Germinal, 3ª época, Volumen I, Tomo 1 (enero-agosto 2003)

GERMINAL, TERCERA ÉPOCA, VOLUMEN I, TOMO 1, (ENERO-AGOSTO 2003)

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2003-07-24 Destrucción del Estado de Israel - Abajo la hoja de ruta imperialista

 

¡DESTRUCCION DEL ESTADO DE ISRAEL!

¡UNA ÚNICA PALESTINA!





[24/07/03] El 28 de septiembre del año pasado, Arafat, cercado en las ruinas del cuartel general de Ramala, se dirigió a los palestinos animándoles a celebrar el segundo aniversario del comienzo de las movilizaciones y actos de terrorismo suicida ciego que se conoce como Segunda Intifada. La jornada conmemorativa fue duramente reprimida a tiro limpio por el ejército israelí y se saldó con dos muertos y decenas de heridos. Más de 30.000 manifestantes se concentraron delante del ‘Parlamento’ en Gaza, en Cisjordania palestina miles de manifestantes se echaron a la calle, en el centro y en las barriadas de Ramala las masas palestinas, en especial la juventud, también salieron a la calle a enfrentarse contra las patrullas del ejército sionista que tenía sometida la ciudad a toque de queda desde hacía catorce días; las organizaciones de los árabes-israelíes, que suponen el 20% de la población de Israel, aprovecharon la jornada para conmemorar la Revuelta de Octubre del 2000 que tuvo como objetivo el pleno reconocimiento de sus derechos dentro del estado de Israel (y que se saldó con la muerte de trece palestinos). Arafat animó a los palestinos a movilizarse al grito de “Alá y Dios premiarán a los palestinos que luchen contra el enemigo que ocupa los Santos Lugares”. En esta frase final de su discurso se expresa claramente el retroceso, limitaciones y traiciones a que han sometido los dirigentes traidores burgueses palestinos a la heroica lucha de un pueblo por su liberación.


Cinco meses más tarde, el 8 de marzo de este año, el mismo Arafat solicitó a los más de 120 miembros del Consejo Central de la Autoridad Nacional Palestina que confirmaran a Abu Mazen (Mahmud Abbas) como ‘primer ministro’. Arafat y su Autoridad Nacional ‘cedían’ así una vez más a las presiones de Israel y del imperialismo. El enviado especial de las Naciones Unidas, Terje Larsen, santificaba las presiones estadounidenses afirmando “Pienso que Abu Mazen será un líder con credibilidad, tanto ante los palestinos como ante la comunidad internacional”. Meritos ha hecho, pues Abu Mazen está detrás de casi todas las negociaciones, secretas y públicas, y acuerdos en papel mojado tendientes a reconocer al estado ocupante de Israel y a bloquear la solución de las reivindicaciones palestinas. Días antes de ser nombrado primer ministro se reunía en secreto con Ariel Sharon, fue el instigador del Plan Beilin-Abu Mazen, que pretendía articular la coadministración de Jerusalén, y encabezó la delegación palestina en la negociación con Israel de los Acuerdos de Oslo-Washington. Miembro cofundador de Al Fatah en 1965, Abu Mazen es el clásico hombre de aparato dispuesto a todas las traiciones; en 1980 entró a formar parte del Comité Ejecutivo de la OLP del que ahora es secretario general . Arafat le nombró el responsable de las negociaciones con Israel. No existe por tanto una división entre duros, supuestos fieles a la causa del pueblo palestino, representada por Arafat y una corriente blanda que, al contrario de la anterior, estaría siempre dispuesta a traicionar a dicho pueblo: las actuales direcciones de los palestinos coinciden todas en un mismo objetivo que no es otro que la solución definitiva de la propia forma de vida acomodada que han logrado a costa de millares de muertos en la lucha contra el estado sionista. Lo que expresan las reticencias del ala de Arafat a reconocer la preponderancia de Abu Mazen no es más que el juego impúdico de intereses personales y, por parte del imperialismo y el estado sionista (y de los dirigentes burgueses palestinos como correas de transmisión de éstos), la necesidad de destruir cualquier germen, por más estéril que este sea, de organización palestina al margen de los dictados directos de Israel y los Estados Unidos. En la ‘negociación’ y plasmación del ‘acuerdo’ basado en el documento conocido como Hoja de Ruta queda clara esta tendencia. Sólo añadiremos en esta breve introducción al artículo de nuestros compañeros franceses, dedicado a su análisis, la cuestión de la Constitución, corrupción y ocultación y aprobación del proceso de colonización sionista sobre la tierra de Palestina.


