Tanto todos los gobiernos de los estados imperialistas como todos los regímenes que les están enfeudados sostienen a Israel. Lo mismo ocurre con todos los partidos socialdemocratas y exestalinistas, hoy en día en descomposición, que defienden el acuerdo de Washington en nombre de “la paz”. La paz exige, ante todo, la destrucción del estado de Israel en tanto que estado colonial, gendarme del imperialismo en Próximo Oriente, al igual que los estados artificiales del Líbano y Jordania.
Eso es lo que no quiere Arafat. Si bien en lo más álgido de los combates sus policías han sufrido un “arrebato” y han vuelto sus armas contra el ocupante israelí, en ningún momento los jefes de esa policía han dejado de colaborar con las autoridades israelíes. La OLP, representante de la débil burguesía palestina, no quiere romper con el imperialismo. La OLP, al igual que tampoco ni Hamas ni las otras organizaciones del mismo tipo, no pueden abrir una salida política ni a las clases explotadas ni a la juventud palestina. Para las masas palestinas, para el proletariado y la juventud, es vital organizarse independientemente de la burguesía palestina, de las burguesías árabes y sus gobiernos, de los imperialismos.
Arafat añade un poco más de confusión política al presentar al imperialismo francés como un posible recurso frente a la ofensiva israelí y del imperialismo estadounidense. Ninguna burguesía, imperialista o compradora, ni ningún partido ligado a cualquiera de ellas puede ayudar a las masas palestinas sino todo lo contrario. La cuestión de un partido obrero es una cuestión fundamental.
EL PROLETARIADO PALESTINO DEBE CONTRUIR UN PARTIDO OBRERO, SUS SINDICATOS, UN PARTIDO REVOLUCIONARIO.
Desde hace décadas, del proletariado se ve obstaculizado por la ausencia de partido obrero, de sindicato. El pueblo palestino está compuesto por diferentes clases: su burguesía, incluso siendo débil y por ese mismo motivo, esta sometida a las otras burguesías árabes y al imperialismo. Tiende a aliarse con el estado colonial israelí por poco que éste le deje un hueco y por pequeño que éste sea. A falta de una representación política independiente el proletariado palestina se ve sometido a esta burguesía a través de la OLP, organización nacionalista pequeñoburguesa. Tal partido obrero permitirá al proletariado palestino constituirse en clase para sí. Del mismo modo el proletariado palestino debe construir sus sindicatos que le permitan defenderse tanto de los patronos palestinos como de los israelitas. El hecho que este proletariado se encuentra la mayor parte del tiempo sometido al paro o no sea contratado más que en minúsculas empresas, la más importante de Gaza -perteneciente a un burgués palestino- explota a un centenar de obreros, no cambia en absoluto el planteamiento del problema.
Dicho partido necesita un programa. No puede construirse más que sobre una orientación de ruptura con la burguesía palestina así como sobre el combate para acabar con el estado colonial. Bajo estas condiciones el proletariado puede ofrecer una salida a las masas palestina, a todas las capas explotadas. Tal partido debería combatir, en particular, por una Constituyente palestina, una vez el pueblo palestino haya recuperado su país, por un gobierno obrero y campesino.
Para precisar en cada momento e impulsar tal programa, para permitir a tal partido obrero jugar plenamente su papel, reagrupar al conjunto del proletariado y de la juventud, hace falta, sin embargo, una vanguardia organizada bajo el programa de la revolución proletaria. El combate por un partido obrero no exime del combate por el Partido Obrero Revolucionario.
Para las masas palestinas no hay otra salida, en última instancia, que la construcción de un Partido Obrero Revolucionario palestino que ligue la lucha contra el estado de Israel con la lucha del proletariado contra el capitalismo por el gobierno y el poder obrero.
De modo particular la consigna de Constituyente palestina no tiene sentido mas que situada en la línea de la constitución de un Gobierno Obrero y Campesino de toda Palestina, único gobierno capaz de resolver la cuestión nacional dando solución a la cuestión social. Tal combate se inscribe necesariamente en la perspectiva de los Estados Unidos Socialistas del Próximo y Medio Oriente.
Es responsabilidad del proletariado y la juventud de cada país, y en Francia en primer lugar, combatir para imponer a los dirigentes de las organizaciones sindicales, CGT y FO, FSU, ex-FEN y UNEF(S), a los partidos obrero-burgueses, el PS y el PCF, que dejen de apoyar los “acuerdos de Oslo”, (es decir: el acuerdo de Washington), al imperialismo, al Estado de Israel que practica el terrorismo continuado contra las masas palestinas, los trabajadores y la juventud palestina.

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1996. Rusia ante las elecciones generales. Elecciones a la Duma. Condiciones de estas elecciones

