Discusión con A. (militante PTS Argentina) Naturaleza PT Brasil, MAS Bolivia, PJ Argentina
Discusión con A. , militante del PTS ( Argentina)
Como ya te expliqué, la discusión que planteas la estamos desarrollando con varios camaradas más y nos parece de gran importancia para elaborar una política revolucionaria en todos aquellos países donde sobreviven formas políticas hegemónicas provenientes de la degeneración de la II y la III Internacional (incluso pronto podemos encontrarnos con situaciones parecidas con partidos provenientes del estallido de la IV ).
Acabas tu carta con una conclusión acertada, en mi opinión: “puedo concluir que el carácter de un partido ("patronal" o "reformista") no solo esta dado por sus relaciones históricas con la clase, sus génesis, su base social y el alcance de su programa "histórico", sino por su ubicación concreta en la lucha de clases y la política y el programa que adopta [...]”
(...)
Tú refuerzas tu argumentación con los casos concretos del PT de Brasil, el PJ de Argentina, el APRA de Perú y el MAS de Bolivia. Siempre es conveniente abrir el abanico de los fenómenos, para poder comprender los elementos comunes y las especifidades. De estos cuatro partidos, nosotros sólo consideramos como obrero (ya degenerado definitivamente, por tanto obrero-burgués, traidor) al PT de Brasil. Sin duda, ambos estamos de acuerdo de que -independientemente de la corrección o no de la política lambertista de impulsarlo como partido centrista- el PT nació como expresión política de lo más profundo de la clase obrera organizada de Brasil (de los sindicatos).
Seguramente, ambos estamos de acuerdo también, en que en ausencia de una dirección revolucionaria suficientemente poderosa, la burguesía tiene todas las armas necesarias para corromper y degenerar los aparatos y las direcciones de cualquier organización de clase, como ocurre con todos los sindicatos obreros del mundo, que no por eso dejan de ser organizaciones obreras.
No conozco lo suficiente la historia del PT de Brasil para saber si tuvo algo parecido a un 4 de agosto o si bien su paso definitivo como agente de la burguesía en el seno de la clase obrera fue un proceso temporal sin retorno, como de alguna manera fue el caso del PSOE español. De lo que no tenemos duda es que su papel actual en la lucha de clases de Brasil depende enteramente de sus relaciones con la clase obrera, de su capacidad para traicionar una por una todas sus luchas desde dentro, para impedir que se exprese con independencia de clase, para desviar trágicamente la necesidad histórica de convertirse en clase dirigente, ligándola a gobiernos burgueses con pieles de cordero 'de izquierda'.
En este momento, el problema central de la burguesía brasileña y el imperialismo es el control de la clase obrera y para eso quieren, financian, corrompen, controlan... al PT. Mientras no opten por intentar un modo de dominación fascista, con destrucción completa de toda organización y expresión obrera, lo que necesitan es controlar la principal dirección política de la clase y evitar que deje de serlo.Y aquí nuestro punto de intervención , como explico en la carta a D.B..
Por otro lado nosotros analizamos al MAS de Evo Morales como un partido que tanto por su origen, como por sus actuales bases sociales tiene naturaleza de pequeño-burgués campesino cuyo papel clave en la política boliviana está directamente relacionado con la crisis de los partidos políticos burgueses tradicionales y la ausencia de algún partido capaz de representar (deformadamente o no ) al menos a una fracción significativa del proletariado.
El boom del MAS acabará tan rápido como la burguesía boliviana consiga reordenar sus filas políticas... o como el proletariado consiga volver al escenario con sus propios métodos, aunque sea con tanta precariedad política como en 2003 0 2005.
Tampoco conocemos suficientemente bien la historia de Argentina, pero entendemos que el PJ nació directamente como partido burgués desde el seno de la institución en aquel momento más sólida del estado burgués (el ejército). Su gran capacidad de arrastre al interior de de la clase obrera sitúa a ésta – en lo que a las relaciones entre las clases se refiere- en condiciones infinitamente más débiles que en el caso de los partidos obreros degenerados: en el interior de PJ, como el caso del Partido Demócrata de Roosvelt o los partidos populistas o fascistas de masas -salvando todas las distancias- la posición de la clase obrera es radicalmente diferente a la de los partidos socialdemócratas o estalinistas: se encuentra política y socialmente disuelta como un elemento más del 'pueblo' cuya única función es seguir a la burguesía y su Estado. Es justo lo contrario de la constitución en clase para sí.
Discusión con D.B. La naturaleza de clase del PCE y del PSOE
(Extractos de la carta del GG enviada a D. B., 4 de agosto de 2007)
“La naturaleza de clase del PCE y del PSOE. ¿son partidos burgueses?
Te adelanto los elementos de la discusión que tenemos pendiente también con T. y M..
Para nosotros es una cuestión clave que analizamos constantemente, ya que la política revolucionaria viene determinada por la bases materiales y las condiciones subjetivas que le dan forma a nuestra clase.