De todos es sabido que Israel es un estado sin Constitución, que funciona a base de legislación y decretos antidemocráticos, articulados estos en función de las necesidades de la ocupación y transmisión de la política estadounidense en la zona y de las transacciones ‘parlamentarias’ entre las diversas fracciones dirigentes a fin de concretarlas. Sin embargo en la Hoja de Ruta se exige a los palestinos ya desde la I Fase una “Acción inmediata en un proceso creíble de redacción de una constitución para el Estado palestino. Con la mayor rapidez posible, el comité constitucional hace circular, para comentario y debate público, un borrador de constitución palestina, nacido de una sólida democracia parlamentaria y un gabinete con un primer ministro reforzado. “ (El País, 24/04/03, p 4) El ejercicio de cinismo que supone exigir un debate público, rápido y basado en una democracia parlamentaria nombrada a dedo por el ejército y servicios de espionaje sionistas para controlar la aplicación de una constitución que, evidentemente, también será dictada desde las posiciones de un estado sin constitución salta a la vista. Pero, más allá, lo que se pretende es el control hasta el último detalle de la vida política palestina aún en el muy hipotético caso de que ésta llegue a poder realizarse aunque sólo sea bajo las condiciones de un semiestado cipayo. La Hoja de Ruta exige el fin del ‘terrorismo’ a una sola de las partes, como bien señala el artículo aquí más abajo reproducido; toda la primera fase está dedicada a obligar a los palestinos al desmantelamiento de todas las estructuras que puedan haber acumulado cualquier tipo de armamento, una de sus frases termina “Esto incluye confiscar las armas ilegales y consolidar la autoridad de los servicios de seguridad, liberados de cualquier asociación con el terror y la corrupción” (sn). Nada sobre la necesidad de ‘liberar’ a la elite política sionista de la corrupción. Mientras se negociaba el contenido de la Hoja de Ruta, Sharon debía presentarse ante los tribunales acusado de corrupción por culpa de la compra de votos y de la recepción de regalos millonarios, bagatelas. Pero la justicia israelí le libró una vez más del trance. La justicia del ‘estado de derecho’ es un privilegio que los imperialismo reservan a las masas sojuzgadas. No hay línea de este documento, redactado por el ‘cuarteto’ de democracias, que no contenga una ofensa a la inteligencia de los trabajadores, de las masas, incluso de los demócratas sinceros. El estado de Israel está dirigido en estos momento por Sharon. De su decisión personal depende que el ejército o los servicios de información ‘legales’ asesinen selectivamente, pero sin cortapisas en cuanto a los daños colaterales, a aquellas personas que él decida o que masacren directamente a la juventud. Larga historia personal de terrorismo la de este dirigente reconocido por las democracias imperialistas. Jefe de la ‘unidad 101’ dedicada en los años cincuenta al asesinato fuera de las fronteras israelíes. En 1953 el estado mayor del ejército le encomendó una misión rutinaria: dinamitar un grupo de casas en la aldea Quibya en Cisjordania. Como jefe del comando debía hacer huir antes a los habitantes, pero Sharon decidió usar los seiscientos quilos de explosivos haciendo saltar por los aires cuarenta casas con sus habitantes dentro (sesenta y nueve victimas, la mitad mujeres y niños); a fines de los años cincuenta Dayan apoyaba a este valeroso actual maestro de democracia explicando a Ben Gurion que “El ‘score’ d’Ark se cifra en decenas de muertos. Nunca ha acabado una operación con menos de algunas decenas de muertos entre las filas enemigas [ya hemos visto cómo están compuestas esas ‘filas enemigas’]” (Le Monde Diplomatique, nº 572, novembre 2001, p. 24). En los setenta se dedicó a la franja de Gaza, ocupada desde 1967, sistematizando el actual método del asesinato selectivo de palestinos y la destrucción masiva de los recursos agrícolas y el exterminio de los beduinos, previo envenenamiento de los pozos de agua. En los ochenta dirigió el cerco y bombardeo masivo e indiscriminado de Beirut (más de quince mil civiles muertos) y organizó, con la colaboración de la milicias Falangistas maronitas de extrema derecha, y supervisó personalmente las masacres de Chabra y Chatila, el mismo mediador estadounidense en la rendición palestina se vio obligado a declarar “Sharon es un asesino, animado por el odio contra los palestinos. Yo he dado mis garantías de que los palestinos no serán tocados pero Sharon no las ha honrado. Una promesa de este hombre no vale nada” (ibídem). Hoja de Ruta avalada por la ONU, con las garantías del imperialismo de Estados Unidos y a ejecutar de acuerdo a los dictados de Sharon... ya saben el proletariado, la juventud y las masas palestinas qué pueden esperar si transigen en todo a cambio de unas vagas promesas garantizadas por expertos en hacer honrar su palabra. Ya saben los miles de presos políticos palestinos qué pueden esperar del pacto entre las direcciones palestinas traidoras firmantes de la tregua y Sharon... lo que están recibiendo, cárcel y más cárcel. Ya saben los tres millones de ‘refugiados’ palestinos qué pueden esperar de la ejecución de la Hoja de Ruta que servirá para pilotar la definitiva ‘legalización’ del robo y expulsión a que fueron sometidos pues el proceso de aplicación de dicha Hoja terminará de forma que “Las partes logran un acuerdo amplio y definitivo que acaba con el conflicto palestino-israelí en 2005... que termina con la ocupación iniciada en 1967, comprende una solución acordada, justa y realista al problema de refugiados”. ‘Acordada’ es un simple eufemismo de ‘impuesta’ y ‘justa’ y ‘realista’ deben interpretarse a la luz del realismo y justicia con la historia que supone afirmar, y firmar por parte ‘palestina’, que la ocupación se inició en 1967.