RUSIA ANTE LAS ELECCIONES GENERALES. ELECCIONES A LA DUMA. CONDICIONES DE ESTAS ELECCIONES (Combattre pour le socialisme, 8 marzo de 1996)RUSIA: ANTE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES
ELECCIONES A LA DUMA
CONDICIONES DE ESTAS ELECCIONES
El 17 de diciembre de 1995, con las elecciones a la Duma, se abrió un ciclo electoral que acabrá el 16 de junio de 1996 con la elección por sufragio universal del Presidente de la República federativa de Rusia que sucederá a Boris Yeltsin. Las listas electorales tienen inscritos 105 millones de electores, de un total de 148 millones de habitantes, los cuales habrán de elegir 150 diputados para un periodo de cuatro años. La Duma es la cámara baja del parlamento ruso. La mitad de los diputados son elegidos por escrutinio proporcional sobre las listas nacionales presentadas por los partidos. Una lista debe obtener más del 5 % de los sufragios expresados para tener representación, si nó sus votos se distribuyen proporcionalmente entre las listas que sí lo hayan obtenido. Cuarentaitrés partidos pudieron presentar listas.
La segunda mitad de los diputados a la Duma se elige por escrutinio mayoritario sobre la base de circunscripciones. Habían 2.867 candidatos para 225 circunscripciones. Muchos candidatos se presentaron sin etiqueta.
LOS RESULTADOS
Los resultados proporcionales fueron los siguientes:
. Participación del 64,95 % en las proporcionales, mientras que en las elecciones del 12 de diciembre de 1993 la participación fué del 53,31 %.
Cuatro partidos franquearon la barrera del 5 % para tener elegidos:
-Partido Comunista: 22,31 de los votos emitidos (12,4 % el 12/12/93) : 100 escaños en la proporcional,
-PDLR (Vladimir Jirinovski): 11,06 de los votos emitidos (22,9% el 12/12/93): 50 escaños en la proporcional
-Nuestra Casa Rusia: 9,05 % de los emitidos (no existía en 1993): 44 escaños en la proporcional,: 6,9 % de los emitidos (7,9 % el 12/12/93)
-Coalición Iabloko: 6,9 % de los emitidos (7,9 % el 12/12/93): 31 escaños en la proporcional.
En el escrutinio uninominal a una vuelta los resultados fueron los siguientes:
Candidatos independientes: 77 escaños; Partgido Comunista: 58; PDLR: 1; Partido Agrario: (3,8 % de los votos en la proporcional) 20 escaños; Nuestra Casa Rusia: 10 escaños; Opción Democrática de Rusia: 9 escaños; Poder al Pueblo: 9 escaños; Congreso de las Comunidades Rusas: 5 escaños; Otros partidos: 23 escaños.
CORRIMIENTO DE VOTOS ENTRE 1993 Y 1995
En todo caso, el avance del PC habrá que apreciarlo teniendo en cuenta que en las eleccines del 12/12/93 hubo lista de su área de influencia: “Mujeres de Rusia” que obtuvo 8,1 % de los emitidos, y el “Partido Agrario” que obtuvo el 7,9 %.
Según la prensa estas elecciones mostrarían la profundización de la diferenciación entre Moscú “la rica” y la periferia. Así, en Moscú, el partido del primer ministro “Nuestra Casa Rusia” ha obtenido 19,3 % de los emitidos “allá donde los bancos, los comercios, los extrangeros y el boom de la construcción han creado un embrión de clase media”, escribe Le Monde el 24 y 25/12/95. En estas elecciones Opción Democrática, de Egor Gaidar, que tenía el poder en 1993, sólo obtuvo buenos resultados en Moscú: 11,6 %. El conjunto de los partidos pro-gubernamentales obtuvo en esta ciudad el mismo resultado que obtuvieron en 1993 los partidos gubernamentales del momento..
Igual estabilidad se constata en Moscú del lado de los llamados partidos “democráticos”: en estas elecciones el PC (15 %), el KRO del general Lebed (5 %), el partido de Jirinovski (12,5 %) han obtenido en conjunto los mismos votos que cosecharon el PC y el partido de Jirinovski (11 % y 13 %) juntos en 1993..
Por el contrario, en la periferia se produce un reforzamiento de la oposición. El PC ha recuperado prácticamente la mitad de lo que Jirinovski ha perdido.
“Los reformadores continuan fuertes en San Petersburgo: el partido Iabloko de Grigori Iavlinski va en cabeza (16 %) delante del PC (13 %) y del NDR (12,7 %). Iabloko o el NDR ganan también u obtienen buenos resultados en otras ciudades de los Urales. Por contra, en muchas rdgiones del centro y del sur el PC se ha reforzado, así como en el cinturón rojo de Rusio Occidental (Tver,Briansk, Belgorod o Kursk). Pero también entre losd mineros, queines en 1991 fueron el pilar de Boris Yeltsin. Al iguakl que en las elecciones de 1993, el partido de Irinovski tiene sus mejores resultados en las regiones “fronterizas” junto al PC: en Kaliningrado, región de militares retornados de la Europa del Este y de jubilados, en Stravopol inundado de refugiados del Cáucaso, o en Extremo Oriente, tocado por la fobia del “peligro amarillo”. (Le Monde: 24 y 25/12/95).
El 17 de enero de 1996 Genadi Selenev, miembro del PC, fué elegido predidente de la Duma en tercera vuelta.
LIMITES DEL PODER DE LA DUMA
Llegados a este punto hay que recordar los límites de los poderes de la Duma. Por ejemplo: la Duma precedente condenó la intervención rusa en Chechenia, exigió la retirada de las fuerzas armadas y ordenó la apertura de negociaciones. Ya se sabe con qué resultado.
La constitución del 93 es una constitución presidencialista, con un poder del tipo bonapartista. La Duma precedente, extremadamente dividida, tenía muy dificil reunir los 222 votos necesarios para aprobar una ley. El gobierno funcionó generalmente a base de decretos (ucases), y los decretos presidenciales tenía fuerza de ley.
Para levantar un veto del Jefe del Estado, las dos cámaras (la Duma y el Consejo de la Federación) deben reunir una mayoria de dos tercios. Lo que es casi imposible. En dos años Boris Yeltsin ha bloqueado alrededor de un tgercio de las leyes votadas por el Parlamento. La Duma dispone de un arma: negarse en redondo a aprobar la ley de presupuestos, que es la única que escapa al reino de los decretos. Y la ha utilizado. Pero da igual. Rusia ha funcionado sin presupuesto durante el año fiscal de 1994; en 1995 el presupuesto no fué aprobado hasta el mes de marzo.
El artículo de Liberation del 19/12/1995, de donde hemos sacado estas informaciones concluye:
“Entre toda esta guerrilla parlamentaria, la asamblea no tiene ningún recurso real para presionar al ejecutivo. La Duma no puede puede hacer un voto de censura al gobierno sin incurrir en el riesgo de verse disuelta. Y la complegidad del procedimiento de revocación lo vuelve ilusorio en la práctica”.
Sin embargo las elecciones a la Duma del 17 de diciembre de 1995 son importantes: han marcado un profundo movimiento de rechazo a la restauración capitalista; han tenido lugar 6 meses antes de las elecciones presidenciales del 16 de junio de 1996 las cuales, visto el caracter presidencial y bonapartista del régimen son las que de verdad cuentan.
SITUACION DEL PROLETARIADO
El éxito electoral del PC se debe a que aparenta oponerse a la política que para el proletariado significa una catástrofe económica y social. En absoluto se debe al recuerdo de Stalin. Liberation del 5/1/96 indica:
“Más de 45 millones de rusos, es decir , cerca de un tercio de la población viven bajo el umbral de la pobreza, según Loudmilla Bezlepkina, ministro de la protección social.
Casi 30 millones de personas cobran menos del salario mínimo de 320 mil rublos (9.000 pts.) al mes, a los que hay que añadir la mitad de los 31 millones de jubilados. Las rentas de los pobres alcanzan de media el 53 % del nivel de subsistencia, mientras que las de los ricos triplican aquel nivel.
La tasa de paro, oficialmente del 2,6 %, es estimada por los expertos económicos en el 13,5 % de la población activa. La esperanza de vida de los hombres ha pasado de 63,8 años en 1994 a 57,3 en 1995. La de las mujeres, que era de 74,4 años, a caido a 71,1 años.
Moscú cuenta con cerca de 250.000 personas sin techo. La mitad están instalados de forma permanente en la capìtal y viven en sótanos y garages.
Las organizaciones humanitarias que se ocupan de su cuidado y nutrición estiman que su número aumenta regularmente desde hace tres años. Desde el principio del invierno, en noviembre, 277 personas han muerto de frio.”
Otra ilustración de la situación dramática de las masas.
Loas mineros de Rusia se declararon en huelga el 2 de febrero de 1996 para exigir el pago de sus atrasos salariales. No han cobrado desde hace dos, tres, hasta cinco meses. Le Monde del 9 de febrero escribía:
“Los enseñantes acababan el jueves una huelga de tres días, los controladores aéreos la preparan e incluso los militares han anunciado su intención de manifestarse en Mosacú. Los pensionistas, que tienen la fuerza de sitiar las sucursales del Fondo de jubilación casi en bancarrota, no son mencionados por la prensa. Todos reclaman el cobro de los atrasos. Pero estos retrasos no son más que la punta del iceberg de la suspensión de pagos en Rusia. y se han agravado fuertemente a finales de 1995 con el éxito proclamado de la “estabilización” de la economía rusa.
Según datos del gobierno, publicados por el economista en jefe Anatoli Tchoubais, antes de su destitución el mes pasado, el 45 % de estas deudas (más de 10 mil millones de dólares,) son de las empresas y el Estado a sus proveedores, el 28 % representan los impiuestos no cobrados por el Estado y sólo el 3,7 % las deudas del Estado con sus asalariados.”
UNA APRECIACIÓN ECONÓMICA OPTIMISTA
Sin embargo, según el “Balance Económico y social 1995” , publicado por Le Monde, 1995 habría sido un año de “estabilización económica” :
“La inflación, por primera vez, ha bajado del 5 % en ritmo mensual, es decir, una tasa anual de cerca del 120 % (contra el 220 % en 1994) : la caída de la producción parece casi controlada -5 % (contra -15 % en 1994) después de haber sufrido una caída más importante que la que conocieron los EEUU durante la Gran Depresión (1) . El déficit del presupuesto del Estado se ha reducido a un 5 % del PNB. El rublo ha sido encuadrado y estabilizado en los entornos del 4.500 rublos por dólar. El comercio exterior ha sido ampliamente excedentario (20.000 millones de dólares). Sin embargo, el porcentaje creciente debido a las materias primas hace temer una “tercermundializacion” de la economía rusa”.
(1) En total la producción ha caído en Rusia del 50 al 60 % en siete años.
LIQUIDACIÓN DE LA PLANIFICACIÓN
LA LEY SOBRE LAS EMPRESAS DEL ESTADO (JULIO 1987)
El desmantelamiento de la economía de la URSS y de Rusia comenzó mucho antes de la generalización de las privatizaciones en 1992. La ley sobre las empresas del estado, de julio de 1987, que entró en vigor el 1 de enero de 1988, fue un hito en este sentido. Las empresas, a partir de aquel mimento, quedaron sometidas a las tres A: autonomía, autofinanciación y autogestión. Los directores ya no serán designados por la administración del Estado, sino elegidos por un “colectivo de trabajadores”. Una empresa que registre pérdidas podrá ser declarada en quiebra. Se suprimen los indicadores de producción en valor y se reemplazan por índices de productividad. Se animará la firma de contratos interempresas, se reducirán los encargos de los ministerios y se animará a hacer contratos directos entre las empresasd de la URSS y del extranjero. Las empresas tendrán una gran autonomía financiera. Se liberalizará la circulación de capitales, así como el comercio exterior. Desde entonces existirá la posibilidad de inversiones extranjeras (joint ventures), de repatriación de capitales.
El sistema bancario fue reformado mediante la anulación del monopolio del Gosbank. Se constituyó y desarrolló un sistema de bancos privados, así como un mercado financiero. Se había desarrollado ya todo un sector privado en el comercio sobre todo, pero también de “cooperativas” no agrícolas. El 1 de julio de 1988 se estimaba que un millómn de personas se había empleado en ello..
DESMANTELAMIENTO DE LA PLANIFICACIÓN
En efecto, a partir de 1989-1990 la economía de la URSS ( y de Rusia) y la planificación se dislocaron al mismo tiempo que el poder político se licuaba.
“El sistema de trueque, aún menos eficaz que las asignaciones de fondos centralizadas de antaño, se generalizó en 1991 tanto entre las empresas como entre las repúblicas, intentando cada cual conservar o atraer hacia sí el máximo de bienes de consumo.
1991 fue también el año de la explosión de las “bolsas de mercancías”, embrión de un mercado al por mayor : 400 registradas en otoño ( a menudo instaladas en la periferia en antiguos locales del Partido Comunistas) donde se subastaban -en rublos o en dólares y en ausencia de toda legislación o garantía- trigo, camisas, petróleo o reactores nucleares... algunas empresas escaparon a todo control, especialmente las del sector privas, que con sus casi veinte millones de empleados produjeron desde enrtonces el 20 % del PNB (frente al 7 % en 1990). Las cifras de producción se subestiman deliberadamente, incluso en los koljoses, para desviar una parte de los productos hacia las bolsas, o para vender en el extranjero materias primas a cambio de divisas.” (Balance Económico y social 1991, pg 86)
En agosto de 1991 el Banco de Relaciones Económicas perdió su monopolio sobre las transacciones económicas.
Resulta evidente que la dislocación de la URSS (8-21 de diciembre de 1991) fue un factor importante en la dislocación de su economía (Sin desaparezcan las dependencias y relaciones económicass entre las repúblicas. Rusia sigue siendo un centro económico en relación a una gran parte de las repúblicas nuevamengte independientes). Ello no impide que la dislocación de la URSS y del Comecon haya contribuido potentemente a su dislocación económica.
ENERO 1992: LIBERTAD DE PRECIOS.
La institución de la libertaqd de precios se adopta el 2 de enero de 1992. Fué una nueva etapa de dislocación de la economía de Rusia. Así la describe el “Balance Económico y Social 1992”:
“Todo comenzó pues el dos de enero por la liberalización de los precios. Después de algunas semanas particularmente difíciles -¿no se preveían motines de hambre?- en el curso de las cuales los moscovitas ironizaban: “sigue sin haber nada en las tiendas, ¡pero es mas caro!”, se asistió, sobre todo en las grandes ciudades, a una verdadera eclosión del comercio privado: grandes almacenes reconvertidos, que incluso llegaron a hacer campañas de lanzamiento, hasta cientos de pequeños quioscos con una variedad cada vez más importante de productos, sin olvidar los mercados koljosianos cada vez mejor abastecidos, ni los antiguos almacenes del estado, que subsisten y continuan vendiendo “no gran cosa por casi nada”.
El reverso de la medalla: una inflación que alcanza el 2200 % en un año, mientras que el gobierno esperaba solamente el 10 %. El crecimiento del déficit presupuestário, los créditos concedidos a las empresas, el hecho de que estas hayan aumentado sus precios al máximo sin buscar el aumento de sus ventas (¿por qué si todavía no tienen un imperativo de rentabilidad?). Los préstamos a las otras repúblicas para que continuen comprando productos rusos: son muchos los factores que han inchado considerablemente la masa monetaria.
Si la población soporta, aunque muy dolorosamente, el alza de precios es porque está compensada por una serie de factores. Así, los salarios se han multiplicado por 10 en el curso del año y se han mantenido un gran número de ventajas sociales. Según explicaba un experto europeo: “es dificil hablar de inflación en el sentido occidental del término, cuando la mayoría de la población no paga ni alquiler ni calefacción ni electricidad y muchos todavía consiguen aprovisionarse gratuitamente en bienes de consumo gracias a los siempre vivaces “combinats” socialistas”. Aquí como siempre, las principales víctimas han sido los funcionarios, los intelectuales y sobre todo los jubilados, incapaces de hacer frente al alza del coste de la vida.
Otra inquietud: la pérdida del valor del rublo. La introducción desde primeros de agosto de la tasa única del rublo, preludio de una verdadera convertibilidad, ha sido una de las decisiones capitales tomadas en 1992. La moneda comenzó desde entonces a caer (125 rublos por dolar en julio, 420 a finales de diciembre), mientras que el nuevo gobernador del banco central declaraba desde su llegada que era ridículo continuar sosteniendo la moneda nacional”.
Má lejos, el Balance Económico y Social 1992 indicaba que:
“Hay que tener en cuente que el comercio ilegal se ha desarrollado de manera considerable, hasta tal punto que no dudamos en hablar de un verdadero pillaje del país por los ‘businessmen’ poco escrupulosos y que a menudo son aparatchiks reconvertidos. Las exportaciones ilegales de capitales alcanzarían de 5 a 6 mil millones de dólares, mientras que las inversiones extranjeras no llegan a mil millones”
LA PRIVATIZACIÓN
LA PRIVATIZACIÓN: PRIMERA FASE
El gobierno ruso lanzó la privatización generalizada a partir de octubre de 1992. ‘Problèmes Économiques’ del 2 de mayo de 1995 presenta de este modo la privatización:
“Aunque los mercados locales de capitales hayan podido financiar un pequeño número de compras de pequeñas empresas, las instituciones fiancieras estaban demasiado poco desarrolladas generalmente para poder facilitar la privatización de las grandes empresas industriales. Sin embargo, los planificadores querían que la privatización fuera rápida, de manera que alcanzara una ‘masa crítica’ que impediría la vuelta a una planificación centralizada (Nelson y Kuzes, 1994).
En definitiva, la elección que se hizo de compra de la empresa por los asalariados (CES) como principal medio de privatización de las grandes unidades de producción fué, sin duda, el resultado de la combinación de varios factores: la búsqueda por el gobierno de un cierto favor electoral cara a los dirigentes y asalariados de las empresas, la exigencia de los reformadores de una privatización rápida, el estado del mercado de capitales y el valor de base generalmente débil de las grandes firmas industriales.”
La puesta en funcionamiento
El programa ruso de privatización rápida se encontró confrontado a un mercado de capitales embrionario y en ausencia de una ley de sociedades. La privatización hubo de efectuarse, pues, bajo una forma no dependiente del mercado de capitales, y los problemas jurídicos fueron agudos entre los ‘acontecimientos’ de 1991 y las elecciones al Parlamento ruso de diciembre de 1993. Entre estas dos fechas hubo un vacío legislativo con un Presidente de Rusia y un Soviet Supremo. Se pudo comenzar gracias a la utilización de decretos de privatización, sin verdadero procedimiento parlamentario. Un decreto presidencial del 29 de diciembre de 1991 y un decreto del Soviet Supremo del 11 de junio de 1992 constituyeron la única base legal del programa (Banco Europeo para la reconstrucción y el desarrollo, 1993).
Este programa preveía la privatización obligatoria de las empresas industriales que ocuparan más de 1000 asalariados (o tuvieran un capital de valos nominal superior a 50 millones de rublos) desde el inicio del 1992, y ello con dos excepciones: la privatización no podía afectar a ciertas industrias relacionadas con la defensa nacional, consideradas ‘estratégicas’, y en alagunos sectores quedaba sometida a la aprobación de las autoridades centrales, especialmente en las industrias extractivas, el petróleo y los transportes. La ejecución deel programa fué rápido, aunque se pueda ser excéptico ante las declaraciones oficiales sobre la amplitud de la privatización, porque el gobierno ruso tiende a sobreestimar los resultados en razón de las condiciones impuestas por las instituciones occidentales para la atribución de préstamos en divisas fuertes.
Las modalidades
La CES con atribución gratuita de acciones fué pues escogida para satisfacer a la vez a los reformadores, los adquirientes potenciales (los asalariados), y los objetivos políticos del Estado vendedor. Se realizó asociando una legislación procedente del centro para respuestas descentralizadas en la privatización de las empresas mismas.
El centro puso a disposición de cada ciudadano (incluidos los niños) cupones a un precio bajo que representaba gastos administrativos. De un valor nominal de 10.000 rublos, estos cupones podían ser utilizados primero por los asalariados, a los que se reservaba una adquisición especial, después, en una segunda fase, por cualquier ciudadano en una subasta pública. Se previeron tres modalidades principales, a la que posteriormente se añadió una cuarta, poco utilizada. Quien escogía la modalidad era el colectivo de trabajadores.
Aunque la segunda modalidad ofrece a los asalariados un medio relativamente oneroso de adquirir las acciones, ella les garantiza la mayoría en el capital de la empresa por la adquisición de títulos antes de la subasta pública. A fin de impedir un control de los inversores extranjeros, más del 80 % de las grandes firmas ( y del 75 % de conjunto) privatizadas en 1993 lo fueron por esta segunda modalidad. De hecho, si cada salariado cedía tres de los cupones gratuitos recibidos por su familia en 1992, normalmente era suficiente para asegurar un accionariado asalariado mayoritario en la mayor parte de las grandes privatizaciones. Ciertas encuestas citadas por Boycko y otros (1993, pg168) muestran que las compras suplementarias de acciones por los asalariados en las subastas públicas permitieron una media de accionariado asalariado de al menos el 70 % (del cual el 17 % en manos de los dirigentes de la firma).
Además de los cupones gratuitos, las empresas rebajaron el coste de las acciones para los asalariados acordando rebajas para ellos hasta el 10 % del precio de compra, gracias a unas deducciones sobre los beneficios no repartidos y acordando préstamos a bajo interés para financiar sus compras de acciones durante este periodo de fuerte inflación. En la ‘Panadería Bolchevique’ de Moscú, por ejemplo, los asalariados recibieron descuentos, préstamos, permisos remunerados y transporte gratuito para acudir a las subastas.
A remarcar que, aunque las acciones de este género en el escalón central y en los escalones locales puedan justificar que se hable de ‘gratuidad’ en el proceso de privatización, no se puede decir nada seguro sobre el valor de los activos así adquiridos, ni sobre una posible subvaloración de éstos, porque los precios de compra, l capital social y los resultados están siempre indicados en rublos. (pgs 16 y 17)
Anteriormente ‘Problèmes ëconomiques’ escribía (pg 13) :
Dado que su patrimonio está relativamente poco diversificado, no es casi probable que los asalariados-accionistas conserven por mucho tiempo sus acciones. a medida que las vendan, el marco creado por la CES degenerará muy probablemente. Es paradójico, sin embargo, que esta degradación probable en las grandes firmas constituye, de hecho, la principal cualidad de este modo de privatización (...) Constituye una estructura capaz de evolucionar progresivamente hasta llegar a sistemas clásicos de gestión, con inversores estables procedentes del exterior, los cuales permetirán una verdadera transforma ión de las grandes empresas industriales y no ya una simple transferencia de la propiedad de las acciones.”
COMPRA DE LAS EMPRESAS POR LOS ASALARIADOS: UNA TRANSICIÓN
La ‘compra de las empresas por los asalariados’ es sólo una transición. En todo estado de cosas, numerosas empresas así privatizadas no son ‘rentables’ y están destinadas a la quiebra, a ser reestructuradas, descompuestas, dislocadas, liquidando en parte, si no en su totalidad, su plantilla.
Su situación económica conduce obligatoriamente a la gran mayoría de los asalariados a liquidar sus acciones.
De todas formas, la mayor parte de las acciones han sido cedidas a alguno de los 600 dondos de inversión que las gestionan.
LA BANCAROTA DE LA MMM
Hay que recordar aquí la bancarrota de la MMM
En principio, los ‘fondos de inversión’ emiten acciones y, con el capital así adquirido, compran (y venden) acciones de empresas en vías de privatización. El MMM era el más importante de estos fondos. Según su director, contaba con diez millones de accionistas. En seis meses, la acción MMM había pasado de 1.600 rublos a 125.000, en razón de los beneficios operados y de la especulación. Pero las actividades de la MMM no estaban legalmente registradas. En consecuencia: eran especulativas, por no decir pura y simplemente un camelo.
Los servicios fiscales le reclamaron el pago de 50 mil millones de rublos por atrasos fiscales que eran imposibles de pagar: las cajas estaban vacías. Miles y miles de ahorradores intentaron vender sus acciones y exigieron su reembolso. La dirección de la MMM publicó una carta en la cual afirmaba que “a partir del 19 de julio de 1994 la cotización de la acción se fija en 1.000 rublos” y añadía: “Usted no perderá nada si guarda sus acciones, porque en tres meses su cotización habrá subido por encima de los 100.000 rublos”. La dirección de la MMM fué arrestada y la MMM quebró.
Un despacho de la AFPP, de 20 de agosto de 1994 explicaba:
EL BANCO CENTRAL RUSO SUJETA CON ALFILERES 27 ‘FONDOS DE INVERSIÓN’
“El banco central ruso (BCR) puso en guardia el viernes al público frente a las actividades de 22 fondos de inversión del tipo MMM, la firma cuyo hundimiento de acciones, a finales de julio, arruinó a decenas de millares de personas. Estas sociedades, precisa el Banco central, no tienen autorización para percibir dinero de los particulares. No están sometidas a la inspección del BCR , el cual no puede garantizar sus actividades. Una advertencia del mismo tipo, referente a la MMM, la más conocida de estas sociedades que prometen dividendos maravillosos, que de hecho sólo pueden ser pagados gracias a la aportación de nuevos accionistas, sembró el mes pasado un pánico monstruoso entre los accionistas y obligó a la MMM a devaluar sus títulos (de 115.000 a 1.000 rublos). Por su parte, el Ministerio ruso de finanzas indicó, el viernes, que los ‘certificadas’ MMM (un céntimo de acción, puesto en venta cunando los títulos MMM valían más de 100.000 rublos (alrededor de 270 francos) no estaban en absoluto garantizados, que no tenían, por tanto, ningún valor. A pesar de las edvertencias del gobierno, del hundimiento de los títulos y de la detención del presidente del MMM, Serguei Mavrodi, acusado de fraude fiscal, centenares de accionistas continuan manifesrándose cada día para exigir la liberación de ese hombre de negocios”
PRIVATIZACIÓN: SEGUNDA FASE
El dos de julio de 1994 Boris Yeltsin firmaba el decreto que abría una segunda fase de privatizaciones. En agosto, Anatoli Tchoubaïs, primer vice-primer ministro, encargado delas privatizaciones, cerraba la primera fase. Según él, el 70 % de las empresas estaba ya privatizado. Cifraba en 40 millones el número de accionistas. El 70 % de las empresas privatizadas en el curso de esta primera fase lo habría sido según la modalidad que atribuía el 51 % de capital escriturado a los asalariados de la empresa. La nueva ola debería conducir a que el 90 % de las empresas estuviera privatizado antes de finalizar el año 1995.
Pero las modalidades de la segunda fase de privatizaciones han sido muy diferentes de la primera. Las acciones de las empresas han sido compradas y no cambiadas por bonos (los “Vouchers”). Al mismo tiempo, las privatizaciones no eran ya obligatorias. Las regiones y los municipios dispusieron de una mayor autonomía en su aplicación.
La venta de acciones debería permitir a las empresas disponer de una masa monetaria susceptible de favorecer las inversiones y la marcha de las empresas. ‘L’Humanité’ informaba:
Dimitri Vassiliev, vice-presidente del Comité de Estado para los bienes explicaba en Izvestia del 29 de junio último (1995) que las acciones serían repartidas en tres grupos: el primero, constituído por el 6 % de la población -de 9 a 10 millones de personas-; un segundo grupo, por inversores extranjeros con los mismos derechos que los rusos; en tercera posición, los bancos. Finalmente, y muy alejados, los “colectivos”. es decir el personal de las empresas.
En efecto, y es la más fuerte de las consecuencias de las novedades, el personal de las empresas no podrá ya detentar la mayoría de las acciones, como en la primera fase de la privatización. Tendrán, sin embargo, acceso al 205 o 30 % del capital, lo que hace decir a Boris Fiodorov que en la medida que las acciones caigan “en manos de un número más restringido de accionistas”, éstas ejercerán una influencia más sensible en los asuntos de las sociedades y el gobierno tendrá el deber de defenderlas”. Lo que “Les Echos” traducían en estos términos de 14 de julio último: Los inversores privados podrán adquirir la mayoría del capital de una empresa y reestructurarla, mientras que actualmente los colectivos de asalariados controlan la mayor parte de las empresas privatizadas.”
El mismo artículo de L’Humanité’ informaba:
“Deseoso de facilitar el proceso de privatización, Boris Yeltsin aprobó, mientra hacía un crucero por el Volga, las iniciativas de Nijni-Novgorod. Éste, escribe la agencia Tass, decidió vender los activos y no las empresas nacionalizadas: “Esto significa, comentó el presidente de Rusia, que el nuevo propietario no heredará las deudas de las empresas y no estará obligado a contratar a su antigua plantilla. Así aparece una oportunidad de organizar un trabajo lucrativo”
NUEVAS PRIVATIZACIONES
En el mes de marzo de 1995, el gobierno anunció que procedería a nuevas privatizaciones para enjugar un agujero presupuestario de 81.000 millones de francos. Un consorcio de bancos le propuso accede a un préstamo a cambio de la destión “temporal” de la participación estatal en las empresas públicas. En el caso de que el gobierno no reembolsara este préstamo, los bancos guardarían estas participaciones, libres para revenderlas.
Para atenuar el escándalo provocado por esta proposición, el gobierno respondió que la ‘segunda fase de privatizaciones’ no había alcanzado las previsiones y que era preciso encontrar recursos que enjugaran el agujero presupuestario. Según él, vender directamente las acciones haría bajar las cotizaciones, ya depreciadas. En el veranbo de 1995, en lugar de los 18,7 billones de rublos (1.900 millones de francos) las privatizaciones sólo aportaron al presupuesto 250.000 millones.
Oficialmente, el 26 de septiembre Boris Yeltsin aprobó un nuevo plan de privatizaciones que afectaba a 29 empresas, mientras que inicialmente debían haber sido 46. Tres meses más tarde Le Monde de 24 de enero de 1996 sacaba el siquiente balance:
“SUBASTAS AMAÑADAS
Esta segunda etapa ha tomado la forma original de préstamos al Estado a cambio de participaciones. Debía permitir ingresar 9 billones de rublos (10.000 millones de francos), pero ha quedado muy lejos del objetivo. Más grave, quizá, es que la subasta de acciones detentadas por el Estado en algunas de las más grandes y rentables empresas del país, ha aparecido claramente como un montaje. Porque la operación se ha revelado como un enmascaramiento de la oferta que hizo en abril el consorcio de bancos, que proponínan prestar dinero al gobierno a cambio de acciones en las empresas del estadfo. Como ésto provocó el escándalo, Boris Yeltsin decidió en agostó, por decreto, que las acciones serían subastadas. Anatoli Tchubaïs aseguraba incluso que los inversores extranjeros no sólo estarían autorizados a participar, sino que serían ‘bienvenidos’. Un mes más tarde, sin embargo, el gobierno anunciaba que los extranjeros no podrían participar en la subasta de las empresas ‘estratégicas’. Paralelamente, bajo el efecto del lobby militar, de las protestas de la oposición nacionalista, incluso de los jefes de empresa afectados, la lista de las empresas puestas en el mercado se reducía para finalmente pasar de 46 a 15.
A pesar de la organización oficial de las subastas, la segunda fase de la privatización se ha resumido en arreglos privados previamente preyparados. Dos de los más grandes bancos del país, supuestamente próximos al poder, Menatep y Oneximbank, se han hecho -directamente o a través de intermediarios- con las más bellas joyas de la industria rusa: los gigantes del petróleo Sidanko y Iukos, el productos de metales raros, Norilsk Nickel. Estos bancos ha pagado precios considerados ridículamente bajos en las subastas, las cuales a menudo eran organizadas por ellos mismos y de las que a veces descataban concurrentes ‘por razones técnicas’.
En el dominio petrolero, el hecho es sangrante. Las acciones de las tres mayores compañías petroleras, Lukoil, Sidanko y Iukos, cuyas reservas serían al menos equivalentes a las de los gigantes occidentales como la americana Exxon, han sido vendidas a precio de saldo. El 51 % de las acciones de Sidanko, la cuarta sociedad petrolera rusa, han sido vendidas por 130 millone de dólares a la Compañía Financiera Internacional, estrechamente ligada a Oneximbank. Ésta última consiguió, también en noviembre, el 38 % de las acciones de Norilsk Nickel (35 % de las reservas mundiales de Níquel) y en una subasta organizada por él mismo, por la módica suma de 1270,1 millones de dólares -100.000 dólares por debajo del precio de salida- cuando una oferta dos veces superior del Rossiiski Bank Kredit era rechazada por ‘insuficiencia de garantías financieras’
El banco Manatep consiguió por sólo 309 millones de dólares el 78 % de las acciones de Iukos, número dos del petróleo ruso, la cual extrae anualmente 35 millones de toneladas de bruto. Menatep, que organizaba la venta, rehusó los 350 millones de dólares propuestos por una troika de bancos concurrentes (Inkobank, Alfabank i Rosiiski Kredit) por “razones técnicas”. En cuanto a Lukoil, la mayor compañía petrolera rusa, la adquirió, con el banco Imperial ligado al gigante del gas Gazprom (éste muy próximo al presidente del gobierno), 5 % de sus propias acciones, por la suma de 35 millones de dólares (y contra el pago de sus atrasos fiscalesº de 111 millones de dólares). Una compañía petrolera americana tuvo que pagar 250 millones de dólares hace un año por el 6 % de las acciones...”
EL GAZPROM
Las privatizaciones penetraron profundamente el sector esencial en Rusia de las materias primas, del petróleo, del gas. Se han formado sociedades del género GAZPROM. GAZPROM es el mayor monopolio del mundo. Su valor se estima entre 250 y 900 mil millones de dólares. Eemplea 360.000 personas. Es una empresa mixta : el 40 % del capital es estatal, el 15 % de los empleados.
“ El resto del capital ha sido vendido a “ciudadanos rusos en ciertas regiones” (34 %). Cerca del 10 % del capital, del cual el 9 % ha sido prometido a los mercados extranjeros, están todavía en manos de la empresa misma, que se resiste a vender “por cuatro perras esta joya” a los inversores extranjeros. El capital continúa muy cerrado. A pesar de las promesas, continúa prohibido vender o comprar acciones de las sociedad sin el acuerdo de la dirección. Gazprom es uno de los primeros productores de divisas del país (35 % de los ingresos) y el primero en contribuir a los presupuestos del Estado. Cerca del 35 % de las rentas del Estado vienen del sector energético. La mitad de esta suma la paga Gazprom”. (Le Monde del 12/12/95).
LA PRIVATIZACIÓN DE LA TIERRA
Las publicaciones que tratan de la privatización de la tierra afirman que en Rusia, generalmente, en la agricultura no ha tenido lugar. Es falso.
Uno de los primeros actos del poder soviético fue la nacionalización de la tierra. La reforma agraria atribuía a los que se benefiaciaban de ella el disfrute de lotes de tierra que se les atribuían, pero el Estado conservaba la propiedad. ¿Por qué?
Marx distinguió la renta diferencial y la renta absoluta. Todo propietario de tierras hace pagar al que utiliza su tierra una renta proporcional a la fertilidad, a trabajo igual, de aquella. pero Marx subraya que de todas formas el propietario hace pagar al que la utiliza una renta independientemente de su fertilidad. Marx llama a esta parte de la renta : la renta absoluta. El Estado soviético, al nacionalizar la tierra, atribuyendo lotes cultivados por sus usuarios sin que le pagaran nada, se apropiaba de la renta absoluta, y la otra parte de la renta, la renta diferencial, revertía sobre los que cultivaban los lotes. Cuando el cultivo de la tierra se hacía por granjas del Estado (Sovkhoses), la renta diferencial la ingresaba igualmente aquél.
Con la colectivización, la constitución de Kolkhoses, la planificación, la fijación de cuantías a librar al Estado a precios fijados por él, este último podía participar en parte de la renta diferencial de la que se benefiaciaban anteriormente los cultivadores de los lotes.
El 28 de diciembre de 1991, Yeltsin firmó un decreto por el cual la propiedad estatal de la tierra era abolida. Desde entonces sovkhosianos y kolkhosianos eran los propietarios de las tierras que cultivaban, que pasaban a ser enajenables. Todo sovkhosiano o kolkhosiano podía reclamar su parte de tierra, una parte del material agrícola y convertirse en labrador particular. Bien entendido: renta absoluta y renta diferencial volvían de nuevo a los propietarios de la tierra.
Voluntariamente o no, los comentadores confunden dos cosas: el restablecimiento de la propiedad privada de la tierra y el hecho de que hasta el presente muy pocos han sido los que han constituído explotaciones individuales. Ello no impide que la propiedad estatal de la tierra esté liquidad, que la renta diferencial juegue su papel: hay explotaciones pobres y otras que se enriquecen. Igualmente, se desarrollan diferenciaciones sociales en el interior de las explotaciones y ello sobre la base de la propiedad privada restablecida de la tierra.
Un reportaje aparecido en ‘Libération’ muestra cuáles son las reacciones de los trabajadores de la tierra.
“En su inmensa mayoría, los ‘campesinos’ rusos son más que retincentes a ver desmantelar el sistema de granjas colectivas que presentan la inmensa ventaja de pagar un salario, aunque sea bajo, por un trabajo mínimo. Y las experiencias de estos últimos años han reforzado la desconfienza natural de los agricultores. ‘ Sólo ha sido posible poseer tierras en la región donde los primeros granjeros se instalaron por su cuenta, a partir de 1992’ precisa Alexeii. Al principio, todo iba bien. Se podía comprar tractores a buen precio, conseguir préstamos para los abonos, las simientes. La inflación ayudaba a devolverlos. Después todo se ha torcido. Moscú prefiere proveerse del extrajero. Imposible obtener créditos de los bancos, y por tanto ni granos ni fertilizantes. Endeudados, los campesinos han debido revender sus tierras para volver a las granjas colectivas.
EL PAISAJE DE FONDO DE LAS PRESIDENCIALES
DE NUEVO SOBRE LA SITUACIÓN ECONÓMICA
Tanto como la extensión y profundidad de las privatizaciones cuenta la desagregación de la economía de Rusia. Ambos van juntos y se complementan. En un informe titulado ‘La vida económica en la Rusia de los tiempos de Yeltsin’ podemos leer:
“Los misterios de la balanza de pagos.
De acuerdo con los cálculos del instituto de previsión económica de la academia de ciencias, la relación exportaciones/PIB se acerca al 23,5 %, pero las importanciones no llegan más que al 18,8 % . (En 1993, en millones de dólares : exportaciones 46.300, importaciones 34.400, saldo 11.900. Después esta tendencia se ha acentuado.) ¿Cómo explicar este dexcedente a priori sorprendente? La caída de las inversiones disminuye las importaciones de los bienes de equipo. El descenso de la producción industrial reduce el consumo interior de materias primas y de productos intermedios, lo que permite mantener un alto nivel de exportaciones. Los fondos conseguidos así financian las importaciones de bienes de consumo y la salida masiva de capitales.”
En un texto publicado por ‘Problèmes économiques’ nº 2409 del 1 de febrero de 1995, se plantea la cuestión:
“¿Rusia se orienta, por tanto, hacia la producción únicamente de materias primas y bienes de consumo de baja gama? Un vistazo selectivo por algunos sectores no permite hoy afirmar la hipótesis de este escenario de ajuste por lo bajo, incluso si grandes incógnitas subsisten en cuanto a la posibilidad de supervivencia, de reconversión y de repunte a largo plazo de las antiguas industrias punteras (aeronáutica, armamento..)”
El informe citado arriba indica:
“¿Hasta cuándo?, tal es la pregunta que todos se hacen al ver funcionar hoy a Rusia. ¿Hasta cuándo se la podrá transformar sin que haya mantenimiento de las refinerías? ¿Hasta cuándo las centrales nucleares aguantarán el golpe sin reparaciones mayores? ¿Hasta cuándo se podrá pagar las importaciones de bienes de consumo que eviten una explosión social?.
Rusia está “comiéndose” su capital. La inversión ha descendido a un nivel tan débil que no asegura el mantenimiento del stock de capital existente. A excepción de las empresas del sector militar, la industria soviética disponía ya a mitad de los años 80 de un parque de máquinas antiguo. Depués la inversión no ha cesado de bajar. Resultado: el potencial productivo del país baja a la medida en que quedan fuera de uso los equipamientos, por falta de mantenimiento o de piezas de recambio. Esta situación plantea también problemas de seguridad, especialmente en materia nuclear, petróleo o química, donde los sistemas de control son vetustos y el estado de las canalizaciones preocupante.”
Más lejos:
“Los expertos dividen hoy las empresas en cuatro categorías. La primera reúne aquellas empresas tan inadaptadas que no ya consiguen vender nada hace tiempo y que sobreviven gracias a las subvenciones del Estado. La segunda reúne a empresas mejor gestionadas, pero con producciones igualmente deficientes y que no disponen de medios para reconvertirse. Éstas deberían también desaparecer en gran parte. La tercera categoría incluye las empresas que, a diferencia de las precedente, tienen recursos, porque venden productos exportables o porque no tienen mucha competencia de las importaciones. Éstas deben reconvertirse prograsivamente. Cuarta y última categoría,, las empresas que ya han conseguido desarrollar producciones de acuerdo con las normas internaciones y que consiguen, exportando, procurarse las divisas que les permiten importar lo equipos y los recambios necesarios para su desarrollo”.
En cuanto a la producción agrícola, no es mucho más brillante la situación. Para tomar el ejemplo de los cereales, la producción en 1992 en Rusia fue de 103 millones de toneladas, de 77,9 millones en 1995. En lo que respecta al trigo, las cosechas fueron de 36,7 millones de toneladas en 1987, de 49,6 millones en 1990, de 46,2 millones en 1992, de 43,5 millones de toneladas en 1993, de 32,7 millones en 1994 y de 29 millones en 1995.
No hay que olvidar, además, que la economía de Rusia está profundamente penetrada y controlada por mafias que literalmente le hacen pillaje y la descomponen. Ejemplo: se cifra en 100.000 millones de dólares cada año la huída de capitales de Rusia.
Esto es lo que aplasta, sangra económica y socialmente a los obreros y campesinos de Rusia, al proletariado ruso en todos sus componentes y lo que explica el progreso electoral del PC. Ante la perspectivas de las elecciones presidenciales, Boris Yeltsin ha tenido que “hacer algo”: ha modificado la composición de su gobierno. La principal víctima fue Anatoli Tchubais, considerado como el “padre de las privatizaciones”. Le Monde del 18/1/96 comentaba como sigue este despido:
“Oficialmente, el Kremlin le reprocha ser responsable de grandes retrasos de pagos de salarios en la función pública, de un fortísimo aumento de las suspensiones de pagos en las empresas, que alcanzarían los 10.000 millones de dólares a finales de 1995, y de una organización ‘poco honesta’ de las ventas en las subastas de los bienes del Estado. Las últimas atribuciones de partes de emepresas nacionalizadas a bancos, a cambio de préstamos al Estado, se han desarrollado bajo la marca de un nepotismo escandaloso.”
Anatoli Tchubais ha sido reemplazado por un tal Vladimir Kadannikov, que dirigía desde septiembre de 1988 las fábricas de automóviles LADA. Le Monde del 27/1/96 indica:
EL SENTIDO DEL NOMBRAMIENTO DE KADANNIKOV
“En Moscú, algunos temen que M. Kadannikov esté dispuesto a aplicar al país las recetas puestas en funcionamiento en su fábrica. El salario medio (un millón de rublos por mes, o sea, mil francos) es allí dos veces superior a la media nacional. Pero los emolumentos a Ato-Vaz no se han pagado desde noviembre...
Podemos temer que el nuevo patrón de la economía rusa no quiera lo que ha prometido Boris Yeltsin, relanzar la producción. Ato-Vaz (ex-LADA) anunció, su intención de producir desde enero 40.000 coches más en 1996, pero Kadannikov reconocía que de esa manera aumentaría las pérdidas de una fábrica ‘que gasta más que gaba’.
Después de su nombramiento, el jueves, Kadannikov afirmó que él apartaría ‘correcciones serias a la política industrial.”
Otros ministros han sido destituidos y reemplazados. Libération del 17 de enero de 1996 anunciaba : “una ola de remodelaciones sin precedentes: siete personalidades, entre los cuales dos demócratas de renombre, el ministro de Asuntos Exteriores, Andrei Kozyrev, y el jefe de la administración presidencial, Serguei Filatov, han dejado ya su cargo desde enero.”
La pregunta está planteada : ¿Pondrá en cuestión Boris Yeltsin las privatizaciones? La respuesta: querría pero no puede:
* necesita obtener un importante crédito del FMI
* obtener un reescalonamiento de la deuda exterior de Rusia, que alcanza los 120.000 millones de dólares
* obtener el control de la deuda comercial contraída con 600 bancos
* mantener el control del crecimiento de la masa monetaria
Las relaciones entre Boris Yeltsin y el imperialismo son distendidas, incluso si electoral y verbalmente se permite algunas fantasías, hasta incluso si toma algunas decisiones que no afectan al curso de la restauración del capitalismo en Rusia. Dos acontecimientos acaban de probarlo, por si fuera necesario.
Intervención russa en Chechenia o no, el 25 de enero de 1996 los diputados de la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa votaron por 165 votos a favor, 35 en contra y 15 abstenciones, a favor de la adhesión de Rusia a este Consejo. Creado en 1949, la vocación afirmada del Consejo de Europa sería ‘defender los derechos del hombre y la democracia’ en el continente europeo a través de 160 convenios y principalmente del convenio europeo de los derechos humanos elaborado en 1950.
Después de largos meses de discusiones con el gobierno ruso, el Fondo Monetario Internacional acaba de acordar un préstamo al Estado ruso de 10.200 millones de dólares (alrededor de 50.000 millones de francos). El primer año el Estado ruso deberá recibir 4.000 millones de dólares, en pagos mensuales aprobados por los miembros del Fondo. En principio, el Kremlin debe mantener el crecimiento de los precios en el 1 % mensual y el déficit p`resupuestario no debe superar el 4 % de PIB. El FMI estima que las privatizaciones deben continuar, el sistema bancario ser mejor controlado y hacerse un conjunto de reformas estructurales (entre ellas la fiscal) que permetirán aumentar los ingresos del estado. Se trata de un apoyo a Yeltsin en vista de las elecciones presidenciales.
Ciertamente, no se ha privatizado la totalidad de las empresas. Pero en ningún país es ese el caso. Hoy hay que constatar que jurídicamente la mayor parte de las empresas del país son privadas. Los ‘expertos’ burqueses estiman que ‘ a pesar de sus insuficiencias, el programa de privatización es hoy, probablente, irreversible (Problèmes économiques nº2425-24 mayo 1995). Pero la plena restauración capitalista exige que sean cumplidos otros pasos: la supresión de las subvenciones a las empresas no rentables, su reestructuración, su liquidación, millones de despidos.
El artículo ya citado, “Una economía desarticulada” , explica:
“Desde el punto de vista estríctamente económico, la desaparición de los múltiples dinosaurios industriales que continúan produciendo bienes que nadie compra no es grave... El verdadero problema es de orden social. En ciertas ciudades, toda la población depende de un sólo combinat, el cual posee el parque de viviendas y gestional el hospital, los comercios... Cerrar la fábrica es cerrar la ciudad. Incluso en las grandes ciudades, la vida de numerosos (millones y millones, NDLR) asalariados rusos de base es ampliamente facilitada por la supervivencia de algunas ‘adquisiciones del socialismo’. Las cargas ligadas al alojamiento (alquiler, calefacción, electricidad, teléfono) continúan a un oprecio módico para todos aquellos que están alolados por su empresa o su administración. Este particularismo (sic) de empresa frena el establecimiento de un verdadero mercado de trabajo y de vivienda.
Los dirigentes no lo han comprendido todavía (¡ah!), ya que dudan, por un lado, de cerrar el grifo de las subvenciones a las empresas en coma profundo, negándose , por el otro, al desarrollo de un sistema de protección social independiente de las empresas, lo que permetiría a los asalariados cambiar de empleo con menor coste. Se han necesitado presiones del Banco Mundial (lo dice al autor del artículo, NDLR) -es el colmo- para que se haya puesto en funcionamiento una (débil) indemnización de paro.”
Es lo que el Presidente en el poder y su gobierno deberán realizar, inmediatamente después de las elecciones presidenciales, para llevar hasta el final la restauración del capitalismo. El proletariado, la población trabajadora, la juventud rusa, que sufren ya duramente las consecuencias de la marcha hacia la restauración capitalista, se verán todavía más duramente aplastadas económica y socialmente. Obreros y campesinos serán rechazados del proceso económico por millones y millones.
EL ENFRENTAMIENTO ES INELUCTABLE
LAS MANIOBRAS DE YELTSIN
Boris Yeltsin y Ziuganov, secretario del PC, son oficialmente candidatos. Yeltsin no puede tener otra política que la que continúe la marcha a la restauración capitalista. Su política de represión militar en Chechenia ilustra que su respuesta a las aspiraciones de los pueblos a la independencia es una política gran-rusa. en contraste, finalmente, se somete estrchamente a las potencias imperialistas, particularmente al imperialismo americano.
La destitución de Andrei Kozirov, servil en la relaciones con las potencias imperialistas, del puesto de ministro de Exteriores, su substitución por Primakov, considerado como defensor intransigente de los intereses de Rusia, no cambia nada en cuanto al fonde de las cosas. Sin duda, Primakov pronunció ‘palabras fuertes’ en sus primeras declaraciones como ministro, el 12 de febrero :
“A pesar de todas las dificultades, Rusia continúa siendo una gran potencia”. Pero añadió: “Esto no es contradictorio con una asociación con los antiguos adversarios de la guerra fría”. Que debe estar fundado “en la igualdad “. A propósito de la extensión de la OTAN a los países del antiguo pacto de Varsovia, podría significar que la OTAN desplegue sus misiles a poca distancia de Rusia. En ese caso, Rusia podría a su vez redesplegar misiles nucleares de alcance intermedio.
“ Sin embargo, (escibe Le Monde del 15/1/96) Primakov, como su predecesor Andrei Kozyrev, deja la puerta abierta a un compromiso con el Oeste sobre este tema. Lo que Moscú quiere impedir a cualquier precio ‘es un movimiento de infraestructuras militares de la OTAN ‘ hacia las fronteras rusas. Lo que deja entender que Rusia estaría dispuesta a aceptar un compromiso: la integración política de ciertos países de Europa central en la Alianza Atlántica. Estas ‘medidas de retorsión’ no intevendrían más que en caso de despliegue de medios militares particularmente si son nucleares.”
Como lo prueban la entrada de Rusia en el Consejo de Euyropa, el préstamo que le acaba de conceder el FMI, las visitas al Kremlin de Khol, Juppé, etc, Yeltsin se beneficia del apoyo total del imperialismo cara a las elecciones presidenciales. El nombramiento de Primakov como ministro de Asuntos Exteriores, en lugar de Kozyrev, es un acto electoral : Boris Yeltsin quiere esgrimir la bandera del nacionalismo.
¿Y EL PC?
Pero ¿qué perspectivas abre el Partido Comunista y su secretario general Ziuganov? Son de lo más vagas.
*Constitución de una “unión de las fuerzas patrióticas que se apoye en la Duma”, formación de “un gobierno de confianza nacional con un programa correspondiente” Es decir, gran-ruso y nacionalista en referencia a la grandeza pasada de la ex-URSS.
*Ziuganov participó en el forum de Davos (todo un programa).
“Interrogado sobre sus intenciones en economía, Ziuganov ha denunciado con violencia el estado actual del país: es ‘el cataclismo, la ley de la selva y el reino de las mafias’. Ha explicado que es partidario de un ‘mercado regulado en el cual coexistan varios tipos de propiedades, las propiedades del Estado, colectivas, cooperativas y privadas’. Ziuganov se refiere a menudo a la economía mixta, como la de Francia, Suecia o ...Shanghai.”
El PC de Rusia no es en absoluto un ppartido obrero, no representa de ninguna manera los intereses de la población trabajadora, de la juventud: es un partido salido de la burocracia del Kremlin, de una fracción de ésta que quiere, utilizando las posiciones que ocupa en el aparato del Estado y las empresas, hacer que la restauración capitalista la respete y se haga en su provecho.
EL PROLETARIADO: OBSTÁCULO A LA RESTAURACIÓN CAPITALISTA
En el estadio actual, en el modo de producción capitalista, no hay lugar para un capitalismo ruso potente y desarrollado, sino solamente para un capitalismo del tipo semi-colonial, estrechamente subordinado a las potencias imperialistas dominantes, al capital financiero. La inestabilidad política actual asusta a los capitales. Sin embargo, es significativo que se inviertan tan pocos capitales en Rusia, y también los sectores en que se dan las inversiones : “ Las inversiones extranjeras (son) ridiculamente bajas (5.000 millones de dólares desde 1991). Todavía no han despegado: sólo se esperaban 1.200 millones de dólares en 1995” (Bilan économique et social,1995); estas inversiones afectan principalmente al sector comercial, la explotación de materias primas y la industria ligera.
El mayor obstáculo a la restauración capitalista sigue siendo el proletariados, por la buena razón de que aquélla significa su laminación, la decadencia económica y social de decenas de millones de obreros, de campesinos, de trabajadores. El verdadero fren, hoy, a la restauración capitalista son ellos. Su fuerza potencial es enorme y temida, como acaba de demostrar la huelga de los mineros. Libération del 5 de febrero de 1996 escribía:
Frente a un movimiento que amenaza con extenderse, el gobierno, prioritariamente, ha soltado lastre, y el viernes por la noche iniciaba el desbloqueo de 2,4 billones de rublos (2.600 millones de francos) en subvenciones suplementarias para el primer trimestre de 1996. Concesiones juzgadas suficientes por la dirección moscovita del sindicato, pero que parecen lejos de satisfacer a los mineros.”
Este periódico cuenta lo siguiente:
“El problema para Serguei (secretario de la sección sindical), este sábado a mediodía, es convencer a los mineros, la llamada base, de que es hora de reemprender el trabajo..
‘Hemos ganado, comienza Serguei, aunque ciertamente so sea la victoria final, pero el gobierno ha tenido miedo. Desde hace dos meses se negaba a discutir con nosotros. Hemos mostrado nuestra fuerza y en cuarenta y ocho horas ha cedido. Hemos obtenido lo máximo. Los camaradas en Moscú han decidido suspender la huelga y nosotros debemos obedecer sus órdenes. Las otras regiones ya han parado. No tendría sentido continuar’. Lo mineros se manifiestan golpeados por el grisú. ‘¿Dónde están nuestros salarios?’, grita uno de entre ellos ‘¿dónde está nuestro dinero? No tenemos necesidad de regalitos del gobierno’ . Serguei agita el acuerdo firmado por los negociadores . ‘¿tú estás sordo o qué?’, chilla otro, ‘eso no es más que una hoja de papel. Si hoy volvemos al trabajo, mañana olvidarán lo que han firmado¿por qué quereis que yo vuelva al fondo de la mina si todavía no me han pagado el dinero que me deben?. Boris Migunov, director de la mina, acude en ayuda. ‘Los sindicatos han obtenido miles de millones. Yo me comprometo a abonar la paga de octubre el próximo martes. Bueno, y ahora se ha acabado. Todo el mundo al trabajo.’
La asamblea general se levanta. Ante lo absurdo, los mineros se miran, encienden un cigarro. ‘A cuatro meses y medio de las elecciones presidenciales, que estoy seguro que ganará Boris Yeltsin, otras ramas de la industria podían haber seguido nuestro ejemplo. Yeltsin lo sabe bien. Llegó al poder gracias a la huelga de los mineros de 1989 y a nuestro apoyo. Si volvemos ahora, no habremos conseguido nada. El director no puede ni siquiera prometer que nos pagará los salarios de noviembre y diciembre antes de que acabe febrero. Entre Moscú y nuestros bolsillos, las subvenciones se pierden. Cuando lleguen, la inflación se habrá comido nuestras pagas’”
FUERZA Y DEBILIDAD DEL PROLETARIADO RUSO
Los límites actuales del proletariado ruso están ahí. Una fuerza potencial temible pero que -en el proceso de la crisis de la burocracia del Kremlin- no ha podido generar organizaciones políticas que la representen y defiendan sus intereses. En cuanto a las organizaciones sindicales, muy a menudo son la continuidad de los seudo-sindicatos estalinistas, componentes del estado burocrático y qye continúan ligados a esta o aquella fracción de la burocracia estallada del Kremlin. En resumen, al proletariado ruso le falta un partido que plantee los problemas y responda a ellos en el nivel en que éstos se sitúan: el del poder político, el de la re-toma del poder político por el proletariado. El proletariado de Rusia, como de la URSS, no ha tenido hasta ahora los medios para reapropiarse de su propia historia, para enlazar con la revolución rusa, reconstruir un partido bolchevique auténmtico.
Este es, sin duda, un efecto prolongado del descrédito que la burocracia del Kremlin ha arrojado sobre la revolución de octubre, pero también de que aquélla haya controlado estrechamente toda la vida económica, social y política de Rusia y de la URSS. Con el estallido de la burocracia del Kremlin, su aparato no ha sido disuelto. Está también dislocado, sus fracciones se han adaptado al proceso de la restauración capitalista en el que juegan un papel activo y de sumisión de las masas a este proceso. El PC es una falsa salida política para ellas. Las organizaciones ‘sindicales’ heredadas del aparato del Estado estalinista continúan encuadrándolas en gran parte.
Ha faltado y falta un patido de la IV Internacional que lleve hasta el final el combate contra la burocracia del Kremlin, sus fracciones, sus secuelas, para la construcción de nuevas organizaciones obreras y de una nueva sociedad en la que aquéllas serían extirpadas hasta sus raíces, un partido que desarrolle el programa de la revolución plítica. Que tal partido falte no es un azar. La desnaturalización de la IV Internacional por el revisionismo pablista, los Pablo, Mandel y sus émulos, la liquidación de la posibilidad de su reconstrucción por los otros tipos de revisionismos desarrollados por los Gerry Healy, los Lambert, los Moreno y otros, son responsables de la destrucción de la IV Internacional. Subsisten de ella sólo etiquetas engañosas que enmascaran la adaptación a la sociedad burguesa, a los partidos social-demócratas y estalinistas y/o a los aparatos burocráticos sindicales. En estas condiciones, un auténtico programa de la revolución polítivca no ha podido constriurse en Rusia y más ampliamente en la URSS.
Entonces, ¿qué queda del Estado obrero salido de la revolución de octubre? La superestructura política es incontestablemente burguesa, la restauración capitalista está muy avanzada, sin haberse acabado. Queda sobre todo un gigantesco y potente proletariado, pero que no tiene partido ni organizaciones propias que lo agrupen en su conjunto y que está sumido en la confusión. En las elecciones presidenciales del 16 de junio no estará representado. Los resultados no son por ello menos inciertos. ¿Quién las ganará? ¿Yeltsin, Ziuganov o un tercero?¿La casta de los oficiales, o una parte de ella, jugarán algún papel? Sean cuales sean los resultados de las elecciones presidenciales, el poder político (que tan bien encarna Boris Yeltsin con su alcoholismo y sus crisis cardíacas) no saldrá estabilizado. Al contrario. Continuarán trabajando las fuerzas centrífugas que tienden a dislocarlo. Además, la situación económica y financiera no puede más que agravarse; el ‘vencedor’ deberá afrontar al proletariado, la juventud; las cuestiones nacionales son explosivas (Chechenia): etc...etc... En otros términos. El periodo abierto por el estallido de la burocracia del Kremlin está lejos de estar cerrado. El curso de la lucha de clases en el mundo influirá sobre sus desarrollos y recíprocamente. El proletariado ruso puede realizar lo que no ha realizado hasta el presente: reapropiarse de su propia historia. Un partido revolucionario puede construirse sobre el eje del restablecimiento de la dictadura del proletariado.
Combatiendo por la construcción del Partido Obrero Revolucionario, por la construcción de la Internacional Obrera Revolucionaria, nuestro comité trabaja en ese sentido.
8 de marzo de 1996.