Como tú bien dices, si el PCE y el PSOE fueran partidos burgueses jamás en ninguna circunstancia podríamos llamar a votar por ellos ni incluirlos en ningún tipo de consigna de frente único obrero, etc.
¿Cómo nos acercamos nosotros a la cuestión? En primer lugar, partimos de que ambos partidos son producto del combate histórico de la clase obrera española. Nacieron como partidos revolucionarios y degeneraron cada uno en su momento en el marco de la degeneración de la Internacional a la que pertenecían.
Resumiendo: el PSOE desde 1914 y el PCE desde 1933 son partidos contrarevolucionarios, con dirección, programa y políticas burgueses. Pasados definitivamente al enemigo, los marxistas, en aquel momento, no los declaramos en 'partidos burgueses' sino 'obrero-burgueses', porque su papel político en la lucha de clases dependía enteramente de sus relaciones con la clase obrera, de su capacidad para desviar sus luchas, taponarlas, traicionarlas. Y ese no es el papel de un partido burgués, cuya existencia depende exclusivamente de su capacidad de representación de esta o aquella fracción de la burguesía.
Hasta aquí seguramente estaremos de acuerdo: en los años 30 tanto PCE como PSOE eran partidos obreros-burgueses, posición que fue la que les permitió derrotar políticamente la revolución en el campo republicano.
Conoces probablemente mejor que yo el papel de ambos partidos en la guerra civil. La contrarrevolución desde el gobierno burgués de Frente Popular, armas en mano. Después de eso, su colaboración en la transición post-franquista y la reinstauración de la monarquía son casi peccata minuta. Incluso los gobiernos burgueses que conforma el PSOE actual no pueden ser considerados peores que el gobierno de Negrín.
Sin embargo, somos marxistas, ha pasado el tiempo y las cosas cambian. Pero ¿Cuándo han cambiado de naturaleza estos partidos? ¿cuáles han sido los síntomas? ¿cuál el momento del salto cualitavo? Son preguntas que uno ha de contestar.
Nosotros nos las hacemos a menudo, porque, sin duda, sí ha habido cambios, interiores y de sus relaciones con la clase, en el PSOE y el PCE.
Del PCE, los cambios vienen especialmente determinados por la desaparición de la burocracia stalinista usurpadora del prestigio de la revolución de octubre, de quien dependían. Hoy por hoy, el PCE, como todos los residuos del aparato internacional estalinista, vegeta debilísimo, intentando encontrar un lugar político que le permita seguir haciendo el viejo papel de agente de la burguesía en la clase obrera, pero ya directamente a cuenta de la propia burguesía nacional, como los viejos partidos socialdemócratas.
Mal futuro cuando ya existe un fuerte partido socialdemócrata que ocupa el mismo espacio. Nuestro 'glorioso' PCE, que sobrevivió, mayoritario, bien organizado e insertado en el proletariado, a medio siglo de franquismo, hoy no dirige centralizadamente ni el sindicato que se inventó a su gusto (CCOO) ni se presenta siquiera como partido a pecho descubierto ante la clase. Se oculta bajo las siglas de IU, un minifrente que incluye prácticamente a todo bicho viviente que se reclama fraudulentamente del trotskismo, junto a partidos burgueses de la calaña del Humanista, el Carlista (monárquico) o Izquierda Republicana (la vieja componente burguesa del Frente Popular del 36).
Debilitado, 'socialdemocratizado' a la fuerza desde que no tiene el aparato burocrático internacional, existe en cuanto que mantiene cierta capacidad de dirección política de la clase, fundamentalmente a través de fracciones de la dirección de CCOO. Incluso electoralmente, que nunca ha sido su terreno más fuerte, todavía obtiene un apoyo de importancia en los cinturones industriales de todo el Estado Español. Hay modificaciones de cantidad, ciertamente, pero no vemos ningún salto cualitativo que permita decir que ha cambiado de naturaleza, que ahora el PCE es un partido burgués.
¿Y el PSOE? Este partido fue, hasta la destrucción material de todas las organizaciones obreras bajo el franquismo, el gran partido de la clase obrera del Estado Español. El partido de los obreros catalanes, vascos, valencianos o madrileños. El partido del proletariado agrícola de Extremadura, Andalucía o Castilla. El partido de los mineros de la Comuna de Asturias del 34, de los obreros revolucionarios del 36 (¡qué contradicción!). Todo ello mientras y a pesar de que su dirección se había pasado definitivamente a la defensa del orden burgués desde más o menos dos décadas.
Pero el PSOE no sobrevivió al franquismo con la misma soltura que el PCE. Socialdemócrata, su naturaleza era y es fundamentalmente parlamentarista. Sin parlamento donde falsificar la representación política de la clase obrera no sabe existir. Durante el franquismo prácticamente desapareció del interior y sólo sobrevivió un esqueleto en el exilio. Para la transición lo preparó y financió el SPD alemán de Willy Brandt.