Muchos ‘demócratas’ reconocen con la boca pequeña que, en efecto, la Hoja de Ruta supone la definitiva consagración de una empresa de coloniaje y genocidio físico, social y cultural pero que, dado el enconamiento del conflicto, al menos promete una normalización de la zona y acabar con las imágenes de niños asesinados o cuerpos destripados. Pero la Hoja de Ruta sólo promete más sangre y destrucción. Israel no es una sociedad exenta de contradicciones en su conformación. Con una economía plenamente modernizada, tanto en la agricultura como en la industria, contiene a un potente proletariado recorrido por las divisiones ‘árabe’ ‘judío’ en primera instancia pero conteniendo éstas a otras que establecen desigualdades sociales dentro del supuesto grupo compacto de los judíos. La sociedad judía no es homogénea, menos aún su proletariado. A pesar de la riada de dólares con que los Estados Unidos anegan Israel todos los años, este estado no es viable económicamente constreñido como está por unas fronteras raquíticas y la escasez de materias primas (que debe exportar) y agua (que debe robar manu militari). La cuestión del agua en Israel está al borde del colapso. Un 67% del agua que consume proviene de territorios ocupados militarmente después de 1948 (Cisjordania y Altos del Golán). El ejército israelí, una vez ocupados los Altos del Golán (las fuentes del Jordán), ya no puede conquistar más recursos hídricos en la zona (el proyecto de un acueducto desde Irak para aprovechar las aguas del Tigris y el Eufrates se tambalea vistas las dificultades de Estados Unidos para plasmar su victoria militar en una ocupación ‘normalizada’ de Irak). La OMS fija en 1.000 metros cúbicos anuales de agua por persona como el mínimo imprescindible pero Israel, a pesar del robo sistemático a que somete a sus vecinos, no alcanza los 280, la desalinización del agua de mar continua no siendo factible económicamente, el gobierno decretó en el 2002 un período de ahorro forzoso hasta el 2005 ante la situación de emergencia. Israel debe, pues, exportar las materias primas para sus industrias del metal, textil, piedras preciosas, etc., y depende trágicamente de los recursos hídricos robados para mantener una agricultura modernizada y en buena parte volcada a la exportación de frutas y cítricos. El estado de Israel ocupa primeros puestos en la lista de países deudores. El proyecto del Gran Israel no es sólo la utopía reaccionaria de unos beatos sino la necesidad imperiosa de una economía que se ahoga dentro de las fronteras sionistas. En la parte palestina ocurre aún peor: paro masivo, destrucción sistemática de su agricultura, industria raquítica y dependencia completa de la caridad internacional y de los apoyos financieros de las monarquías reaccionarias árabes. El numero de palestinos considerados pobres (menos de dos dólares diarios para subsistir) alcanza ya los dos millones en los territorios ‘palestinos’. En julio del 2002 el Consejo Palestino para la Reconstrucción y el Desarrollo elaboró un informe basado en datos de Naciones Unidas y la Oficina Palestina de Estadística, el presentador del informe, Shtayyeh, declaraba en un seminario internacional “La crisis es muy profunda. Es una situación de emergencia: más del 70% de los palestinos están sin empleo; dos terceras partes de la población vive por debajo de los niveles que se consideran de pobreza [...] Hoy tenemos unos 350 palestinos que necesitan ayuda, necesitan asistencia urgente para comer. Hablo de comida, no de otras necesidades; ¡comida, comida!” (El País, 19/07/02, p. 4) . El mismo relator señalaba que las manifestaciones que se habían celebrado el uno de julio en Gaza en los territorios ocupados contra Israel, pero también contra la corrupta Autoridad Palestina, estaban nutridas por el proletariado palestino en paro “Estos son los que han perdido su empleo...”. Se refería al proletariado palestino que trabaja en Israel y que representa el 22% de dicho proletariado. Este proletariado gritaba: “No somos mendigos”, reivindicando el orgullo obrero. Shtayyeh terminó su informe quitando hierro a la exigencia de comida que él mismo había hecho: “Si hubiera esperanza, se aguantaría mejor. Los problemas no se deben sólo a la falta de pan, sino a la falta de esperanza política”. La Hoja de Ruta pretende, precisamente, cegar toda esperanza política del proletariado, la juventud y las masas palestinas, perpetuarlos como parias y mendigos. ¿Lo logrará? Aquí los demócratas alzan un poco más la voz para asegurar que con la ‘paz’ la economía se recuperará y las masas palestinas podrán salir de la miseria. Pero la economía de los territorios ocupados es totalmente dependiente de la caridad internacional y de la... israelí. Y ésta enfrenta crecientes dificultades. Abraham Tal, economista israelí, afirmaba hace unos meses “El año 2002 será considerado el peor en la historia económica del Estado de Israel [...] Nunca hubo otro en el que se experimentaran simultáneamente un crecimiento negativo, una alta tasa de desempleo, una crisis de todos los sectores productivos” (El País, 10/01/03, p. 6). De acuerdo al informe del FMI “la economía israelí se contrajo un 1,2% durante el conjunto del ejercicio 2002, aunque debería volver a la senda del crecimiento en 2003 [...] No obstante, el crecimiento no llevaría a la inmediata creación de empleo, dado que, según estas estimaciones, la tasa de paro subirá del 10,7% del año pasado al 10,9% durante el que acaba de comenzar [en mayo el paro real ya sobrepasaba esta proyección]” (ibídem) . El gobierno israelí debe paliar la enorme deuda, causada por su condición de estado guerrero al servicio del imperialismo, y controlar el déficit. Por ello el pasado 22 de mayo firmó un acuerdo con el Histadrut gracias al cual los salarios de los funcionarios se han reducido en un 4% a partir del uno de julio y la plantilla se reduce, por el momento, en 3000 funcionarios. Pendiente queda la negociación sobre jubilaciones y control de los fondos de pensiones. Una situación explosiva económica, social y políticamente. Situación a la que sólo el proletariado puede ofrecer una salida con futuro. Pero para ello deberá librarse de las direcciones reaccionarias pequeño burguesas que ahora ahogan su iniciativa y le llevan a un callejón sin salida. En este proceso necesitará construir un partido obrero revolucionario que, como afirman en su artículo nuestros compañeros franceses, esté “basado en el marxismo, ligado al proletariado consciente de todos los países por una Internacional Obrera Revolucionaria.” En el caso del proletariado palestino la necesidad de soldar su lucha por el gobierno obrero y el socialismo con el proletariado internacional es, si cabe, más perentoria pues este proletariado está repartido por diversos países y forma parte de los proletariados europeos, orientales e incluso africanos. La construcción del partido obrero revolucionario palestino debe tener muy en cuenta esta realidad. Desde estas páginas llamamos a todos los trabajadores palestinos a comenzar desde ya, desde aquí y con nosotros, esta empresa que es condición sine qua non para la liberación de Palestina y del proletariado y masas palestinos y judíos.