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1996. Socialismo o barbarie, declaración noviembre de 1996

DECLARACION DEL COMITÉ POR LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO Y DE LA INTERNACIONAL OBRERA REVOLUCIONARIA
SOCIALISMO O BARBARIE
Todos podemos ver la realidad del capitalismo: una inmensa miseria que alcanza a las tres cuartas partes del planeta y, en las metrópolis imperialistas, la destrucción de todas las conquistas arrancadas anteriormente por el proletariado: en los USA el salario por hora mínimo es inferior a 625 pesetas y la tasa real de paro no es del 5% sino que sobrepasa el 10% si se aplican los mismos criterios de cálculo que en Europa (para algunos expertos se situaría incluso en el 14%). En Francia [España] está en marcha la liquidación de la Seguridad Social y se anuncia la de los retiros obreros; el número oficial de parados se eleva por encima de los tres millones [cifras similares se dan en el Estado español]. Para la juventud, el único porvenir que ofrece el capitalismo es el paro, las chapuzas o un trabajo que no se corresponderá jamás con la titilación adquirida.
OCTUBRE DEL 17
Pese a todo, en 1917 la Revolución de Octubre demostró que es posible destruir el Estado burgués, expropiar a la burguesía, construir un Estado obrero, emprender la construcción del socialismo. Pero aquel Estado obrero degeneró, los soviets fueron liquidados por la burocracia, la economía se asfixió: sólo los aparatos políticos financiados por la burocracia del Kremlin -como el PCF [PCE]- llamaban ‘socialismo’ a lo que se había convertido en su monstruosa negación. Sin embargo para los trabajadores no podía borrarse lo que había significado Octubre de 1917: la primera revolución proletaria victoriosa en la historia de la humanidad.
RESTABLECIMIENTO DEL CAPITALISMO
Hoy día la URSS ha sido dislocada, la planificación económica y el monopolio del comercio exterior han sido liquidados por la burocracia, así como lo esencial de la propiedad estatal de los medios de producción. En Rusia, en la ex-URSS, en los países del Este de Europa, el capitalismo es reintroducido a marchas forzadas, y con el capitalismo más miseria, paro, descomposición social. Rusia misma, en su descomposición, está condenada al estallido. La burguesía exulta: “Veis como el socialismo es imposible”, no cesa de martillear. A coro, los dirigentes de los PS y de los PC repiten: “es preciso renunciar a esa utopía. Es preciso adaptarse a la libre empresa”. Proclaman “la quiebra del socialismo” los mismos -ellos y sus antecesores políticos- que han asesinado el socialismo.
ELLOS ASESINARON OCTUBRE DE 1917
¿Qué pasó? En Octubre de 1917, tras tres años de guerra imperialista -la mayor carnicería de la historia hasta entonces- el proletariado ruso destruía el Estado Zarista y levantaba la democracia de los soviets; una ola revolucionaria se extendió por Alemania, por Europa central. Inmediatamente los imperialismos francés, americano e inglés intervinieron militarmente en Rusia contra el Estado obrero. En Alemania fue aplastada la revolución, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo fueron asesinados por mercenarios bajo las órdenes de los dirigentes socialdemócratas Ebert y Noske.
Finalmente la URSS consiguió rechazar la ofensiva conjunta de los imperialismos y los rusos blancos, pero salió exangüe y dramáticamente aislada: el proletariado estaba agotado, sangrado, casi liquidado. Marx escribió: “no se socializa la miseria (…) la indigencia (no provoca sino) que retorne la lucha por lo necesario y resucitando así todas las viejas lacras”. Trotsky explica: “Sobre el terreno histórico de la miseria, agravada por la devastación, la lucha por la existencia individual ha conocido un encarnizamiento sin precedentes: ¿es preciso recordar que se ha producido actos de canibalismo en dos ocasiones en cierta región del país?”. Las “viejas lacras” (el gendarme repartidor que se sirve el primero) reapareció con los rasgos de la burocracia del Kremlin. A su vez, como un cáncer, la burocracia estaliniana prosiguió la destrucción del Estado obrero; hoy nadie niega ya los crímenes de Stalin y de la burocracia del Kremlin: bajo una falsa etiqueta de socialismo la dictadura de Stalin exterminó la generación de Octubre (a Trotsky y los principales dirigentes), instituyó el gulag, confiscó en su provecho la totalidad del poder.
REVOLUCIONES, CONTRARREVOLUCION: DECENIOS DE COMBATE
La burocracia estaliniana fue la organizadora de las más terribles derrotas del movimiento obrero: en China (1927), en España (1936), etc.…en Alemania, en 1933, Hitler tomó el poder gracias al Partido comunista alemán para quien el principal enemigo era el partido socialdemócrata. Sin embargo la crisis del sistema capitalista (1929-39), una nueva ola revolucionaria a partir de 1944 acuerdan una prorroga a la URSS. De ella resultaron otros Estados obreros (China, Yugoslavia…), pero burocratizados desde el principio debido a la ausencia de partido revolucionario. Los imperialismos redoblaron sus esfuerzos: plan Marshall, guerra de Corea, guerra de Vietnam…innumerables insurrecciones nacionales y revoluciones fueron ahogadas en sangre, a menudo con el apoyo de los dirigentes de los PS y de los PC; como sucedió en mayo de 1945, cuando el gobierno provisional del que formaban parte el PCF y la SFIO [Sección francesa de la Internacional obrera, la organización socialdemócrata francesa que más tarde dará lugar al PS] aplastó la insurrección argelina de Sétif: 40.000 muertos.
En el Este de Europa la revolución política, de Berlín (1956) a Budapest, de Praga a Varsovia, intenta establecer un verdadero poder obrero: los tanques de la burocracia aplastaron esta aspiración. La presión económica y financiera el imperialismo junto a la carrera de armamentos acabaron de arruinar a estos regímenes: a partir de 1989 se fueron hundiendo bajo los golpes de las masas. Pero tras decenios de represión y de miseria, bajo la presión del imperialismo y en ausencia de organización revolucionaria. El proletariado no ha podido tomar el poder. Así se abrió la puerta a la restauración capitalista.
QUIEREN EXTIRPAR LA IDEA MISMA DEL SOCIALISMO
Durante decenios, los dirigentes de los PS y de los PC han combatido en la práctica al socialismo aunque unos se reclamaran de un lejano ‘socialismo’ y otros lo hicieran del ‘comunismo’. Hoy día, y ya abiertamente, el socialismo se ha convertido para ellos en el enemigo: el PS de Jospin [aquí González] elogia la ‘libertad económica’. El Labour Party de Toni Blair rechaza el control estatal de la economía. El PCF de Robert Hue [lo mismo que el PCE de Anguita] defiende igualmente la propiedad capitalista: “el estatismo ha demostrado que no puede cumplir su misión… este modelo (…) ha fracasado”. (Con el pretexto de “superar el capitalismo”, el PCF propone ayudarle a sobrevivir mediante la cogestión, como el PS, mientras el capitalismo es históricamente un sistema desde hace mucho retrasado). Durante decenios, el PCF -representante oficial de la burocracia del Kremlin- proporcionó un sostén activo a todos los crímenes del estalinismo. Hoy el PCF escribe cínicamente: “el estatismo (…) hizo posible (…) el estalinismo”. Es como el asesino que se lava las manos sobre el cadáver de su propia víctima espetándole: “tú eres responsable… ¡de que yo sea un criminal!”.
Situándose explícitamente en defensa del capitalismo, estos partidos protegen a los diferentes gobiernos burgueses. Por esta razón, en noviembre-diciembre de 1995, salvaron al gobierno de Chirac-Juppé.
COMBATIR, VENCER Y DERRIBAR EL GOBIERNO RPR-UDF
En noviembre-diciembre de 1995, el gobierno Chirac-Juppé podía haber sido barrido. Pero los dirigentes del PS y del PCF han sido respetuosos con este gobierno. Los dirigentes sindicales combatieron contra la huelga general en nombre de la “generalización de las huelgas”… Salvado de esta manera, el gobierno Chirac-Juppé ha podido emprender la destrucción de la Seguridad Social y proseguir su política antiobrera.
Sin embargo este gobierno teme sobre todo a una nueva ola que lo barrería. Desde principios de verano los aparatos sindicales se han empeñado en la construcción de diques para frenar un poderoso movimiento del proletariado que podría enfrentar y vencer al gobierno Chirac-Juppé. Han multiplicado las jornadas de huelga, las acciones dislocadas, dispersas… Junto a los dirigentes del PS y del PCF demandan a este gobierno ultrarreaccionario ‘otras opciones’, una buena política. Rehusando romper con este gobierno acentúan todavía más su política de participación-concertación, hacia la co-gestión.
Pero este gobierno es aborrecido por el conjunto de los trabajadores; el RPR y la UDF temen ser barridos por los medios y métodos de clase del proletariado. El PS y el PCF no temen esto menos. Por ello dejan para las legislativas de marzo de 1998 la posibilidad de infligir una derrota electoral al RPR y la UDF para instituir un gobierno de ‘cohabitación’. Los trabajadores no se hacen ilusiones con el PS y el PCF. Sin embargo, eventualmente, para derrotar al RPR y la UDF, votarán otra vez por el PS y, complementariamente, por el PCF, ello a falta de partido revolucionario.
POR UN GOBIERNO DEL PS Y DEL PCF SIN MINISTROS BURGUESES
Los dirigentes del PS y del PCF se preparan activamente para esta cita electoral. Ahora bien, por el momento, el gobierno es el gobierno Chirac-Juppé (o cualquier otro que eventualmente pudieran formar RPR y UDF). Lo que necesita la clase obrera es que los dirigentes de las organizaciones obreras, partidos y sindicatos, rompan con este gobierno, lo combatan y derriben. ¡Que realicen el Frente Único de las organizaciones obreras contra este gobierno! En lugar de preparar diferentes combinaciones para una cohabitación poselectoral respetuosa con Chirac, en lugar de prepararse para gobernar en alianza con uno o varios partidos burgueses, que se pronuncien por un gobierno de Frente Único de las organizaciones obreras: un gobierno formado por ministros del PS y del PCF sin ningún representante burgués, y que emprendan el combate por derribar inmediatamente el gobierno Chirac-Juppé.
Imponer esto, imponer tal gobierno del PS y del PCF, imponer la satisfacción de las reivindicaciones: para mantener este combate a la clase obrera le es preciso un partido revolucionario; al final, para que se constituya un verdadero gobierno obrero, para que sea expropiada la burguesía, la clase obrera debe construir un auténtico partido revolucionario que se fije como objetivo la toma del poder, la constitución de un Estado obrero, de una Federación de los Estados Unidos Socialistas de Europa.
A falta de tal partido, de tal perspectiva, la clase obrera y la juventud encajarán los golpes cada vez más duros que les inflige la burguesía.
EL SOCIALISMO NO ES UNA UTOPIA
Salvo los charlatanes nadie osa hoy en día pretender que la miseria, el paro y las guerras desaparecerán sin que desaparezca el capitalismo.
El pretendido ‘socialismo en un solo país’ fue una utopía reaccionaria propagada por Stalin. Igual que el capitalismo se ha apoderado de la tierra entera y que es por la potencia militar, económica y financiera de sus Estados como los capitalismos nacionales aseguran la defensa de sus partes de mercado y del sistema en sí, no es sino apoderándose de la tierra entera como podrá ser construido el socialismo a partir de la destrucción de los Estados burgueses, de la expropiación de la burguesía, de la construcción del Estado obrero. No se puede construir el socialismo en un solo país.
SOCIALISMO O BARBARIE
El sistema capitalista gira sobre un volcán. En la bolsa de New York y sobre los demás mercados financieros, se hincha una formidable burbuja financiera. Su estallido puede provocar en cualquier momento un crac bolsista, monetario, bancario generalizado. La debacle económica que resultará será de una amplitud sin precedentes. Pero el capitalismo no desaparecerá por sí mismo, siempre hace soportar los costes de sus crisis la población trabajadora.
La barbarie capitalista no tendrá fin más que si la clase obrera, el conjunto del proletariado enfrenta la cuestión del poder, expropia a la burguesía y desmantela su Estado instaurando un Estado obrero. Ello implica la construcción de un Partido revolucionario, de una Internacional obrera revolucionaria fundada sobre el programa de la revolución.
Socialismo o barbarie: no hay otra alternativa.
20 de noviembre de 1996