Pero -y te hablamos en primera persona Lluís y yo, porque lo vivimos en directo- tras la muerte de Franco, una fracción de gran calibre de la clase obrera de todo el estado español llenó sus sedes, que eran las mismas de la UGT, y re-enlazó con su antigua organización (la ausencia de un partido revolucionario significa también que el balance de la propia historia, de la acción contrarevolucionaria de los aparatos, no se encarna en la propia clase como una adquisición subjetiva de conjunto y, por ello, el proletariado, cuando empuja para manifestarse como clase para sí, vuelve una y otra vez a los viejos instrumentos)
Del 1975 hasta ahora ha llovido mucho dentro y fuera del Estado Español. La derrota histórica que ha supuesto la reinstauración del capitalismo en la URSS y la larga ofensiva imperialista que estamos sufriendo en todos los países desde hace dos décadas son el marco general también de la crisis subjetiva de la clase obrera española. Han pasado muchos años de colaboracionismo de los aparatos sindicales y políticos, también muchos gobiernos del PSOE. Si existieron grandes ilusiones en la socialdemocracia, hoy sólo son residuales y desde luego casi inexistentes en la juventud. Los sindicatos están convertidos en un esqueleto. Las sedes del PSOE muertas. Este partido es otro esqueleto que vive de las subvenciones del Estado fundamentalmente relacionadas con los resultados electorales. No creo que haya ni una sóla fracción en su dirección actual que tenga un lazo estrecho con la clase obrera (como era el caso tradicional manisfestado por Largo Caballero, dirigente simultáneo de la UGT y del PSOE en los años 20 y 30).
Cuando miramos con lupa el papel de este partido en la lucha de clases actual, encontramos que ciertamente sigue relacionándose con la clase asalariada a través del aparato de la UGT, laxamente 'socialista', aunque raramente interviniente de manera organizada en los combates internos del PSOE. Y viceversa: aunque laxa y raramente, el aparato del PSOE interviene en los combates internos del aparato de UGT.
Por otro lado, el punto fuerte de la socialdemocracia son siempre los lazos 'electorales' con la clase. ¿Los ha perdido el PSOE? El aparato cree que le encantaría prescindir de ellos. Unos más que otros, los Zapatero o los Bono o Maragall, todos creen que el márketing electoral dirigido a la pequeña burguesía bien pensante y de barriga llena les solventará sus problemas electorales. Hay fracciones tipo Blair-Maragall que abogan abiertamente por convertir el PSOE en un partido burgués como 'Demócrata' norteamericano.
Pero hoy por hoy todos están atrapados en la contradicción que permite la existencia del monstruo obrero-burgués: para ganar necesitan el voto de los cinturones industriales de las grandes ciudades y -que se lo digan, si no, a Chaves o Bono- el proletariado agrícola.
Aquí en Valencia, que en los años 80 obtenían mayoría absoluta, muerden el polvo y lloran amargamente la pérdida de su 'cinturón rojo', su Sagunto....
De nuevo, observamos cambios de cantidad, pero no ce calidad. Además, ¿para qué querría la burguesía – al menos hoy- un nuevo partido? Y si lo quisiera a costa del PSOE ¿quién más podría llenar el lugar que ocupó el PSOE el 11-12y 13 de mayo de 2004 y cumplir sus servicios inestimables posteriores?
Las relaciones de ese partido con las clases sociales que determinan la actualidad política de este país quedaron concentradas y a la vista esos días clave tras los atentados de Atocha: como explicábamos en la declaración sobre las elecciones municipales, esos días cristalizaron las movilizaciones y huelgas dispersas o más bien dispersadas de los últimos años, estallando de golpe la rabia acumulada contra Aznar , quien en aquél momento se encontraba enfrascado en una guerra sin cuartel contra el País Vasco y , de rebote, Catalunya.
El voto al PSOE del 13 de mayo fue al mismo tiempo el instrumento de la clase obrera para echar abajo el gobierno PP y el de la burguesía para, una vez ya no había podido evitar perder la batalla, recuperar de inmediato las riendas de la situación a través de las instituciones 'normales' (parlamento y gobierno), territorio tan querido al aparato del PSOE.
¿Debía la clase obrera haberse abstenido el 13 de mayo, porque sabía (y te aseguro que lo sabía) que el PSOE iba a convertir la derrota del PP en un gobierno burgués continuísta que va a facilitar finalmente su vuelta? Nosotros pensamos que no. Que por pequeño que sea un paso o un punto de apoyo contra el enemigo, hay que darlo y que es nuestra obligación plantearlo. Que los aparatos políticos y sindicales que todavía consiguen hablar y actuar en nombre de nuestra clase actúen contra ello y volvamos atrás, eso es lo que denunciamos, esa es la tragedia de la situación, la manifestación de la crisis de la dirección del proletariado, lo que intentamos revertir.”