Nuestros compañeros franceses traen a colación una cita de Trotsky en la que éste ligaba, en 1937, la solución de la ‘cuestión judía’ a la emancipación completa de la humanidad. El desarrollo de los acontecimientos históricos plantea ahora la misma cuestión para los judíos como para los palestinos. Ya Trotsky entrevió esta posibilidad al declarar, en la misma entrevista, que cualquier intento de solucionar la ‘cuestión judía’ diferente al del socialismo y la emancipación completa de la humanidad, además de no ser más que un paliativo, se convertiría fácilmente en un “arma de doble filo, como lo demuestra el ejemplo de Palestina.(s.n.) Y esta afirmación estaba contextualizada en la entrevista en su opinión sobre la creación de la zona autónoma de Birodidján, en 1934 en la URSS, reservada a la población judía de la Unión Soviética. Respecto a esta realidad afirmaba “... esta no puede ser más que una experiencia limitada. La URSS por sí sola será aún muy pobre para resolver su propia cuestión judía, incluso bajo un régimen mucho más socialista que el actual. Lo repito, la cuestión judía está indisolublemente ligada a la emancipación completa de la humanidad”. En dicha entrevista Trotsky comenzaba reconociendo que se equivocó en sus pronósticos de juventud sobre la asimilación de los judíos en las diferentes naciones en que residían. Tras reconocer que los judíos habían desarrollado una lengua moderna y capaz de expresar y desarrollar la ciencia y la cultura actuales y que “la nación judía va a mantenerse por toda una época en el futuro”, señalaba que “Hoy en día las naciones no pueden existir normalmente sin territorio común. El sionismo nació, precisamente, de esta idea. Pero los hechos cotidianos demuestran que el sionismo es incapaz de resolver la cuestión judía. El conflicto entre judíos y árabes en Palestina toma un carácter cada vez más trágico y amenazante. No creo en absoluto que la cuestión judía pueda ser resuelta en el marco del capitalismo en descomposición y bajo el control del imperialismo británico.” No fue el imperialismo británico sino el estadounidense quien llevó la solución de la cuestión judía al máximo grado de desarrollo de que es capaz el capitalismo en descomposición y a la vista están los resultados: el régimen capitalista sólo puede intentar solucionar la cuestión judía (y ahora también la palestina) soterrándola bajo los escombros de la negación de la democracia, la destrucción de los recursos económicos y culturales, el genocidio y la guerra permanente. Solo el proletariado, aliado con la juventud y las más amplias masas, puede resolver positivamente las cuestiones judía y palestina. En junio de 1940 Trotsky mantuvo en Méjico toda una serie de discusiones con una delegación del Socialist Workers Party, de estas discusiones se tomaron unos apuntes, sin corregir posteriormente por los participantes, de los que citaremos las siguientes palabras de fundador del Ejercito Rojo: “... el partido debería elaborar una especie de plataforma para la cuestión judía; un balance de toda la experiencia del sionismo con la simple conclusión de que el pueblo judío no puede salvarse excepto por medio de la revolución socialista [...] Plantearles que la revolución socialista es la única solución realista de la cuestión judía. Si los trabajadores y campesinos judíos pidieran un estado independiente, bien; pero no lo van a conseguir bajo la dominación de los ingleses. Si lo quieren, el proletariado se los dará. No estamos a favor, pero sólo la clase obrera victoriosa se los puede dar.” Pues bien, a los judíos el imperialismo acabó por facilitarles un estado, pero ¿independiente? Lo que el imperialismo ha hecho es permitir un estado sionista, que no ‘judío’, siempre que este estado sea una especie de portaviones presto a la intervención en la zona... y dependiente completamente de los suministros de Estados Unidos puesto que Israel, por más modernizada que tenga su estructura económica en comparación con el resto de la zona, es un estado que depende completamente para su supervivencia de los Estados Unidos, más concretamente de la presión del lobby sionista estadounidense. Haciendo esto puso en marcha una válvula de escape para la ‘cuestión judía’ a nivel internacional pero concentró en las estrechas fronteras del estado sionista todas las limitaciones del capitalismo para una completa solución de tal cuestión. Las contradicciones de la ‘cuestión judía’ no fueron resueltas sino que preñan ahora la solución de la ‘cuestión palestina’ y la de la cuestión judía del proletariado judío explotado por su burguesía dentro de los límites del estado sionista. Los guetos judíos han desparecido, no todos los ‘barrios’, pero en su lugar ha aparecido un estado títere del imperialismo estadounidense y un proletariado judío no asimilado por ninguna clase obrera particular sino convertido en oprimido y explotado por la burguesía judía y en opresor, junto a ésta, del pueblo palestino. La solución de la cuestión palestina exige la destrucción del estado sionista; la solución de la cuestión del proletariado judío también. Desde 1940, repetimos, la historia ha situado la cuestión en otro plano de forma que ha unido inextricablemente la solución de la cuestión judía a la de la cuestión palestina y marca las tareas del momento: que un gobierno de los obreros árabes y judíos constituya una única Palestina en lucha por la Federación Socialista del Próximo Oriente. Este gobierno estaría basado en un proletariado industrial y agrícola formado en las técnicas más modernas de producción, debería acometer la expropiación de la burguesía sionista y de las empresas imperialistas en la zona pero también la de la burguesía compradora palestina y la de los corruptos, la devolución de las tierras robadas, la integración de los tres millones de palestinos expulsados (la cuestión de los ‘refugiados’, forma de olvidar que si son refugiados lo es por que fueron expulsados previo robo de sus hogares) y no cabe la menor duda de que sería un factor importantísimo de construcción de la Federación Socialista del Próximo Oriente, única solución a las limitaciones que las reaccionarias fronteras sionistas imponen a la satisfacción de las necesidades de las masas en la zona.