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1997. Contra el nuevo 'partenariado' social en defensa de los convenios colectivos que unifican a la clase obrera

CONTRA EL NUEVO 'PARTENARIADO' SOCIAL EN DEFENSA DE LOS CONVENIOS COLECTIVOS QUE UNIFICAN A LA CLASE OBRERA
(Publicado en Combattre pour le socialisme nº 66, febrero de 1997)
(Publicado en Germinal, 2ª época, nº 7/8, abril 1997, páginas 50 a 55)
*Primera parte: ¿Una nueva revolución industrial?
*El maquinismo
*Unas relaciones sociales
*Una contradicción fundamental del desarrollo del maquinismo
*El microprocesador: ¿Una nueva revolución industrial?
*¿El fin del taylorismo?
*La automatización flexible
*Trabajo y modo de producción
*Contrato colectivo e 'individualizado' de las relaciones laborales
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CONTRA EL NUEVO PARTENARIADO SOCIAL, EN DEFENSA DE LOS CONVENIOS COLECTIVOSQUE UNIFICAN LA CLASE OBRERA
Una campaña de propaganda a la cual se prestan numerosos especialistas, expertos e intelectuales burgueses tiende a acreditar la idea de que estaríamos viviendo un ‘cambio de civilización’, una ‘nueva revolución tecnológica’ ligada a la ‘mundialización’ de la economía. Este cambio sería equiparable a la revolución industrial de fines del siglo XVIII y principios del XIX. Prometería una nueva época caracterizada por la ‘reducción del tiempo de trabajo’ y la ‘superación del asalariado’. Estos discursos recogidos por los dirigentes de las direcciones obreras no hacen sino intentar enmascarar la crisis del modo de producción capitalista que aboca a millones de proletarios y de jóvenes al paro, a la desesperación y la miseria, al tiempo que justifican el cuestionamiento de las conquistas fundamentales del proletariado.
Estos ‘teóricos’ a menudo justifican sus propuestas refiriéndose fraudulentamente a K. Marx. Este artículo se dirige pues a restituir lo que es el trabajo en el modo de producción capitalista y a refutar la idea de que la ‘nueva revolución tecnológica’ modificaría el lugar del trabajo, su contenido y su valor social. La segunda parte del artículo, que será publicada en el próximo número de CPS [y de Germinal], precisará cómo tras las ‘nuevas’ nociones de ‘competencias’, ‘contratos de actividad’, ‘maîtrise des temps sociaux’, etc. …, se esconden de hecho los objetivos de la burguesía: reducir de forma drástica el valor de la fuerza de trabajo a fin de permitir la supervivencia del modo de producción capitalista. Para ello es preciso destruir las conquistas fundamentales del proletariado que limitan la competencia entre los asalariados, reformar o destruir el Código del trabajo, avanzar hacia la destrucción de las organizaciones obreras sometiéndolas a los intereses de la patronal. El medio para conseguirlo es el desarrollo de la cogestión.
Desde hace años gran número de obras de expertos burgueses (recientemente los informes del Comisariato general del Plan dirigido por Boissonnat, Le travail dans vingt ans, la obra La fin du travail de Jeremy Rifkin prologada por Michel Rocard…) han esbozado los objetivos y el método para alcanzarlos.
En televisión, el 12 de diciembre de 1996, Jacques Chirac afirmaba:
“Es preciso adaptarse porque no estamos ahora como hace veinte años”. Y el 31 de diciembre añadía: “Corresponde al gobierno liberar las energías que reclaman serlo. Simplificando, mucho más aún, las reglamentaciones, las formalidades, el papeleo”.
En 1936 y luego en 1945, como consecuencia de poderosos movimientos revolucionarios, durante los ‘treinta gloriosos’ (porque el proletariado ha combatido sin interrupción y porque sobre la base de la economía de armamento, del crédito y de un endeudamiento colosal se desarrolló un período de acumulación de capital), la clase obrera y la juventud arrancaron numerosas conquistas. Estas conquistas que limitan la extorsión de la plusvalía, se concentran en los convenios colectivos, los estatutos nacionales y el Código de trabajo. Jacques Chirac, en nombre de la burguesía francesa, expresa la necesidad de destruirlas; son lo que denomina “reglamentaciones, formalidades y papeleo”.
En este camino el obstáculo es la potencia social del proletariado. Para evitarla, paralelamente a la introducción de ‘diálogo social’ del que participan los aparatos del movimiento obrero, la burguesía pone en marcha una vasta campaña de justificaciones ideológicas cuyo tema principal es: “las cosas han cambiado… El trabajo ya no puede ocupar el mismo lugar… Es preciso adaptarse”.
Como un eco los dirigentes de las organizaciones sindicales retoman el mismo discurso. Así, en la CGT R. Obadia y S. Salmon afirman:
“Vivimos un cambio de civilización, pero nos cuesta definirlo y pensarlo. Lo que por otra parte no es anormal. Los ingredientes son conocidos: nueva revolución tecnológica, mundialización, transformación del trabajo. En tales condiciones, el modo de regulación social que se afirmó tras la liberación y que marcó los ‘treinta gloriosos’ se muestra obsoleto”.
(Le Monde, 8-9 de septiembre de 1996)
Es preciso oponerse a estos argumentos.
1ª PARTE: ¿UNA NUEVA REVOLUCION INDUSTRIAL?
En la Contribución a la crítica de la economía política Karl Marx explica: “Una formación social no desaparece jamás antes de que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas que puede contener”. En su obra Les habits neufs de l’emploi (obra que prologó J. Delors), Bernard Bruhnes afirma que vivimos una nueva revolución industrial: tras la máquina de vapor, el microprocesador. Pero, ¿acaso la utilización de la informática permite al capitalismo escapar de sus contradicciones fundamentales, abre un nuevo estadio al capitalismo? “Estas nuevas tecnologías” de las que habla B. Bruhnes y que “no cesan de transformar la actividad de la producción”, ¿abren acaso una nueva época de desarrollo de nuevas fuerzas productivas en el marco del sistema capitalista? Para contestar a esta pregunta es preciso volver sobre el significado de la revolución industrial.
EL MAQUINISMO
Marx explicó que el punto de partida de la revolución industrial no fue la máquina a vapor (fuerza motriz) sino la máquina-herramienta:
“La máquina de vapor por sí misma tal como existía durante el período manufacturero, desde su invención a fines del siglo XVII hasta comienzos de 1780, no provocó ninguna revolución en la industria. Al contrario, lo que hizo necesarias las máquinas revolucionadas por el vapor fue la invención de la máquina-herramienta”
(El Capital, Libro I)
La máquina-herramienta consta de tres elementos: el motor que impulsa el mecanismo, la transmisión (correas, poleas, engranajes…) que transmite el movimiento a la herramienta que actúa sobre el objeto modificando su forma. En la máquina-herramienta, el instrumento (herramienta) está manejado por un mecanismo movido por energía, humana (o animal), natural (agua, viento) o artificial (vapor).
“Desde que la herramienta es reemplazada por una máquina movida por el hombre, pronto se hace necesario reemplazar al hombre de su papel de motor por otras fuerzas naturales”.
El motor y la máquina-herramienta forman entonces un conjunto independiente completamente emancipado de los brazos y de la fuerza humanos: el maquinismo.
La manufactura, parcelando las operaciones, acrecentó considerablemente la eficacia del trabajo obrero.
“El medio de trabajo adquiere en el maquinismo una existencia material que exige el reemplazo de la fuerza humana por fuerzas naturales y el de la rutina por la ciencia. En la manufactura la división del proceso de trabajo es puramente objetiva: es una combinación de obreros independientes. En el sistema maquinista, la gran industria crea un organismo de producción completamente objetivo e impersonal con el que se encuentra el obrero en el taller como condición previa a su trabajo”
(Ibid)
Sobre las bases materiales de la fábrica, la gran industria opera una transformación de la producción en una esfera industrial que arrastra una transformación análoga en las otras (industrias, agricultura, medios de comunicación y de transporte). La revolución industrial es producto del desarrollo del modo de producción capitalista.
UNAS RELACIONES SOCIALES
El auge del maquinismo (la alianza de la máquina-herramienta y de la máquina-vapor) va unido a la concentración de los medios de producción (máquina-herramienta, máquina motriz y trabajadores se concentran en el mismo lugar) y la institución de nuevas relaciones sociales que se caracterizan por la “separación radical del productor de los medios de producción”. El capital es la propiedad exclusiva de una minoría de capitalistas. La clase obrera vende su fuerza de trabajo a los poseedores de los medios de producción.
“La propiedad privada capitalista está fundada sobre la explotación del trabajo ajeno, el asalariado”
(ibid)
En el modo de producción capitalista, la fuerza de trabajo humana se erige como la principal fuerza productiva; las relaciones sociales de producción burguesa convierten justamente la cantidad de trabajo utilizada en el factor decisivo de la producción. Marx explica que en el modo de producción capitalista:
“El objetivo determinante de la producción es la plusvalía. No es pues considerado productivo más que el trabajador que proporciona una plusvalía al capitalista, es decir aquél cuyo trabajo fecunda al capital… De ahora en adelante la noción de trabajo productivo no encierra solamente una relación de actividad y efecto útil entre productor y producto sino fundamentalmente una relación social que hace del trabajo el instrumento inmediato de la valorización del capital”
(Ibid)
Las fuerzas productivas no son una cosa sino una relación social de producción entre dos clases antagonistas. Las fuerzas productivas están destinadas a valorizar el capital, a extraer de los obreros el máximo de plusvalía.
A pesar de lo que sermonean los ideólogos, la invención y la utilización de las máquinas ni tiene ni tuvo jamás como objetivo el aligerar el trabajo de los hombres.
“Como todo desarrollo de la fuerza productiva del trabajo, el empleo capitalista de las máquinas no tiende sino a disminuir el precio de las mercancías, a reducir la parte de la jornada que el obrero trabaja para sí mismo a fin de prolongar la otra en que trabaja para el capitalista. Es un método particular para fabricar plusvalía relativa”
(Ibid)
Y por ello el desarrollo del maquinismo tuvo formidables consecuencias para el proletariado. En la fase ascendente del capitalismo, paradójicamente, aún expulsando el trabajo vivo (los proletarios) del proceso de producción, el impulso conferido a las fuerzas productivas fue tal que multiplicó y concentró al proletariado. Al mismo tiempo, para contrarrestar el elevado coste de las nuevas técnicas (la aceleración de sus prestaciones comportaba la de su obsolescencia) se produjo un aumento de la duración de la jornada de trabajo. Por fin se redujo el valor de la fuerza de trabajo: la disminución de las necesidades de fuerza muscular y habilidad profesional impulsó la sustitución de los hombres por mujeres y niños.
UNA CONTRADICCION FUNDAMENTAL DEL DESARROLLO DEL MAQUINISMO
El gigantesco acrecentamiento del capital constante ( C ) introdujo una modificación de la relación entre C y V (capital variable), de la composición orgánica del capital (C+V) aumentando C mientras V disminuía.
“… el empleo de la maquinaria para la producción de plusvalor implica una contradicción inmanente, puesto que de los dos factores del plusvalor suministrado por un capital de magnitud dada, un factor, la tasa del plusvalor, sólo aumenta en la medida en que el otro factor, el número de obreros, se reduce.” (El Capital, I, 496)
Ahora bien, el plustrabajo no pagado al obrero es la fuente de la plusvalía. Esta contradicción está en el origen de una de las leyes del capital: la baja tendencial de la tasa de beneficio. Ella empuja al capitalista a prolongar la jornada de trabajo o a intensificar la explotación durante la jornada de trabajo mediante políticas de productividad; o por la disminución de los salarios.
EL MICROPROCESADOR: ¿UNA NUEVA REVOLUCION INDUSTRIAL?
La utilización del término ‘revolución industrial’ a propósito de la generalización de la informática es voluntariamente abusiva. Para numerosos ‘especialistas’ se trataría de una tercera revolución industrial tras las del vapor y la electricidad y motor de explosión. Estos observadores no sólo hacen de fuerzas motrices el origen de la revolución industrial, sino que utilizan el término para enmascarar las contradicciones del modo de producción capitalista.
En un principio movida por energía humana (o animal), después por energía artificial (vapor, electricidad…), la máquina es dirigida por el hombre o efectúa movimientos simples si es autónoma. Gracias a la informática, la conducta de las máquinas-herramientas se convierte en autónoma (‘inteligente’), claro está que en los límites que fija la misma tecnología de la información. La automatización no es más que la prosecución y plenitud de la mecanización. Con la automatización no hay instauración de un nuevo modo de producción, es decir, de nuevas relaciones sociales entre los hombres. La automatización no hace más que perfeccionar, llevar hasta el límite lo que había introducido el maquinismo.
La utilización de componentes electrónicos miniaturizados, el aumento de sus capacidades, el descenso de sus precios permiten una aceleración del ritmo de la producción, el aumento de la precisión en la fabricación, considerables facilidades de adaptación a diferentes objetos de trabajo (y de trabajadores), etc.
Estos cambios son importantes. Pero son de orden cuantitativo. El alba del maquinismo desplazó la habilidad manual, hoy es desplazada la habilidad intelectual: por medio de la máquina el capital acapara cada vez más trabajo altamente cualificado y complejo. Este es uno de los factores que empuja a la burguesía a destruir la enseñanza pública, los diplomas, las cualificaciones.
Contrariamente a las afirmaciones de los aparatos y de los partidos obreros, que ven en la integración del trabajo intelectual en el proceso productivo la instauración de un ‘cambio de civilización’, de una modificación de los procesos productivos, no se puede ver en ello más que la expresión más depurada de la tendencia del capital a reemplazar el trabajo vivo por el trabajo muerto. Tras haber reducido al obrero al papel de controlador, la informatización de las empresas en el marco del modo de producción capitalista expulsa masivamente del proceso productivo al trabajo vivo, creador de valor.
¿EL FIN DEL TAYLORISMO?
La nueva revolución industrial habría entonado el réquiem por el taylorismo. El informe de la Comisión Boissonat (página 75) nota:
se da “una transformación de gran amplitud del modelo de organización industrial probablemente comparable a la que se operó hace un siglo con la racionalización tayloriana”.
¿Qué es el taylorismo? En su obra La organización de la empresa, Frederic Taylor definía la organización científica del trabajo como una actividad productiva intensificada; dicho de otra forma: la organización científica de la explotación de la fuerza de trabajo.
Las normas de producción se fundaron sobre el cronometraje del obrero más fuerte o más hábil; el trabajo fue parcelado (trabajo en cadena); se creó un cuerpo de especialistas (bureau de méthodes) que organizaban el trabajo desposeyendo así a los trabajadoresde conocimientos globales, otro cuerpo estaba encargado de vigilar el cumplimiento de las tareas y asegurar el orden patronal (los contramaestres)… Su puesta en práctica provocó despidos masivos, un formidable aumento de la tasa de explotación. (Precisemos aquí que el llamado ‘fordismo’ era la aplicación de estos métodos a una producción en masa)
El taylorismo no ha desaparecido, y así lo muestra el mismo informe, tres páginas más adelante:
“El trabajo en cadena no ha desaparecido. Se extiende incluso más allá de los 45 años, edad a partir de la cual estaba poco expandido”.
Gran número de proletarios son aún cronometrados, pagados por rendimiento; en las fábricas del grupo RVI por ejemplo, el proceso de producción está enteramente normalizado: todas las operaciones a efectuar están escrupulosamente consignadas a cada puesto de trabajo, cada obrero montador debe firmar una ficha de control para cada operación importante, se emplean grupos de mejora de la producción, la consigna del patrón es ‘respetar los procesos’. El aumento científico de la explotación de la fuerza de trabajo ha sido mantenido, reforzado, mejorado.
Obligada por el taylorismo, la clase obrera sin embargo ha combatido. Contra la parcelación de las tareas, y el trabajo a destajo ha practicado la resistencia pasiva (colas ante los cronómetros), ha reivindicado criterios objetivos, ensayos profesionales, ha defendido las cualificaciones.
LA AUTOMATIZACION FLEXIBLE
La maquinaria automática funcionaba según el principio de una regularidad invariable: los mecanismos permitían la parada automática tras cualquier disfunción. El sistema electrónico es capaz de prever, anticipar y corregir los disfuncionamientos. Introduce la flexibilidad. Puede adaptarse a variadas demandas, a cambios de programa. Es lo que J. Lojkine, intelectual ligado al PCF, llama “la automatización flexible”.
Para la burguesía se ha convertido en una necesidad una minuciosa organización del proceso de producción. Según el informe Boissonnat (página 76) la empresa de hoy ha de ser: “reactiva” (poder adaptarse a las variaciones de la demanda, funcionar en flux tendus), “flexible” (en el uso de los recursos materiales, humanos, en la organización), “integrante” (sinergia entre todos los estadios de la producción, cuestionamiento de las fronteras de la empresa, asociación de los trabajadores en la definición de la estrategia de la empresa), “comunicante” (fin de la jerarquía taylorizante, implicación de todos, polivalencia). Esto es lo que quiere abarcar el término “toyotismo”.
De esta forma, la ‘automatización flexible’ lejos de liberar al asalariado de su actividad, lejos de permitirle dominar el proceso de producción, lo somete aún más al capital, a las relaciones de producción burguesas, la ‘movilización del personal’ que reivindica la patronal no es otra cosa que una sumisión acentuada de la explotación. El informe de Antoine Riboud (PDG de BSN) Modernisation, mode d’emploi expresa este punto de vista sin ambigüedades:
“En la era de la automatización, de la robotización y de la sociedad de la información, la competitividad de las empresas juega sobre la inteligencia los asalariados, su iniciativa, su sentido de la responsabilidad y de la anticipación (…) La capacidad nominal de una máquina y el cronometraje de las tareas no significan nada en cuanto a la eficacia de la productividad… La nueva productividad, llamada ‘global’, depende enteramente de la calidad de las nuevas relaciones hombre/máquina, capital/trabajo. Si se da el rechazo, si hay fractura, o ignorancia, o angustia (…) la sanción será la pérdida de la competitividad”.
(Citado por ‘Actuel Marx’, ‘La crise du travail’ p. 48)
En el marco de las relaciones de producción capitalistas, las condiciones de trabajo se imponen al asalariado (y no a la inversa). El asalariado es un engranaje del trabajo colectivo. En los Fundamentos de la crítica de la economía política K. Marx explica:
“La acumulación del saber, de la habilidad así como de todas las fuerzas productivas del cerebro social son entonces absorbidas por el capital que las opone al trabajo: desde ahora aparecerán como una propiedad del capital o más exactamente del capital fijo en la medida en que entra en el proceso de trabajo como medio de producción efectivo”.
A través de la maquina electrónica la dominación del capital ejerce sobre el asalariado una presión de una potencia inaudita: lo que afirma Ribaud es que el asalariado debe estar totalmente disponible, su ‘inteligencia’ misma es “propiedad del capital”.
TRABAJO Y MODO DE PRODUCCION
El primer capítulo del informe de la Comisión Boissonnat comienza así:
“La amenaza que el paro hace hoy día planear sobre la sociedad francesa, nos lleva a interrogarnos sobre el lugar que ocupa el trabajo en la vida de los individuos y en la historia de las sociedades. Esta cuestión remite a otras dos: ¿qué es el trabajo? ¿Cuál es su valor?”.
La exacerbación de la crisis mortal del modo de producción capitalista ligada a la expulsión masiva del trabajo vivo (único productor de riqueza) del proceso de producción lleva a los ideólogos burgueses a multiplicar las ‘tesis’ que pretenden redefinir el trabajo. Todas tienen un punto común: abordan el trabajo en general, al margen del modo de producción, es decir de las relaciones sociales entre los hombres.
Claro está que es un olvido voluntario: todo modo de producción, toda industria está fundada sobre un cierto tipo de relaciones sociales entre los hombres. Este modo de relación es él mismo parte integrante de las fuerzas productivas. La división del trabajo sobre la que está fundada la gran industria (incluso bajo su forma automatizada) expresa una relación social de producción entre dos clases antagonistas: la clase obrera vende ‘libremente’ su fuerza de trabajo a la burguesía quien extrae el máximo de plusvalía.
Bajo otros modos de producción (antiguo, feudal) existía la explotación de la fuerza de trabajo, el trabajo asalariado tiene la particularidad de enmascararla. La “forma-salario” hace aparecer la retribución de la fuerza de trabajo (siendo su valor el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla y reproducirla) como retribución del trabajo. Bendita apariencia para la burguesía: enmascara la división de la jornada de trabajo en dos partes distintas, aquélla en la que el proletario trabaja para reproducir su fuerza de trabajo (trabajo necesario) y aquélla en la que trabaja gratis para el capital (plustrabajo). Por el contrario, el tiempo de trabajo durante el cual el esclavo no hacía más que remplazar el valor de su fuerza de trabajo aparecía como o retribuido, y el trabajo del siervo estaba netamente separado, en el espacio y en el tiempo, en su parte servil y parte necesaria.
De ello se desprende que el capitalista busca aumentar la duración del plustrabajo en detrimento del trabajo necesario especialmente mediante el aumento de la productividad, la prolongación de la jornada de trabajo, la baja de los salarios.
Aumenta la plusvalía absoluta (aumento absoluto del valor creado), esencialmente por la prolongación de la jornada de trabajo, y acrecienta la plusvalía relativa (disminución del tiempo de trabajo necesario) fundamentalmente mediante el aumento de la productividad en los sectores de fabricación de mercancías que concurren a la reproducción de la fuerza de trabajo obrera. La primera es el punto de partida de la segunda.
CONTRATO COLECTIVO E ‘INDIVIDUALIZACION’ DE LAS RELACIONES LABORALES
Contrariamente a lo que afirma el informe Boissonnat, los derechos colectivos de los asalariados no han nacido por la intervención del Estado de bienestar, no han salido de la “organización productiva tayloriana”, son producto del combate del proletariado. La naturaleza de las relaciones laborales no es una simple cuestión ‘económica’ o un ‘problema social’, se trata de una cuestión eminentemente política que deriva de una relación de fuerzas política entre las clases, de las relaciones globales entre éstas.
Hoy la burguesía emprende la ofensiva para romper los convenios colectivos, los estatutos nacionales y el conjunto del Código del trabajo que son productos de la lucha de clases que reconocen la existencia de la clase obrera como clase y su derecho a negociar su fuerza de trabajo en función de la totalidad de las posiciones que ha conquistado a su enemigo de clase. La patronal quiere substituirlos con contratos individuales, ‘contratos de actividad’ como los de ‘alquiler de servicios’ de la ley Le Chapelier que estipulaba:
“Corresponde a la convención libre de individuo a individuo el fijar la jornada para cada obrero. Corresponde al obrero mantener el compromiso que ha convenido con quien le ocupa”.
Sobre este tipo de convenios libres se encamina toda la ofensiva actual. En nombre de una autodenominada “mutación del trabajo”, la patronal incrementa la intensificación del trabajo mediante el acrecentamiento de la concurrencia entre los asalariados.
La organización participativa por objetivo, el trabajo en grupo, la polivalencia, ligadas a la evaluación individualizada de los rendimientos conducen al salario individualizado según la cantidad de trabajo.
“En el salario por tiempo el trabajo se mide por su duración directa; en el pago a destajo, por la cantidad de productos en que se condensa el trabajo durante un tiempo determinado [y esto no es lo esencial, sigue Marx] Como la calida e intensidad del trabajo están controladas aquí por la forma misma del salario, éste vuelve superflua gran parte de la vigilancia del trabajo” (El Capital, I, 673-674)
Que el salario sea pagado por piezas o por tiempo, corresponde siempre al valor de la fuerza de trabajo (y no al valor del trabajo realizado). Pero el trabajo por piezas presenta la ventaja de empujar al asalariado a intensificar su trabajo. K. Marx prosigue
“Una vez dado el pago a destajo, naturalmente, el interés personal del obrero estriba en emplear su fuerza de trabajo de la manera más intensa posible, lo que facilita al capitalista la elevación del grado normal de la intensidad. El obrero, asimismo, está personalmente interesado en prolongar la jornada laboral para que de esta manera aumente su jornal o su salario semanal” (El Capital, I, 675-676)
Hoy en día la evaluación individualizada de los rendimientos es una nueva forma del salario por piezas; el autocontrol, los círculos de calidad, los consejos de taller permiten una intensificación extrema del trabajo y la informatización es un celoso guardián patronal.
“… el mayor campo de acción que el pago a destajo ofrece a la individualidad, tiende por una parte a desarrollar dicha individualidad y con ella el sentimiento de libertad, la independencia y el autocontrol de los obreros, y por otra parte la competencia entre ellos mismos, de unos contra otros. Tiende pues a aumentar salarios individuales por encima del nivel medio y, al mismo tiempo, a abatir ese nivel” (El Capital, I, 677)
Es preciso subrayar esta última frase. Una obra de la OCDE La flexibilité du temps de travail hace notar que uno de los factores que incita a los trabajadores japoneses a no utilizar su derecho a vacaciones pagadas es la presión operada mediante la evaluación individual de rendimientos (derecho: 15,7 días de media, días tomados: 8,6 de media en 1991). Al mismo nivel hay que poner el descenso en Francia de los días de baja por enfermedad o accidente de trabajo.
El gobierno Chirac-Juppé tiene una política general: combate por establecer “nuevas relaciones en el trabajo y el empleo”. Este plan general elaborado sobre la base de numerosos estudios responde a las exigencias de la patronal e incluye los medios para su puesta en práctica.
En defensa de los intereses del imperialismo decadente, está obligado a intentar destruir todas las conquistas sociales del proletariado de las que forman parte sus organizaciones. Volveremos sobre el contenido de ese plan en un próximo artículo.
(C.P.S.66 - Febrero de 1997)