24/07/03


¡Abajo la ‘hoja de ruta’ imperialista!

Por una única Palestina, por la Federación Socialista del Próximo Oriente



(Versión castellana del artículo “A bas la ‘feuille de route’ impérialiste!. Pour une seule Palestine, pour la fédération socialista du Proche-Oriente”, publicado en Révolution Socialiste nº 9-10, junio 2003, pp. 40-43)


Tras el aplastamiento y ocupación de Iraq, los Estados Unidos, Unión Europea y Rusia, junto con la ONU, acaban de hacer público un nuevo plan para acabar con el irredentismo palestino. Antes, el 24 de junio, el gobierno Bush exigió a la Autoridad Palestina que nombrara un primer ministro, haciendo suya la exigencia del gobierno israelí de apartar a Arafat.


El plan estadounidense para el Próximo Oriente retoma las tesis de Ariel Sharon. El jefe de Estado ha expuesto una visión para Palestina: la de dos estados viviendo uno junto al otro... Para el presidente estadounidense “la paz exige una nueva dirección palestina diferente que no esté comprometida con el terrorismo””(Ouest France, 26 de junio de 2002)


Como de costumbre la OLP ha cedido: la Autoridad Palestina ha designado a Abás [Abu Mazen] como primer ministro. Desde ese momento las condiciones ya se habían cumplido para la diplomacia de la ‘hoja de ruta’, redactada en diciembre de 2002 y adoptada por la ONU y los gobierno estadounidense, francés y ruso (es decir los mismos que acaban de bombardear Iraq, intervenir en Costa de Marfil y ocupar Chechenia).


El objetivo de Bush, Schröder, Putin y Chirac: acabar con la resistencia palestina


La ‘hoja de ruta’ publicada en abril del 2003 prevé tres fases cuyo hilo conductor es la represión de toda resistencia de los oprimidos ante los opresores.


La primera fase multiplica las exigencias dirigidas a los palestinos:


Al empezar la Fase I:

La dirección palestina emite una declaración inequívoca que reitere el derecho de Israel a existir en paz y seguridad y reclame un alto el fuego inmediato e incondicional para acabar con la actividad armada y todos los actos de violencia contra los israelíes en cualquier lugar. Todas las instituciones oficiales palestinas abandonan las incitaciones contra Israel.1


Las dos terceras partes de la ‘hoja de ruta’ tratan de forma detallada del control de los combatientes árabes por la misma Autoridad Palestina a la que se le encarga el trabajo sucio:


Los palestinos declaran el fin claro de la violencia y el terrorismo y emprenden esfuerzos visibles sobre el terreno para detener, desbaratar y contener a los grupos e individuos que llevan a cabo y planean agresiones violentas contra israelíes en cualquier lugar.

El aparato de seguridad de la Autoridad Palestina, reconstruido y redefinido, inicia operaciones continuas, concretas y eficaces, con el fin de enfrentarse a todos los que se dedican al terrorismo y desmantelar la infraestructura y la capacidad de actuación de los terroristas. Esto incluye confiscar las armas ilegales y consolidar la autoridad de los servicios de seguridad, liberados de cualquier asociación con el terror y la corrupción


Bush y Chirac entienden evidentemente por lucha contra el terror no la lucha contras las “capacidades así como las infraestructuras” de los “que practican el terror” a gran escala, es decir el ejército sionista y los servicios secretos israelíes. Por el contrario lo que quieren es desarmar la resistencia.


La vaga promesa de un ‘estado’ palestino bajo la bota sionista


El frente unido imperialista exige que la autoridad palestina, tras abandonar los objetivos fundacionales de la OLP (liberar Palestina), sirva de tropa cipaya al estado colonial que ocupa Palestina, que colabore con los torturadores de los servicios secretos israelíes y estadounidenses:


Las fuerzas de seguridad palestinas, reestructuradas y entrenadas, y sus homólogos de las Fuerzas de Defensa israelíes, reanudan gradualmente la cooperación en materia de seguridad... con reuniones periódicas de alto rango y la participación de responsables de seguridad de Estados Unidos.


A cambio Israel deberá desmantelar algunas colonias, únicamente las más recientes:


El Gobierno de Israel desmantela de forma inmediata los asentamientos erigidos desde marzo de 2001”


La ‘hoja de ruta’ exige que se deje circular no a todos los palestinos sino a los colaboradores:


El Gobierno de Israel facilita el movimiento de responsables políticos palestinos para las sesiones del Consejo Legislativo palestino y el Gobierno, la formación en materia de seguridad bajo supervisión internacional, las actividades electorales y similares, y otras medidas relacionadas con los trabajos de reforma


Enseguida, y siempre que los promotores imperialistas de la ‘hoja de ruta’ lo juzguen adecuado, se empezará la segunda fase:


En la segunda fase, los esfuerzos se centran en la opción de crear un Estado palestino con fronteras provisionales... La II Fase sostiene y amplía los esfuerzos para normalizar la vida de los palestinos y construir sus instituciones; comienza después de las elecciones palestinas y termina con la posible creación de un Estado palestino con fronteras provisionales en 2003”


Es evidente que las palabras se han escogido con sumo cuidado: “posible creación”, “provisional”... ¿Qué es un estado con fronteras oficialmente provisionales? La contrapartida es siempre la misma:


...este objetivo podrá alcanzarse cuando el pueblo palestino disponga de una dirección que actúe con decisión contra el terrorismo..


La tercera fase será la siguiente:


Las partes logran un acuerdo amplio y definitivo que acaba con el conflicto palestino-israelí en 2005, mediante un pacto negociado entre las partes, basado en las resoluciones 242, 338 y 1397 de naciones Unidas, que termina con la ocupación iniciada en 1967”


Como mínimo si los representantes de la burguesía palestina reprimen, en colaboración con el estado sionista, eficazmente a los combatientes árabes:


Los objetivos de la Fase III son la consolidación de las reformas y la estabilización de las instituciones palestinas, la eficacia de las actuaciones palestinas en materia de seguridad”


La ‘hoja de ruta’ de Bush y Chirac, al igual que la resolución 242 de la ONU, avala la ocupación de la mayor parte de los territorios de Palestina. El derecho al retorno de los refugiados no está, evidentemente, reconocido.


El sionismo ha transformado a los judíos en opresores de otro pueblo


La ocupación sionista de Palestina no comenzó en 1967 sino antes incluso de la Segunda Guerra Mundial cuando los nacionalistas judíos burgueses sirvieron de tropas cipayas, entre 1936 y 1939, al imperialismo británico para aplastar la revuelta de los palestinos. Trotsky señaló en aquel momento de forma perspicaz:


La cuestión judía está indisolublemente ligada a la emancipación total de la humanidad. Cualquier otra realización en este dominio no puede más que ser un paliativo e incluso a menudo un arma de doble filo, como lo demuestra el ejemplo de Palestina.” (Entrevista con la agencia telegráfica judía y Der weg, 1937)


El movimiento sionista fundó Israel en 1948 sobre la base de la violencia colonial y de la expoliación de los árabes. Desde entonces, y cualquiera que haya sido su color político, los gobiernos sionistas han proseguido con la colonización y han agravado la opresión de los palestino.


Toda una campaña, mediática y judicial, animada por el CRIF, intentó hacer pasar la menor crítica a Israel por una forma de racismo, asimilando el antisionismo con el antisemitismo mientras que los fascistas del Bethar atacaban a los árabes en las manifestaciones.


Los marxistas siempre han combatido el racismo contra los judíos y las persecuciones antisemitas. Por la misma razón que no toleran el racismo antiárabe y las persecuciones contra los palestinos.


La denuncia intransigente de los prejuicios de raza y de todas las formas y variaciones de la arrogancia y del chauvinismo nacional, en particular del antisemitismo, debe formar parte del trabajo cotidiano de todas las secciones de la IV Internacional como el principal trabajo de educación en la lucha contra el imperialismo y la guerra.” (La agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional, 1938)


Los nacionalistas judíos, tras haber manifestado su indulgencia hacia el III Reich, utilizaron la innoble persecución racista de los regimenes fascistas (que exterminaron a la mitad de los judíos de Europa) a fin de legitimar su colonización de Palestina y transformar a los judíos en perseguidores de otros pueblos. Desde su gestación el estado de los sionistas, Israel, que no reinaba más que sobre una minoría de la población judía mundial, se basó en la violencia colonial y el expolio de los árabes.


El 9 de abril de 1948 los bandas del Irgun, capitaneadas por Begin, masacraron entre 200 y 300 habitantes de Der Yassin. El 21 de abril los terroristas sionistas hicieron saltar por los aires una parte del barrio árabe de Haifa. Las masacres sembraron el pánico entre la población árabe desarmada de Palestina. La ONU animó, dejo hacer y aprobó.


Israel, relé del imperialismo y colaborador de los regimenes racistas


Israel está protegida como el relé de las potencias imperialista que es en esta región del mundo:

 

  • En 1956 el ejército sionista participó en la expedición de los ejércitos francés y británico contra Egipto para intentar impedir la legítima nacionalización por Naser del canal de Suez.

  • En los años 1970 los servicios israelíes colaboraron con la dictadura del Sha de Irán, el otro pilar del imperialismo en la región, y también con el régimen del apartheid de África del Sur. En 1972, el primer ministro sudafricano Vortset, que fue encarcelado por nazi durante la Segunda Guerra Mundial, fue recibido con todos los honores.

  • En los años 1980 Israel sostuvo a algunas dictaduras militares de América: Honduras, Guatemala, Chile y Argentina. El régimen del general Galtieri era notoriamente antisemita: asesinó y torturó alrededor de 1.000 judíos argentinos.