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1997. Abajo el Proyecto de Ley "de Orientación e incitación a la reducción del tiempo de trabajo"

(Publicado en Combattre pour le socialisme nº 70, 1 de diciembre de 1997)
(Publicado en Germinal, 2ª época, nº 10, febrero de 1998, páginas 15 a 20)
NO A LA FLEXIBILIDAD
NO A LA ANUALIZACIÓN DEL TIEMPO DE TRABAJO
NO A LA REDUCCIÓN DE SALARIOS
ABAJO EL PROYECTO DE LEY "DE ORIENTACIÓN E INCITACIÓN A LA REDUCCIÓN DEL TIEMPO DE TRABAJO"
*Anualización del tiempo de trabajo...
*... Reducción de los salarios...
*... Contra las organizaciones sindicales obreras...
*... Regalos de lujo para los patronos
*Nueva máquina de guerra contra las conquistas del proletariado
*Ley quinquenal, ley de Robien: leyes de participación y cogestión...
*... Como también lo es la "ley sobre las 35 horas"
*"Conferencia nacional por el empleo, los salarios y la reducción del tiempo de trabajo"
*Los intereses del proletariado
______________________________________________________________________________
NO A LA FLEXIBILIDAD,
NO A LA ANUALIZACION DEL TIEMPO DE TRABAJO,
NO A LA REDUCCION DE SALARIOS
ABAJO EL PROYECTO DE LEY
"DE ORIENTACION E INCITACION
A LA REDUCCION DEL TIEMPO DE TRABAJO"
Conforme a las propuestas emanadas de la "conferencia nacional sobre elempleo" del 10 de octubre pasado, el gobierno Jospin - Gayssot - Chevènement - Voynet - Kouchner transmitió oficialmente el 27 de noviembre a los "agentes sociales" su anteproyecto de ley de "orientación e incitación a la reducción del tiempo de trabajo", llamado también proyecto de ley "de las 35 horas". Este anteproyecto debe presentarse al consejo de ministros el 10 de diciembre y ser después examinado por la Asamblea nacional los 21 y 22 de enero de 1998.
El proyecto define las modalidades que adoptará el tránsito a las 35 horas, en dos fases. En la primera, que acabará hacia fines de 1999, los "agentes sociales" serán incitados a negociar la reducción del tiempo de trabajo. En 1999, lo más tarde el 30 de septiembre, "tras concertación con los agentes sociales, el gobierno presentará al parlamento un balance de las 35 horas que servirá de base a la elaboración de un nuevo proyecto" (Le Monde, 29 de noviembre de 1997) que marcará el principio de una segunda fase al final de la cual las 35 horas deberán ser puestas en práctica en todas las empresas: desde el 1 de enero de 2000 las de más de 20 asalariados, y desde el 1 de enero de 2002 las de menos de 20 (o sea, 1.800.000 empresas que emplean al 37% de asalariados del comercio).
Anualización del tiempo de trabajo...
Le Monde del 29.11.97 resume:
"Duración legal del trabajo. El texto precisa que "la duración legal del trabajo efectivo de los asalariados se fija en 35 horas semanales desde el 1 de enero de 2002" y "para las empresas de más de veinte empleados el 1 de enero del 2000". Este decremento puede precisarse "en forma de tiempo libre"a lo largo del año o alimentando una "cuenta de ahorro-tiempo", fórmula más conveniente para los cuadros. Las empresas afectadas son las que se recogen en el artículo L.200-1 del código de trabajo: establecimientos indistriales y comerciales públicos y privados, profesiones liberales, asociaciones, sindicatos profesionales. A las que se adjuntan, precisa el texto,"establecimientos agrícolas, artesanales y cooperativos junto a sus diferentes dependencias". Entran también en el ámbito de la ley los transportes urbanos y las clínicas privadas concertadas por el sistema público hospitalario. Por el contrario, las tres funciones públicas (Estado, ayuntamientos, sanidad), la administración pública, la SNCF [ferrocarriles] así como la RATP [los transportes públicos metropolitanos de París] han sido expresamente excluídos.
El anteproyecto indica que los sindicatos, organizaciones patronales, empleadores y asociaciones patronales deben negociar las modalidades de esta reducción. "Adaptadas a la situación de las diferentes ramas y empresas" y en el marco de las disposiciones del código del trabajo que ya prevén diferentes soluciones (por ejemplo la anualización). Se consideran los acuerdos de ramo".
En realidad, la duración legal que se fija en 35 horas semanales no es más que una media legal que se puede alcanzar por una negociación adaptada a las "diferentes situaciones" (es decir, preferentemente empresa por empresa). Y ello en el marco de las disposiciones legales vigentes, en particular de laley quinquenal (llamada) para el empleo de 1993, que autorizan el recurso al reposo compensador y a la "anualización, por ejemplo" (!!). Por otra parte, en lo que concierne al régimen de horas extraordinarias, "el ministro de trabajo ha escogido no tocar el límite actual de 130 horas por año y asalariado -impuesto por el código de trabajo, salvo acuerdo particular de ramo-, límite a partir del cual es necasario el acuerdo de la Inspección de trabajo" (Les Échos, 29.11.97).
Queda así perfectamente claro uno de los principales objetivos del proyecto de ley:
bajo el pretexto de caminar "hacia las 35 horas" impulsar extraordinariamente las negociaciones a nivel de empresa con vistas a la anualización del tiempo de trabajo.
... Reducción de los salarios...
El proyecto de ley no ofrece garantía alguna en lo que respecta al mantenimiento del nivel salarial en el caso de acuerdo sobre la reducciónde la jornada laboral. Desde el 10 de octubre de 1997, D. Strauss-Kahn y M. Aubry se empeñan en asegurar a los patronos que a lo peor, para aquellas empresas que permanezcan en el marco de las 39 horas, "el recargo en el costo del trabajo sería inferior al 3% pues el incremento por las horas extraordinarias entre las 35 y 39 será de un 25% a partir del 2000" (Le Monde, 29.11.97). Lo que es más: "este incremento puede ser reducido si la situación lo requiere. De ninguna manera está excluido el que las empresas puedan permanecer en las 39 horas sin sobrecoste alguno tras el 1 de enero del 2000".
En realidad, como ha demostrado la experiencia de la ley Robien, la negociación sobre la reducción del tiempo de trabajo a nivel de empresas con el objetivo de "preservar el empleo" se acompaña siempre de más flexibilidad en el trabajo y un cierto recorte de los salarios. Ciertos medios patronales lo han comprendido bien: llegan a proponer que puesto que la jornada semanal se reduce alrededor de un 10%, la lógica de la ley exige que se acometa una reducción del SMIC [salario mínimo] del mismo orden. Se concibe el proyecto de ley del gobierno como una buena palanca para hacer descender los salarios nominales.
... Contra
las organizaciones sindicales obreras...
Les Échos del 22.11.97 indican que el proyecto de ley: "levantará un obstáculo importante, el de la ausencia de delegados sindicales en la aplastante mayoría de las empresas. El texto extenderá la delegación de asalariados que estarán habilitados para negociar habiendo recibido mandato de una o varias organizaciones sindicales, no presentes en la empresa. El ministerio ha mantenido los principios de la ley votada enmedio del acuerdo patronal-sindicatos del 31 de octubre, ley que expiraba el 31 de octubre de 1998. Pero ha extendido la facultad de negociar a candidatos elegidos en listas a delegados de personal o de comité de empresa, y todo ello sin acuerdo de ramo previo, como sucedía hasta hoy".
El resultado de estas disposiciones es bien conocido. Consigue que representantes sindicales de paja, directamente ligados a los patrones, se erijan en "interlocutores sociales" y negocien acuerdos de empresa, sin control alguno de las federaciones sindicales.
... Regalos de lujo para los patronos
Además, los patronos que se comprometan a rebajar el tiempo de trabajo y empleen, recibirán sus buenas ayudas así:
"Ayudas a las empresas: por principio están inscritas en la ley, su montante será fijado por decreto. Adoptarán la forma de reducción de cotizaciones sociales y se aplicarán tanto a los trabajadores afectados por la reducción como a los nuevos contratos. Durante 1998 y 1999 será de 9.000 francos [aproximadamente unas 243.000 pesetas] durante el primer año para las empresas que reduzcan al menos un 10% la duración colectiva del trabajo y se comprometan en incrementar el número de sus asalariados en un 6% de los efectivos afectados por la reducción. Para una reducción del 15% de tiempo de trabajo y el mantenimiento o creación de un 9% de empleo, la ayuda sería de 13.000 francos por asalariado durante el primer año [unas 338.000, buenbocado al salario diferido]. Las ayudas serán degresivas e irán reduciéndose a razón de 1000 francos por año durante 5 años. La empresa deberá comprometerse a manetener sus nuevos efectivos al menos durante dos años. El texto ha previsto un capítulo preventivo para cuando la empresa no pueda más que salvar empleos amenazados. La ayuda será entonces idéntica, pero la administración tendrá derecho a suprimirla si al cabo de tres años la empresa no ha cumplido su compromiso". (Le Monde, 29.11.97)
Este dispositivo de "ayudas" se inspira ampliamente en el de la Ley Robien, adoptada en 1996. Basta recordar que los regalos que recibieron los patronos gracias a la esta ley fueron de 700 millones en 1997 y se elevarán a 2.700 millones de francos en 1998. Para el primer año de aplicación de la futura ley, el gobierno ha presupuestado ya 3.000 millones de francos.
Nueva máquina de guerra
contra las conquistas del proletariado
En el preámbulo de motivos del anteproyecto, el gobierno explica:
"Las empresas podrán, algunas ya pueden, sacar partido de la reducción del tiempo de trabajo: jornadas más cortas permiten más variadas opciones de organización, una mayor diversificación, adaptación de los horarios a las variaciones de la producción, mejor utilización de los equipos, una mejora en la calidad del servicio". (Le Monde, 29.11.97)
El proyecto de ley del gobierno permitirá que las "empresas" -es decir, los patronos- saquen "provecho de la reducción del tiempo de trabajo". En otras palabras, un objetivo claro: aumentar la tasa de beneficio, incrementar la competitividad del capitalismo francés. Para ello el capital sólo conoce un medio: incrementar la productividad del trabajo y reducir cada vez más el valor de la fuerza de trabajo. En este sentido le es preciso, en particular, conseguir desmantelar los convenios colectivos en los que cristalizan las conquistas fundamentales arrancadas por el proletariado: el cálculo semanal de la duración de la jornada de trabajo, el abono incrementado de las horas extraordinarias, etc.
En 1993, bajo el gobierno Balladur, la mayoría RPR-UDF adoptó la ley quinquenal (llamada) por el empleo, que constituyó un gran ataque contra el proletariado. Dicha sentaba las bases para negociar a nivel de ramos profesionales "acuerdos" que instaurasen la anualización del tiempo de trabajo, la reducción eventual de la duración de la jornada con reducción del salario, el desarrollo del trabajo a tiempo parcial, la polivalencia y la movilidad, una multiforme reducción de los salarios reales, cuando no de los nominales, etc. A pesar del compromiso de los dirigentes de la CGT y FO, junto a la CFDT, la CGC y la CFTC, para ayudar a la CNPF a poner en práctica esta ley, en particular por la firma de la lista de decisiones del 28 de febrero (que la CGT no firmó pero que protegió participando hasta el final en las negociaciones), la burguesía está lejos de haber alcanzado sus objetivos de aplicación de la flexibilidad del trabajo. La revista Usine Nouvelle [Nueva Empresa] de 16.10.97 constataba:
"Dos años después del acuerdo interprofesional del 31 de octubre de 1995 que había fijado el marco de negociaciones sobre la reorganización del tiempo de trabajo, en el que se encuadró la organización patronal, sólo treinta y una ramas habían apostado por un acuerdo, sobre un total de ciento veintiocho (de más de 10.000 trabajadores)."
Para hacer saltar el cerrojo de los acuerdos de ramo, la mayoría RPR-UDF adoptó en otoño de 1997 la ley del diputado UDF-Democracia liberal, Gilles de Robien. Esta ley amplía y perenniza el dispositivo que introdujo la ley quinquenal de 1993, abriendo esta vez ampliamente la puerta a la posibilidad de acuerdos de flexibilidad a nivel de empresas. Aunque contestada por una parte de la CNPF, permitió la apertura de una nueva brecha hacia la destrucción del código del trabajo.
"En total, más de 1100 convenios, que afectan a más de 120.000 asalariados, se firmarán en base a la ley de Robien" (Le Monde 19.11.97).
El proyecto de ley "de orientación e incitación a la reducción del tiempo de trabajo" del gobierno Jospin-Gayssot-Chevènement-Voynet-Kouchner está inspirado directamente en la ley Robien. Pero agitando el señuelo de las 35 horas el gobierno quiere dar una considerable impulsión a las negociaciones empresa por empresa y hacer así estallar los convenios nacionales de ramo y el código del trabajo. Particularmente insoportable para la burguesía francesa son las disposiciones de la ordenanza de 1982 que instauró la duración legal semanal de la jornada de trabajo en 72 horas. Ello a pesar de que no han sido aplicadas más que en parte y han sufrido grandes recortes tras la aplicación de la ley quinquenal. Necesita acabar con toda duración semanal legal y nacional del tiempo de trabajo. Necesita generalizar la anualización en vistas de una total flexibilidad del trabajo. Con el proyecto de ley "sobre las 35 horas", el gobierno intenta ayudar al avance de la patronal en esta vía. Se trata de permitirle poder aplicar el conjunto de medidas reaccionarias previstas en la ley quinquenal. Sin duda alguna el proyecto de ley del gobierno constituye una nueva máquina de guerra contra las conquistas del proletariado.
Ley quinquenal, ley de Robien:
leyes de participación y cogestión....
Tras la elección de una mayoría RPR-UDF a la Asamblea nacional en 1993 y la elección después de Chirac como presidente de la República en 1995, reducir el "coste del trabajo" fue uno de los objetivos prioritarios de los gobiernos de Balladur y Chirac-Juppé. Era una necesidad imperiosa de la burguesía francesa. Pero no habiendo infligido derrotas decisivas al proletariado, la burguesía no puede avanzar más que en la medida en que los dirigentes sindicales se comprometen a participar, hacia la cogestión, en nombre del "diálogo social". La ley quinquenal (llamada) por el empleo no hubiera podido ver la luz de no ser porque los dirigentes de la CGT y de la CGT-FO aceptaron el diálogo social propuesto por Balladur. La misma ley organiza la "participación". Programa la "negociación" entre los "agentes sociales", requisito indispensable. Constituye un marco para que las organizaciones sindicales "negocien" su aplicación. De hecho los dirigentes de la CGT y de la CGT-FO se han ido comprometiendo cada vez más en esta línea.
Era éste, por ejemplo, el objetivo del acuerdo interprofesional del 31 de octubre de 1995. Con la ley Robien sucede lo mismo. La ley en sí es "iniciativa": su ejecución depende enteramente de la capacidad de los dirigentes de las organizaciones sindicales para hacerla aplicar. Y en esto también se han comprometido los dirigentes de las confederaciones. Le Monde, 22/10/97, destaca que con el asentimiento de los dirigentes de las confederaciones, los sindicatos de CGT y CGT-FO han firmado multiples convenios Robien, aunque, claro está, en este terreno la CFDT sigue siendo líder.
... Como también lo es
la "ley sobre las 35 horas"
En junio de 1997, Chirac fue derrotado. La mayoría RPR-UDF desalojada de la Asamblea nacional. El proletariado y la juventud utilizando en su favor la crisis entre el RPR y la UDF frente a la progresión del FN, eligieron una mayoría relativa de diputados del PS y PCF. Expresaron de esa forma su voluntad de poner fin a la ofensiva del gobierno Chirac-Juppé contra las conquistas de la clase obrera, su aspiración a derribar a Chirac. Para impedir a la clase obrera y la juventud de utilizar en su favor la derrota infligida a Chirac, L. Jospin ha constituido un gobierno de alianza entre los partidos tradicionales de la clase obrera, el PS y el PCF, y las organizaciones burguesas MDC, los Verdes y el PRS.
Por su misma naturaleza, así como por las condiciones políticas en las que se ha constituido -la derrota de Chirac- el gobierno de tipo frente popular de Jospin-Gayssot-Chevènement-Voynet-Kouchner necesita el apoyo total del PS, del PCF y, sobre todo, de los dirigentes de la CGT, de la CGT-FO, de la FSU y de la FEN. Necesita que los dirigentes sindicales lleguen más lejos en su compromiso de participación y cogestión, en la aceptación del "diálogo y partenariado social con la patronal".
Es por ello que, tras su discurso programático ante la Asamblea nacional, en junio de 1997, Jospin apeló a las "fuerzas vivas" del país a un "pacto nacional". Precisaba que la organización de una "conferencia del empleo, los salarios y la reducción del tiempo de trabajo" podría sellar este pacto, principalmente alrededor de una ley que "organice la introducción progresiva de las 35 horas para el fin de siglo". El proyecto de ley "sobre las 35 horas" constituía el centro del pacto que debían concluir la patronal y las confederaciones sindicales obreras.
L. Jospin quería transplantar a Francia el Pacto por el empleo firmado por los dirigentes de la DGB y la patronal alemana bajo el patrocinio del gobierno Kohl el 29 de enero de 1996. Ese pacto prevía, entre otras, una reducción de la subvención a los parados, la desreglamentación, la flexibilidad de los salarios y horarios, etc., abriendo la vía a la presentación de un plan de austeridad por Kohl en abril de 1996 (ver CPS 64). El proyecto de ley "sobre las 35 horas" debía nacer de la concertación entre la patronal y los dirigentes sindicales bajo la égida del gobierno. Su aplicación se basa enteramente en la participación de los dirigentes sindicales en el "esfuerzo común" por mejorar la competitividad.
"Conferencia nacional
poe el empleo, los salarios
y la reducción del tiempo de trabajo"
Inicialmente, el gobierno quería convocar esta conferencia desde el mes de julio. Después fue anunciada para el mes de septiembre, y no se reunió finalmente hasta el 10 de octubre. ¿Por qué razones? Claramente las dificultades no provenían de los dirigentes de la CGT y de la CGT-FO. En varias ocasiones, Vianney y Blondel requirieron a Jospin para que cumpliera sus compromisos reclamando una ley-marco sobre las 35 horas. Frente a las tergiversaciones de la CNPF, Viannet se comprometió a sostener la iniciativa del gobierno multiplicando los llamamientos a la CNPF y acudiendo a Matignon el 29 de septiembre de 1997. Por su parte, Blondel, rechazando en nombre de la CGT-FO "gestionar un pacto social", apremiaba al gobierno para organizar la conferencia y llamaba a la CNPF a participar. Incluso se pronunció abiertamente por "la aplicación de la reducción semanal a las 35 horas, sin pérdida de salario, con la adopción de un marco legal preciso sobre el objetivo, la fecha de ejecución y el mantenimiento de los salarios" (Le Monde, 1/10/97).
Precisamente los retrasos en la convocatoria de la conferencia y su celebración se debieron a desacuerdos de la CNPF. En una entrevista en Le Monde del 22/10/97, Denis Kessler, vicepresidente de la CNPF, afirmaba:
"El mandato otorgado por la CNPF, tras una asamblea general extraordinaria y un consejo ejecutivo, es muy claro: no podemos negociar nada desde el momento en que el gobierno anunció una ley-marco y una fecha límite para la transición a las 35 horas. Como no estuvimos presentes en las discusiones preparatorias entre Jean Gandois y Martine Aubry, Didier Pineau-Valencienne y yo no conocíamos, al llegar, el tenor de las proposiciones anunciadas tras la cumbre del 10 de octubre.
La cuestión es: ¿Fue sincera M. Aubry con J. Gandois en la preparación de la cumbre? ¿Pecó por intención u omisión? Estoy convencido de que la señora Aubry no ha sido del todo sincera con J. Gandois, quien se sintió burlado, engañado, traicionado. Hombre de honor y de convicciones, su reacción ha estado a la altura de su decepción. En la apertura de la conferencia, el señor Jospin sólamente mencionó una ley que debía, cito, "lanzar el movimiento". En el transcurso de la jornada no se habló de otra ley ni de fecha límite. Sólo en los dos últimos minutos del discurso de cierre del primer ministro se descubrió que habría una segunda ley, cualquiera que fuese el resultado de la primera ley de incitación, y que el transito a las 35 horas comportaba una fecha límite. Ni la oportunidad, ni las modalidades de este tránsito han sido abordadas en el transcurso de la conferencia".
Denis Kessler tiene el mérito de la claridad. La CNPF ha amenazado con boicotear la conferencia hasta el último momento porque está irreductiblemente opuesta a una "ley-marco con fecha límite para el tránsito a las 35 horas", por podrida que sea. Estaba dispuesta a aceptar una ley de incitación en la línea de la ley Robien. Martine Aubry y Dominique Strauss-Kahn, los dos negociadores del gobierno con la CNPF, han hecho gala de una artística vaguedad para obtener su participación. Es probable que Gandois haya sido realmente engañado. La patronal estima que una ley-marco "sobre las 35 horas, por favorable que le sea, como es el caso del actual proyecto de ley del gobierno, seguiría siendo un freno para los objetivos que quiere imponer en cuanto a flexibilidad del trabajo.
Por esta razón, el pacto nacional propuesto por L. Jospin ante la Asamblea nacional en junio de 1997 nació muerto y jamás pudo ver la luz. Jospin mismo pronto lo comprendió. Tras su discurso-programa de junio dejó de emplear el término "pacto nacional". La conferencia del 10 de octubre se ha celebrado como una clásica reunión de organización del "diálogo social" amparada por el gobierno. Los dirigentes de las confederaciones obreras estaban dispuestos a comprometerse, pero para ello necesitaban la coartada de una ley "sobre las 35 horas". La CNPF no podía aceptarlo, y Jospin no podía dar marcha atrás en sus proposiciones.
Tras la conferencia Gandois desenterró el hacha de guerra contra el gobierno. Por ello anunció que debía ser reemplazado por un "duro" en la dirección de la CNPF. Los dirigentes de la CGT y de la CGT-FO, y claro está los de la CFDT, han hecho todo lo posible para salvar la apuesta del gobierno. Viannet y Blondel llamaron de nuevo a la patronal para comprometerse a reemprender el diálogo social. En una entrevista con el diario Les Échos, Viannet precisó que la CGT estaba abierta a "negociaciones incluso en las empresas". Por su parte la CNPF se ha empeñado en un combate real para conseguir la retirada del proyecto de toda fecha límite para la instauración de las 35 horas. Está preparando jornadas contra el proyecto de ley y se prepara para designar un "duro" como presidente, E-A Seillière. Éste ha declarado ya la línea que va a seguir: rechazar todo lo posible las negociaciones a nivel nacional; intensificar las negociaciones a nivel de empresa. Si no obtiene completa satisfacción, la patronal espera al menos agravar para el proletariado las disposiciones de la futura ley.
********iNSERTAR IMAGEN DE FRANCIA*************
Los intereses del proletariado
Los intereses del proletariado exigen que se emprenda el combate para imponer al gobierno Jospin-Gayssot-Chevènement-Voynet-Kouchner la retirada del proyecto de ley "sobre las 35 horas". Para abrir la vía a tal combate es necesario reclamar que los dirigentes de las confederaciones obreras CGT yCGT-FO rompan con el gobierno, que rechacen el "diálogo social" y la participación, que realicen el frente único de las organizaciones obreras en base a la consigna "A bajo el proyecto de ley de orientación e incitación a la reducción de tiempo de trabajo". Sobre esta orientación deben llamar al proletariado a preparar una manifestación central y nacional frente a la Asamblea el día de la votación, a fin de imponer al PS y al PCF que rechacen el proyecto de ley.
Evidentemente, para arrancar tal reivindicación es preciso enfrentar y vencer al gobierno Jospin-Gayssot-Chevènement-Voynet-Kouchner, gobierno al servicio del capital, imponer al PS y al PCF que rompan con el gobierno, derriben a Chirac y formen un gobierno del PS y el PCF sin representantes de las organizaciones burguesas. Ello no puede lograrse si no es con la movilización, el combate general del proletariado sobre este eje.
Al infame proyecto de ley gubernamental es preciso oponer la reivindicación de las 35 horas, de 32 horas, o menos aún, como duración legal nacional del trabajo, en todas las corporaciones y empresas, sin disminución de salario ni flexibilidad, con contrataciones compensatorias realizadas bajo control obrero. Así será posible acabar con el paro, con el trabajo precario. Pero tal política exige acabar con la propiedad privada de los medios de producción, expropiar al capital. La satisfacción del derecho al trabajo es incompatible con el mantenimiento del régimen capitalista.
01.12.97 (Combattre pour le socialisme, número 70 - 8 de diciembre de 1997)

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Abajo el proyecto de ley de orientación e incitación y reducción de la jornada de trabajo.pdf99.01 KB

1985. Los sindicatos, la crisis del imperialismo y el nuevo período de la revolución proletaria, Stéphane Just

LOS SINDICATOS, LA CRISIS DEL IMPERIALISMO Y EL NUEVO PERÍODO DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA

Stéphane JUST

1985

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1988. Apoyo incondicional al pueblo palestino, Comité pour la Construction du parti ouvrier révolutionnaire

Artículo publicado en Combattre pour le socialisme, número 21, 20 de marzo de 1988

 

 

APOYO INCONDICIONAL AL PUEBLO PALESTINO

 

GAZA, CISJORDANIA: EL PUEBLO PALESTINO PROSIGUE EL COMBATE

En el momento en que escribimos
este artículo, la radio anuncia que las tropas israelíes han matado a 85
palestinos desde el 9 de diciembre, día en que comenzaron, en Cisjordania y
Gaza, las manifestaciones contra la ocupación, manifestaciones que se renuevan
sin cesar. A estos muertos (oficiales) hay que añadir centenares de heridos
entre los cuales a todos aquellos a los que, sistemáticamente, los soldados israelíes
han roto brazos y piernas a golpe de bastón, piedra o culatazos.