A cambio de su papel reaccionario en el Próximo Oriente y en otras partes, Israel se ve financiada permanentemente por el estado norteamericano, estado que cerró sus fronteras a los judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial (bajo la presidencia de Roosevelt, del Partido Demócrata).


Israel está en situación de combatir y es una fuerza militar experimentada en el Próximo Oriente realmente en nuestro provecho. Si Israel no dispusiera de tal fuerza nos veríamos obligados a desplegarla nosotros.” (R. Reagan, Mideast Observer, febrero 1981)


Todos los días el ejército israelí construye su ‘muro de seguridad’ en Cisjordania, cerca los ‘territorios’ pretendidamente ‘autónomos’ en los que destruye las casas, las infraestructuras y los campos, reduce al proletariado a la mendicidad, asesina a los combatientes y a los civiles palestinos.


Sin embargo para las potencias imperialistas los terroristas se encuentras en los campos de refugiados, no en el estado mayor del ejército israelí ni en el gobierno de Sharon.


Pequeños y grandes aparatos del movimiento obrero al lado de Chirac


La presencia del imperialismo francés en el cuarteto de la ‘hoja de ruta’ no es fortuita. La burguesía francesa quiere conservar un lugar en el Próximo Oriente. Los gobiernos burgueses franceses, sean los que sean, siempre han apoyado la existencia de Israel.


La clase obrera francesa se ve impedida para expresar su propia voz, para tomar partido a favor de los oprimidos, para ponerse al lado de los palestinos. En efecto, los partidos tradicionales de la clase obrera, el PS y el PCF, pero también sus satélites, la LCR y la LO, defienden la ‘solución’ de la ONU y de la burguesía francesa: los ‘dos estados’.


El PS está ligado a uno de los dos grandes partidos sionistas, el Partido Laborista, miembro como él de la Internacional ‘socialista’:


El presidente del comité Medio Oriente de la Internacional Socialista, Thorbjorn Jagland, y el secretario general de la Internacional, Luis Ayala, están en Tel Aviv y en Ramala esta semana para discutir con los partidos israelíes y palestinos miembros de la organización sobre los últimos acontecimientos en la región y para reafirmar el sostén de la Internacional a la hoja de ruta recientemente presentada, destinada al arreglo permanente del conflicto israelo-palestino sobre la base de los dos estados.” (Comunicado de la IS, 7 de abril)


Nada distingue a la otra rama del reformismo:


La ‘hoja de ruta’ en la que se han comprometido los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU, aparece en este contexto como una vía posible para el relanzamiento del proceso de paz y, en cualquier caso, la única. La autoridad palestina la sostiene señalando que en ella está previsto no sólo un estado palestino para el 2005 sino también, y desde ahora, la paralización de la colonización. Esta base de discusión, Francia y los europeos –ahora directamente responsables- deben aprovecharla y más que nunca tomar iniciativas a favor de una verdadera solución, conforme a las resoluciones de las Naciones Unidas.(Comunicado del PCF, 19 de mayo).


Para el PT, como para el PCF, sólo existe un único imperialismo, el imperialismo estadounidense. Para ellos no hay imperialismo francés, sin embargo coautor de la ‘hoja de ruta’:


¿De qué manera puede hacer cesar la infernal espiral de las masacres una nueva partición de Palestina entre territorios ‘israelíes’ y ‘territorios autónomos’, etc. bajo los auspicios del imperialismo estadounidense?” (Informations Ouvrières, 23 de abril)


Refiriéndose a las colonias implantadas por los fanáticos nacionalistas y clericales, LO les compadece:


Estos colonos no llevan, evidentemente, una verdadera vida... “ (Lutte Ouvrière, 14 de septiembre del 2001)


La dirección de LO está a favor de dos estados en Palestina. El 27 de enero publicó el siguiente comunicado:


En lo que nos concierne nosotros estamos a favor de un estado palestino y no estamos a favor de la destrucción del estado de Israel” (Lutte Ouvrière, 31 de enero del 2003)


La LCR firmó un llamamiento que dice:


Consideramos como muy importante el relanzamiento de los procesos de desarme mundial y regional en particular en el Medio Oriente y la solución política de los conflictos existentes, en particular el reconocimiento de un estado palestino conviviendo con el estado de Israel” (Rouge, 3 de octubre del 2002)


Pero los pretendidos dos estados en el territorio de Palestina es la solución de la ONU, y de la burguesía francesa, que se salda de hecho en la existencia de un único verdadero estado, Israel. Este estado colonial, sobrearmado y racista, hace notar todo su peso sobre los dos bantustanes bautizados, desde los acuerdos de Oslo-Washington, como ‘territorios autónomos’ y el día de mañana, si queda aplastada toda resistencia, como ‘estado palestino’.


Ha llegado ya la hora de construir en Francia un partido obrero revolucionario que tome una posición internacionalista hacia Palestina. Podrá contar con el entusiasmo revolucionario de millares de jóvenes árabes que se ven rechazados por la aristocracia obrera, las burocracias pro-imperialistas y sus satélites centristas, condenados a la desesperación y la impotencia de los clericales enemigos de las mujeres, de la juventud y de la revolución.


¡Un única Palestina! ¡Gobierno obrero y campesino! ¡Federación socialista del Próximo Oriente!