 

La banda de Gaza y Cisjordania
fueron ocupadas cuando durante la “guerra de los seis días” (5 al 10 de junio
de 1967), el ejército israelí aplastó a los ejércitos egipcio, sirio y jordano.
La “guerra del Kipur” del otoño de 1973 no modificó la situación. A
continuación, bajo el mandato de Carter, los acuerdos de Camp David prepararon
la firma el 25 de marzo de 1979 de un “tratado de paz” entre Egipto e Israel.
Sólo el 25 de abril de 1982 el ejército de Israel acabó de evacuar el Sinaí
conquistado durante la “guerra de los seis días”. Pero mantuvo la ocupación de
Gaza y Cisjordania.

 

Incluso más: el 14 de diciembre
de 1981, el gobierno de Israel decidió anexarse el Golán, territorio arrancado
a Siria. Desde el 6 de junio de 1982, el ejército israelí invadió Líbano para
“zanjar de una vez por todas la cuestión palestina”. A fines de agosto y
principios de septiembre, Yasser Arafat, presidente de la OLP, aceptó firmar un acuerdo
por el cual las fuerzas armadas de la
OLP evacuarían los campos palestinos de Beirut Oeste,
dejándolos sin defensa. El 16 y el 17 de septiembre, el ejército israelí dejaba
entrar en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila a las milicias
cristianas que él mismo había armado… Se libraron a masacres: más de 1.000
muertos.

 

Las manifestaciones, casi
permanentes, que se llevan a cabo en Cisjordania y Gaza, en las que los jóvenes
palestinos se enfrentan lanzando piedras a los soldados israelíes, prueban, si
hacía falta, que la “cuestión palestina” no está “zanjada”. No lo estará en
tanto que el estado de Israel exista, en tanto que subsistan los regímenes
feudales burgueses árabes del Oriente Medio y las camarillas militares, en
tanto que no se abra la vía de los Estados Unidos Socialistas del Próximo y
Medio Oriente.

 

PRIMERAS LUCHAS DEL PUEBLO PALESTINO CONTRA EL IMPERIALISMO Y EL
SIONISMO

Es inútil recordar la
importancia, tanto estratégica como económica, que esta región tiene para el
imperialismo. Desde antes de la Primera
Guerra Mundial, los imperialismos inglés, francés y alemán se
disputan los despojos del imperio otomano en descomposición. Uno de los motivos
del conflicto de influencia entre el imperialismo alemán y el resto de
imperialismos es el ferrocarril Berlín-Bagdad a través de Turquía, vía directa
de penetración alemana en el Próximo y Medio Oriente y, más allá, hacia el
Oriente, temible amenaza contra el imperialismo inglés.

 

A fines de la Primera
Guerra Mundial, los imperialismos inglés y francés se
repartían las zonas de influencia en esta región del mundo. Los ingleses, que
controlaban ya Arabia, recibieron “mandato de la SDN” sobre Mesopotamia (Irak actual) y Palestina
(Israel, Cisjordania, Gaza, Jordania actuales). Los franceses recibieron
“mandato de la Sociedad
de Naciones” sobre Líbano y Siria. En 1917, por la declaración de Balfour, para
obtener el apoyo del movimiento sionista y de los judíos de Palestina, el
imperialismo inglés prometió la constitución de un “hogar nacional judío” en
Palestina. En 1921 Inglaterra instituyó el reino de Irak y en 1922 el Emirato
de Transjordania. En Irak y Jordania reinaban príncipes de la familia
hachemita. Entre las dos guerras y durante la Segunda Guerra Mundial, para
mantener su control sobre el Próximo y Medio Oriente, el imperialismo inglés
maniobró entre las monarquías que él había constituido, los pueblos de esta
región y el sionismo. En efecto, en el Próximo y Medio Oriente, tras la Primera Guerra Mundial, los
pueblos se despertaban a la lucha por su independencia nacional, que el
sojuzgamiento de los imperialismos inglés y francés exacerbaban.

 

En ese momento el pueblo palestino ya se
sitúa en primera fila del combate contra el imperialismo y a favor de la
independencia nacional de los pueblos del Próximo y Medio Oriente. El 21 de
abril de 1936 comienza en Palestina una huelga general. Durará seis meses.
Acabó cuando los dirigentes palestinos de entonces aceptaron llamar a su
finalización a cambio del envío de una “comisión de investigación” inglesa para
determinar el futuro del país: una traición deshonrosa al pueblo palestino.
Pero un verdadero movimiento revolucionario se prolongará hasta 1939. El
movimiento nacional palestino choca desde el principio, necesariamente, con el
sionismo. Entre 1919 y 1925 el número de judíos residentes en Palestina pasa de
60.000 a
125.000. Entre 1925 (y sobretodo a partir de 1933) hasta la guerra, el
movimiento de emigración sionista no deja de acelerarse. El desarrollo del
pueblo judío de Palestina ha ido a la par con el rechazo económico de la
población palestina, de la industria, del comercio y la agricultura. Ayudados
por la financiación proveniente del extranjero, los judíos de Palestina se
apropiaron de una parte cada vez más importante de las riquezas económicas. Una
estadística de 1939 da cuenta de que en Palestina el capital extranjero
(imperialista) representaba en aquella fecha el 75% del capital invertido, el
capital judío el 20% y el palestino sólo el 2 o 3%.

 

Hasta 1947 el imperialismo británico ha jugado
un juego de equilibrios entre palestino y sionistas apoyándose especialmente en
Transjordania y la Legión
Árabe de Glub Pacha que habían formado y encuadrado oficiales ingleses. Pero
tras la Segunda Guerra
Mundial se producen profundas modificaciones: un aumento creciente en todo el
Próximo y Medio Oriente del movimiento nacional; el debilitamiento irremediable
de los imperialismos francés e inglés; la fuerte intervención del imperialismo
norteamericano, convertido en la potencia imperialista dominante en el mundo y
que progresivamente irá reduciendo a una papel y posiciones menores, en esta
región del mundo, a los imperialismos francés e inglés. Uno de los principales
instrumentos que el imperialismo norteamericano utiliza para establecer su
hegemonía en Próximo y Medio Oriente será el sionismo y ello en conflicto, más
o menos abierto, con el imperialismo británico.

 

En 1947, los judíos poseían 174.000 hectáreas
de las mejores tierras arables de las cuales más de la mitad pertenecían la Fondo Nacional Judío.
Ciertamente, en el país que se convertiría en Israel, los palestinos poseían
aún alrededor de 600.000
hectáreas pero la mayor parte de ellas eran de propiedad
pública, ya dedicadas a actividades de interés común, ya no cultivables. En
esta parte de Palestina vivían 700.000 judíos y 1.200.000 palestinos. Hay que
añadir que los sionistas organizaban el boicot sistemático a los productos y
comercio palestinos e incluso a la mano de obra palestina allí donde podían
hacerlo.

CONSTITUCIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL

El 29 de noviembre de 1947, la ONU adoptó por 33 votos a
favor contra 13 en contra y 10 abstenciones, entre ellas la de Gran Bretaña, el
plan de partición de Palestina. La
URSS y Francia votaron a favor del plan establecido por los
norteamericanos. El 14 de mayo de 1948, el Consejo Nacional Judío proclama en
Tel-Aviv la independencia de Israel. El 15, Washington reconocía al estado de
Israel mientras que los ejércitos de Transjordania, Egipto, Siria, Líbano e
Irak invadían Palestina. El 17, el Kremlin reconocía el estado de Israel. Tras
múltiples episodios y treguas que utilizaba el nuevo estado judío para reforzar
su potencial militar, con la ayuda de los USA y el Kremlin (así, a partir del
14 de junio se estableció un puente aéreo para suministrarle material de
guerra) Israel desencadena una serie de ofensivas que acaban en la derrota de
las tropas árabes y principalmente la derrota de las tropas egipcias. A
continuación se firman armisticios entre los diferentes países árabes e Israel.
Éstos consagran las conquistas de Israel. Mientras que el plan de partición
atribuía 55% de Palestina (hasta el Jordán) a un futuro estado de Israel y el
45% a un hipotético estado palestino, a consecuencia de los acuerdos de
armisticio Israel ocupa el 80%. Se apodera del Néguev que se anexa.

 

Sólo se trata de uno de los aspectos de la
acción del estado de Israel, agente del imperialismo norteamericano,
fundamentado en la opresión y expoliación, que hace reinar el terror a sangre y
fuego sobre las masas palestinas en particular y los países árabes en general.
Amnon Kapeliouk escribe en Le Monde
Diplomatique,
de diciembre de 1986, que antes incluso de que fuese
proclamado el estado de Israel:

 

“La Haganh (el ejército clandestino judío) y los
grupos terroristas disidentes (Irgan de M. Menean Begin y el grupo Stern)
desarrollaron una estrategia agresiva. “Llevar una guerra total”, “golpear duramente
y sobre un vasto territorio sin ninguna otra consideración”, “golpear el
conjunto de los transportes y comercio palestinos”: he aquí algunas de las
sugestiones de Ben Gurión. Fue este último el que escribió en su diario, a
principios de 1948: “Durante el asalto, debemos estar prestos para lanzar el
golpe decisivo, es decir destruir la aglomeración o bien expulsar a sus
habitantes y ocupar su lugar””.

 

“El pueblo árabe de Deir Yassin, en la
barriada oeste de Jerusalén, fue atacado y tomado el 10 de abril de 1948 por el
Irgún y el grupo Stern. Balance: doscientos cincuenta y cuatro habitantes
masacrados, la mayoría de ellos mujeres y niños”.

 

Se trata de expulsar mediante el terror a
los palestinos fuera de los límites del estado de Israel y de apropiarse de sus
tierras y riquezas, de hacer de esta región una región de población judía.
Sobre los 1.250.000 de habitantes palestinos, 850.000 huyeron del nuevo estado.
Desde 1948, cerca de 300.000
hectáreas de tierra, tras ser expropiadas a los
palestinos, secuestradas, fueron vendidas por el estado o puestas a disposición
de colonias o pueblos judíos que se crearon entonces. Nuevas tierras fueron
expropiadas en 1950 en “razón del absentismo”, 100.000 hectáreas
por “prescripción” durante los años 1950. A fines de los años 1970, 150.000 hectáreas
que pertenecían a los beduinos del sur de Israel fueron expropiadas.
Paralelamente, muy rápidamente la población judía pasó de 716.700 habitantes en
1948 a
cerca de tres millones. Un acuerdo secreto establecido entre Transjordania
(convertida en reino en 1946) e Israel, repartió la parte de Palestina situada
al oeste del Jordán. El 16 de diciembre de 1948, la Transjordania se
anexaba la parte de Palestina que se llamaba Cisjordania y se convertía en
reino de Jordania.

 

EL FRACASO DE LA OPERACIÓN MILTAR
ANGLO-FRANCO-ISRAELÍ EN SUEZ

Las lamentables derrotas de los
ejércitos árabes ante el ejército de Israel fueron un factor de radicalización
de los movimientos nacionales en los países del Próximo y Medio Oriente y
contra las monarquías de estos países. En Egipto, el 28 de enero de 1952, un
golpe de estado militar obligó a abdicar y huir al rey. El 18 de junio, fue
proclamada la República. El
25 de febrero de 1954, Nasser tomó el poder. A continuación se produjeron la
“radicalización” del régimen ante el rechazo de los gobiernos norteamericano e
inglés a financiar la construcción de la presa de Asuán, la nacionalización
(con indemnización) del Canal de Suez y las amenazas de revancha contra Israel.

 

El 23 de octubre de 1956 se formó
un mando militar unificado entre Egipto, Siria y Jordania. El 29, las tropas
israelíes invadieron el Sinaí. El 31 la aviación franco-británica bombardeaba
los aeropuertos egipcios y las tropas franco-inglesas desembarcaban. Bajo el
dictado del imperialismo norteamericano y de la burocracia del Kremlin, que
temía que la intervención militar franco-anglo-israelí en Egipto desatará un levantamiento
revolucionaria en todo el Próximo y Medio Oriente, los franceses y los ingleses
reembarcaron. Sólo en marzo de 1957 las tropas israelíes evacuaron
Charm-el-Cheik y Gaza, que pasaron a ser ocupados por las tropas de la ONU.

 

Israel no puede vivir sin la
ayuda económica, financiera y militar de los Estados Unidos. Sin embargo,
contra sus amos norteamericanos, el estado de Israel participó en la expedición
franco-inglesa de Suez. Implantado, artificialmente y sólo a través de la
fuerza y la expoliación, a partir de la opresión y el aplastamiento del pueblo
palestino, sobre un territorio limitado y militarmente difícil de defender,
rodeado de pueblos árabes; instrumento a los ojos de estos pueblos árabes de la
opresión y explotación imperialista; su constitución exigió que centenares de
miles de palestinos se exiliasen en Jordania, Arabia Saudita, Líbano, Siria y
otros lugares en los que, concentrados en los campos de refugiados, son
fermento de la lucha contra el imperialismo de alimento del fuego revolucionario;
cada obrero, campesino, explotado, de estos países reconoce en la causa
palestina su propia causa: el estado de Israel no tiene elección, debe
practicar una política expansionista, racista y chovinista, intentar imponer
por la fuerza de las armas a todos los
países de la región la “paz israelí”. Debe desencadenar guerras preventivas y
realizarlas sin piedad alguna.

 

El fracaso de la operación de
Suez provocó profundas modificaciones en el Próximo y Medio Oriente. Se produjo
una potente movilización de masas.
Nasser estableció estrechas relaciones con el Kremlin. Fue tan lejos
hacia la “izquierda” como le permitió la naturaleza del régimen. En febrero de
1958, Egipto y Siria formaron la
República Árabe Unida. El 14 de julio de 1958, un golpe de
estado militar derrocó a la monarquía en Irak. En las profundidades de la
población de Irak se había acumulado el odio contra la monarquía, el rey Facial
II, el primer ministro Nuri Said y la voluntad de barrer el régimen de los
feudalistas árabes establecido en 1921 por los británicos. Los “oficiales
libres” actuaron para prevenir una explosión revolucionaria, su golpe de estado
la precipitó. La revolución de desató. Las masas invadieron el palacio y las
calles, formaron sus comités, plantearon sus reivindicaciones. La República fue
proclamada. El general Hazmé tomó el poder. El Próximo y Medio Oriente viven al
ritmo de la revolución en Irak. El presidente de Líbano, Chamun, llamó a las
tropas norteamericanas. Seis mil “marines” desembarcaron en Líbano para
“mantener el orden”. 2.500 paracaidistas ingleses llegaron en avión desde el 17
de julio a Jordania. El PC iraquí contiene a las masas y sostiene al régimen
militar que Hazmé ha levantado. Tres meses más tarde, apoyándose en el PC de
Irak, lanza al ejército contra la población, aplasta y ahoga en sangre al
movimiento revolucionario, con el pretexto de luchar contra los nasseristas y
el partido Baas: millares de muertos especialmente en Mosul. En septiembre de 1961, a consecuencia de un
nuevo golpe de estado militar, Siria rompe con Egipto.

 

Durante los años siguientes, los
golpes de estado militares se suceden en Siria e Irak. Ningún gobierno en
Próximo y Medio Oriente puede, en ese momento, dejar de solidarizarse con la
causa palestina (al menos de palabra). Del 28 de mayo al 2 de julio de 1965 se
reunió, en el sector árabe de Jerusalén, el primer congreso nacional palestino.
Se formó la Organización
para la Liberación de Palestina (OLP), cuya carta de fundación
recusa la partición de Palestina y la creación del estado de Israel. En agosto,
se constituye el Comité Nacional de la
OLP y el Ejército de Liberación de Palestina (ELP). Se
encontraban bajo el férreo control de Nasser.

 

LA “GUERRA DE LOS SEIS DÍAS” Y SUS CONSECUENCIAS

Una nueva guerra entre Israel y
los estados árabes que lo rodean es ineluctable. Israel tomó la iniciativa. El
5 de junio de 1967, a
las 7 horas de la mañana, el ejército israelí atacó simultáneamente Egipto,
Siria, Jordania. Hizo trizas a sus ejércitos liquidándolos en seis días. Ocupó
el Sinaí, el Golán, Cisjordania, Gaza. La potencia militar de Israel estaba en
su apogeo y su dominación sobre esta región parecía indiscutible e
indisputable. En realidad la victoria de Israel tenía razones sociales y
políticas profundas. Los golpes de estado militares no han modificado los origines
sociales de las castas de oficiales, su incapacidad y su podredumbre. Los regímenes
establecidos no han roto los lazos que les atan al pasado, a la burguesía de
los negocios y corrompida y al imperialismo, incluso si establecieron nuevos
lazos con la burocracia del Kremlin. Su enemigo fundamental siguen siendo los
obreros, los campesinos, las masas miserables de su propio país. Son guardianes
vigilantes y beneficiados de la opresión y explotación de las masas árabes.
Temen como a la peste al fermento revolucionario que son las masas palestinas y
a las consecuencias de una derrota de Israel. Mientras que, por parte de
Israel, la guerra, por más reaccionaria y expoliadora que fueses, era sentida
como necesaria. Y fue llevada a cabo con la voluntad de vencer a todo precio.
Los israelíes en su conjunto pusieron todas sus fuerzas para vencer. Israel
está armada hasta los dientes por el imperialismo norteamericano.

 

La derrota de los estados árabes
tuvo como consecuencia un nuevo y enorme aflujo de refugiados palestinos hacia
los países árabes, sobretodo hacia Jordania. Huyeron de Cisjordania y Gaza
ocupadas por el ejército israelí. Se unieron a los que ya se habían refugiado
en Jordania a partir de 1947. Se concentraron por decenas de millares en
gigantescos campos. La OLP
constituyó un potente instrumento militar de control de estos campos, En fin,
una gran parte de Jordania es un trozo de Palestina en la que viven desde
entonces centenares de millares de palestinos. Por el contrario, la monarquía
se apoya principalmente en la antigua legión árabe organizada por los ingleses
y formada principalmente por beduinos del desierto.

 

Entre las masas palestinas y la
monarquía el antagonismo es absoluto. Tras la “guerra de los seis días” el
hundimiento es ineluctable, lo que está en juego no es otra cosa más que o el
aplastamiento y desarme del pueblo palestino o el derrocamiento de la monarquía
y la toma del poder por un gobierno emanado de las masas palestinas. El 17 de
septiembre de 1970, el ejército desencadena el combate para aplastar a las
fuerzas armadas de la OLP
y los refugiados de los campos palestinos. En Irbid, los palestinos organizan
un verdadero soviet. Carros de combate sirios penetran en Jordania. Se producen
escaramuzas con los blindados jordanos. Pero en respuesta a las exigencias del
Kremlin y del imperialismo norteamericano, Siria retira sus carros de combate.
En cuanto a la OLP,
en lugar de fijar a sus fuerzas armadas y al pueblo palestino el objetivo de derrocar
a la monarquía y llevar al poder a un gobierno emanado del pueblo palestino, su
dirección negocia con el rey Husein. Busca un compromiso. El 22 de septiembre,
Yasser Arafat y el rey Husein firman un acuerdo para el “restablecimiento del
orden”, acuerdo que llama a las fuerzas armadas de la OLP y de los palestinos a
cesar el combate. Es el “septiembre negro”. La OLP está desarmada. Millares de palestinos
resultan muertos. Decenas de millares se ven obligados a huir a otros países
árabes.

 

ISRAEL A UN DEDO DE LA
DERROTA

La cuarta guerra iraelo-árabe se
desencadenó a iniciativa de Egipto y Siria. El 6 de octubre de 1973 las tropas
egipcias franquearon el canal de Suez y las tropas sirias invadieron el Golán.
Los servicios secretos norteamericanos estaban al corriente de las
concentraciones de tropas egipcias y sirias pero, sin embargo, el ejército
israelí fue sorprendido por completo. Fue puesto en desorden y se retiró. Se
abrieron brechas en su dispositivo. Rápidamente retomó la iniciativa: tras
batir al ejército sirio, rompió el frente egipcio, franqueó el canal de Suez y
rodeó al III cuerpo de ejército egipcio. Para el ejército egipcio la operación
peligraba en tornarse un desastre (al igual que durante la guerra de los seis
días, las mismas causas produjeron los mismos efectos). Los días 23 y 24 de
octubre, Egipto, Siria e Israel aceptaron aplicar el “alto el fuego” que el
Consejo de Seguridad de la ONU
había ordenado hacía ya tiempo.

 

Alguna cosa cambió. El ejército
israelí gano, pero estuvo a un dedo de la derrota. Ya no parecía invencible. La
“paz israelí”, tal y como Israel la había impuesto en el momento de la guerra
de los seis días, ya no era posible. El imperialismo norteamericano teme la
reacción de las masas de los países árabes contra los regímenes podridos de los
estados árabes incapaces de combatir victoriosamente al pequeño estado de
Israel. Se ve obligado, con gran desgaste, a apoyar a Egipto y a apoyarse sobre
él continuando, al mismo tiempo, apoyando y apoyándose sobre Israel. El Egipto de
Anuar-el-Sadat, sucesor de Nasser, se convierte, como Israel, en cliente y
servidor del imperialismo norteamericano. Tras numerosas peripecias, las
relaciones entre Egipto e Israel llevan, bajo la dirección del imperialismo
norteamericano, al reconocimiento de Israel por Egipto, a los acuerdos de Camp
David en junio de 1978 y a la evacuación total del Sinaí en abril de 1982.