La primera exigencia de los demócratas consecuentes será la disolución del ejército sionista, la principal organización terrorista de la región. Sobre esta base se pronunciarán a favor de una asamblea constituyente de toda Palestina.


Dicho con otras palabras: toda solución democrática pasa por la destrucción previa del estado sionista (y de la monarquía hachemita jordana). Esta era la posición del Grupo Trotskysta de Palestina en 1947:


La línea política de los revolucionarios judíos en Israel debe seguir inquebrantablemente la de la lucha contra la partición de Palestina, a favor de la reintegración del territorio de Israel en una Palestina unida...


El retraso de la revolución socialista mundial hace que la cuestión continúe planteada, punto nodal de un Próximo Oriente que ha sido desmembrado a gusto de las potencias imperialistas en toda suerte de regimenes reaccionarios incapaces de liberarse del yugo imperialista, incapaces de desarrollar la economía, de emancipar a las mujeres, de hacer de la cuestión religiosa un asunto privado...


A causa de la recesión económica que golpea a Israel desde hace tres años y del secuestro de una gran parte de la mano de obra árabe dentro de Cisjordania y de la franja de Gaza, la burguesía israelí se ve impelida a aumentar la explotación de la mano de obra judía.


La central sindical israelí Histadrut –que es ella misma un componente del colonialismo sionista, integrada en el estado burgués- se ha visto obligada a llamar a la huelga general a los asalariados israelíes del 12 al 17 de mayo. La dirección sindical del Histadrut, particularmente ligada a la AFL-CIO estadounidense y a FO, ha firmado una acuerdo manteniendo los bajos salarios de los funcionarios y autorizando su despido. No se plantea una lucha decidida junto a los trabajadores árabes, ni tampoco enfrentarse al gobierno de Sharon, cuestionar la unión nacional.


Si los trabajadores judíos se emancipan del sionismo, si se arrancan el nudo corredizo que la burguesía israelí les ha anudado al cuello, si reconocen los derechos de los árabes sobre Palestina, serán capaces de llevar a cabo una verdadera lucha contra sus explotadores y de contribuir, junto al proletariado árabe, a la edificación de una sola palestina laica, democrática y multirracial, Palestina que no puede ser obra más que de un gobierno obrero y campesino y no de las direcciones palestinas burguesas de la OLP o de Hamás.


Por un partido obrero revolucionario de toda Palestina


La Autoridad palestina ha aceptado la ‘hoja de ruta’. La OLP es una organización nacionalista burguesa que está financiada por los capitalistas palestinos locales y de la diáspora. Por este hecho nunca ha querido movilizar a los trabajadores árabes, pues ello hubiera supuesto el cuestionamiento de los regimenes burgueses de la región en los que se apoya. A modo de agradecimiento, todos los estados árabes han traicionado a los palestinos y algunos los han masacrado ellos mismos (Líbano, Jordania y Siria). La OLP ha acabado por reconocer en 1993 “el derecho de Israel a vivir en paz y seguridad” (Acuerdos de Oslo-Washington). Hoy en día acepta discutir el plan imperialista mientras que Arafat continua bloqueado en Ramala por Sharon, mientras que el ejército sionista asesina todos los días.


Hamás se opone a la ‘hoja de ruta’. Hamás proviene de los Hermanos Musulmanes que colaboró con la monarquía hachemita jordana contra Naser. Gracias a la financiación de Arabia Saudí se gana una base social ayudando a sobrevivir a millares de palestinos empobrecidos. Durante los años 1970 y 1980, Israel animó a Hamás para debilitar a la OLP que realizaba la lucha armada. Su popularidad le viene de su oposición a Israel y del rechazo a la OLP capituladora, corrompida y colaboradora. Pero el antisionismo de Hamás es engañoso: su problema es más la presencia de israelíes sobre los ‘lugares santos’ musulmanes que no el expolio de todo un pueblo. Igual que la OLP antaño, Hamás es ahora incapaz de luchar realmente contra el estado sionista, de llamar contra él a los trabajadores judíos y de apoyarse sobre la movilización de los trabajadores árabes de Jordania, Líbano y Egipto, etc. Hamás prefiere los mártires al armamento de las masas, de ahí su táctica impotente y reaccionaria de sacrificios de jóvenes palestinos contra objetivos civiles israelíes.


Sólo la clase obrera será capaz de cumplir esta tarea histórica: acabar con la opresión nacional de los palestinos, permitir a todos los trabajadores vivir en paz en una Palestina multirracial y laica, sean árabes o judíos, hablen hebreo o árabe, sean ateos, musulmanes, cristianos o israelíes.


Cierto, los trabajadores palestinos no pueden destruir ellos solos Israel pero pueden constituir la vanguardia y arrastrar tras de sí al conjunto de los trabajadores de los países vecinos árabes, kurdos, persas, turcos y judíos en la transformación revolucionaria de todo el Próximo Oriente desembocando en la Federación Socialista del Próximo Oriente.


Para ello los trabajadores palestinos deben romper con las direcciones burguesas que defienden a los estados burgueses actuales y la propiedad privada de los latifundistas y capitalistas. La OLP y Hamás les han traicionado, les traicionan y les traicionarán. A los obreros y empleados les es necesario su propio partido, un partido obrero revolucionario de toda Palestina, basado en el marxismo, ligado al proletariado consciente de todos los países por una Internacional Obrera Revolucionaria.


 






1 N del T: para las citas del documento Hoja de Ruta seguimos la traducción publicada en el diario El País el 24 de abril de 2003.