 

TODOS LOS GOLPES CONTRA EL PUEBLO PALESTINO

La cuestión palestina sigue
estando candente. En Líbano, 600.000 palestinos están concentrados en los
campos, lo esencial de las fuerzas armadas de la OLP se encuentra también en estos campos. (Los
estados árabes petroleros consagran una muy pequeña parte de la renta
petrolífera a financiar la compra de armas por las fuerzas armadas palestinas.
Es lo mínimo que deben hacer para ser recibir el marchamo de defensores de la
“causa árabe”). Se intentó “tratar” la cuestión palestina como fue “tratada” en
Jordania. La guerra de Líbano comenzó por el ataque de las milicias cristianas
contra los campos de refugiados palestinos de Tel-el-Zaatar y de Sir-el-Bacha,
situados al noreste de Beirut, para reducirlos. Rápidamente la relación de
fuerzas se demostró desfavorable a las milicias cristianas que debían hacer
frente, entonces, a un frente común entre palestinos y musulmanes de Líbano. El
15 de abril de 1976, el ejército sirio invadió Líbano: golpeó a la resistencia
palestina y quiso aplastarla. Salvó a las milicias cristianas de una aplastante
derrota. Ulteriormente las milicias cristianas establecieron estrechos lazos
con Israel que las armó y entrenó.

 

Durante los años siguientes, el
ejército israelí multiplicó los ataques aéreos contra los campos de refugiados
palestinos y las razias terrestres en Líbano. Finalmente, el 6 de junio de
1982, el ejército israelí invadió Líbano. En septiembre de 1982, Yasser Arafat
capituló y aceptó que las fuerzas armadas palestinas abandonasen los campos de refugiados
palestinos que rodeaban Beirut y se embarcasen hacia Túnez, dejando los campos
de refugiados desarmados. En el otoño de 1983, los sirios organizaron el asalto
y la toma de los campos de refugiados palestinos que la OLP controlaba en los
alrededores de Trípoli. Obligaron a la
OLP y a sus fuerzas armadas, incluyendo a Yasser Arafat, a
embarcarse igual que lo habían hecho en Beirut el año anterior. Cuando los
israelíes se retiraron de Líbano, se produjo, a partir de mayo de 1985, el
intento de las milicias chiítas de Amal para tomar el control de los campos de
refugiados palestinos de Beirut aplastando a la resistencia palestina que había
reorganizados sus fuerzas armadas. Lanzaron múltiples asaltos y asediaron los
campos de refugiados palestinos hasta principios de 1988.

 

YASSER ARAFAT Y LA OLP:
DE CAPITULACIÓN EN CAPITULACIÓN

Israel no logró todos los objetivos
que se había fijado cuando invadió Líbano, especialmente: construir un estado
libanés bajo control de los cristianos y subordinado a Israel. Por el
contrario, precipitó la quiebra política de la OLP que, a su manera, ha ayudado al aislamiento
del pueblo palestino subordinando su acción a los gobiernos de los estados
árabes, incluyendo a los de Arabia Saudita, en nombre la “unidad de acción de
la nación árabe”. La derrota de la
OLP y la capitulación de Arafat en Beirut han abierto una
crisis en Al Fatá (principal formación de la OLP y dirigida por Arafat) y en la OLP.

 

Yasser Arafat ha ido de
capitulación en capitulación ante los gobiernos de los estados árabes más
directamente sometidos a la influencia de los Estados Unidos. El 25 de julio de
1982, Arafat firma un documento en el que, en nombre de la OLP, reconoce: “todas las
resoluciones de la ONU
sobre la cuestión palestina”, lo que equivale a reconocer, de hecho, el estado
de Israel. A partir de octubre emprende negociaciones con el rey Husein de
Jordania, directamente ligado al imperialismo norteamericano, para la
constitución de un comité mixto jordano-palestino. El 3 de enero de 1983 el
comunicado final del CC de la OLP
reconocía como “un hecho irreversible” los acuerdos de Camp David. En el mes de
febrero, el Comité Nacional de la
OLP adoptó el Plan de Fez “como un suelo mínimo para una
iniciativa política de los estados árabes” y las propuestas “contenidas en el
proyecto del presidente Brejnev del 16 de septiembre de 1982”. De entrada es la
adopción del plan Reagan, plan que se reduce en última instancia a la
“autonomía interna de Cisjordania y Gaza” durante un periodo de cinco años,
continuará la ocupación por el ejército israelí. El objetivo es un “autogobierno
de los territorios en asociación con Jordania”. El 11 de febrero de 1985 el rey
de Jordania y Yasser Arafat firmaban en Amman un acuerdo que contempla que una
“delegación común jordano-palestina” pueda participar en posibles
“negociaciones de paz”. El acuerdo fue aprobado por el Comité Ejecutivo y el
Consejo Nacional de la OLP.

 

CUESTIÓN NACIONAL, CUESTIÓN SOCIAL

Pero el Plan Reagan choca con
obstáculos insuperables. Israel no puede aceptar que los territorios ocupados
durante “la guerra de los seis días”, Gaza y Cisjordania, el Golán anexado, se
escapen de sus manos. Sería el comienzo de la desintegración del estado judío y
la amenaza de su hundimiento. El pueblo palestino no puede aceptar acantonarse
en un estado palestino apéndice. En Israel propiamente dicho hay, hoy en día,
al menos 650.000 palestinos. Su crecimiento demográfico es mucho más rápido que
el de los judíos. Hay 1.400.000 de palestinos en Cisjordania y Gaza, y su
número crece rápidamente. En Israel la población judía se eleva a 3.500.000
pero su número no tiende a crecer rápidamente. Según determinadas estimaciones,
el número de judíos en los territorios ocupados y en Israel llegará a 4,2
millones y el de los palestinos árabes a 3,5 millones en el año 2000 y la
igualdad se logrará en el 2010. Actualmente la población total palestina
alcanzaría ya los 4,5 millones, de los cuales 2,5 emigrados: 600.000 en Líbano,
278.000 en Kuwait, 215.000 en Siria, 1.160.000 en Arabia Saudita, 48.500 en
Egipto, etc.

 

No sólo en Israel los palestinos
se ven expropiados en la práctica sino que también lo son en gran parte en Gaza
y Cisjordania, donde lo esencial de los recursos y resortes de la economía
están en manos de los judíos. Así, en Gaza 2.500 colonos judíos poseen el 28%
de las tierras públicas. En Cisjordania, la población judía ha pasado de 10.000 a 60.000 y ha
acaparado la tierra. En Gaza, como en Cisjordania, los colonos israelíes
monopolizan las fuentes de agua, lo que en este país es vital. La prensa ha
informado de cómo la población palestina de Gaza se ve relegada en miserables
guetos, cómo una gran parte de ella franquea todos los días la frontera para ir
a trabajar a Israel a cambio de miserables salarios. Un ejemplo: en Israel el
PNB asciende a 5.200 dólares por habitante y año; en Cisjordania y Gaza se
eleva a 750 dólares.

 

La podredumbre del imperialismo
hace que la economía de los países árabes en los que se han refugiado los
palestinos sea incapaz de absorber la gran masa de refugiados que permanece
agrupada en los campos.

 

La cuestión palestina no es sólo
una cuestión nacional: estrechamente imbricada a la cuestión nacional está la
cuestión social. 4,5 millones de palestinos combaten por una nación, un estado
palestino. La verdadera Palestina se extiende desde Tel-Aviv a Gaza, en
Jordania donde el 60% de la población es palestina. Reencontrar una nación
significa evidentemente para los palestinos la expropiación de los
expropiadores, judíos evidentemente, pero también de los feudalistas árabes de
Jordania y, en la medida en que aún quedan, de los grandes propietarios
terratenientes de Cisjordania, Gaza y Golán, la apropiación de los medios de
producción, el control de las palancas económicas y financieras.

 

Todo ello explica lo encarnizado
del combate que llevan adelante los palestinos a pesar de todas las traiciones
y los golpes que han recibido desde hace decenas de años, el heroísmo de los
manifestantes de Gaza y Cisjordania. En los territorios ocupados, los gobiernos
israelíes han conjugado de forma clara desde hace 20 años la represión y la
corrupción. Han intentado encontrar una capa de colaboradores. No lo han
logrado. Estas maniobras han fracasado. Mediante huelgas, manifestaciones,
incluyendo la utilización de los medios electorales, cuando ha sido posible,
los palestinos no han cejado de combatir contra el estado de Israel. En Gaza y
en Cisjordania el último potente movimiento fue en 1981. Estuvo marcado por
manifestaciones, huelgas generales de comerciantes. Pero es la primera vez que en los “territorios ocupados” la
lucha del pueblo palestino alcanza tal nivel, tal intensidad. Manifestaciones y
huelgas generales de comerciantes se suceden desde hace tres meses, día a día,
sin debilitarse. Ello recuerda la huelga general de 1936. Amnon Kapelouik
escribe en Le Monde Diplomatique de
marzo de 1988:

 

“En cada
pueblo, incluso en los más alejados, se han establecido comités populares
locales. En determinadas localidades excentradas, los habitantes han cerrado
los accesos, rehusado ir a trabajar en Israel y proclamado su pueblo “zona
palestina autónoma”. Tal fue el caso en Deir-el-Ghusun, cerca de Tulkarén, un
pueblo de cuatro mil habitantes en el que, finalmente, debió penetrar el
ejército el 12 de febrero.

 

La parte árabe
de Jerusalén, anexada el 29 de junio de 1967, no se ha librado de la revuelta:
“el alcalde israelí ha tenido que reconocer que, en la ciudad “reunificada” la
famosas “coexistencia” entre las dos comunidades (tan aireada por la
propaganda) estaba “muerta”. Jerusalén-Este es tratada ahora por las fuerzas de
ocupación con el mismo rigor que el resto de Cisjordania.

 

En los
territorios ocupados, en dos ocasiones ya, el movimiento nacional se ha dotado
de dirección: el Frente Nacional Palestino (disuelto en 1972) y el Comité de
Orientación Nacional (disuelto en 1982), cuyos miembros eran conocidos por
todos. Hoy en día el mando nacional unificado, compuesto por jóvenes, opera en
la clandestinidad más total. Su autoridad se ejerce sobre todas las capas de la
población del “interior”, y actúa en coordinación con la Organización de
Liberación de Palestina. Sus consignas se trasmiten a través de panfletos
multicopiados o impresos por ordenador (distribuidos por decenas de millares de
ejemplares) así como también a través de los altavoces de las mezquitas.

 

Los comités
deciden la declaración de huelga, fijan las horas de apertura y de cierre de
los almacenes, organizan la ayuda a las familias víctimas de la represión.
Voluntarios recolectan entre los comerciantes donaciones en especie y
mercancías. El llamamiento de los comités a favor del rechazo a trabajar en
Israel ha tenido una gran repercusión, a pesar del sacrificio doloroso que este
boicot representa para los obreros palestinos; pero el desgaste inflingido a la
economía israelí es también considerable. Durante las manifestaciones, se
movilizan médicos y farmacéuticos; ordenes muy estrictas prohíben el uso de
armas de fuego, incluso teniendo en cuenta que la población las posee. Sin
embargo panfletos firmados por el mando nacional unificado indican (es su
título) “Como preparar cócteles molotov”.”

 

Es una forma de organización de
tipo soviético que es propia de la revolución proletaria. Para el pueblo
palestino es una cuestión de vida o muerte.

 

Esto es lo que explica también
que todos los estados árabes, todas las clases y capas explotadoras, feudales-burguesas
del Medio Oriente teman al pueblo palestino, teman su victoria. Ésta daría un
formidable impulso, no sólo a la lucha contra el imperialismo sino, también, a
la revolución social de las masas en su propio país. Esto es lo que explica,
igualmente, la violencia, la brutalidad de la represión Israelí. Hay que decir,
simplemente porque es la verdad, que la población judía, en su conjunto, teme a
los actuales movimientos del pueblo palestino. Se producen en los territorios
ocupados y repercuten, encuentran un potente eco, en la población palestina del
estado de Israel; el 21 de enero último, los 600.000 palestinos que aún viven
en el Estado de Israel mantuvieron una huelga general. Siguiendo el llamamiento
“la paz ahora”, centenares de millares de israelíes se manifestaron contra la
guerra declarada por Israel a Líbano y especialmente cuando se produjeron las
masacres de los campos de refugiados de Sabra y Chatila y la responsabilidad
del ejército israelí fue conocida. Esta fue una de las razones que obligaron a
Israel a evacuar Líbano. Cierto, el 23 de enero, entre 30.000 y 50.000
manifestantes judíos desfilaron en Tel-Aviv a favor de “negociaciones” y de la
“retirada de las tropas de Israel de los territorios ocupados”. En febrero, se
manifestaron 5.000 en Jerusalén. El 4 de marzo en Tel-Aviv, una manifestación
israelí-árabe reunió, bajo el mismo lema, a 10.000 manifestantes. Estas
manifestaciones están lejos de haber reunido a las mismas masas que las de
1982. Sus consignas se sitúan en el marco del mantenimiento y defensa del
estado de Israel y de un estado palestino apéndice. Evidentemente la población
judía del estado de Israel se encuentra angustiada y paralizada.

 

NUEVA SITUACIÓN EN EL PRÓXIMO Y MEDIO ORIENTE

Económica, financiera, militar y,
también, políticamente, el estado de Israel no puede vivir sin la ayuda del
imperialismo norteamericano. En el año 1988, el gobierno israelí recibió una
ayuda de 3.000 millones de dólares: 1.800 millones a título de ayuda militar;
1.200 millones para gastos civiles. A ello es preciso añadir la “ayuda
privada”: 1.000 millones de dólares. Más de un tercio de las exportaciones
israelíes se hacen a los Estados Unidos. En 1987 el déficit de la balanza
comercial alcanzó 4.000 millones de dólares contra 2.000 en el año 1986 (ello
sobre un PNB que, en 1985, alcanzó los 21.140 millones de dólares).
Militarmente, Israel depende, en lo esencial, del material de los Estados
Unidos. Una cuarta parte de la fuerza de trabajo disponible es utilizada, cada
año, en un momento u otro, por el ejército.

 

Israel sigue siendo una base
indispensable de la estrategia norteamericana en el Próximo y Medio Oriente.
Pero desde 1979, año en el que la revolución en Irán derrocó al régimen del
Sha, que era otro pilar del orden imperialista en esta región del mundo, el imperialismo
norteamericano ha tenido que reajustar su dispositivo. Debe apoyarse mucho más
en los regímenes feudales-burgueses, en las camarillas militares árabes de la
región, llamar a la colaboración, incluso más estrecha que en el pasado, a la
burocracia del Kremlin. Igualmente se ve obligado a aportar a los estados
árabes un mayor apoyo pues la crisis económica y, sobretodo, la caída del
precio del petróleo exacerban las contradicciones económicas, sociales y
políticas en este país, en el que la revolución iraní ha levantado una inmensa
esperanza entre las masas árabes.

 

La guerra que Irak desencadenó
contra Irán tenía como principal objetivo abatir la revolución iraní.
Contribuyó a reforzar al régimen contrarrevolucionario de la República Islámica.
Ha supuesto una sangría para las masas iraníes y las ha agotado. Sin embargo la
victoria no ha sido posible. Tras iniciales éxitos han llegado las derrotas. El
hundimiento del ejército y estado de Irak abrirán a su vez una brecha en todo
el dispositivo del imperialismo y en el orden social y político de la región,
por esta brecha podrían colarse las masas. Para evitarlo, los imperialismos coaligados
y la burocracia del Kremlin exigen a Irán abandonar la guerra y retirar su
ejército a las fronteras de 1979. Y el estado de Israel debe subordinarse a
este dispositivo. El secretario de estado norteamericano para asuntos
exteriores, Georges Schultz, acaba de exigir al gobierno israelí una inmediata
respuesta a las medidas inmediatas que acaba de proponer: apertura, a mediados
de abril, de una conferencia internacional que reúna a Israel, las partes
árabes interesadas y los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU; formación de una comisión
bilateral israelí-palestina, que tendrá seis meses para preparar un “estatuto
transitorio” para los “territorios ocupados”; reagrupación del ejército israelí
en “bases estratégicas” y organización de elecciones para designar un
“ejecutivo palestino” que participaría en las negociaciones sobre el estatus
definitivo de los “territorios ocupados”. Estas medidas deberán de llevar a la aplicación del plan Reagan. El
imperialismo norteamericano teme las repercusiones en los países del Próximo y
Medio Oriente del movimiento revolucionario que se desarrolla en Gaza y
Cisjordania. Quisiera quebrarlo y desactivarlo. Al mismo tiempo, el imperialismo
norteamericano ha concedido, ciertamente, su acuerdo al gobierno israelí para
que Cisjordania y Gaza se mantenga vedadas a los periodistas, es decir para que
la represión franquee un nuevo grado yendo, puede ser, hasta el baño de sangre
generalizado. En este marco, sin debilitar más de lo que lo están los estados
árabes, es en el que sería precios encontrar una salida a la cuestión
palestina. Haría falta… Es urgente… Posible ya es otra cosa.

 

La burguesía israelí tiene una
larga experiencia. Esta experiencia le permite servirse de todo. Así, se ha
lanzado en la expedición militar en Líbano cuando la guerra entre Irak e Irán
estaba en su apogeo, suministrar armas a Irán y después pactar “la paz” con
Egipto. Las dificultades se estrechan sobre ella y el impas histórico (que
puede acabar en catástrofe) del sionismo y del estado de Israel se precisa. Sin
embargo, los 3.500.000 judíos atrapados en la ratonera del estado de Israel
están persuadidos de su “justo derecho”. Tienden a alinearse tras las
“soluciones” más reaccionarias. Una encuesta ha dado como resultado que el
50,4% de los israelíes estiman que la población palestina de Gaza y Jordania
debe ser expulsada hacia los países árabes. Israel dispone de sólidos apoyos
internacionales, del apoyo del imperialismo.

 

La “cumbre árabe” que se ha
realizado en Amman del 8 al 11 de noviembre es significativa. En el momento en
que Egipto reconoció al estado de Israel, suscribió los acuerdos de Camp David e
hizo la “paz” con Israel, fue excluida de la Liga Árabe, la mayoría de los estados árabes
rompieron sus relaciones diplomáticas con Egipto. En Amman, Egipto ha sido
vuelta a admitir en la Liga
Árabe (en esta cumbre ha ocupado un lugar preponderante). Todos los estados
árabes, incluyendo Siria, han participado en esta cumbre y han reanudado
relaciones diplomáticas con Egipto. El acuerdo se produjo para preconizar la
realización de una “conferencia internacional”, que controlarían el
imperialismo norteamericano y la burocracia del Kremlin, para “solucionar el
problema palestino”. Esta posición es también la del Kremlin. Los estados
feudales burgueses y las camarillas se ponen de acuerdo abiertamente para
aislar y estrangular al pueblo palestino.

 

Las ilusiones no son admisibles
al respecto. El conjunto de datos muestra que el estado de Israel todavía
dispone a corto plazo de un margen de acción y de maniobra. Más aun: el estado
de Israel se batirá como un perro sin piedad para mantenerse en pie.

 

UNA POLÍTICA PARA EL PUEBLO PALESTINO

El pueblo palestino necesita una
política. En su momento, las resoluciones del Comité de Organización por la Reconstrucción de la IVª Internacional la
trazaron:

 

·

por la liberación nacional contra el
imperialismo

·

por la destrucción del estado sionista y del
estado de Husein

·

por la Constituyente palestina, por la constitución de
un único estado unificado palestino que garantice el derecho de las minorías:

·

contra las soluciones reaccionarias y
contrarrevolucionarias de “paz” dictadas por la coexistencia pacífica, por el
imperialismo norteamericano y la burocracia del Kremlin, sacrificando los
intereses de las masas populares del Próximo y Medio oriente, la reivindicación
del derecho del pueblo palestino a una nación, a favor de una República
palestina unificada, piedra angular del internacionalismo proletario.

9.- La primera
condición en el combate por los Estados Unidos Socialistas Soviéticos del
Próximo y Medio Oriente es, pues, la lucha primordial a favor de la
reivindicación del pueblo palestino a una nación. No situar esta reivindicación
en el centro del combate revolucionario es, quiérase o no, aceptar las
exacciones perpetradas por el estado sionista contra el pueblo palestino. Nada,
incluyendo el holocausto hitleriano de la Segunda Guerra Mundial, puede
justificar semejante posición. Pero situar en primer plano de la lucha de los
trabajadores judíos y palestinos árabes, la reivindicación a la nación del
pueblo palestino es adelantar en primer lugar la reivindicación de la Constituyente
palestina, en el territorio de Palestina. La lucha dirigida hacia la
destrucción del estado de Israel y del estado jordano de Husein se inscribe
como la reivindicación de un estado unificado de Palestina, reivindicación
transitoria hacia los Estados Unidos Socialistas del Próximo y Medio Oriente.”

Noviembre de
1973

 

Pero la consigna de Constituyente
palestina no cobra todo su sentido más que si se sitúa en la línea del Gobierno
Obrero y Campesino de Palestina, único gobierno capaza de resolver la cuestión
social como, también, la cuestión nacional. Por otra parte, la forma de
organización de tipo soviético del movimiento revolucionario en curso
actualmente en Gaza y Cisjordania es significativo: la Constituyente
palestina no es suficiente como consigna: la perspectiva de un Gobierno Obrero
y Campesino emanado de los consejos y apoyándose sobre ellos es indispensable.
Todavía es preciso añadir: existe un previo a la Constituyente, la
destrucción del estado de Israel; se trata, en primer lugar y ante todo, de que
los palestinos (los que permanecen en Israel, Gaza, Cisjordania, Jordania pero
también aquellos que se han visto obligados a exiliarse) recuperen su país para
constituir un estado palestino; no hay una especie de equilibrio en dos
“comunidades” que hay que mantener ni tampoco de un estado bi-nacional a
constituir.

 

En fin, la victoria de las masas
palestinas está indisolublemente ligada a la de la revolución proletaria en el
Próximo y Medio Oriente, contra el imperialismo, los estados feudal-burgueses y
las camarillas militares del Próximo y Medio Oriente, en el combate por la
independencia nacional, las libertades democráticas, la Asamblea Constituyente
soberana, el Gobierno Obrero y Campesino, la reforma agraria, la toma en manos
del proletariado de los principales medios de producción, la expropiación de
las clases dominantes y explotadoras, los Estados Unidos Socialistas del
Próximo y Medio Oriente. Evidentemente el proletariado palestino no puede
contar, para llevar adelante su combate, con la
OLP. Como todos los otros proletariados, le
es necesario construir una central sindical obrera; le es preciso, sobretodo,
que se construya un Partido Obrero Revolucionario que se sitúe en el programa
de la revolución proletaria en Palestina, en el Próximo y Medio Oriente, los
Estados Unidos Socialistas del Próximo y Medio Oriente y, por tanto, de la
revolución proletaria, contra el imperialismo, las clases y capas explotadoras
y las burocracias parasitarias.

 

 

 

Hay que exigir
a las organizaciones obreras (partidos y sindicatos) de los países
imperialistas, especialmente francesas:

 

“Basta ya con
esta masacre. La indignación no es suficiente. Dirigentes del PS y del PCF
dicen reprobar la sangrienta represión israelí contra los palestinos que se
manifiestan en Gaza y Cisjordania en nombre de su pueblo, a favor de las
libertades democráticas, del fin de la represión y del derecho del pueblo
palestino a volver a su país y a disponer de sí mismo.

 

¿Por qué no
llaman, igual que los dirigentes de las centrales sindicales, a una masiva
manifestación frente a la embajada de Israel bajo el lema: ¡Basta ya de masacre!? El pueblo palestino tiene el derecho
elemental a expresar sus reivindicaciones democráticas y nacionales y a
combatir a favor de ellas.”

 

7 de marzo de 1988

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1997. Bill Clinton y el congreso republicano reelegidos: una nueva etapa en la ofensiva contra el proletariado estadounidense

BILL CLINTON Y EL CONGRESO REPUBLICANO REELEGIDOS: NUEVA ETAPA EN LA OFENSIVA CONTRA EL PROLETARIADO ESTADOUNIDENSE
Publicado en Combattre pour le socialisme nº 66, febrero de 1997, páginas 25 a 30

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97-02-15, Bill Clinton y el Congreso republicano reelegidos, nueva etapa en la ofensiva contra el proletariado estadounidense, CPS nº 66, páginas 25 a 35.pdf134.94 KB

1997. Una nueva perspectiva. Comité por la construcción del Partido Obrero Revolucionario

Una nueva perspectiva, Comité por la construcción del Partido Obrero Revolucionario, por la construcción de la Internacional Obrera Revolucionaria, 1997

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Comité, UNA NUEVA PERSPECTIVA, 22 y 23 de marzo de 1997.pdf310.09 KB

1996 - 1997. Diciembre 96 / enero 97, fuerza y debilidad del proletariado coreano

DICIEMBRE 96 / ENERO 97, FUERZA Y DEBILIDAD DEL PROLETARIADO COREANO
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DICIEMBRE 96 / ENERO 97, FUERZA Y DEBILIDAD DEL PROLETARIADO COREANO
LA NUEVA LEGISLACION DEL TRABAJO: UN ATAQUE FRONTAL CONTRA EL PROLETARIADO
El jueves 26 de diciembre de 1996, los diputados del partido gubernamental (Partido de la Nueva Corea) aprobaron una nueva legislación del trabajo. La ley fue aprobada con la ausencia, incluso, de la oposición parlamentaria burguesa.
¿Qué prevé esta ley? Por una parte establece una total libertad de despido, limita los contratos indefinidos en beneficio de contratos de duración determinada. Instaura la flexibilidad y anualización del tiempo de trabajo, permitiendo jornadas de hasta 56 horas semanales en función de la demanda. Por otra parte refuerza todas las disposiciones contra el movimiento obrero. Así, prevé la posibilidad de reemplazar en todo momento el personal huelguista por personal interino. Rechaza el reconocimiento de cualquier otro sindicato antes del 2002, en particular de la KCTU (Confederación Coreana de Sindicatos). Mantiene la prohibición de sindicación para los funcionarios y enseñantes.
Aunque a decir verdad esta ley no es completamente nueva. En lo esencial se trata del retorno puro y simple a la legislación antiobrera de la dictadura de Park Chung Hee, dictadura instaurada por el imperialismo americano en 1961, y actualizada en 1980 por el gobierno de Chon Doo Whan. Una legislación que había sido muy quebrantada por el movimiento de la clase obrera y de la juventud. En cada una de las legislaciones de 1963 y de 1980 se intentó reconocer como único sindicato al ‘sindicato oficial’ cuyos dirigentes eran nombrados con el aval del gobierno, subordinar el ejercicio de huelga al acuerdo del mismo gobierno, impedir la sindicación de los funcionarios. Todas estas medidas, ampliamente barridas en 1987, se intentan ahora reinstaurar.
Para comprender la violencia de tal ataque es preciso apreciar cual es el lugar que ocupa Corea del Sur en relación con su propia historia, modelada por las diferentes potencias imperialistas, en particular el imperialismo americano, y por el rol jugado por la burocracia estalinista hasta que explotó.
En 1945 se selló un acuerdo contrarrevolucionario entre el imperialismo americano y la burocracia estalinista para dividir Corea en dos a nivel del paralelo 38. Esta división de Corea chocó frontalmente con las aspiraciones de las masas coreanas a constituirse en nación. Aspiración opuesta desde hace siglos a las empresas colonizadoras alternativas de China y Japón, a las que se debe juntar en el siglo XIX Rusia. De 1910 a 1945 el Japón aseguró su dominación colonial sobre Corea. La cuestión nacional, pues, jamás ha sido solucionada en Corea y el combate por hacerlo mediante la reunificación y contra la división mantenida hasta ahora, es parte integrante y decisiva del combate del proletariado coreano y de la juventud tanto del Norte como del Sur.
LA GUERRA DE COREA
Stalin decidió que las tropas norcoreanas atacaran al Sur. En caso de triunfo sería un refuerzo para la lucha que no deja de mantener con la ‘República democrática China’. Creyó poder comprometer a las tropas de Corea del Norte para invadir Corea del Sur, aunque en Yalta el imperialismo americano había recibido en el reparto el dominio sobre el Sur de Corea.
En enero de 1950, el secretario de estado Dean Acheson anunció públicamente que Corea no formaba parte del perímetro de defensa de los Estados Unidos. En realidad se trataba de una de esas maniobras a las que acostumbra el imperialismo americano. Apenas franquearon la frontera las tropas norcoreanas, a demanda de Estados Unidos el Consejo de Seguridad de la ONU se hace cargo de la guerra de Corea, las tropas americanas juegan en ella el principal papel, Mac Arthur es nombrado comandante supremo.
El 25 de junio de 1950 las tropas norcoreanas invaden el Sur de la península. Stalin se encierra en la trampa que le tendió el imperialismo americano. En pocas semanas las tropas norcoreanas llegan a unos 40 kilómetros de Pusan, puerto de Corea del Sur. En caso de victoria Corea del Norte debería alinear las relaciones de producción de Corea del Sur sobre las suyas. Pero las tropas americanas reagrupadas y reforzadas detienen el avance norcoreano, sus tropas son inmovilizadas. Los americanos preparan la contraofensiva que dirigirá Mac Arthur, nombrado General jefe.
Sus tropas desembarcan en Inchon, a la altura del paralelo 38. En tres días cortan Corea a la altura de este paralelo, las tropas del norte, que han caído en la trampa, retroceden derrotadas y en desorden. Simplemente capitulan. La empresa de Stalin desemboca en un desastre. En seguida, Mac Arthur invade Corea del Norte y sus tropas alcanzan el Yalu, frontera entre China y Corea. Entonces, apenas pertrechadas con un armamento irrisorio pero en innumerable masa, las tropas chinas contraatacan. Van a derrotar a las tropas americanas, aunque al precio de 900.000 muertos. Mac Arthur amenaza con emplear la bomba atómica contra China. Truman lo destituye fulminantemente y nombra en su lugar al general Ridgway.
Desangrado, el ejército chino es bloqueado a pocos kilómetros de Seúl. El 27 de julio se firma el armisticio entre los chinos y el imperialismo americano. Desde entonces no han cambiado las posiciones geográficas. Seúl queda como capital de Corea del Sur controlada por el imperialismo americano.
DOMINACION IMPERIALISTA Y CONSTITUCION DE UN CAPITAL NACIONAL
El capitalismo, pues, se desarrolla en la parte sur de Corea en estrecha dependencia del imperialismo americano. Se desarrolla a la sombra de un régimen militaro-policial, constituido en estrecha ósmosis con el ejército y los servicios secretos americanos (¡hasta tal punto de que la policía secreta surcoreana se llama KCIA!). Este régimen militaro-policial permitirá el desarrollo de la economía capitalista sobre la base de una fenomenal tasa de explotación de la mano de obra. Desarrollo basado en gran parte sobre la base de inversiones americanas a las que se unirán, a partir de 1965 y la firma del tratado de normalización de relaciones con el Japón, las inversiones japonesas (que de ahora en adelante sobrepasarán a las primeras).
Pero al lado de estas inversiones, todos los esfuerzos de los gobiernos han consistido a través de ‘planes quinquenales’ en constituir una burguesía nacional. Como en otros países dominados, el instrumento de esta tentativa ha sido la estatización del sistema bancario. Mediante la ayuda financiera masiva del sistema bancario del estado se han podido constituir los grandes trusts coreanos: Samsung, Daewoo, Hyundyai. Y aún así, estos trusts no son en absoluto independientes de las grandes potencias imperialistas con las cuales han firmado acuerdos varios: Hyundai con la Mitsubishi, Daewoo con General Motors, Samsung con Chrysler por ejemplo.
De todas formas, el rápido desarrollo del capitalismo modificó radicalmente la estructura de la producción a partir de los años1970, producción ampliamente virada hacia la exportación. Corea es la segunda potencia mundial en astilleros navales y se encuentra entre los diez primeros productores mundiales de acero. Al mismo tiempo, algunas industrias tradicionales, en particular el textil y la marroquinería, se han deslocalizado hacia otros países donde las condiciones de explotación de la mano de obra son aún más ventajosas para el capital. En conjunto, con excepción de cortos períodos de recesión, predomina el rápido crecimiento de la economía surcoreana. El producto interior bruto ha aumentado un 9,1% en 1991, un 5,1% en 1992, 5,5% en 1993, 8,2% en 1994. Sólo para el año 1995, el volumen de exportaciones aumentó un 14% sobre el año precedente.
UN DESARROLLO ECONOMICO AMENAZADO DE HUNDIMIENTO
Si embargo este aparentemente impetuoso desarrollo no es más que un aspecto de las cosas. De entrada es un desarrollo producido por medios artificiales que colocan a la economía coreana en su conjunto bajo la muy real amenaza de una catástrofe bancaria y financiera. Desde este punto de vista, lo que pasa en la economía coreana es un reflejo de las características generales del estado actual del imperialismo.
Por una parte, el desarrollo se ha dado sobre la base de un endeudamiento generalizado: importante endeudamiento del estado (que aumenta un 10% anual desde 1990), endeudamiento catastrófico de los trusts coreanos que se han abierto camino en el mercado mundial con los métodos aventureros del dumping. Por ejemplo Daewoo, recientemente de actualidad por no haber logrado hacerse con Thomson Multimedia, tiene un endeudamiento que alcanza el 352% de su capital; Hyundai llega al 500%. Para comparar, el endeudamiento medio de las firmas francesas es del orden del 100%.
Desde este punto de vista, la quiebra de Hanbo Steel, segundo grupo siderúrgico de Corea, es muy reveladora. Veamos lo que decía el corresponsal de Le Monde en Tokio:
“La quiebra de la segunda siderúrgica de Corea del Sur, Hanbo Steel, cuyas deudas se cifran en 5800 millones de dólares, constituye una advertencia para un sistema financiero ya fragilizado. Sus principales acreedores, Korea First Bank, Korea Exchange Bank, Seoul Bank y Korea Development Bank han sido directamente afectados: sus préstamos, otorgados sin las suficientes garantías, son prácticamente irrecuperables. Korea First Bank ha sido el más vulnerable, con créditos que se elevaban a 1300 millones de dólares, o sea un 60% del montante de sus recursos: le harán falta diez años para borrar la deuda”.
La gran fragilidad de los ‘chaebols’ -así se llaman los trusts coreanos- lleva en sí misma la amenaza de hundimiento del sistema bancario, un hundimiento que, claro está, traería consecuencias mucho más allá de las fronteras de Corea. Es comprensible la inquietud del capital financiero de las metrópolis imperialistas. También se informa en el mismo número de Le Monde que inmediatamente después de la declaración de quiebra de la Hanbo Steel, la banca japonesa y la de Hong Kong decidió aplicar, a las filiales en el extranjero de los bancos coreanos, tasas de interés más elevadas.
EL PROLETARIADO Y LA JUVENTUD COREANA COMBATEN
Y a decir verdad otra amenaza planea sobre la economía capitalista coreana, por lo demás producto inevitable de su desarrollo: el desarrollo del mismo proletariado. Este proletariado, a la vez numéricamente muy poderoso (ya habían 9 millones de obreros en 1986) y muy concentrado en las grandes empresas, ha afrontado importantes combates de clase a pesar de la sangrienta represión a la que ha recurrido el estado militaro-policial. En 1987 la clase obrera se unía a la movilización de los estudiantes contra la dictadura, movilización que socavó profundamente el régimen militar y permitió arrancar algunas libertades democráticas. La fusión del movimiento de la juventud -hay cerca de 1,4 millones de estudiantes en Corea del Sur- y el de la clase obrera siempre ha integrado reivindicaciones por las libertades democráticas y contra el régimen militar junto al combate contra el imperialismo y por la reunificación (sirva de ejemplo la lucha de los estudiantes en 1996). En 1987 la movilización de las masas arrancó importantes concesiones (fin de la ‘autoelección’ del presidente de la república, liberación parcial de presos políticos), aunque la oposición burguesa al régimen uno de cuyos jefes era Kim Young Sam, actual presidente de la república, consiguió salvar al régimen. En el plano de las reivindicaciones económicas, los obreros coreanos obtuvieron aumentos salariales del orden del 15% anual durante los últimos años, lo que, aunque se tenga en cuenta una inflación de un 5% anual, constituye una mejoría de sus condiciones de existencia. Este despertar del proletariado coreano se inscribe en el desarrollo general del combate de clase en los países llamados ‘emergentes’, como se inquieta Le Monde:
“Si la perspectiva de un recalentamiento de estas economías parece hoy por hoy descartada, los temores se trasponen a los riesgos de una eventual explosión social (…)”
El mismo diario cita el ejemplo de Indonesia:
“En Indonesia el número de movimientos de huelga ha pasado de 19 en 1989 a 296 en 1994, representando una pérdida de 1,5 millones de horas de trabajo”
Según las estadísticas de la ONUDI y del FMI los salarios reales habrían progresado entre 1973 y 1993 un 150% en Filipinas, 195% en Malasia, 240% en Indonesia y 290% en Singapur. Aunque se tomen esta cifras con prudencia, son el reflejo de una realidad, a saber: que el proletariado de estos países ha emprendido el combate para vender más cara su fuerza de trabajo en una situación en la que la burguesía, teniendo en cuenta la abismal diferencia entre el coste de la fuerza de trabajo en estos países y en las metrópolis imperialistas, aún podía hacer concesiones.
LA ADHESION DE COREA DEL SUR A LA OCDE Y LA NECESIDAD DE ACOMETER CONTRA EL PROLETARIADO
La ley sobre el trabajo manifiesta que de ahora en adelante, en Corea, las concesiones han terminado. En 1996 el gobierno surcoreano decidió la adhesión a la OCDE (Organización para el Comercio y el Desarrollo Económico). Las implicaciones son las siguientes: levantamiento de las protecciones tarifarias y aduaneras que según Le Monde “amenaza del 5 al 12% de los productos locales y entre 170.000 y 405.000 empleos”, y apertura del mercado financiero coreano desde 1997. Desde entonces, y contra la política proteccionista que había imperado hasta entonces en el plano agrícola, los Estados Unidos consiguieron poder vender su arroz en el mercado surcoreano. Por otra parte no cabe duda de que la adhesión a la OCDE fue impuesta por las potencias imperialistas dominantes, especialmente por el imperialismo americano..
Tal situación obligó al gobierno de Kim Young Sam a tomar desde 1993 una serie de medidas que llegaban a cuestionar incluso las prebendas y ventajas que disfrutaban antaño ciertos sectores del aparato político y militar. De hecho, la estrecha fusión de los aparatos político, militar y bancario favorecía un sistema de corrupción generalizada. Desde 1992 se emprendió un proceso de privatización del sistema bancario acompañado de medidas contra la mafia de estado llamada ‘sociedad única’, que reagrupaba a los beneficiarios de esta corrupción.
Pero los golpes del gobierno de Kim Young Sam están dirigidos principalmente contra el proletariado. Se trata no sólo de acabar con los aumentos salariales, de instaurar la flexibilidad, sino de ir más lejos y cuestionar las escasas libertades democráticas que arrancaron la clase obrera y la juventud desde 1987. Por ello, y constituyendo un elemento decisivo de la legislación adoptada por una mayoría sometida por Kim Young Sam, se han reforzado los poderes de los servicios secretos (la KCIA).
EL IMPERIALISMO Y LA BUROCRACIA DE LA CISL PATROCINAN UNA LEY ADOPTADA MEDIANTE EL ‘DIALOGO SOCIAL’
Respecto a ello es importante ver cual ha sido la posición de las potencias imperialistas con relación a los desarrollos de la lucha de clases en diciembre y enero. La prensa burguesa ha querido hacer creer que las potencias imperialistas desaprobaban el gobierno de Kim Young Sam en nombre de los eternos ideales de la ‘democracia’. ¿Pero cuál es la realidad? Le Monde cita al Comité de empleo, trabajo y asuntos sociales de la OCDE, que el 23 de enero
“reconoce los esfuerzos desplegados por las autoridades coreanas para reformar la legislación del trabajo, pero estima que la nueva ley no responde plenamente a los compromisos del gobierno coreano en lo que concierne a la libertad de asociación y a la negociación colectiva” (…) y (…) “anima al gobierno coreano a retomar el diálogo con todas las partes interesadas, lo que será testimonio de la importancia que el gobierno concede a una aceleración del proceso para garantizar plenamente la libertad de asociación y de negociación colectiva”.
Es decir, la OCDE aprueba plenamente los objetivos de la ley de Kim Young Sam, pero pide al gobierno que los ponga en práctica por otros medios, los de la ‘concertación’, ‘participación’ y ‘diálogo social’. Los círculos imperialistas abogan en particular por que la KCTU, actualmente no reconocida, sea integrada en dicho ‘diálogo social’.
Los dirigentes de la CISL (Confederación Internacional de Sindicatos Libres) se alinearon inmediatamente sobre los pasos de los dirigentes imperialistas y se presentaron en Seúl para avalar esta posición, en particular ante los dirigentes de la KCTU. Así hizo el aparato de FO, miembro francés de la CISL, que se pronunció por la ‘reforma’ de la legislación del trabajo como pone de manifiesto, por ejemplo, esta posición de la Federación de Enseñanza FO, que, en esto como en otras cosas, expresa fielmente la posición del aparato confederal:
“La FNEC-FP-FO afirma su solidaridad y apoyo a los trabajadores de Corea en huelga por la defensa de sus derechos. La FNEC-FP-FO exige en particular que cesen todas las persecuciones emprendidas contra los responsables sindicales y que sea respetada la existencia de los sindicatos coreanos.
La FNEC-FP-FO se dirige solemnemente al gobierno coreano para solicitarle abrir inmediatamente la discusión con los representantes de los sindicatos con el fin de que sea reformada la nueva ley sobre el trabajo” (9.1.97)
El gobierno de Kim Young Sam no ha tardado nada en adherirse al método preconizado por las potencias imperialistas. Desde el 10 de enero, y con el objetivo de desactivar el llamamiento a la huelga general, el dirigente del partido de Kim Young Sam (Partido de la nueva Corea) se reunía con los dirigentes del sindicato amarillo, la Federación de sindicatos coreanos (FKCTU). El 21 de enero Kim Young Sam se reunió con los dirigentes de la ‘oposición’ (burguesa) y anunció que el no reconocimiento de la KCTU había sido un error. Le Monde del 22 de enero indicaba:
“Un mes después del desencadenamiento de un importante movimiento sindical, el presidente surcoreano Kim Young Sam aceptó finalmente, el martes 21 de enero, reexaminar la muy contestada ley sobre el trabajo. Dicha legislación’ podrá ser de nuevo discutida en el Parlamento’, anunció un portavoz de la presidencia tras una reunión entre el jefe del estado y los responsables de los partidos de la oposición surcoreana. El presidente ha hecho saber igualmente que suspendería las órdenes de detención emitidas por la justicia contra los dirigentes sindicales que encabezan el movimiento de protesta. El jefe del estado, sin embargo, ha precisado que no se trataba de abrogar una ley que ya había sido votada por el Parlamento el 26 de diciembre en ausencia de los diputados de la oposición”.
Kim Young Sam quiere indicar con ello que ha asimilado perfectamente las consignas de sus superiores. Desde ahora preconizará el diálogo… en el marco del mantenimiento de la ley ya adoptada. El diálogo tendrá lugar, incluso con la KCTU, y el movimiento de masas refluirá sin obtener la derogación de dicha ley.
EL MOVIMIENTO DE MASAS Y LOS SINDICATOS
Claro está que no se puede entender el hecho de que el poderoso movimiento de masas no haya podido ni barrer al gobierno de Kim Young Sam, ni hacerlo retroceder en la legislación sobre el trabajo, sin apreciar precisamente el papel de los dirigentes sindicales. En Corea existen esencialmente dos confederaciones sindicales: la FKCTU, única reconocida, y la KCTU, todavía ilegal.
Pero la FKCTU sólo tiene de sindicato el nombre. En realidad es la heredera de los sindicatos organizados por el gobierno en estrecha ósmosis con el imperialismo americano, sindicatos organizados tras la feroz represión contra los verdaderos sindicatos obreros que se construyeron en la posguerra y que la represión liquidó. Sobre la tradición de este sindicalismo de estado del que es heredera la FKCTU, veamos lo que dice la Histoire du Syndicalisme dans le Monde des Origines a nos Jours de Jean SAIGNES:
“Esta [la FKCTU, ndlt] se da como programa la colaboración con la patronal y el poder, y la movilización de la mano de obra para promover el crecimiento. (…) Amenazas¬ prisión, torturas, listas negras elaboradas a menudo por los propios jefes sindicales, son moneda corriente. (…) En estos sindicatos la corrupción hace estragos a la hora de acceder a las funciones dirigentes a menudo muy lucrativas. Los dirigentes de este trade-unionismo conservador, aconsejados por la A.F.I.L., una de las ramas internacionales de la AFL-CIO, y clientelizados por el poder, mantienen entre el asalariado la adhesión al productivismo oficial, ligándose así plenamente a los fines de la estrategia económica (…) predican sin descanso la colaboración con la patronal y el anticomunismo combatiendo el recurso a la huelga.”
En resumidas cuentes, en una situación extremadamente peligrosa debido a la movilización de las masas, la FKCTU se mantuvo fiel a su historia.
Fue la KCTU quien llamó a la huelga el 26/12/96 y no la FKCTU, ésta última, empero, se vio obligada a adherirse a la misma. Y, por el contrario, fue después la FKCTU la que llamó a la vuelta al trabajo.
Mientras la movilización se mantuvo en su cumbre, a principios de enero, la FKCTU no llamó a la huelga y dialogó con el representante del gobierno. Llamó a la huelga el 14 y 15 de enero cuando el movimiento estaba casi liquidado. La huelga, desde 14/15 de enero será ya un fracaso. No se puede decir que la FKCTU traicionara la movilización obrera; más bien es preciso decir que la clase obrera tuvo a toda la FKCTU frente a ella.
Hay una diferencia con la KCTU. Esta es heredera de otra tradición, la del combate del proletariado, en las peores condiciones de represión, por constituir verdaderos sindicatos contra el ‘sindicalismo oficial’. Es la heredera de los combates de 1987 que abrieron una brecha en la dictadura militaro-policial. Sería erróneo, sin embargo, ilusionarse con la dirección de la KCTU. Si sobre la base de la presión del movimiento de masas pudo incluso, en un momento del conflicto, pronunciarse por derribar el gobierno de Kim Young Sam, los estrechos lazos que mantienen sus dirigentes con la burocracia de la CISL, que establecieron relaciones con ella tras decenios de apoyo a los ‘sindicatos oficiales’, influencia que ejerce sobre sus dirigentes la Iglesia católica, la condujeron en resumidas cuentas a aceptar el marco del ‘diálogo social’ con Kim Young Sam.
No por ello hay que dejar de sumar en el haber de la formidable combatividad de la clase obrera coreana el haber comenzado a construir una organización sindical de clase rompiendo con los sindicatos del estado.
LA SITUACION EN COREA DEL NORTE
Si nos atenemos a los resultados, es incontestable que el gobierno ha vencido en el pulso que lo ha opuesto al proletariado. Para comprender esto es preciso apreciar también el papel y la situación de la burocracia que ostenta el poder en el Norte. La movilización obrera en el Sur era sentida como una amenaza por el gobierno norcoreano.
El caso del submarino hundido en septiembre pasado tras una incursión en aguas territoriales surcoreanas ofreció al gobierno norcoreano la oportunidad de pronunciarse, el 29 de diciembre -o sea inmediatamente después del inicio de la huelga-, por “la paz y la estabilidad de la península coreana”.
“La República Popular Democrática de Corea desea actuar concertadamente con otros países en pro de la paz y la estabilidad de la península coreana”.
Ello no carece de importancia ya que de forma natural todo movimiento de masas implica necesariamente la cuestión de acabar con la partición de la península impuesta por el imperialismo y la difunta burocracia estaliniana.
Y el mismo estado en que se encuentra Corea del Norte es por sí solo una ayuda para el gobierno del Sur. La gestión de la burocracia ha conducido a un verdadero desastre económico agravado por el hundimiento de la URSS. La penuria es tal que las masas están al borde de la hambruna. El imperialismo americano ejerce una presión cada vez más fuerte, y a decir verdad mantiene al país a su merced utilizando el arma del embargo sobre las exportaciones y la de la ‘ayuda humanitaria’ ya que ahora los recursos agrícolas del país no pueden alimentar a sus habitantes.
En Corea del Norte, como en otras partes, la burocracia se apresura a desmantelar la propiedad estatal recurriendo, principalmente, a la creación de ‘zonas libres’, tal y como hace la burocracia china, pero con mucho menos éxito debido a la negativa del imperialismo americano a invertir. Jamás, por ejemplo, fueron realizadas las previstas inversiones de la General Motors.
El general Gary Luck, con el cinismo propio de un representante regional del imperialismo, resume muy bien la situación:
“La cuestión no estriba en saber si ese país va a desintegrarse, sino cómo, por implosión o explosión y cuándo lo hará”.
CUESTIONES A RESOLVER PARA LA CLASE OBRERA Y LA JUVENTUD DE COREA
La movilización de masas de diciembre 96 / enero 97 planteó, más allá de la derogación de la ley sobre el trabajo, la cuestión de la misma existencia del gobierno de Kim Young Sam y el desmantelamiento del estado militaro-policial construido por el imperialismo americano. Pero la clase obrera, aunque ha comenzado a construir sus centrales sindicales, se ha visto bloqueada en el combate por el hecho de no disponer de partido político propio.
La construcción del partido obrero en Corea es una cuestión decisiva para el futuro, un partido que no podrá construirse más que a partir de militantes sindicales y de los que surjan del movimiento juvenil.
El programa de tal partido deberá necesariamente integrar como cuestión crucial el combate por la reunificación de Corea y por una Constituyente soberana para toda Corea, lo que supone la liquidación del gobierno militar del Sur y de la burocracia del Norte.
En esto la constitución del Partido Obrero es inseparable de la emergencia de una vanguardia revolucionaria. Ha sido precisamente la ausencia de Partido Obrero y de una vanguardia que combatiera en su seno por el programa de la revolución socialista lo que ha constituido, a pesar de su impresionante fuerza, la debilidad del movimiento de diciembre 96 / enero 97 en Corea del Sur. (C.P.S. 67 - 11.04.97)

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97-04-11, Diciembre 96 enero 97, fuerza y debilidad del proletariado coreano, CPS nº 67, abril de 1997, páginas 15 a 20.pdf52.21 KB